martes, 29 de octubre de 2013

“Estamos en plan de decidir sobre nuestras vidas y nuestros territorios. es una movilización mundial que exige de nosotros romper con el modelo de producción y consumo”.

Manifiesto de La Jagua contra el modelo neocolonial
minero-energético
Por Organizaciones sociales colombianas e internacionales
Sábado 12 de octubre de 2013

Hoy reina en gran parte del mundo el modelo macroeconómico internacional, la llamada economía del mercado, la que a finales del siglo XVIII Adam Smith en su libro La riquezas de las naciones denominó la de «la mano invisible». Estamos en el siglo XXI y a nivel mundial este modelo viene produciendo hambrunas; guerras de ocupación; concentración absoluta del poder económico y político en manos de bancos, corporaciones multinacionales; desindustrialización; ejecución de proyectos minero-energéticos sin ninguna clase de consulta previa de las comunidades, cuyos modos de vida entran en contradicción con los intereses de ganancia máxima de las multinacionales causando graves afectaciones ambientales, de los tejidos sociales y de proyectos de vida; despojo de comunidades campesinas, indígenas y afro descendientes; privatización de recursos naturales y bienes públicos acompasados del destierro y del desplazamiento forzado; desigualdades escandalosas entre los países y al interior de los mismos, acompañada de corrupción rampante; desempleo de millones de seres humanos; firma de tratados de libre comercio y adecuación de leyes para favorecer a las multinacionales; judicialización de la propuesta popular; destrucción de vestigios prehispánicos y costumbres ancestrales; y una crisis económica social en todos los órdenes de la vida y los países neocolonizados, al igual que entre los sectores populares de las metrópolis neocolonizadoras, causadas por el poder y la codicia del sector financiero, una verdadera molienda humana y de los entornos naturales.

Una de las expresiones más salvajes del mundo neoliberal es entonces ese modelo transnacional de despojo que destruye hombres, ríos, aire, tierra fértiles y alimentos, y condena a muchos al desplazamiento y la desaparición forzada o a masacres espantosas ejecutadas por el paramilitarismo en convivencia con las fuerzas militares del Estado para preparar la llegada de grandes multinacionales, además de convertir la soberanía nacional en ficciones. Hoy este modelo es una realidad en gran parte en América del Sur, por supuesto en Colombia, uno de los países más desiguales del mundo donde se regalan los recursos naturales a las empresas transnacionales que se llevan todo, no pagan impuestos, y gozan de exenciones tributarias y subsidios del Estado. Es decir, aquí el Estado paga a esos Goliat extranjeros para que se lleven las riquezas naturales del país, las que, como en la canción América del cantautor campesino huilense Fabián Loaiza “van volando a otras tierras / no son nuestras, no son nuestras/ y dejan sangre y dolor/ mientras tu pueblo va respirando miseria”. En este contexto el Estado se transforma en un simple mediador entre las multinacionales y las comunidades, pero, claro está, en calidad de cómplice de las primeras.

El caso del Quimbo aquí en el Huila, es emblemático e ilustrativo de algo que había pasado inadvertido: la transnacional Enel no es lo que parece y dice ser. No está en realidad interesada en producir energía, sino en lucrarse con negocios financieros derivados de las construcción de la represa, tales como la venta de bonos de carbono o permisos de contaminación a otras empresas aún más contaminantes, como se explico en este evento. Los campesinos del Quimbo se preguntaron entonces entre sorprendidos e indignados: ¿y para eso es que están destruyendo el Magdalena, nuestras tierras que son las más fértiles del Huila, nuestros proyectos de vida y de futuro de nuestros hijos? Si, así es. Todo eso se ha desmaterializado para convertirse primero en mercancía y después en esa abstracción de los bonos que se negocian en el mundo financiero. Como pasa en el universo de Don Quijote de Cervantes, donde el mago Freston podía hacer que una cosa pareciera otra.

En síntesis, lo que se ha conseguido con este modelo neoliberal no es la riqueza de las naciones, sino mas bien la pobreza de las naciones. Habría que decir entonces como el filosofo Daniel Bensaid “para que la mano invisible es preciso que el otro sea ciego”. Los pueblos de América no somos ni hemos sido ciegos, ni sordos, ni mudos, ni insensibles, sino vendados y amordazados por gobiernos cipayos al servicio del gran capital. Ahora están cayendo vendas y mordazas porque hemos venido en un autodescubrimiento de lo que hemos sido y somos, y tenemos una visión propia y universal del porvenir. Estamos haciendo una especie de nueva Expedición Botánica que nos está revelando un continente bello, lleno de vida y de esperanzas, esa Tierra de Promisión de la que hablo nuestro José Eustasio Rivera, habitado por pueblos trabajadores, creativos y solidarios.

