Del Consenso de Washington al de
los commodities
05/12/2011
El modelo
conocido como extractivismo (explotación de los recursos naturales) tiene en la
minería de cielo abierto, "la actividad más perversa en la medida en que
muestra lo peor: desposesión y despojo descarnado, altos índices de
contaminación del medio ambiente, aprovechamiento al máximo de los territorios
objeto de explotación no dejando ganancias económicas para los países, y amenaza
a la democracia y a los derechos humanos", explica en forma categórica la
socióloga e investigadora argentina Marsitella Svampa, principal referente hoy
en día en Latinoamérica en este tema.Entrevista con la socióloga argentina
Maristella Svampa.
Fuente: Adital
05/12/2011. "En América Latina se viene ejecutando una segunda fase del
criminal modelo neoliberal que tantos perjuicios económicos, sociales y
políticos generó a la región durante el último cuarto de siglo, mediante la
puesta en marcha de lo que el presidente conservador colombiano Juan Manuel
Santos ha dado en llamar la "locomotora minera" para significar unas
supuestas "ventajas y oportunidades económicas".
Este modelo conocido como
extractivismo (explotación de los recursos naturales) tiene en la minería de
cielo abierto, "la actividad más perversa en la medida en que muestra lo
peor: desposesión y despojo descarnado, altos índices de contaminación del
medio ambiente, aprovechamiento al máximo de los territorios objeto de
explotación no dejando ganancias económicas para los países, y amenaza a la
democracia y a los derechos humanos", explica en forma categórica la
socióloga e investigadora argentina Marsitella Svampa, principal referente hoy
en día en Latinoamérica en este tema.
Svampa ha recorrido
buen parte de la geografía latinoamericana para estudiar in situ la realidad
socioeconómica de las comunidades afectadas por la explotación minera, lo que
le ha permitido analizar en profundidad las múltiples consecuencias que esta
actividad extractivista viene causando en la descomposición del tejido social y
con ella la irrupción de conflictos sociales y políticos que, como bien señala,
amenazan la estabilidad democrática y el respeto por los derechos humanos en la
región.
En sus
múltiples investigaciones, libros, ensayos y artículos periodísticos, esta
científica social ha sido contundente en sus conclusiones al señalar que el
modelo minero a cielo abierto que han adoptado varios gobiernos
latinoamericanos ya sean de derecha, centroizquierda o izquierda, "no sólo
genera más conflicto social, sino que contribuye a la reprimerización de las
economías latinoamericanas". Lo grave, añade, es que "estamos
consolidando enclaves de exportación que, lejos de generar desarrollo endógeno,
producen más pobreza y desigualdad".
Mayor ganancia del capital
y nula generación de empleo
Uno de los
argumentos centrales que suelen esgrimir los defensores de esta actividad es
asociar minería con creación de puestos de trabajo, señala Svampa, frente a lo
cual, agrega, "suele ocultarse que los proyectos mineros a gran escala
generan una demanda intensiva de trabajo en las fases iniciales que crea la
ilusión de trabajo permanente. En realidad, la minería de gran escala se
caracteriza por ser una de las actividades económicas más capital-intensivas.
Por cada 1 millón de dólares invertido, se crean apenas entre 0,5 y 2 empleos
directos. Cuanto más capital-intensiva es una actividad, menos empleo genera, y
menor es la participación del salario de los trabajadores en el valor agregado
total que ellos produjeron con su labor: la mayor parte es ganancia del
capital".
Para ilustrar
esta situación trae a colación los casos de Perú, Chile y Argentina, cuyas
cifras demuestran el casi nulo aporte en generación de empleo.
"En Perú,
-explica- la minería es la actividad que menos contribuye a la generación de
empleo: ocupa apenas el 1,5 de la Población Económica
Activa (PEA), contra un 32,7% de la agricultura y un 26% de
los servicios. Para el caso de Chile, las estadísticas muestran de forma
contundente el fuerte incremento de los volúmenes de explotación y extracción,
y de los valores de exportación, producidos a la par de una paralela caída en
la cantidad absoluta y relativa del empleo minero. En Argentina, pese a las
promesas de los megaemprendimientos mineros, la minería representa menos del
0,7% del total de los asalariados registrados".
Del consenso de Washington
al consenso de los commodities
Para analizar con
detenimiento las consecuencias del modelo extractivista y uno de sus principales
componentes, la explotación de la minería metalífera, el Observatorio
Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET, dialogó en Buenos Aires con
esta destacada científica social, licenciada en Filosofía por la Universidad de
Córdoba y doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias
Sociales de París.
Maristella
Svampa alterna su actividad de investigación social y docente universitaria con
la literatura. Ha
publicado dos novelas: Las reinas perdidas y Dónde están enterrados nuestros
muertos. Actualmente se desempeña como catedrática de la Universidad de la
Plata e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET) de Argentina. Conferencista internacional, es autora de
varios libros en los que analiza diversas realidades sociales, políticas y
económicas en el ámbito latinoamericano; en 2006 obtuvo una beca otorgada por la John Simon Guggenheim
Memorial Foundation, así como el Premio Konex al mérito en Sociología; y en
2001 fue distinguida con la Cátedra Simón Bolívar de la Université Nouvelle
Sorbonne de París.
