Entrevista con Beat
"Tuto" Wehrle, analista social, a las puertas del Mundial de fútbol
de Brasil
Entre goles,
negociados y especulaciones electorales
Por Sergio Ferrari (Rebelión)
El Mundial de Fútbol que comenzará el 12 de junio con el partido
entre Brasil y Croacia será mucho más que un gran evento deportivo. Antes que
el balón se lance a rodar en los doce estadios de ese país-continente, las
encrucijadas de la realidad brasilera ya se expresan en la dinámica
pre-mundial. Así lo afirma Beat "Tuto" Wehrle, agudo analista y
responsable en Brasil del Programa “A chance to play” – “El derecho de jugar”-,
iniciativa solidaria de apoyo a niños/as y adolescentes de las favelas de San
Pablo, promovida por Tierra de Hombres Alemania.
-P: ¿Cómo se puede interpretar la dinámica brasilera actual a poco más de un mes del inicio del Campeonato Mundial de la FIFA?
-Beat Wehrle (BW): Simplificando al máximo la lectura de la coyuntura actual, pienso que se entrecruzan en esta etapa pre-mundial cuatro dinámicas esenciales. Los intereses económicos en torno a las obras de infraestructura que se están terminando de construir. El estado actual de las movilizaciones sociales hacia fines del mes de abril. El aumento del esquema de seguridad y control policial-militar que se implementa en gran parte de las ciudades donde habrá partidos del mundial. Y, el impacto que el Mundial puede tener en este año electoral.
Corrupción y ganancias exorbitantes
-P: Comencemos por las obras de infraestructura en marcha…
-BW: En muchos casos las construcciones están bastante atrasadas. El ejemplo mayor es el Estadio de Itaquerão en la ciudad de San Pablo, palco de apertura del Mundial. Muchas veces la prensa internacional habla de los atrasos en la construcción como “de típicamente latinoamericano o brasilero”, enfatizando en la incapacidad de gestión apenas equilibrada por la capacidad de improvisación en nuestros países del Sur. Sin embargo, mi lectura es otra. Una gran parte de las obras son financiadas por el BNDES, Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, que de social tiene bien poco, y de económico muchísimo. En Brasil al BNDES se lo llama “la madre de la Copa” ya que financia no solo los estadios sino también las enormes obras de infraestructura. La ejecución de las mismas está en manos de empresas privadas. El atraso en los plazos responde a un frío cálculo económico. Es el instrumento de una especie de extorsión sistemática. Cuanto más se atrasa la construcción, mayores son las exigencias de dichas empresas para recibir pagos adicionales. Y los costos finales pueden hasta duplicarse con respecto a lo que se había presupuestado. Una visión donde se mezcla el apetito desenfrenado de ganancia y mecanismos muy efectivos de corrupción. En situación de atraso, ciertos trabajos no se licitan como normalmente se debería hacer. Es sorprendente, por ejemplo, que la empresa que construye el Estadio Itaquerão acaba de terminar su nueva sede en San Pablo, sin un solo día de retraso. Prueba clara de que saben hacer las cosas. Pero el retraso es parte de un sistema donde predominan manejos corruptos y ganancias impresionantes.
