EDITORIAL
13 de julio 2014
Rodear de solidaridad
al pueblo heroico de Gaza
Por Carlos Aznárez
Son igual que los nazis. El sionismo
ha adoctrinado a los israelíes para convertirlos en una máquina de matar, y
ellos y ellas lo ejecutan a conciencia desde hace 66 años. Aquí ya no se puede
hablar de ese eufemismo utilizado por los nietos del Holocausto, las “razones
de sobrevivencia”. Son sádicos asesinos y asesinas seriales, que
demuestran, con total impunidad sus deseos de echar a sus vecinos al
mar. Es puro etnocidio. Hoy los “defensores de la pureza de la raza”
son precisamente ellos, los descendientes de los gaseados en Auswichtz. Sus
atrocidades, son indiscutiblemente idénticas a las cometidas en Iraq o
Afganistán por sus tutores de Washington. Ambos practican matanzas a diestra y
siniestra en nombre de la defensa del sacrosanto capitalismo.
Artífices de un nuevo Holocausto,
pero con una enorme diferencia: los sionistas cuentan con una
infinita cobertura mediática a su favor, gracias a los lobbies que
han desarrollados todos estos años para construir escenarios de victimización.
Tiene razón el intelectual brasileño
Emir Sader: duele la soledad de Palestina. Mejor dicho, quema las entrañas la
indiferencia de quienes podrían ayudar y hacen mutis por el foro. Es el caso
del mundo árabe en su conjunto, con la excepción de la resistencia islámica
libanesa. Pero también, le cabe el sayo a gigantes bélicos como Rusia y China,
a los que sólo parecen importarles los asuntos económicos mientras los pueblos
se desangran.
Crímenes de lesa humanidad
Desde tanques,
aviones y barcos, militares israelíes lanzan sus bombas y misiles contra
población civil, y se abrazan cada vez que hacen un blanco.
Familias enteras
de israelíes se montan en un tour para presenciar “las hazañas" de
sus uniformados. Periódica y perversamente, desde una colina cercana a Gaza,
mientras
almuerzan -el
servicio incluye atención gastronómica-, se ríen, cantan, bailan y glorifican a
su fuerza aérea cada vez que las bombas hacen impacto en las viviendas de
mujeres, hombres, ancianos, niños y niñas palestinas.
Maestras
israelíes siguen llevando a sus alumnos a los sitios desde donde salen los
bombarderos sionistas -al igual que hicieron en la anterior Operación
criminal Plomo Fundido-, para que escriban leyendas de ánimo "a nuestros
muchachos”.
Mujeres
israelíes, madres seguramente muchas de ellas, participan junto con los
soldados ocupantes, en cacerías y linchamientos en Cisjordania. Ocurre a la vez
que en Gaza otras madres, abrazan a sus hijitos aterrorizados frente
a lo que era su vivienda pocos minutos antes, cuando la
convirtieran en polvo dos misiles lanzados desde un barco israelí. La misma
nave que destruyó e incendió con sus bombas las barcas de humildes pescadores.
En el otro
extremo, padres palestinos marchan, dignos, con los cadáveres de sus hijos
calcinados por bombas de fósforo y gritan al mundo: “paren este
horror”, “muévanse antes que Gaza desaparezca bajo las bombas”.
Mujeres
palestinas hacen la V de la victoria (tarde o temprano será cierto aunque hoy
nadie lo crea) frente a otra de las casas destruidas. Esa misma vivienda que
con paciencia y mucho amor habían reconstruido después de que otros aviones
israelíes la demolieran a bombazos en la incursión israelí de hace dos
años.
Niños palestinos
gritan junto a sus hermanos adolescentes: “No nos moverán”, mientras caen
bombas por doquier a sólo cien metros del montículo de cemento que hasta hace
pocos minutos era la escuela donde estudiaban.
