Visita a Uruguay del
senador haitiano Moïse Jean Charles
¿Puede haber un anticolonialismo
colonialista?
Por Ferndo Moyano (Rebelión)
El senador haitiano Moïse Jean Charles, uno de los principales
dirigentes políticos de la oposición al actual gobierno filo-duvalierista de
Haití, con un gran prestigio entre su pueblo, vino nuevamente a Uruguay.
En octubre pasado estuvo también acá, y entre otras cosas se entrevistó con el presidente José Mujica a quien presentó, en nombre del senado haitiano, el reclamo de retiro incondicional e inmediato dela MINUSTAH. En aquel
momento Mujica manifestó en varios ámbitos y también en esa entrevista, que
Uruguay no sería "guardia pretoriana" de un gobierno que no respete
el compromiso democrático y fuese de hecho una dictadura. Dijo también:
"Si por mi fuese ya me hubiese ido".
En los días siguientes el canciller Luis Almagro viajó a Nueva York y a Haití para realizar ese planteo ante Naciones Unidas y al propio presidente haitiano Michel Martelly. Tres fueron las condiciones presentadas por Almagro, sin las cuales Uruguay retiraría la totalidad de sus tropas en forma inmediata
En octubre pasado estuvo también acá, y entre otras cosas se entrevistó con el presidente José Mujica a quien presentó, en nombre del senado haitiano, el reclamo de retiro incondicional e inmediato de
En los días siguientes el canciller Luis Almagro viajó a Nueva York y a Haití para realizar ese planteo ante Naciones Unidas y al propio presidente haitiano Michel Martelly. Tres fueron las condiciones presentadas por Almagro, sin las cuales Uruguay retiraría la totalidad de sus tropas en forma inmediata
- Aprobación de la ley
electoral, en acuerdo con la oposición haitiana.
- Integración del consejo
electoral, con el mismo criterio.
- Realización de elecciones con
plenas garantías.
Luego, el parlamento uruguayo prorrogó en diciembre la presencia
de tropas en Haití, pero dando comienzo de un retiro progresivo de tropas y
facultando al Poder Ejecutivo para el retiro total e inmediato si el gobierno
haitiano no cumpliese las garantías democráticas.
Entendiendo que esa es precisamente la situación actual en Haití, para informar de ello a nuestro gobierno y a nuestro pueblo y también al Parlasur reunido en Montevideo, y para corroborar si sigue siendo la postura del gobierno uruguayo "no ser guardia pretoriana de una dictadural", Moíse se reunió el martes 10 con el vice-canciller Luis Porto y otros jerarcas de la cancillería.
Éstos le plantearon a Moíse que:
Entendiendo que esa es precisamente la situación actual en Haití, para informar de ello a nuestro gobierno y a nuestro pueblo y también al Parlasur reunido en Montevideo, y para corroborar si sigue siendo la postura del gobierno uruguayo "no ser guardia pretoriana de una dictadural", Moíse se reunió el martes 10 con el vice-canciller Luis Porto y otros jerarcas de la cancillería.
Éstos le plantearon a Moíse que:
- Uruguay rechaza todo tipo de
colonialismo.
- El criterio rector definido
por Mujica sobre Haití sigue siendo la postura oficial del gobierno
uruguayo, En lo que se está ahora es en la evaluación de la situación
haitiana y de eso dependerá la decisión definitiva de nuestro gobierno en
este tema.
- Para ello Uruguay ya ha dado
una primera señal con el retiro de un tercio de sus efectivos desplegados
en Haití.
- Si se cumplen las condiciones
planteadas anteriormente por el canciller Almagro, Uruguay seguirá
adelante con el retiro progresivo que será completado en 2016. En caso de
no cumplirse, se procederá al retiro total e inmediato.
- Sin embargo, en todo momento
los miembros de la cancillería subrayaron que Uruguay participa en la
intervención en Haití en el marco de una operación de Naciones Unidas. El
gobierno no apunta a una resolución unilateral de Uruguay, sino a una
acción coordinada con los otros países participantes, y con la ONU.
Por su parte, Moíse informó lo siguiente sobre
la actual situación haitiana.
No se realizaron elecciones, en vez de ello se
prorrogó por un año el mandato de un tercio del senado que estaba por caducar y
se postergó para octubre la elección senaturial parcial. La ley electoral se
refiere solamente a eso y otros aspectos parciales. Pero el pueblo haitiano
sigue manifestándose por la renuncia de Martely y elecciones presidenciales
inmediatas.