Estamos en RESISTENCIA DE VIDA. ESTAMOS EN PLAN DE DECIDIR SOBRE NUESTRAS VIDAS Y NUESTROS TERRITORIOS. ES UNA MOVILIZACIÓN MUNDIAL que exige de nosotros romper con el modelo de producción y consumo energéticos, hoy planteado como nueva forma de explotación.
No estamos ya condenados a la soledad y al olvido, y de verdad que vemos, organizados y en unidad por encima de diferencias no esenciales, construyendo nuestra segunda oportunidad sobre la tierra. Es la defensa de la Madre Tierra, del territorio, de la especie humana, de la vida en todas sus manifestaciones, de los sueños y de las utopías hoy inéditas, pero sin duda realizables. Es un gran grito de lucha y coraje que resuena por selvas, montes, campos y ciudades contra el modelo neoliberal de muerte, odio, guerra, y destrucción que se oyó en todo el país durante el reciente paro agrario en boca de campesinos, indígenas, estudiantes, sindicatos, amas de casa, sectores consecuentes del clero, partidos y movimientos políticos identificados con las causas populares, entre otras, presagiando así la unidad del campo y la ciudad, en la vía de construir, ese país que queremos para acabar con ese viejo país que agoniza. Y cuando una realidad agoniza, pues ha pasado a ser innecesaria, irracional y ha perdido su razón de ser, es reemplazada por una nueva realidad nueva y vital. Todo lo que existe merece perecer. Es decir, podemos reemplazar la Colombia que hoy existe construyendo desde abajo y entre toda esa Colombia que queremos, en donde ha de reinar el amor y no el odio, pues los seres humanos no estamos para el odio sino para el amor. Si, con eso sonamos, pero es una suerte de sueño con los pies bien puestos en la tierra. Nosotros sonamos una Colombia en paz en donde las comunidades disfruten del territorio y construyan sus imaginarios culturales, que no será posible con el modelo neoliberal expoliador y perturbador de la paz pública que predomina también en los discursos oficiales. Ya hemos abierto bien los ojos y el mundo de tinieblas y ceguera empieza a desviarse. Como escribió José Martí, “es hora de los hornos y no ha de verse más que la luz”.

El Encuentro Internacional concluye:
 1. Rechazar El Modelo Extractivista Minero Energético impuesto por las empresas trasnsnacionales en nuestros en territorios con las complicidad de los Estados.
2. Exigir la suspensión inmediata del Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo e indemnizar todos los daños causados.
3. Celebrar la realización de la primera audiencia temática sobre represas -caso Colombia- convocada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el próximo 31 de Octubre en Washington.
4. Reconocer y respaldar las luchas contra las grandes obras de generación de energía en Italia, en especial la toma de la sede de la Alcaldía de Archidosso en Tuscona por parte del movimiento monte libre, contra la explotación geotérmica del monte Amiata. Además in memoria de las 1910 víctimas por la tragedia Vajont el 9 de Octubre de 1963, condena la irresponsabilidad de la empresa ENEL causante del desastre.
 5. Condenar el asesinato del dirigente Nelson Giraldo, la desaparicion de Miguel Pabon, los desplazamientos violentos de Estado, despojo, la destruccion de las cadenas productivas, de la seguridad alimentaria, de los proyectos de vida de las todas comunidades afectadas por la construccion de Represas y especialmente los integrantes del Movimiento Ríos Vivos.
6. Solucionar de manera inmediata las demandas de los campesinos del Catatumbo y el cese del proceso de judicialización de sus líderes, en especial el compañero Cesar Jerez.
7. Respaldar las movilizaciones de los indígenas previstas a partir del 14 de Octubre contra los tratados de libre comercio, la defensa y recuperación de nuestros Territorios.
8. Participar de la Cumbre Agraria Nacional con el propósito de coordinar las resistencias en torno a una sola agenda única por la defensa de los territorios y la construcción de una política minero –energética, alimentaria, soberana y popular.
Firmantes:
Movimiento Ríos Vivos (Colombia)
Asociación de afectados por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo - ASOQUIMBO
Asociación de zonas de reservas campesinas –Anzorc-
Asociación de cabildos indígenas del Cauca –ACIN-
El Sindicato de los trabajadores de la Industria de energia Electrica de Florianopolis y Región –SINERGIA-SC
Red Stop Enel 
Fórum Italiano de los movimientos por el Agua
Comisión intereclesial de Justicia y Paz
Comunidades de Guatemala afectadas por la represa palo viejo de ENEL 
Observatorio de Multinacionales en América Latina - Paz con Dignidad (Estado español)
HEGOA - Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional (Estado español)
Entrepueblos-Entrepobles-Herriarte-Entrepobos (Estado español)

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