- ¿El modelo extractivista en América Latina en el que
sobresale la explotación de minas de oro a cielo abierto tan funesta desde el
punto de vista medioambiental, corresponde como lo han señalado algunos
investigadores sociales a una segunda fase del esquema neoliberalismo, en el
que paradójicamente están comprometidos algunos gobiernos que se denominan
progresistas?
- En 2006
cuando comencé a escribir sobre estos temas yo planteaba que, efectivamente, ésta es la segunda fase del modelo neoliberal.
·
La primera estaba consagrada sobre
todo a la privatización de los servicios públicos y de los recursos naturales,
y
·
la segunda apunta a la ola de
desposesión.
Creo que este
análisis no es del todo representativo porque ello implicaría ver sólo un
costado del problema. En los últimos tiempos he estado repensando el tema y
creo que el panorama es mucho más complejo hoy en día del que teníamos hace
diez años; además han emergido gobiernos de izquierda o de centro izquierda,
por lo que ahora empleo una nueva categorización y es hablar del paso del
Consenso de Washington al Consenso de los commodities que me parece que da
cuenta mucho mejor del cambio de escenario económico que implica que las economías
latinoamericanas que siempre han sido adaptativas al capitalismo dan un giro
importante a un nuevo marco de la nueva división del trabajo territorial y
global por el cual América Latina aparece exportando naturaleza una vez más. En algunos casos acompañan la consolidación de una matriz
neoliberal como pueden ser los casos de Colombia, México, o Perú, si es que
Humala no cambia en algo el marco, y en otros casos viene acompañado de
reformas, de procesos de centroizquierda y de izquierda que aparecen en escenarios
específicos como Bolivia, Argentina, más allá de la diferencia que hay,
caracterizados por lo nacional-popular.
- ¿Se puede señalar que la privatización de los recursos
naturales a través del modelo extractivista es parte de la consolidación del modelo
neoliberal?
- Cuando se
habla de la mercantilización de los bienes de la naturaleza no hay que olvidar
que eso se hizo en la década de los 90 y lo que ha habido es consolidación de
ese modelo. En esa década lo que se hace es desarrollar el marco jurídico a
partir del cual se posibilita la comercialización de recursos naturales, y
sobre todo, se hace el ajuste sectorial en relación con la minería a cielo
abierto.
- En el desarrollo de este proceso usted habla de
desposesión, ¿por qué?
- En líneas generales
el capitalismo hoy en día, como dice David Harvey, acentúa
más lo que es la acumulación por desposesión que la acumulación por
reproducción ampliada, retomando la concepción de Rosa Luxemburgo y otros
teóricos, en eso coincidimos todos. Pero lo que hay que leer es con qué está
coexistiendo esa dinámica de desposesión y hay que dar cuenta de los distintos
escenarios nacionales.
Si hablamos sólo de lógica o
dinámica de desposesión estamos perdiendo de vista otros procesos políticos y
simbólicos que son importantes en América Latina. Digo esto tratando de
subrayar esos procesos. En Argentina, por ejemplo, veo que
hay una exacerbación de la lógica nacional-popular nuevamente en clave
peronista que coexiste de manera perversa con la dinámica de desposesión.
- ¿En qué sentido?
- En el sentido
de que coexisten varios modelos de desarrollo: hay un modelo industrial
relativamente reactivado que es defendido como el gran avance por parte del
gobierno; hay un modelo de agronegocios; otro de acaparamiento de tierras que
habla de la mercantilización de los recursos naturales y de los
megaemprendimientos turísticos; y también está el de la minería a cielo
abierto. Esas tres cuestiones modales están lejos de ser un costado
débil del gobierno argentino, es en realidad parte del principio mismo del
modelo de dominación, por eso hay que analizar esa coexistencia dañina.
Un modelo de mal desarrollo
- Hablemos del caso concreto de la minería...
- En el caso de la minería uno se encuentra con una suerte de figura
extrema porque la misma es un modelo que sintetiza devastación institucional
dado que tiene un marco jurídico que favorece ampliamente a las grandes
empresas transnacionales; es un modelo de expoliación económica porque no deja
ganancias en el país, lo que crea son economías de enclave como espacios
socioproductivos absolutamente dependientes sin crear desarrollo endógeno, y
además estimula y genera depredación ambiental. Entre
todas las actividades ligadas al extractivismo la minería de cielo abierto es
la más perversa en la medida en que muestra lo peor.
- Pero además, usted ha señalado que la minería de cielo
abierto atenta contra los derechos humanos. ¿Por qué?
- Ese es un
tema muy importante porque a la hora de debatir si se hace minería a cielo
abierto, se tratan de involucrar por lo general en los distintos países
argumentos económicos ligados a la rentabilidad del sector o argumentos
sociales en el sentido de las ventajas que se obtienen de la explotación de los
recursos naturales; se afirma que se pueden desarrollar políticas sociales
compensatorias y suele dejarse de lado todo lo que tiene que ver con la
efectiva violación de derechos humanos.