-P: Hablaba también de la situación a nivel de seguridad, como un punto relevante de la coyuntura actual…
-BW: Sí. Luego de las grandes movilizaciones de junio del 2013 se dio una verdadera carrera armamentista y militarista de las secretarías estaduales de seguridad pública. En general, no es el poder ejecutivo nacional sino los Estados –Brasil es una República Federativa- que tienen la dirección dela seguridad. Aunque
en ciertas circunstancias como en Río de Janeiro fueron tropas del ejército que
ocuparon a inicios de abril el complejo de favelas de la Maré (más grande que
toda la ciudad de Ginebra en Suiza). O en Salvador, capital de Bahía, donde la segunda
semana de abril miles de militares se desplegaron en sectores sensibles de la ciudad. Ya antes se
había procedido al mismo mecanismo por ejemplo en la gran Favela de
Rocinha, también en Río, para posibilitar la instalación de Unidades de Policía
Pacificadora (UPP). Si bien se puede entender como positivo el hecho de
recuperar territorios al gran crimen organizado, muy rápidamente el alivio de
las familias que habitan en las favelas “pacificadas” se transforma en
sufrimiento frente a la acción igualmente arbitraria, represiva y violenta de
las policías militares. Realidad similar en San Pablo, con una militarización
bien intensa, adquisición de nuevos equipos para reprimir manifestaciones y
formación de una nueva fuerza llamada “Tropa de Braço”, cuyos integrantes son
todos especialistas en artes marciales. Es decir, el pretexto de la seguridad
en torno al mundial llevó a justificar la reproducción de métodos
históricamente conocidos para reprimir y frenar cualquier intento de
movilización social. A 50 años del Golpe Militar contra el Gobierno de João
Goulart – que se recordó el 1ro de abril de este año- la maquinaria del Estado
brasilero sigue marcada por elementos autoritarios y represivos. El mejor
ejemplo son las Policías Militares presentes en todo el país. Y todo esto más
allá de la voluntad de la presidenta Dilma Rousseff.
-P: Este tema de seguridad implica el análisis de la dinámica actual de las movilizaciones callejeras. Luego de las grandes manifestaciones de junio pasado…
-BW: En este marco de reforzamiento brutal de las fuerzas de seguridad pública se da como contracara de la moneda, una tendencia a radicalizar las manifestaciones, reduciendo la masividad de las mismas. En las últimas semanas aquí en San Pablo, se dieron tres movilizaciones. Ninguna con más de mil personas. Aunque con tendencia a radicalizarse, incluso con la metodología de los “black bloc”, con depredación y violencia extrema. Con esto quiero señalar que al reforzamiento del esquema de seguridad de cara al Mundial, provoca una radicalización violenta de los que protestan enla calle. Y esto es
preocupante. Ya que atenta contra la participación de sectores sociales amplios
en la protesta ciudadana. En cuanto a los movimientos sociales que estuvieron a
la base de las manifestaciones de junio 2013, se observan dos posiciones
diferentes. Un sector, que levanta la bandera de “sin derechos no hay Mundial”,
que pacta objetivamente con los sectores más radicales. El otro, el de los
movimientos sociales más organizados, que se articulan en los Comités Populares
de la Copa que denuncian los impactos negativos de este mega evento deportivo
pero que no participan de movilizaciones violentas. En síntesis, las
movilizaciones actuales no llegan a tener la amplitud de las de junio pasado durante
la Copa de Confederaciones. Además no hay una dirección orgánica del movimiento
y los grupos radicales han contribuido a fragmentar la protesta.
-P: ¿Cuál es su lectura sobre la posibilidad o no que durante el Mundial se reproduzcan movilizaciones masivas?
-BW: Es muy difícil predecirlo. Creo que dependerá mucho del comportamiento de las fuerzas de seguridad. Si reprimen violentamente las manifestaciones pequeñas que seguramente continuarán, entonces es posible que la indignación multiplique la capacidad de convocatoria. Por otra parte es interesante interpretar una reciente encuesta de opinión pública de fin de febrero realizada por Datafolha, empresa perteneciente al grupo “Folha de São Paulo”, el cotidiano de mayor circulación a nivel nacional. Señala fuertes críticas tanto al Mundial como a las movilizaciones contrala Copa. El apoyo a la Copa
cayó por primera vez al 52%. Si en agosto pasado el 77% de los entrevistados
apoyaban las manifestaciones masivas, ahora el 63% se expresa contra las movilizaciones
durante el Mundial. En síntesis, se puede entender que Brasil está cada vez más
crítico frente a este modelo de Mundial de la FIFA (Federación Internacional
del Fútbol Asociado), pero tampoco aprueba la forma radicalizada de protesta.
El Mundial en un año electoral
-P: ¿Toda esta dinámica tendrá una incidencia directa en los eventuales comportamientos electorales en el próximo mes de octubre?
