Monsanto contamina el medio ambiente y también la democracia
Emilio Marín
LA ARENA
La multinacional que
monopoliza la producción de semillas transgénicas es noticia por las
situaciones de violencia que genera. Por caso en Córdoba. Matones de la Uocra y
luego la policía golpearon a ambientalistas y vecinos. La última noticia
relacionada con Monsanto procedió de Córdoba. Ocurrió este jueves 28, en la
planta de tratamiento de semillas que la multinacional viene construyendo sin
contar con el previo informe de impacto ambiental requerido por la ley de
ambiente.
¿Sobre qué trabajo 'decente' instruyen? |
A las 8 de la mañana, 60 matones traídos por
la UOCRA en dos colectivos y vehículos, atacó sin previo aviso a los vecinos y
ambientalistas en su campamento de protesta. Las carpas están desde el 17 de
septiembre pasado, cuando comenzó el acampe, motorizado por la "Asamblea Malvinas
lucha por la Vida". Jóvenes de ambos sexos y vecinos fueron golpeados con
palos y piedras por la
patota. La agresión tenía un objetivo preciso: que 7 camiones
llegados desde la planta de Monsanto en Rojas, provincia de Buenos Aires,
pudieran ingresar y descargar su material.
Hubo 20 heridos, a
pesar que en el sitio estaban diez policías como custodia preventiva. Los
uniformados no hicieron nada para impedir la agresión ni para separar a los
violentos. Peor aún, tres horas más tarde, cuando habían recibido refuerzos de
la Guardia de Infantería, en vez de atender los reclamos de los manifestantes,
los reprimieron con balas de goma.
Los heridos fueron a
declarar ante la fiscalía de Víctor Chiapero, quien dijo estar tratando de
identificar a los intervinientes. Menuda tarea, aunque el fotógrafo Andrés
Baissero, de Ecos Córdoba, le dio una interesante punta: uno de los vehículos
que trasladó a la patota es una Iveco placa DZZ 611, con patente oficial del
gobierno de Córdoba. Las fotos circularon por las redes sociales y fueron
publicadas por La Mañana de Córdoba en su edición de ayer. Son seis fotografías
y recién en las dos últimas el chofer logra pararse al frente de la unidad con
la vana intención de tapar la patente.
Entre las heridas estuvo Sofía Gatica,
emblemática integrante de Madres de Barrio Ituzaingó, que el año pasado logró
llevar a juicio el primer caso de contaminación por fumigación de los sojeros
de los suburbios. Ella fue golpeada en septiembre en el acampe y ayer
nuevamente, siendo internada en el Hospital de Urgencias. En los días previos
fue amenazada en un colectivo y luego golpeada por dos personas a la salida del
trabajo. ¿Hay que ser mal pensados para sospechar que Monsanto movió los hilos
de la UOCRA y represión policial?
Con gobiernos de turno
La multinacional con
sede en Missouri, Estados Unidos, detenta una posición hegemónica en semillas
transgénicas de soja y maíz. Logró tal hegemonía con una política comercial de
anchas espaldas financieras y mucho apoyo de diversos gobiernos.
Su táctica sudamericana fue vender
"libremente" las semillas, atadas al glifosato y todo un paquete
tecnológico, para ir ganando mercados. Su estrella de esos años fue la RR Round Up ,
autorizada en los años '90 por Carlos Menem y especialmente su secretario de
Agricultura, Felipe Solá (que luego recaló en el duhaldismo, el kirchnerismo y
actualmente en el massismo).
Una vez que copó la parada,
desde 2012, Monsanto hace firmar a los productores un contrato por el que los
obliga a pagar regalías, a no utilizar semillas para la resiembra y a
permitirle a la firma fiscalizar su uso. Según su propaganda, la apretada le ha
reportado el "acuerdo" del 80 por ciento de sus clientes. Por las
dudas, con el auspicio del último ministro del área, Norberto Yauhar, la
multinacional impulsó un proyecto de ley de semillas que asegurará su negocio y
el de otras multinacionales como Syngenta, Bayer, etcétera.
Lo bueno es que ese
riesgo mortal para miles de pequeños propietarios rurales y pueblos originarios
ha despertado la oposición de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, el
Movimiento Nacional Campesino Indígena, el Movimiento Campesino de Córdoba y otras
entidades que defienden al verdadero "campo".
Monsanto no descansa.
En el suplemento de La Voz del Interior (6/9) hacía la propaganda a toda página
de su novedad en semilla. En medio de la publicidad, una línea aclaraba lo
obvio: "Para acceder a los beneficios de Intacta RR2 PRO deberás suscribir
una licencia de uso con Monsanto".
La justicia también...
