sábado, 22 de septiembre de 2012

IV. Unámonos contra el modelo extractivo o destructivo que se extiende por el país, el continente y el mundo



 “Se está produciendo un genocidio y ecocidio en el país”
Por Tomás Astelarra
Hoy en todo el mundo habrá protestas contra Monsanto por los efectos que está causando en la ecología, la alimentación y la situación de los pueblos originarios y campesinos. Primera parte de la entrevista de Marcha a Carlos Vicente de la ONG Grain.
Carlos Vicente vive en Marcos Paz, es farmacéutico, autor del libro “Sanarnos con Plantas”, profesor de agroecología en las universidades de La Plata y Rosario y en la escuela del Mocase, colaborador de la revista Biodiversidad y editor de la página www.biodiversidadla.org. Desde el 2001 integra Grain, una ONG dedicada a la investigación y acción con grupos campesinos para lograr sistemas alimentarios basados en la biodiversidad y controlados comunitariamente.
“La organización nació en Barcelona”, explica Carlos Vicente, “lleva 20 años trabajando en la soberanía alimentaria. Empezó tratando de cambiar las cosas a nivel de los organismos internacionales pero nos dimos cuenta que lo importante era trabajar con los movimientos locales que son los que realmente están haciendo las transformaciones. Hoy solo hay un representante en Barcelona y el resto están desperdigados en América, África y Asia”.

¿Cuáles son las acciones en las que se están centrando actualmente?
Hemos ido ampliando la mirada desde el trabajo inicial muy centrado en las semillas y la biodiversidad agrícola hacia una mirada de los sistemas agroalimentarios, su apropiación por parte del agronegocio y las resistencias y la construcción de alternativas de los pueblos. Al mismo tiempo cada día hemos ido consolidando más nuestro trabajo junto a los movimientos sociales, aportando a sus procesos, la capacitación y al acompañamiento de sus luchas. Desde el punto de vista de nuestras investigaciones el eje está en cómo la apropiación corporativa de los sistemas alimentarios se está entrelazando con la especulación financiera en distintas áreas: el acaparamiento de tierras y la producción de comodities agrícolas por ejemplo. También en América Latina estamos observando y denunciando como las corporaciones avanzan con las Leyes de Semillas que imponen derechos de propiedad intelectual sobre las mismas con la complicidad de los gobiernos. Y por supuesto, siempre exponiendo cómo a lo largo de toda la historia de la agricultura han sido y siguen siendo los campesinos y campesinas quienes producen la mayor parte de los alimentos que satisfacen las necesidades de nuestros pueblos a pesar de las agresiones que sufren cada día.
¿Cómo ves la actual situación de los territorios campesinos con respecto al avance de la soja?
Cada vez es mayor la concentración de poder y cada vez hay más impunidad. Sobre todos estos grandes poderes corporativos, se manejan cada vez más brutalmente. Hay un cruce de intereses económicos, políticos y policiales. Las violaciones a los derechos humanos de campesinos e indígenas en Argentina son cosa de todos los días. La República Unida de la Soja tiene un control económico muy claro en la zona pampeana de los históricos terratenientes argentinos o los que llegaron con la soja, que controlan no teniendo la tierra sino arrendándola. Grobocopatel dice que es un “sin tierra” porque tiene nada más que 20.000 ha por Carlos Casares, pero su grupo planta en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, 750.000 ha. Imagínate la capacidad de maquinaria pesada para fumigar esos campos. Los pooles de siembra están como buitres en torno a las familias campesinas que no pueden afrontar este modelo o los viejos negocios tamberos que se les hace difícil. En Chaco, Santiago del Estero, Norte de Córdoba, Salta… los terratenientes o las empresas que llegan con títulos falsos a desplazar poblaciones son moneda corriente. Y ahí hay una convivencia entre políticos, fuerzas policiales y parapoliciales. Familias que vivieron en una tierra durante 50 años y llega alguien que dice: nosotros tenemos el titulo de propiedad y tienen que irse.
El avance del agronegocio en nuestro país y en el resto del continente es en estos momentos abrumador. La elección de todos los gobiernos, aún los “progresistas”, de profundizar este modelo extractivista y de ceder la soberanía a las corporaciones del agro o a las mineras está teniendo consecuencias dramáticas y obviamente la única manera de sostener un modelo que arrasa con las comunidades locales es la represión y criminalización de los movimientos. Dentro de 20 o 30 años va a haber que reconocer que se está produciendo un genocidio y un ecocidio dramático en nuestro continente. El modelo este de paramilitarización es un modelo feudal y es en las provincias donde más predomina. Por supuesto que al mismo tiempo las resistencias también crecen y cada día son más las personas y las articulaciones que se van construyendo, incluso a nivel regional, para denunciar y proponer otro modelo de agricultura basado en la Soberanía Alimentaria. Y por suerte hay un avance en las denuncias y las reacciones se multiplican cada vez más rápido. Entre otras cosas porque los medios electrónicos o alternativos logran amplificar las cosas que antes quedaban silenciadas.


¿Cómo ves la promoción de Monsanto por parte del gobierno nacional?
Es muy claro que el gobierno argentino vuelve a hacer una alianza estratégica con Monsanto a partir del momento en que CFK anuncia su nuevo desembarco en Argentina con la planta de maíz en Córdoba desde New York. Eso más la aprobación de la soja rr2 Intacta y el anuncio del Proyecto para una nueva Ley de Semillas que fortalezca aún más el monopolio sobre las semillas para las corporaciones demuestra que hay una decisión política de entrega de nuestra soberanía que afecta gravemente nuestras posibilidades de autonomía en materia agrícola y profundiza la esclavitud frente a las corporaciones. El planteamiento que hace la Vía Campesina es que la alimentación y la agricultura no pueden ser un bien de mercado como cualquier otro, porque es una cuestión básica para la subsistencia de los pueblos. Eso significa tener políticas públicas. En Argentina por suerte está habiendo un debate sobre los medios, se habla de la concentración económica de los monopolios y el poder que tienen. Me parece fundamental que exista este debate, pero si uno piensa que la alimentación es una necesidad mucho más básica que la información, ¿cómo puede ser que alimentación es una necesidad mucho más básica que la información, ¿cómo puede ser que permitamos alegremente que una empresa controle toda la soja transgénica que se hace en la Argentina? Hay problemas sociales, alimentarios, de salud y también ecológicos.
Fuente: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/94-ambiental/2088-dentro-de-20-o-30-anos-va-a-haber-que-reconocer-que-se-esta-produciendo-un-genocidio-y-un-ecocidio-dramatico-en-nuestro-pais

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