Niños, niñas,
hombres y mujeres palestinos salen a la calle en masa a los pocos instantes que
su barrio se convirtiera en un infierno de bombas y misiles, impactando en cada
una de las casas y edificios (entre ellos un hospital atiborrado de
heridos y una mezquita donde un centenar de personas oraban pidiendo por la
paz) y se ponen a colaborar en la difícil tarea de sacar heridos de los
escombros. Dan cuenta a quien lo quiera ver, lo que significa la SOLIDARIDAD
con mayúsculas. No temen a los nuevas incursiones aéreas, sólo les interesa
salvar a sus vecinos, dentro de un escenario salpicado de sangre inocente y
gritos de dolor que llegan al alma.
Mientras tanto,
la heroica Resistencia Palestina, la de Hamas , la Yihad Islámica , la del FPLP y el FDLP, la de Al Fatah y todos
los grupos milicianos que le ponen el cuerpo a esta avalancha criminal, siguen
haciendo lo que pueden: combaten con una desigualdad impresionante,
auxilian a los heridos, abren el camino a las ambulancias, consuelan a los
familiares de los caídos. Luchan, resisten, no se doblegan, no se arrodillan ni
piensan rendirse. Están rodeados del amor de su pueblo.
Pasan las horas y
la tragedia continúa. La maldita comunidad internacional sigue mirando hacia
otro lado, los gobiernos (la gran mayoría de ellos, con la excepción honrosa de
los países del ALBA) callan o apoyan descaradamente a los criminales sionistas.
Algunos, oportunistas como siempre, hablan de dos bandos, dos demonios o se
adscriben al “ni” (ni uno ni otro) ¿En Argentina, con 30 mil desaparecidos
sobre las espaldas, cualquiera de estas últimas variantes, causan vergüenza
ajena. Por su parte, la ONU o la Liga Árabe sacan declaraciones con las que
Netaniahu se limpia el trasero. El terrorista mundial Barak Obama se ofrece
como “mediador”. Patético como siempre. Justamente él, que lleva la
bandera sionista grabada a fuego sobre su frente. Como Clinton. Como Bush. Como
el 90% del gabinete de Estados Unidos.
Domingo por la
tarde en Buenos Aires, calles desiertas, los televisores aúllan jugadas
peligrosas, ora de Argentina, ora de Alemania, y finalmente la caída honrosa
del equipo rioplatense. Sin embargo, hasta la fiesta deportiva se convierte en
paradoja, si se piensa que en ese mismo instante las bombas seguían
cayendo en la ciudad mártir de Gaza, y los muertos y heridos continuaban
acumulándose en sus calles. "El olor a carne quemada por el fósforo
resulta insoportable", relata Ahmed, en una crónica que llega a
la redacción de Resumen
Latinoamericano , mientras otra colaboradora, la joven
gazatí Nidáa sigue enviando sus testimonios escritos y fotográficos
dolorosos desde el mismo corazón de la tragedia.
¿Qué
hacer frente a tanto genocidio? Apretar los dientes, masticar la bronca y
sobreponerse a la impotencia movilizándose cuanto antes, para que en cada
rincón del planeta se escuche la voz de quienes condenan esta masacre y
reniegan de la complicidad del silencio: Gaza no está sola, todos y todas,
hoy más que nunca, somos palestinos y palestinas.
14 de julio 2014
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EL
MIERCOLES DEMOSTREMOS AL PUEBLO PALESTINO QUE EN ARGENTINA REPUDIAMOS AL
SIONISMO (Marcha en Buenos Aires hacia la embajada de Israel)
VEA EL
ESPECIAL PALESTINA DEL PROGRAMA TELEVISIVO DE RESUMEN LATINOAMERICANO
lean y
difundan esta noticia:
ESTO ES EL NAZISMO SIN MAS VUELTAS (o
peor aún)
Algún día,
como les ocurrió a los estadounidenses cuando cayeron sus Torres Gemelas, se
preguntarán ¿pero qué hicimos nosotros para que nos pase esto?
Foto de israelíes disfrutando desde
una colina los ataques contra Gaza
Sderot cinema. Israelis bringing
chairs 2 hilltop in sderot 2 watch latest from Gaza . Clapping when blasts are heard. pic.twitter.com/WYZquV62O7
FUENTE:
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