El gobernador José M.
de la Sota hace todo lo posible para concretar la polémica fábrica de Monsanto
en Malvinas, a 16
kilómetros de la capital cordobesa, en un predio de 27 hectáreas contiguo
a barrios y escuelas de esa localidad. Esto último fue denunciado desde el
comienzo por los vecinos y las entidades ambientalistas que los apoyan, caso de
"Médicos de Pueblos Fumigados" del médico Medardo Ávila Vázquez
(querellante en el juicio por las fumigaciones en Barrio Ituzaingó), la fundación Funam
del biólogo Raúl Montenegro y el Club del Derecho del abogado Federico
Macciochi. Este espectro funciona y apoya a la "Asamblea Malvinas
lucha por la Vida" donde hay varios referentes, entre ellos Gastón
Mazzallay y la propia
Gatica.
El anuncio sobre la "inversión" la
dio, muy contenta, Cristina Fernández de Kirchner en junio de 2012 en su
comparendo ante el Council of Americas reunido en Nueva York, con su anfitriona,
la banquera
Susan Segal. La presidenta manifestó que Monsanto ya había
impreso un folleto y "cuando eso sucede -dijo- es porque la inversión ya
está asegurada".
La Presidenta reunida con directivos de Monsanto en Nueva York. |
Su adversario De la
Sota también festejó la
novedad. Y último en la cadena de mandos político, se sumó el
intendente radical de Malvinas, Daniel Arzani.
Este terceto, en
especial el dúo que vive en Córdoba (gobernador e intendente), se ha negado a
dos de las peticiones de los manifestantes y ambientalistas: realizar una
audiencia pública para escuchar las razones y sinrazones de las partes; y
proceder a una consulta popular de la población de Malvinas, para saber si ésta
está de acuerdo o no con la polémica instalación.
Supuestamente las
ventajas de la inversión, por sus efectos económicos y puestos de trabajo,
serían tantas e inobjetables, que el intendente y el gobernador no deberían
tener ningún problema en ganar por goleada la votación. Sin
embargo la niegan.
La corporación de
Missouri ha colonizado la justicia mediterránea. Todos los recursos presentados
por el abogado Macciochi han sido rechazados: ni audiencia pública, ni consulta
popular ni informe de impacto ambiental previo a las obras.
Contamina la democracia
Es obvio que hay una
trampa. Nadie va a comprar un predio de tantas hectáreas y hacer una inversión
millonaria, si no tiene asegurado que lo van a dejar producir. Y la inversión
cordobesa produciría 60.000 toneladas de granos de maíz al año, habiendo sido
presentada como la más grande en su tipo a nivel internacional de la compañía. Esas
obras no se encaran sino hay suficientes garantías gubernamentales y
judiciales.
En cambio donde a la
firma no le ha ido bien fue en Río Cuarto. El intendente radical Juan Jure, con
el apoyo de la
Universidad Nacional , y la oposición de la Sociedad Rural y el
Centro Empresario, resolvió rechazar la instalación de Monsanto. Lo hizo
basándose en la evaluación de impacto ambiental de la Dirección de Zoonosis y
Ambiente del Entre Descentralizado de Control Municipal y el dictamen jurídico
de la Fiscalía
Municipal.
En esa importante
ciudad del sur provincial, la multinacional y su asociada Bio4, que ya está
radicada en el Parque Industrial, tenían pensado instalar un centro de
investigación y mejoramiento de variedades de soja e híbridos de maíz, con
depósito de agroquímicos, según informó la Revista El Sur , n°
93, noviembre 2013 ("El rastro de Monsanto").
Muy buen dato que Jure
cerrara las puertas a la empresa sindicada como gran envenenadora mundial, por
más que sus directivos sigan ganando premios internacionales. Robert Fraley,
director de Tecnología de Monsanto, al recibir en octubre pasado el Premio
Mundial de Alimentación 2013, aseguró que "treinta años de investigación
han validado la seguridad de los productos biotecnológicos" (Infocampo,
1/9).
El vocero de la
compañía en Córdoba, Adrián Vilaplana, en declaraciones a los medios volvió a
negar de plano la consulta popular con el falaz argumento de que la sociedad
necesita información y no política. Como si su información y su política empresaria
no estuvieran contaminadas no sólo con glifosato sino también, y sobre todo,
por bacterias antidemocráticas. Negar la votación, tildar de violentos a los
asambleístas, concertar la patoteada con la UOCRA para que los camiones de la
empresa pudieran ingresar, presionar a la justicia, concertar con medios
monopólicos locales una versión edulcorada y casi "verde" de
Monsanto, es afectar la democracia.
El cronista la corta aquí. Se tiene que ir a ver "El mundo
según Monsanto", de la francesa Marie-Monique
Robin , película con la que hoy cierra el ciclo de cine
"El ojo crítico" que se desarrolla en el gremio de Judiciales de
Córdoba. Fuente: http://www.lafogata.org/14arg/arg1/arg.9.11.htm
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