Gaza: carta emitida por médico en
hospital de al-Shifa
21-07-2014
La carta emitida por el médico, hace referencia al avance terrestre del
ejército israelí en la Franja de Gaza que entre el sábado y domingo (19 y 20 de
julio) produjo la mayor cantidad de víctimas en una acción. El ataque a Shejaia
en apenas una hora asesinó a más de 60 personas entre ellos, 17 niños y 15
mujeres. Según el Ministerio de Salud de Gaza, en el día 21 de julio, las
víctimas mortales ascienden a 508 y heridos 3150. Por ANRed.
Domingo, 20 de julio de 2014
Queridos amigos y
amigas:
La noche pasada fue
extrema. La “invasión terrestre” de Gaza resultó en decenas
de furgones con palestinos y palestinas con todo tipo de heridas,
mutilados, destrozados, desangrándose, temblando; de todas las edades, todos
civiles, todos inocentes.
Los héroes en las
ambulancias y en todos los hospitales de Gaza están trabajando turnos de 12 y
24 horas, grises por el cansancio y la carga inhumana de trabajo (sin haber recibido ningún pago en Shifa en los últimos
cuatro meses). Ellos atienden, derivan ,
tratan de entender el incomprensible caos de cuerpos, de tamaños, de miembros,
de seres humanos que caminan, o no pueden caminar, que respiran, que no pueden
respirar, que se están desangrando, y que no se desangran. ¡SERES HUMANOS!
Hoy, una vez más tratados
como animales por “el ejército más moral del mundo”.
Mi respeto por los
heridos es infinito, en su sobria determinación en medio del dolor, la agonía y
el shock; mi admiración por el personal y los voluntarios es infinita también;
mi cercanía al sumud palestino me da fuerzas, aunque por momentos solo quiero
gritar, abrazar fuerte a alguien, llorar, oler la piel y el cabello cálido de
un niño cubierto de sangre, protegernos a nosotros mismos en un abrazo sin fin…
pero no nos podemos permitir eso, y ellos tampoco.
Caras cenicientas…
¡Oh, no! Ni más cargas de decenas de mutilados y sangrantes…todavía tenemos lagos de sangre en el suelo en la
sala de emergencias, pilas de vendas empapadas en sangre para limpiar… Oh, los limpiadores… en todas
partes, quitando rápidamente la sangre y los tejidos descartados, el pelo, la
ropa, las cánulas… los restos de la muerte… todo quitado del medio… para ser
preparado nuevamente, para que todo se repita. Más
de 100 casos llegaron a Shifa en las últimas 24 horas. Ya bastante para un gran hospital bien
entrenado y equipado con todo lo necesario, pero aquí… casi no hay nada: no hay
electricidad, ni agua, ni materiales desechables, ni medicamentos, ni mesas de
operación, ni instrumentos, ni monitores… es como si todo hubiera sido sacado
de museos de hospitales del pasado. Pero estos héroes no se quejan. Ponen manos
a la obra, como guerreros, de frente, inmensamente resueltos.
Y mientras les escribo
estas palabras, solo, en una cama, derramo lágrimas, cálidas pero inútiles
lágrimas de dolor y de pena, de enojo y de miedo. ¡Esto no puede estar pasando!
Y entonces, justo
ahora, la orquesta de la máquina de guerra israelí comienza de nuevo su
espantosa sinfonía: salvas de artillería desde los barcos de la marina en la
costa, los rugientes F16, los drones enfermantes (los “zennanis” árabes), los
hummers y los molestos Apaches. Todo, demasiado, hecho y pagado por los Estados
Unidos. Señor Obama: ¿tiene usted corazón?
Yo lo invito: pase una
noche, solo una noche con nosotros en Shifa. Tal vez disfrazado de limpiador.
Estoy 100 por ciento
convencido de que cambiaría la historia. Nadie con corazón Y –además– con poder,
podría marcharse de una noche en Shifa sin la decisión de ponerle fin a la
masacre del pueblo palestino.
Pero los crueles y
despiadados han hecho sus cálculos y han planeado otro ataque sobre Gaza.
Los ríos de sangre van
a seguir corriendo la próxima noche. Puedo escuchar que han afinado sus
instrumentos de muerte. Por favor. Hagan lo que puedan. Esto, ESTO no puede
continuar.
Mads Gilbert. MD PhD
Profesor y Jefe Clínico. Clínica de Medicina de Emergencia Hospital
Universitario del Norte, Noruega.
Publicado en Middle East Monitor. Traducción: Patricia Curbelo (editada por
María Landi)
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article8138
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