viernes, 28 de octubre de 2011

Vayamos por la alianza imperialista con las elites locales que planificó la miseria o la creciente concentración y transnacionalización económica de hoy

Argentina: Queda mucho camino por recorrer
Por: Carlos Iaquinandi Castro (SERPAL)

(...) Una de las anécdotas que sintetiza el carácter histórico de la jornada que ayer vivió Argentina, lo constituye la imagen de Lilia Ferreyra, que llegó a la sala de los Tribunales donde se leerían las sentencias guardando en su cartera el original de la Carta abierta a la Junta Militar que escribió y circuló horas antes de su secuestro y asesinato su compañero Rodolfo Walsh. En ese texto, el escritor denunciaba las tropelías de la Junta a un año exacto del golpe. Lilia describía que las sentencias eran una respuesta tardía al alegato contra los represores que Walsh escribió hace 34 años. Tiene razón.

El Plan golpista no se hizo en los cuarteles

Celebremos las sentencias porque son la aplicación de una justicia postergada. Y porque en sus fundamentos reconoce la responsabilidad de los cargos que durante años gran parte del pueblo argentino formuló contra los ejecutores del plan golpista del 24 de marzo de 1976. Pero seamos conscientes que ese plan de exterminio y las posteriores decisiones políticas, sociales y económicas no fueron producto de una conspiración cuartelera.

No olvidemos nunca que ese zarpazo criminal fué la playa de desembarco de los que querían romper el tejido social, trocear el país, desmantelar su capacidad productiva, y fundamentalmente acallar cualquier disidencia con el proyecto necolonizador que querían imponer. La inspiración golpista surgió de alfombrados despachos, donde se planificó como anular la resistencia popular. De esas cavernas salió la consigna de utilizar todo tipo de violencia, ignorar leyes y normas, pisotear principios éticos y religiosos, y desplegar una serie de argumentos falaces para autojustificar la violación sistemática de los derechos humanos y sociales de los argentinos. Sus artífices no utilizaban uniforme, porque eran empresarios, industriales o rurales, capataces de transnacionales, dueños de medios de comunicación, directivos de corporaciones financieras y bancarias, sin olvidar la implicación de gran parte de la jerarquía de la Iglesia Católica argentina. En definitiva los herederos de la vieja oligarquía argentina con sus modernas variantes ligadas a los intereses del capitalismo internacional y dependientes de los intereses de los gobiernos de los Estados Unidos. En ese crisol se fundieron diversos intereses económicos y políticos para conformar esa amalgama que coincidía en un objetivo: imponer un gobierno dictatorial, anular los derechos constitucionales, disolver partidos, sindicatos y organizaciones sociales. Exterminar a todos los que ofrecieran resistencia e incluso ir mucho más allá: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después... a sus simpatizantes, enseguida... a aquellos que permanecen indiferentes, y finalmente mataremos a los tímidos." como afirmó el General Ibérico Saint Jean. Y la bendición de una jerarquía eclesial cómplice: " ¿ no querrá Cristo que algún dia las Fuerzas Armadas estén más allá de su función ? El Ejército está expiando la impureza de nuestro país...los militares han sido purificados en el Jordán de la sangre para ponerse al frente de todo el país" como dijo Monseñor Bonamín en una homilía pronunciada seis meses antes del golpe militar.

¿Cuántos de aquellos, cuántos de sus sucesores ideológicos ocupan hoy funciones y cargos en la sociedad civil, en la política, en las grandes corporaciones, en el control de grandes medios de comunicación, en la propia jerarquía de la Iglesia Católica Argentina ? Muchos de ellos se maquillan como demócratas o republicanos, pero siguen alentando soluciones autoritarias y principios elitistas. Ellos están. Siguen estando. Incubaron y pueden incubar nuevamente el huevo de la serpiente.

Celebremos, pero convengamos que hay mucho camino por recorrer todavía. Memoria y Justicia, para construír un país de todos y para todos.
http://www.argenpress.info/2011/10/argentina-queda-mucho-camino-por.html

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