Las máscaras del poder permanente
Por: Andres Sarlengo (CONTRAPUNTOS, especial para
ARGENPRESS.info)
A más de 36 años del comienzo de la última dictadura cívico
militar el poder permanente se encubre con diversas máscaras.
“Los famosos documentos “SANTA FE I y II”, elaborados por los consultores y escribas de Ronald Reagan, plantean con total claridad la división entre lo que consideran el “poder formal”, asignado a las diversas gestiones gubernamentales, y el “poder permanente” representado por el poder económico, el poder militar y el poder judicial. El poder “formal” puede sufrir deterioros, desgastes y alternancias. Lo que debe permanecer como incólume y sagrado es el poder “permanente”, sentencia Norberto Olivares (1).
“Los famosos documentos “SANTA FE I y II”, elaborados por los consultores y escribas de Ronald Reagan, plantean con total claridad la división entre lo que consideran el “poder formal”, asignado a las diversas gestiones gubernamentales, y el “poder permanente” representado por el poder económico, el poder militar y el poder judicial. El poder “formal” puede sufrir deterioros, desgastes y alternancias. Lo que debe permanecer como incólume y sagrado es el poder “permanente”, sentencia Norberto Olivares (1).
En la Argentina los antifaces de la formalidad ocultan
oscuros intereses.
Basta revisar diarios, agencias e interpretar los dichos
oficiales para que las evidencias surjan claramente. ¿Es pura casualidad que Cristina Fernández reprenda a los
docentes santafesinos minutos antes de firmar acuerdos con el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) (2)? ¿Qué quiere expresar la presidenta
cuando afirma que “no hay mejor defensa de la escuela pública que dando
clases”? Como repetía Paulo Freire: no se trata de enseñar sino de aprender con
reciprocidad. Dar clases- a mi modesto entender- es la lógica dominante en
muchas generaciones de funcionarios y docentes que conciben a la educación como
el acto de depositar contenidos en cabezas vacías.
Argentina recibirá del BID créditos por 718 millones de
dólares destinados a “programas de servicios agrícolas provinciales, programas
de mejoramientos de barrios y para infraestructura productiva y turística de
Río Negro”. Otros 200 millones de dólares prestados por China irán a
repavimentar rutas, construcción de cloacas y tratar aguas servidas en el Gran
Buenos Aires (3).
Para comprender las “buenas intenciones” del “poder formal”
y las decisiones de Cristina Fernández tal vez un extenso párrafo de James
Petras resulte categórico: “Hace años yo estuve en Washington entrevistando a
funcionarios del BID y uno entiende varias cosas a partir de eso. Una es que
por ejemplo si uno analiza el directorio del BID, los Estados Unidos tiene una
representación desproporcionada y no hay ninguna propuesta del BID que no tenga
que ser aprobada por los Estados Unidos En otras palabras, todos los préstamos
que el BID hace están condicionados por las políticas económicas de los Estados
Unidos. Por eso muchos países tienen reservas en llegar a acuerdos con el BID.
Porque por ejemplo durante la época de la primavera del neoliberalismo, cuando
Menem, Cardoso y todos los demás gobernantes entreguistas estaban en el poder,
el BID consiguió financiar muchos proyectos que facilitaron la entrega de las
empresas. En otras palabras, el BID forma parte del triángulo Fondo Monetario-
Banco Mundial y BID. Mientras el Fondo Monetario hace políticas totalmente
condicionadas por las ventajas que consiguen los capitalistas externos, el BID
a veces financia proyectos para aminorar, limitar el daño social. Hay que ver
la política del BID como complementaria con la depredación del sector privado.
Porque muchas veces las políticas del Fondo Monetario hacen un impacto muy
desastroso sobre los sectores populares, por ejemplo las privatizaciones que
resultan en despidos, desocupación, limitaciones sobre el mercado de trabajo.
Entonces el BID entra con un proyecto de préstamo para generar algún empleo de
los desubicados (…) Yo no critico el proyecto en sí, pero hay que verlo en un
contexto más amplio: el BID simplemente complementa los negativos efectos de
sus socios. Es como el buen policía y el mal policía. El policía malo te golpea
y el policía bueno viene a decirte que el otro es cruel pero “yo te voy a
ayudar (4)”.