-BW: Pienso que el contexto electoral es un ingrediente significativo en torno al Mundial. Antes de junio pasado, muchos analistas políticos anticipaban que la Copa podría ser un facilitador de la re-elección dela presidenta Dilma
Rousseff. Después de las grandes protestas callejeras, el
Mundial empezó a ser entendido por la oposición como un elemento de desgaste
para la presidenta. La
tendencia actual indicaría que la apuesta de la oposición tiene una base real y
que todo lo del campeonato desgasta al Gobierno. Ayudado por los grandes
poderes de información que controlan el espacio informativo. En la encuesta de
inicio de abril, también de Datafolha, Dilma continúa como clara favorita con
perspectivas de triunfo en el primer turno electoral. Sin embargo, mientras en
febrero las intenciones de voto eran del 44% ahora el apoyo es del 38%. Es
importante subrayar que, a pesar de esta caída, sus competidores opositores no
logran aumentar la simpatía de los electores. En síntesis, se corre el riesgo –
y hay ya señales elocuentes- que amplios sectores de la oposición, en el
contexto del Mundial, jueguen a la hipótesis de “cuanto peor salga todo, mejor
para nosotros”. Y hay en torno a la Copa muchos factores de riesgo que pueden
alimentar dicha manipulación política de este mega evento deportivo. Que ya hoy
es mucho más que fútbol, pasión, goles y emociones. Entra en el terreno de los
grandes intereses económicos y de los fríos cálculos políticos. Restringiendo
el espacio democrático del movimiento social para hacer escuchar su justa
protesta por derechos no realizados.
El derecho de jugar
La colaboración de Tierra de Hombres de Alemania y las comisiones de fábrica de los trabajadores dela
empresa Volkswagen posibilitó la realización del Programa “A
chance to play” (El Derecho de Jugar). Esta iniciativa fue promovida en el
2009/2010 en África del Sur y ahora, de forma ampliada, en Brasil. El Programa
establece relaciones con organizaciones locales y financia proyectos que
aseguran el derecho de jugar y de practicar deportes a niños, niñas y
adolescentes de la calle en las favelas del entorno de San Pablo. El Programa
aprovecha del contexto del Mundial para llamar la atención sobre estos derechos
de la infancia asegurados por las convenciones internacionales pero
sistemáticamente violados. Ya en el primer año de su implementación, el
Programa comprobó que el juego y los deportes no son solo importantes para el
desarrollo de niños, niñas y adolescentes, sino que expresan medios efectivos para superar los altos índices de
violencia y para construir una cultura de paz en la que los niños y
adolescentes son los principales protagonistas. La acción más simbólica del
Programa es la organización de un Mundial de Fútbol Callejero que se realizará
a inicios de julio de este año en San Pablo ( www.a-chance-to-play.org ). En Europa
diversas iniciativas buscan hacer escuchar la voz de los movimientos sociales
brasileros antes y durante el Mundial. Entre ellas la Campaña “Goles contra la
Injustica” promovida por E-CHANGER en Suiza (www.e-changer.ch).
*Sergio Ferrari, en colaboración con E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria presente en Brasil
-P: ¿Cómo se puede interpretar la dinámica brasilera actual a poco más de un mes del inicio del Campeonato Mundial de la FIFA?
-Beat Wehrle (BW): Simplificando al máximo la lectura de la coyuntura actual, pienso que se entrecruzan en esta etapa pre-mundial cuatro dinámicas esenciales. Los intereses económicos en torno a las obras de infraestructura que se están terminando de construir. El estado actual de las movilizaciones sociales hacia fines del mes de abril. El aumento del esquema de seguridad y control policial-militar que se implementa en gran parte de las ciudades donde habrá partidos del mundial. Y, el impacto que el Mundial puede tener en este año electoral.
