jueves, 6 de febrero de 2014

Preguntémonos de qué lado está nuestra seguridad.

Ver a Vanesa en TN diciendo todo lo que tiene que decir, fue una enorme alegría. Obviamente con muchas contradicciones, pero supo aprovechar muy bien el espacio: “los medios también nos deben una disculpa por cómo desinformaron y criminalizaron a los pibes” dijo, entre muchas otras cosas. También dejó sus palabras en numerosos programas de radio y fue nota de los diarios más leídos. Pero estos mismos medios que le dan un espacio a Vanesa, son los que se lo negaron durante años, y muy probablemente volverán a hacerlo en breve. Es por eso que vale la pena repasar la historia de Luciano y tener en claro quien fue quien en ella. 



Por Ramiro Giganti, para ANRed
El pasado 31 de enero, se cumplieron 5 años de la desaparición de Luciano Arruga. Su historia fue un claro testimonio de la actualidad por diversos motivos. La historia de un pibe de 16 años de un barrio humilde del conurbano, de una familia trabajadora. La historia de un desaparecido en democracia, pero distinta a la de Julio López, ya que Luciano nació en democracia, pero no tan distinta en cuanto al entorno institucional.
Es la historia de un pibe al que le cabe perfectamente el “algo habrá hecho”, pero al igual que muchos militantes y luchadores que desaparecieron en la dictadura por “haber hecho algo” Luciano también lo hizo: se enfrentó a la autoridad: una autoridad mafiosa y asesina. Es la historia de un pibe al que quisieron condenar al delito, al que la policía obliga a “robar para la corona” a cambio de una cometa… “¿Cómo va a decir que no? Si su familia no tiene un mango… “ y si dice que no la va a pagar, no es digno de esta sociedad que no admite honestos. Luciano hizo algo, Luciano dijo que no.
La historia de Luciano son muchas historias. Es la historia de la juventud castigada. La historia de los miles de casos de gatillo fácil en esta “democracia”. Pero también es la historia de un contexto de “fascismo social” donde el “vecino bien” que pide seguridad también puede matar o desaparecer personas. Una escalada irracional de reclamos por seguridad “como sea”, donde el “como sea” se traduce automáticamente a “mano dura” atravesó distintos puntos del país a partir de la mediatización del “caso Blumberg” allá por el año 2004 y la referencia de su padre como “líder de la derecha”, hasta llegar a Lomas del Mirador, en La Matanza, el barrio de Luciano. Allí los reclamos por seguridad fueron protagonizados por una ONG llamada Valomi (Vecinos en alerta de Lomas del Mirador, La Matanza), presidida por Gabriel Lombardo, cuya labor durante la campaña de Francisco De Narvaez de cara a las elecciones del año 2009 fue probada (incluidas reuniones políticas con De Narvaez en su Chalet). De esos reclamos, surge la creación, promovida por Valomi (Lombardo) del destacamento de Lomas del Mirador, inaugurado el 26 de Septiembre del 2007. Apenas inaugurado el destacamento la policía se dedicó a hostigar y criminalizar a los pibes del barrio, y a familias humildes y trabajadoras.
En Septiembre del 2008, un año después Luciano fue detenido y maltratado por la policía en ese destacamento, después de haber “rechazado la oferta”. A menos de un año y medio de inauguración, y luego de torturas y maltratos a muchos pibes (incluido Luciano) ese destacamento ya contaba con un desaparecido. La historia de Luciano es también la historia de la policía asesina y corrupta, pero a su vez es la historia de un entorno fascista promovido por los medios masivos de comunicación y los reclamos irracionales de “seguridad como sea”…. ¿Seguridad para quiénes?

La Comunidad desinformada (Parte 2)
Gabriel Lombardo desfiló por muchos medios masivos de comunicación, que reprodujeron su relato. Aseguró (aunque sin pruebas) haber sido víctima de al menos 39 robos. En esos días, su discurso se multiplicó al conocerse el caso de Gustavo Lanzavecchia, un florista y decorador de Susana Gimenez, que murió apuñalado. La propia Susana Gimenez, en un programa de alto rating y poca reflexión expuso el reclamo al aire "a favor de la pena de muerte”. Lo propio hizo Marcelo Tinelli, pidiendo por más seguridad, mientras pocos días después saludaba a la “Buteler” una fracción de la Barra Brava de San Lorenzo... Los barras bravas son “un fenómeno” los pibes de barrios humildes no, la policía que los manda a robar tampoco, los empresarios que lavan dinero o se benefician con extensiones impositivas y algunos incluso se asocian (como Cristobal Lopez, magnate de juego y “socio” de Tinelli en el manejo de medios) menos… ¿Dónde está la delincuencia?
Volviendo a Luciano. Porque en esta nota lo importante es Luciano, para ver a los sujetos mencionados anteriormente están los medios masivos… bah, para adularlos. La historia de Luciano, es la historia de una comunidad desinformada, que no conoce su caso y cree que “no hay desaparecidos en democracia”. Es la historia de una comunidad desinformada, que pide seguridad. Es la historia de un cerco mediático.
Durante todo el mes de febrero del año 2009, no hubo informe o referencia alguna sobre la desaparición de este joven en ninguno de los medios masivos, a pesar de que su familia, que lo buscaba, haya pedido ayuda, y difundido el caso. Muchos nos enteramos por los medios alternativos o por mensajes de organizaciones de DDHH independientes del gobierno o partidos de izquierda. Los medios masivos difundían con excesiva repetición algunos casos aislados de delito juvenil mientras paralelamente invitaban “panelistas” para que opinen y debatan sobre la baja de la edad de imputabilidad. De casos como el del Luciano no se hablaba.

La historia de Luciano Arruga también es la historia de los medios alternativos, que muchas veces difunden lo que los medios corporativos callan. Pero cuando el cerco se rompe, son los medios corporativos los que toman el trabajo de los medios alternativos, se apropian de él, lucran con él, y obviamente abusan de él mostrando solo una parte del trabajo y solo cuando su conveniencia lo demanda. Pasó muchas veces, y sigue pasando. Pasó con muchos casos, y pasa también con el caso de Luciano. Las historia de Luciano, además de ser la historia de los cercos mediáticos, es la historia de la “hipocresía progre” de muchos medios que callaron el tema para “no complicar al gobierno” y que ahora se quieren acomodar y subirse a la ola. Es la historia de periodistas que le sacan información a medios alternativos para después decir que fueron los primeros en difundirlos, y lucrar con la militancia ajena.

¡La movilización rompió un cerco! (...)
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article7227

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