Asimismo, después de reunirse con la presidenta de Argentina
en la Casa Rosada
el nuevo Vicepresidente del Banco Mundial (BM) Hasan Tuluy aseveró: “El Banco
Mundial tiene en la Argentina actualmente programas en ejecución por 7.000
millones de dólares y existen sujetas a aprobación otros 3.000 millones de
dólares”. Para Tuluy “nuestra presencia en la Argentina abarca varios sectores,
pero siempre con un mismo foco, promover mayor inclusión social y generar
proyectos innovadores (5)”.
Heinz Dieterich - en efecto- viene bien: “El orden mundial,
creado a la imagen de los vencedores de 1492, constituye hoy día un régimen
internacional, cuya cúspide de poder político, económico, cultural, social y
militar se encuentra en manos de una pequeña oligarquía internacional (6)”.
Y cuando de “inclusión e innovación” se refieran… Dieterich
sostiene: “La educación básica de 9 años no es necesaria para los 200 millones
de jóvenes latinoamericanos (7), sino sólo para una minoría del 30 al 40 por
ciento de la población económicamente activa. El problema del Banco Mundial
consiste precisamente en idear instrumentos que permitan institucionalizar ese
tipo de sistema educativo dicotómico que, por una parte, proporcione el
“capital humano” indispensable para las necesidades laborales del capital
global y, por otra, afecte lo menos posible sus ganancias, es decir, tenga un
alto coeficiente de costo-beneficio (6)”.
En síntesis, el BM y el BID (ambos promotores del Consenso
de Washington y adalides del poder permanente) continúan diseñando muchas de
las políticas de la “gobernabilidad” K. Ya no intervienen con sus expertos de
modo crudo y directo; sino que prescriben como abordar las cuestiones sociales
en la plutocracia.
Borzese, Gianatelli y Ruiz señalan: “Se reconoce
post-consenso de Washington la necesidad de encarar reformas institucionales.
Para ser más precisos con lo que éstas significan, podríamos decir que son
reformas de “instituciones para los mercados”. El rol del Estado en estas
reformas tiene que ver con propiciar la generación de nuevas normas de
comportamiento dentro de una sociedad para disponer de un marco institucional
adecuado al nuevo mundo globalizado (8)”.
Si la
“Operación Claridad” de la última dictadura cívico-militar
sugería “infiltrar CTERA”; hoy ya no hace falta. Después de la cínica
descalificación de la
Presidenta Fernández de docentes y profesoras la Junta Ejecutiva de
CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina)
vuelve a ratificar las palabras de José Saramago: ““El sindicalismo está
domesticado y esa ha sido la gran operación del sistema capitalista: la
domesticación (9)”. El 23 de marzo en el Hall de acceso del Ministerio de
Educación, Alberto Sileoni, Stella Maldonado y Aldana Díaz descubrieron una
placa recordando a educadores y estudiantes desaparecidos entre 1976-1983 (10).
Lindo gesto. Pero esa “formalidad” no consigue disimular los
colmillos de los lobos asesinos del poder permanente y sus gerentes…
Stella Maldonado (CTERA) agradeció - en ese acto oficial-
“en nombre de Ctera al ex presidente Néstor Kirchner, porque milicos y civiles cómplices
empiezan a estar presos (10)”.
Sra. Maldonado: relea el listado de empresas firmantes del
acuerdo previo a la Ley de Educación Técnico-Profesional Nº 26.058 y verá que
ni un tantito así de “civiles” fueron “presos” en esta Argentina capitalista.
Por más que CTERA predique los ideales de Francisco
Arancibia parece que algunos escritos de Eduardo Rosenzvaig quedaron en el
olvido: “En el centro estaba el dibujo raíz de su vida: defender la escuela
estatal contra el Estado. Parecía incomprensible, pero así como la escuela era
según el maestro, también el Estado es según los intereses de quienes gobiernan
(11)”.
En definitiva, las máscaras de la “gobernanza progresista”
se caen ni bien alguien quiera ver que hay detrás de ellas: el poder permanente
de una plutocracia que concentra riqueza mientras millones (por ejemplo, 198
millones de latinoamericanos perviven empobrecidos (12)) padecen miserias
deshumanizantes.
Se trata de asestarles con verdades y organizar la rebeldía
emancipadora.
Fuente: http://www.argenpress.info/2012/04/las-mascaras-del-poder-permanente.html
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