Corrupción y ganancias exorbitantes
-P: Comencemos por las obras de infraestructura en marcha…
-BW: En muchos casos las construcciones están bastante atrasadas. El ejemplo mayor es el Estadio de Itaquerão en la ciudad de San Pablo, palco de apertura del Mundial. Muchas veces la prensa internacional habla de los atrasos en la construcción como “de típicamente latinoamericano o brasilero”, enfatizando en la incapacidad de gestión apenas equilibrada por la capacidad de improvisación en nuestros países del Sur. Sin embargo, mi lectura es otra. Una gran parte de las obras son financiadas por el BNDES, Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, que de social tiene bien poco, y de económico muchísimo. En Brasil al BNDES se lo llama “la madre de la Copa” ya que financia no solo los estadios sino también las enormes obras de infraestructura. La ejecución de las mismas está en manos de empresas privadas. El atraso en los plazos responde a un frío cálculo económico. Es el instrumento de una especie de extorsión sistemática. Cuanto más se atrasa la construcción, mayores son las exigencias de dichas empresas para recibir pagos adicionales. Y los costos finales pueden hasta duplicarse con respecto a lo que se había presupuestado. Una visión donde se mezcla el apetito desenfrenado de ganancia y mecanismos muy efectivos de corrupción. En situación de atraso, ciertos trabajos no se licitan como normalmente se debería hacer. Es sorprendente, por ejemplo, que la empresa que construye el Estadio Itaquerão acaba de terminar su nueva sede en San Pablo, sin un solo día de retraso. Prueba clara de que saben hacer las cosas. Pero el retraso es parte de un sistema donde predominan manejos corruptos y ganancias impresionantes.
-P: Hablaba también de la situación a nivel de seguridad, como un punto relevante de la coyuntura actual…
-BW: Sí. Luego de las grandes movilizaciones de junio del 2013 se dio una verdadera carrera armamentista y militarista de las secretarías estaduales de seguridad pública. En general, no es el poder ejecutivo nacional sino los Estados –Brasil es una República Federativa- que tienen la dirección de
-P: Este tema de seguridad implica el análisis de la dinámica actual de las movilizaciones callejeras. Luego de las grandes manifestaciones de junio pasado…
-BW: En este marco de reforzamiento brutal de las fuerzas de seguridad pública se da como contracara de la moneda, una tendencia a radicalizar las manifestaciones, reduciendo la masividad de las mismas. En las últimas semanas aquí en San Pablo, se dieron tres movilizaciones. Ninguna con más de mil personas. Aunque con tendencia a radicalizarse, incluso con la metodología de los “black bloc”, con depredación y violencia extrema. Con esto quiero señalar que al reforzamiento del esquema de seguridad de cara al Mundial, provoca una radicalización violenta de los que protestan en
-P: ¿Cuál es su lectura sobre la posibilidad o no que durante el Mundial se reproduzcan movilizaciones masivas?
-BW: Es muy difícil predecirlo. Creo que dependerá mucho del comportamiento de las fuerzas de seguridad. Si reprimen violentamente las manifestaciones pequeñas que seguramente continuarán, entonces es posible que la indignación multiplique la capacidad de convocatoria. Por otra parte es interesante interpretar una reciente encuesta de opinión pública de fin de febrero realizada por Datafolha, empresa perteneciente al grupo “Folha de São Paulo”, el cotidiano de mayor circulación a nivel nacional. Señala fuertes críticas tanto al Mundial como a las movilizaciones contra
El Mundial en un año electoral
-P: ¿Toda esta dinámica tendrá una incidencia directa en los eventuales comportamientos electorales en el próximo mes de octubre?
-BW: Pienso que el contexto electoral es un ingrediente significativo en torno al Mundial. Antes de junio pasado, muchos analistas políticos anticipaban que la Copa podría ser un facilitador de la re-elección de
El derecho de jugar
La colaboración de Tierra de Hombres de Alemania y las comisiones de fábrica de los trabajadores de
*Sergio Ferrari, en colaboración con E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria presente en Brasil
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=183873
No hay comentarios:
Publicar un comentario