El consejo electoral nombrado por el gobierno
no tiene una composición plural, está presidido por el abogado de Baby Doc
Duvalier, e integrado por otros personajes de las dictaduras previas y del
aparato represivo.
La represión no ha cesado en Haití. Se
realizan detenciones sin orden judicial, incluso Moíse que tiene inmunidad
parlamentaria, ha sido detenido, amenazado e incluso golpeado por agentes
policiales; solamente porque es una persona conocida entre la población pudo
evitar males mayores.
No sólo el cólera, introducido por las tropas
nepalesas de la MINUSTAH, ha cobrado vidas en Haití, más de 8000 muertos.
Aparecieron también la lepra, el dengue, y otras enfermedades que eran
desconocidos allí.
En mayo, al agotarse el plazo para cumplir
reclamo del senado de retiro de las tropas, una delegación de la MINUSTAH le
entregó un documento a Moïse anunciado la intención de retirarse entre 2015 y
2016. Pero ese plan de retiro incluye el proyecto de pasar la posta a una
"MINUSTAH II" que continuaría la intervención, para la cual
consideran distintas opciones: una misión civil de "mantenimiento de la
paz", una misión de una fuerza policial internacional, una reducción de
los efectivos militares actuales, o su remplazo por otra fuerza militar más pequeña
con otros países. Moïse rechazó todas estas variantes, sigue reclamando el
retiro incondicional, total e inmediato.
Además de agradecer a Moïse esta información
asegurándole que será tenida en cuenta en la evaluación en curso -junto con
otras-, el vice-canciller Porto manifestó que para definir la legitimidad -o
ilegitimidad- democrática de un gobierno deben tenerse dos criterios: su origen
y su comportamiento. Y en este caso la información aportada apunta a que el
actual gobierno haitiano no cumpliría con esa segunda condición.
Luego, Porto plantó la pregunta clave que ha
preocupado siempre a quienes defienden la intervención militar en Haití:
"el día después".
O sea, quería conocer con franqueza la opinión
de Moïse frente a este problema: ¿Estallaría
una guerra civil entre haitianos luego del retiro de la MUNUSTAH?
"No tema usted por Haití",
contestó Moïse, explicando que la MINUSTAH no cubre la totalidad del territorio
haitiano, sólo las grandes ciudades. Tampoco se ocupa, allí donde está, de los
problemas de la población que demandan atención policial, responden
"nosotros no estamos para eso". Están solamente para los
problemas políticos, como reprimir protestas populares. La MINUSTAH digita
resultados electorales, no es una garantía para la realización de elecciones
democráticas sino una traba.
Pese a que se ha anunciado durante diez años
la inminencia de una guerra civil en Haití, para justificar así la presencia de
la MINUSTAH, no sólo eso no ha ocurrido sino que no hay ningún indicio de que
ocurra, los haitianos conviven en paz salvo por los problemas de orden policial
que son corrientes en otros países y de los cuales la MINUSTAH no se ocupa. En
diez años no se ha hecho ningún esfuerzo por fortalecer la policía haitiana,
por lograr una estabilidad política democrática, ni por el bienestar de la
población que ha sufrido catástrofes y graves penurias. Haiti no es escenario de
una guerra, y por lo tanto la presencia de tropas de intervención no se ajusta
a la propia Carta
de la ONU. Haití
tampoco es una amenaza para Brasil, Argentina o Uruguay, ni está en condiciones
de serlo para ningún país, en especial los países hermanos.
Para rectificar esta situación el pueblo
haitiano espera que Uruguay, que también es un país pequeño, pueda dar un
pequeño gran primer paso.
Hasta aquí lo planteado por Moïse.
Las organizaciones sociales uruguayas que hemos
seguido de cerca este problema y que hemos hecho reiterados planteos a las
autoridades, que hemos organizado esta visita de Moïse y la anterior también, y
de otros portavoces del pueblo haitiano, siempre fuimos defensoras del reclamo
de RETIRO TOTAL, INMEDIATO E INCONDICIONAL, y lo seguimos siendo.
