EL LOBBY DEL FUEGO
Sojeros, mineras y desarrolladores
inmobiliarios
vs. Ley de Humedales
6 de septiembre de 2020
Por Noelia Barral Grigera
En las filas de Juntos por el Cambio
también hay señalados por el fuego. El diputado provincial Juan Passaglia,
hermano del intendente macrista de San Nicolás, es dueño de 877 hectáreas
dedicadas a la ganadería en el Delta del Paraná, adonde los incendios intencionales
generaron preocupación y una densa cortina de humo que subió hasta Rosario y
bajó hasta la Ciudad de Buenos Aires. Según el portal nicoleño NOBA,
esa información consta en su declaración jurada.
De aprobarse la Ley de Humedales,
quienes hoy producen en esas tierras deberán modificar algunas de sus formas de
trabajo e invertir en estudios ambientales e hidráulicos, además de (en algunos
casos de producción ganadera) reducir la escala o pagar la restauración de las
áreas que afecten. Quienes utilizan el fuego como herramienta para preparar sus
campos y afectan así a los humedales deberán dejar de hacerlo o enfrentarán la
posibilidad de terminar en la
cárcel. El proyecto de Grosso establece penas de cinco a diez
años y multas para quienes incendien intencionalmente un área protegida.
De aprobarse, la ley aumentará la
presión sobre el Poder Judicial, que ante los incendios intencionales no hace
más que remolonear. En Córdoba fue esporádica la actuación de la Justicia en
las 208 veces que, en los últimos cuatro años, se quemaron las dos mismas
estancias de la
familia Becerra en la reserva hídrica de Pampa de Achala,
pegadita al Parque Nacional Quebrada del Condorito en traslasierra. Doscientos
ocho incendios intencionales en cuatro años. El número es así de preciso no
porque algún fiscal haya investigado, sino porque el intendente del Parque
Nacional, Germán Jaacks, contó y anotó cada uno de los incendios entre 2015 y
2019. Apagar sólo uno de esos fuegos le demandó más de dos millones de pesos a
la provincia de Córdoba, calculó Jaacks, que monitorea el tema de cerca porque
cuando las llamas exceden a los campos y llegan al Parque Nacional pueden
provocar daños irreparables.
No en todas las provincias el Poder
Judicial actúa tan somnoliento. El Juzgado Federal 2 de Paraná imputó en las
últimas semanas al empresario Rufino Pablo Baggio (de la empresa de los jugos
homónimos) por los incendios en el Delta de este año. Junto a él, otros veinte
hombres y mujeres de negocios están siendo investigados por incendio
intencional y entorpecimiento del transporte, ya que el humo obligó a cerrar
caminos y puentes, como el que une Rosario y Victoria.
Pero los incendios no son el único
maltrato que sufren los humedales. Los desarrollos inmobiliarios en esos
ambientes suelen rellenar áreas, modificar cursos de agua e inundar zonas
afectando el entorno para siempre. Es lo que sucedió con el emprendimiento
inmobiliario del que participó el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio,
en su Villa Paranacito natal. El Barrio Náutico Sagastume, lanzado en 2010 y
construido sobre un bañado, colecta maldiciones y reclamos de los vecinos hasta
hoy. Cerca del ex ministro aseguran que Frigerio no tiene ya ningún interés ni
en el barrio ni en el trámite de la Ley de Humedales.
Las quejas y denuncias por
emprendimientos inmobiliarios similares se multiplican. En 2010, mientras
Frigerio lanzaba el Barrio Náutico de Villa Paranacito, la jueza federal Sandra
Arroyo Salgado frenó en el Tigre que gobernaba Sergio Massa el desarrollo
urbano Colony Park que había sido lanzado dos años antes. Por esa iniciativa
fueron procesados y embargados los hermanos Schwartz, acusados de “estrago”.
Para levantar el barrio, que promocionaban como el primero cerrado en una isla
del Delta del Tigre, hicieron rellenos de siete metros de altura, desviaron y
cerraron cursos de agua, desalojaron a familias que habitaban la zona y
modificaron la profundidad de las aguas del área para que yates privados puedan
arribar al frustrado barrio. Hoy se multiplican las notas periodísticas sobre
el “boliche a cielo abierto” en que se
transformó el sector, con yates que llegan y amarran pegados unos a otros, con
bebidas, música fuerte y chicos y chicas tomando sol.
Otros barrios construidos sobre
humedales tuvieron mejor suerte. Nordelta e Islas del Este en Tigre y Puertos
del Lago, El Naudir y El Cantón en Escobar son algunos de los que ya están
establecidos.
Una de las primeras batallas de este
lobby en contra de la Ley de Humedales fue intentar que la comisión cabecera
del proyecto (es decir, el cuerpo que va a conducir el debate sobre el tema)
sea la comisión de Agricultura. Es decir, convertir al intento de regular la
actividad en esas áreas a un tema esencialmente productivo y en un problema más
vinculado al desarrollo agroganadero que a otra cuestión. No prosperó. El
debate lo conducirá la comisión de Recursos Naturales. Fue un pequeño primer
paso para encauzar la discusión en el Congreso después de que el lobby
triunfara en los debates de 2013 y 2016, logrando frenar la ley. Todavía falta
mucho para que la tercera sea la vencida.