El extractivismo abre un nuevo
capítulo en la violación de los derechos humanos porque hablando de los
contrastes y de las grandes paradojas en América Latina, hoy en día lo que
observamos es que este modelo de desposesión viene acompañado de una expansión
de la frontera de los derechos: los derechos ambientales, los derechos
territoriales de los pueblos indígenas, los derechos fundamentales en general
que aparecen en la letra de nuestras constituciones y raras veces son
cumplidos. Cuando hablamos de extractivismo aludimos a "desarrollo"
entre comillas a gran escala, lo que supone decir una gran envergadura y por
ende el impacto sobre la población va a ser mayor con lo cual esto coloca mucho
más en el centro la necesidad de que sean discutidos de manera participativa y
democrática por aquéllos que están necesariamente involucrados como comunidad
afectada. Es decir, que la cuestión de la democracia es central para evitar el
impacto que tienen estos modelos.
Entonces, uno de
los elementos fundamentales a la hora de analizar el extractivismo consiste en
subrayar el déficit de democracia en el cual nos instala porque no se consulta
a las poblaciones y estos modelos avanzan sin el consenso de las mismas, por lo
general se escamotean las consultas previas que deben hacerse a los poblaciones
indígenas o las consultas públicas que deben hacerse a las poblaciones urbanas
o rurales. Ahí radica uno de los grandes peligros que en nombre de las ventajas
comparativas dado el alto precio de los commodities, en nombre de políticas
sociales compensatorias que se pueden llevar a cabo con la rentabilidad que
produce la explotación, se está violando el derecho de las poblaciones a decir
no a un tipo de emprendimiento o supuesto modelo de desarrollo que afecta no
solo el estilo de vida, su presente, sino el futuro de las generaciones. En el caso del modelo minero es un modelo de mal desarrollo no
solamente porque contamina y no deja ganancias económicas sino porque amenaza
la democracia, al menos la democracia bien entendida que implica sostener una
política de participación, de discusión y debate de los modelos o supuestos
modelos de desarrollo para la adopción de decisiones.
- Usted también ha analizado pormenorizadamente el grado
de conflictividad social que generan los proyectos de minería a cielo abierto.
¿Cuál es la situación de América Latina en ese sentido?
- En la
actualidad no hay país latinoamericano con proyectos de minería a gran escala
que no tenga conflictos sociales suscitados por las empresas mineras o los
gobiernos con las comunidades. Se pueden observar los casos de México, varios
países centroamericanos como Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y
Panamá; en Suramérica, Ecuador, Perú, Colombia, Brasil, Argentina y Chile.
Según el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) existen
actualmente 120 conflictos activos que involucran a más de 150 comunidades
afectadas a lo largo de toda la región. En Perú , donde más acelerada y
descontroladamente se ha dado la expansión minera, los conflictos por esta
actividad concentran el 70% y éstos a su vez, representan el 50% del total de
conflictos sociales en ese país.
- El impulso del modelo extractivista en América Latina
responde, ha dicho usted, no sólo a una decisión económica o ambiental, sino
política...
- Efectivamente, porque de lo que se trata es saber si queremos debatir lo que entendemos
por desarrollo sostenible; si apostamos a que esa discusión sea informada,
participativa y democrática, o bien, aceptamos la imposición de nuestros
gobernantes locales y las grandes corporaciones en nombre de "las nuevas
oportunidades económicas", el nuevo consenso de los commodities, y de un
falso desarrollo. Infortunadamente, no hay plan estratégico en los países de
América Latina para enfrentar la explotación de recursos naturales.
Giro ecoterritorial, alternativa
de lucha
- ¿Tras este completo análisis y desolador panorama,
cuál cree que es la alternativa política para contrarrestar el modelo
extractivista en América Latina?
- El punto de
partida para pensar en alternativas a este modelo radica en el giro
eco-territorial de las luchas que atraviesa la región y plantean una
redefinición de las reglas de juego, cuestionando el modelo de desarrollo y las
lógicas de acumulación. Por giro eco-territorial hay que entender la
potenciación de un lenguaje de valoración acerca de la territorialidad, que
expresa la convergencia entre visión ambientalista y revalorización de la
matriz comunitaria; no se halla restringido al ámbito rural, exclusivamente
referido a las resistencias campesinas e indígenas; también se expande al
ámbito urbano, sobre todo en pequeñas y medianas localidades, ampliando el
registro étnico y de clases y, por ende, el tipo de actores involucrados. Desde
el punto de vista económico se debe exigir altos impuestos a las actividades
extractivistas, así como a las sobreganancias de las transnacionales por la
explotación del sector energético.
Buenos Aires,
noviembre de 2011. Fuente:
http://www.noalamina.org/mineria-latinoamerica/mineria-general/del-consenso-de-washington-al-de-los-commodoties
No hay comentarios:
Publicar un comentario