La primera muerte qom del año.
Martes 28 de enero de 2014
Melina Eliana Sánchez
Tenemos que lamentar la primera muerte qom del año. Probablemente
no esté destinada a ser “cubierta” por los medios nacionales ni alternativos,
probablemente tampoco de ella se ocupen los organismos de derechos humanos,
probablemente no haya movilizaciones pidiendo explicaciones por ella en el
centro político del país, las cosas a veces suelen ser un poco así. Una joven
qom de 25 años ha muerto en el hospital en Formosa. En lo que debiera ser la
plenitud de su vida, muere una joven qom en el hospital. No se puede decir que
sea asesinato, no se puede decir eso porque nadie apretó un gatillo para
ultimarla, no se puede decir que sea represión, y en cuanto a lo que se llama
genocidio o algunos denominan etnocidio o ecocidio, al parecer, tampoco se
puede decir nada, de eso se habla en los libros en un pasado remoto, de eso se
habla en términos generales sin puntualizar ni contabilizar los casos concretos
actuales, los hospitales están para salvar vidas, no para quitarlas, si
se muere alguien en un hospital ha de ser por a su enfermedad, no debido a su
condición de indígena.
Leandra Barreto, una joven indígena de 25 años ha muerto en el
hospital en Formosa. Fue al médico por un problema de vesícula, el miércoles la
operaron y no se despertó más. Los miembros de su comunidad estuvieron con la
preocupación a cuestas estos días, deseando que pueda pasar el trance, pero con
la amargura de saber que esta no iba a ser la primera vez que “pasara esto”. Es
que según lo que nos contó el viernes pasado Auden Charole, uno de los
referentes de la Comunidad San Carlos en Formosa, de donde era la
joven, a los luchadores indígenas los “tienen marcados”, la gente evita ir a
los hospitales, porque el sistema de salud público de la zona no es para
indígenas, el indígena no es pensado como un habitante igual que el resto en
ese lugar, al margen de que quizás sea parte de la población más
numerosa. Ir al médico, muchas veces es ir a la muerte segura, por más
insignificante que sea el problema de salud por el que se recurra al
hospital. Los qom y otros pueblos de la zona, como los pilagá y los wichí
evitan los hospitales hasta las últimas instancias, muchos prefieren morir sin
ir al médico, porque son muchos también los que encuentran la muerte allí, lo
paradójico es que muchas de las muertes son evitables porque las enfermedades
que “las causan” son perfectamente tratables. Tampoco puede hablarse de una
deficiencia del sistema de salud público en términos generales sino de un
funcionamiento discriminativo de dicho sistema hacia los indígenas, como
señalan los referentes de distintas comunidades desde hace mucho tiempo.
No es casual tampoco que se trate de la muerte de una activista
presente en todos los reclamos por la tierra y el territorio y por mejores
condiciones para su comunidad y para todos los qom. El año pasado tuvimos que
lamentar desde el inicio hasta el fina,l fallecimientos de muchos jóvenes
indígenas en distintas provincias de Argentina. Todos ellos comenzaban a
caminar en el movimiento indígena, o ya habían iniciado un camino haciendo
visible las demandas de los pueblos originarios. En general estas muertes,
cuando se dan a conocer en los medios nacionales o alternativos, no se vinculan
directamente a lo que los indígenas llamamos genocidio, no se vinculan a las
cuestiones territoriales, tenemos amplio abanico de otras causas secundarias en
el medio, que más bien son derivadas de la cuestión y que sirven como excusa
para no hablar del tema central y que están a la orden del día para informar
superficialmente sobre los hechos. El año pasado fuimos desde la muerte por
agrotóxicos de la Lonko Cristina ,
pasando por la trata de personas en el caso de Micaela, o por el asesinato
“pasional” de otra joven qom en Formosa, a esto le podemos sumar, el caso del
niño Imer, el asesinato del hijo de Pablo Asijack, sobrino de Félix Díaz, el
del asesinato de la abuela y su nietita, varios casos de “muerte por
discriminación” en manos de sicarios de la zona y los episodios represivos que
han sufrido, entre otros, los hijos de Félix y Amanda. Nuevas mentes, nuevos
espíritus, orgullosos de ser indígenas, convencidos de llevar adelante la lucha
por la devolución de los territorios y por mejor calidad de vida para sus
pueblos. Sus muertes son parte del genocidio. El genocidio continúa.
Referentes de la comunidad de donde era oriunda la joven, nos
informaron del triste hecho. Estuvieron acampando en Plaza de Mayo desde el 4
de enero en apoyo al MIDJ y hoy después del mediodía volvieron a Formosa.
Consiguieron pasaje sobre la hora, ayer luego de enterarse de la muerte
de su compañera. Su presencia en Buenos Aires se suma a las otras tantas
veces que podemos contar que una o varias comunidades –como en este caso, la Comunidad San Carlos, Riacho de Oro y La Primavera- vienen buscando una respuesta de las
autoridades nacionales para que se solucione la problemática indígena. Una vez
más se van sin encontrar eco a sus reclamos. Solo asesores y secretarios,
funcionarios sin capacidad decisiva se acercaron al acampe o se comunicaron por
teléfono con evasivas y con promesas. Los qom vuelven a Formosa, pero no
para quedarse callados sino para iniciar medidas denunciando al sistema de
salud allí. Anunciaron que se verá si es que se puede cortar la ruta o tomar
los centros de salud próximos a las comunidades –no hay hospitales dentro de
las mismas- entre varias comunidades. La denuncia de la muerte de Leandra se
suma a los reclamos por una enseñanza de calidad para los niños y jóvenes
indígenas y a la lucha por la devolución de los territorios.
¡No olvidamos ni perdonamos!
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