Por lo tanto, y en consonancia con el
principio de no intervención y de auto-determinación de los pueblos, no podemos
estar de acuerdo con el criterio de nuestro gobierno de tutelar por medio de
una intervención militar en un país extranjero la instalación allí de una
supuesta democracia.
Por más que se enarbole la bandera del
anticolonialismo, la intervención en Haití es colonialista por su forma y por
su contenido.
Por su forma, porque vulnera ya de entrada el
principio de autodeterminación de los pueblos, y porque no corresponde a los
uruguayos ni a la ONU ni a terceros países determinar ni condicionar el régimen
político que se den a sí mismos los haitianos. El gobierno haitiano del pueblo,
por el pueblo y para el pueblo será del pueblo haitiano, lo otro es un
contrasentido.
Y por su contenido, porque de hecho la
intervención en Haití siempre ha sido colonialista en sentido estricto. La
MINUSTAH nació a partir de una intervención armada francesa para secuestrar y
derrocar al presidente hatiano legítimo y democráticamente electo, Jean
Baptiste Aristide, en 2004. Bajo el amparo de esa intervención se promovió, en
elecciones ilegítimas y escandalosamente digitadas, la instalación del actual
gobierno filo-duvalierista de Martelly.
Por su contenido, el gobierno de Martelly ha
sido claramente neo-colonialista, porque abrió las puertas al saqueo de los
recursos naturales de Haití y la super-explotación de los trabajadores por
parte de las transnacionales imperialistas. A las protestas populares se
responde con represión, directa de la MINUSTAH, o de la policía haitiana
respaldada por la MINUSTAH.
Se ha buscado justificar la intervención como
necesaria para "garantizar el cumplimiento de los derechos humanos".
Pero en realidad es la MINUSTAH quien viola estos derechos del pueblo haitiano.
Las denuncias por actos aberrantes de violencia, violaciones y asesinatos por
parte de efectivos de la MINUSTAH contra la población civil haitiana, se
acumulan, sin la acción de la Justicia por parte de la ONU ni de los gobiernos
involucrados, y la ONU impide la intervención de la Justicia haitiana. Tampoco
la ONU se hace cargo de su responsabilidad demostrada en la introducción del
cólera, y se niega a reparaciones aduciendo la inmunidad de sus efectivos, sin
importar lo que éstos hayan hecho.
Lamentablemente, nuestro país ha estado
involucrado en bochornosos actos de este tipo. La violación del joven hatiano
Johnny Jean por efectivos militares uruguayos no ha sido un caso aislado,
solamente el más notorio. Se denunciaron otras situaciones. Tampoco se reducen
a Haití, anteriormente hubo numerosos casos de violaciones en el Congo. Son
práctica cotidiana, como lo demuestra incluso el caso de un efectivo militar
uruguayo llevado al suicidio por vejámenes similares a los de Johnny, en la
misma base naval uruguaya que Johnny.
Es difícil discernir si el retiro de los
efectivos de la armada uruguaya de Haití se debió solamente a una supuesta
voluntad anti-colonialista, o respondió a lo insostenible de la situación
planteada, que incluye también actos muy conocidos de corrupción.
Por lo pronto ya la realidad había forzado,
antes incluso de las intenciones de retiro progresivo y coordinado planteadas
en la UNASUR, el retiro total y unilateral de los efectivos de la Fuerza Aérea Uruguaya ,
como consecuencia de un accidente aéreo con numerosas víctimas mortales,
uruguayas y extranjeras, ya que es sabido que la Fuerza Aérea mandaba
pilotos que no cumplían los estándares de la ONU, falsificando el cómputo de
horas de vuelo para hacer de cuenta que sí se cumplían.
Todas estas perversiones y abusos no ocurren
por casualidad. Son las típicas de las fuerzas armadas colonialistas. Lo mismo
que las expresiones racistas de oficiales uruguayos en el Congo, que han
trascendido.
Pero además, y antes que nada, la MINUSTAH es
una fuerza de intervención colonialista porque está sosteniendo a un gobierno
títere pro-imperialista, que está allí para abrir las puertas a la
re-colonización de Haití por parte de las mismas empresas transnacionales y las
mismas potencias imperialistas que lo han saqueado, expoliado, y sometido
vilmente durante casi dos siglos como castigo por haber protagonizado la primer
revolución triunfante contra el colonialismo y la esclavitud.
No
se puede ser anticolonialista y participar en la MINUSTAH.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=185958
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