miércoles, 27 de noviembre de 2013

Tengamos presente qué significa la seguridad jurídica para las petroleras y a qué se somete a los trabajadores.

Crónica de la abogada María del Carmen Verdú, de Correpi, sobre el inicio del juicio publicada en el boletín 694 de esa agrupación.


La farsa del juicio a los petroleros de Las Heras.
 A principios de 2006, una serie de luchas obreras sacudieron el norte de la provincia de Santa Cruz, continuidad de una larga lucha protagonizada por los trabajadores hiper explotados por las multinacionales dedicadas al negocio de la extracción de petróleo. Los reclamos de ese inicio de año no eran nuevos: mejoras salariales, encuadramiento laboral, rechazo a la retención del impuesto a las ganancias sobre los sueldos, pase a planta de los tercerizados.
 Entre las últimas semanas de enero y la primera de febrero, hubo piquetes en las rutas y frente a las empresas en Caleta Olivia, Pico Truncado, Las Heras y Cañadón Seco. La madrugada del 7 de febrero, con el conflicto al rojo, una nueva injusticia, la detención de un referente de los trabajadores, desató la reacción masiva de un millar de obreros, que asumieron su autodefensa, y con la fuerza de su movilización liberaron a su preso y frenaron otras seis órdenes de captura.
En la pueblada murió un policía, Jorge Sayago, que quedó solo frente a la comisaría cuando sus camaradas retrocedieron ante la decisión de los trabajadores que la rodeaban.

El gobierno provincial rápidamente recibió el apoyo del nacional, y a los pocos días, con el aporte de servicios de inteligencia, la policía santacruceña y la gendarmería nacional, un mega operativo desplegó centenares de fuerzas represivas en la ciudad de menos de 10.000 habitantes. Se allanaron casas, vecinos y trabajadores fueron apaleados y torturados, y se  detuvo a más de 20 personas acusadas de haber participado en la pueblada.
Sobrevino entonces una parodia de "investigación judicial" cuyo único fin fue desactivar y condenar la lucha obrera y popular. Con la lucha popular y la solidaridad activa, luego de casi tres años se logró que los últimos detenidos fueras liberados, pero la causa siguió su inexorable avance, con las acusaciones fundadas en testimonios arrancados a golpe limpio.
El lunes 17 de junio comenzó el juicio a los 12 trabajadores que quedaron acusados por delitos que van desde el homicidio calificado del policía, ascendido a comisario post mortem, hasta la coacción agravada por la que se agravia el gobierno provincial, constituido en querellante a la par de la familia del policía. Al fiscal de cámara que debía intervenir en el debate no le dio la cara para sostener las imprecisas y genéricas acusaciones, y, después de pedir tres veces la anulación del requerimiento de elevación a juicio, se apartó, y convocó al fiscal de primera instancia para que lo reemplazara.

La primera jornada del juicio mostró sin fisuras de qué se trata esta causa. Se leyeron las acusaciones, que dejaron a la vista la forma absurda en que se seleccionó arbitrariamente a estos 12 trabajadores, entre más de setecientos, para aleccionar al conjunto. Un aleccionamiento que rindió sus frutos, con aquellos gendarmes llegados de apuro instalados en forma permanente en la zona, imponiendo un régimen de vigilancia que cercena el activismo obrero y secciona los lazos solidarios.

Con la presencia de trabajadores petroleros y de militantes de ADOSAC, ATECH, ATE, PO, DO, PTS, el cuerpo de delegados de la línea 60 y otras organizaciones nucleadas en el Comité de apoyo por la absolución de los compañeros petroleros de Las Heras, las rejas custodiadas por prefectos de la Cámara de Caleta Olivia se poblaron de afiches y banderas. Los jueces resolvieron que el juicio sea oral, pero no público, ya que sólo permitieron el ingreso a la sala de las partes y sus abogados, y un par de periodistas acreditados. Apenas si colocaron un parlante en el hall del edificio, desde donde medio centenar de compañeros pudimos seguir las alternativas de esa primera audiencia, que terminó abruptamente cuando varias defensas plantearon las muchas nulidades de la amañada instrucción. Fueron cuestionadas la presencia del fisco provincial como querellante; se reiteró la nulidad de los requerimientos de elevación a juicio que violan el principio de congruencia; se denunció la nulidad de las indagatorias realizadas bajo tormentos y se confrontó el intento del fiscal de desistir de varias decenas de testigos e incorporar a libro cerrado las actas de las declaraciones fabricadas en la instrucción.

CORREPI estuvo presente en representación del Encuentro Nacional Antirrepresivo, junto a los compañeros de AGARRE (Acción Grupal Antirrepresiva Estatal) de Comodoro Rivadavia. Por la mañana, realizamos una conferencia de prensa en la sede de la CTA comodorense, convocada por AGARRE, en la que intervinieron el compañero Carlos Platkowski, delegado de LAN y militante del PTS, y María del Carmen Verdú de CORREPI. Luego, viajamos a Caleta Olivia, donde asistimos al juicio y denunciamos en los medios que cubrieron la audiencia su naturaleza persecutoria. Al mismo tiempo, en la ciudad de Buenos Aires, las organizaciones del Comité de defensa nos movilizábamos del Obelisco a la Casa de la Provincia de Santa Cruz.

La presidenta del tribunal oral decidió postergar una semana el debate, para resolver los planteos sólidos y contundentes de las defensas, de manera que el juicio se reanudará el lunes próximo.

Es necesario redoblar los esfuerzos para dar visibilidad a este juicio que pretende ser una instancia de disciplinamiento para el conjunto de la clase trabajadora, y que amenaza concretamente a los trabajadores acusados con prisión perpetua. Leer

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