Fuente: En
las filas de Juntos por el Cambio también hay señalados por el fuego. El
diputado provincial Juan Passaglia, hermano del intendente macrista de San
Nicolás, es dueño de 877
hectáreas dedicadas a la ganadería en el Delta del
Paraná, adonde los incendios intencionales generaron preocupación y una densa
cortina de humo que subió hasta Rosario y bajó hasta la Ciudad de Buenos Aires.
Según el portal nicoleño NOBA,
esa información consta en su declaración jurada.
De aprobarse la Ley de Humedales,
quienes hoy producen en esas tierras deberán modificar algunas de sus formas de
trabajo e invertir en estudios ambientales e hidráulicos, además de (en algunos
casos de producción ganadera) reducir la escala o pagar la restauración de las
áreas que afecten. Quienes utilizan el fuego como herramienta para preparar sus
campos y afectan así a los humedales deberán dejar de hacerlo o enfrentarán la
posibilidad de terminar en la
cárcel. El proyecto de Grosso establece penas de cinco a diez
años y multas para quienes incendien intencionalmente un área protegida.
De aprobarse, la ley aumentará la
presión sobre el Poder Judicial, que ante los incendios intencionales no hace
más que remolonear. En Córdoba fue esporádica la actuación de la Justicia en
las 208 veces que, en los últimos cuatro años, se quemaron las dos mismas
estancias de la
familia Becerra en la reserva hídrica de Pampa de Achala,
pegadita al Parque Nacional Quebrada del Condorito en traslasierra. Doscientos
ocho incendios intencionales en cuatro años. El número es así de preciso no
porque algún fiscal haya investigado, sino porque el intendente del Parque
Nacional, Germán Jaacks, contó y anotó cada uno de los incendios entre 2015 y
2019. Apagar sólo uno de esos fuegos le demandó más de dos millones de pesos a
la provincia de Córdoba, calculó Jaacks, que monitorea el tema de cerca porque
cuando las llamas exceden a los campos y llegan al Parque Nacional pueden
provocar daños irreparables.
No en todas las provincias el Poder
Judicial actúa tan somnoliento. El Juzgado Federal 2 de Paraná imputó en las
últimas semanas al empresario Rufino Pablo Baggio (de la empresa de los jugos
homónimos) por los incendios en el Delta de este año. Junto a él, otros veinte
hombres y mujeres de negocios están siendo investigados por incendio
intencional y entorpecimiento del transporte, ya que el humo obligó a cerrar
caminos y puentes, como el que une Rosario y Victoria.
Pero los incendios no son el único
maltrato que sufren los humedales. Los desarrollos inmobiliarios en esos
ambientes suelen rellenar áreas, modificar cursos de agua e inundar zonas
afectando el entorno para siempre. Es lo que sucedió con el emprendimiento
inmobiliario del que participó el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio,
en su Villa Paranacito natal. El Barrio Náutico Sagastume, lanzado en 2010 y
construido sobre un bañado, colecta maldiciones y reclamos de los vecinos hasta
hoy. Cerca del ex ministro aseguran que Frigerio no tiene ya ningún interés ni
en el barrio ni en el trámite de la Ley de Humedales.
Las quejas y denuncias por
emprendimientos inmobiliarios similares se multiplican. En 2010, mientras
Frigerio lanzaba el Barrio Náutico de Villa Paranacito, la jueza federal Sandra
Arroyo Salgado frenó en el Tigre que gobernaba Sergio Massa el desarrollo
urbano Colony Park que había sido lanzado dos años antes. Por esa iniciativa
fueron procesados y embargados los hermanos Schwartz, acusados de “estrago”.
Para levantar el barrio, que promocionaban como el primero cerrado en una isla
del Delta del Tigre, hicieron rellenos de siete metros de altura, desviaron y
cerraron cursos de agua, desalojaron a familias que habitaban la zona y
modificaron la profundidad de las aguas del área para que yates privados puedan
arribar al frustrado barrio. Hoy se multiplican las notas periodísticas sobre
el “boliche a cielo abierto” en que se
transformó el sector, con yates que llegan y amarran pegados unos a otros, con
bebidas, música fuerte y chicos y chicas tomando sol.
Otros barrios construidos sobre
humedales tuvieron mejor suerte. Nordelta e Islas del Este en Tigre y Puertos
del Lago, El Naudir y El Cantón en Escobar son algunos de los que ya están
establecidos.
Una de las primeras batallas de este
lobby en contra de la Ley de Humedales fue intentar que la comisión cabecera
del proyecto (es decir, el cuerpo que va a conducir el debate sobre el tema)
sea la comisión de Agricultura. Es decir, convertir al intento de regular la
actividad en esas áreas a un tema esencialmente productivo y en un problema más
vinculado al desarrollo agroganadero que a otra cuestión. No prosperó. El
debate lo conducirá la comisión de Recursos Naturales. Fue un pequeño primer
paso para encauzar la discusión en el Congreso después de que el lobby
triunfara en los debates de 2013 y 2016, logrando frenar la ley. Todavía falta
mucho para que la tercera sea la vencida.
Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/el-lobby-del-fuego/
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