Los cuatro grandes
mitos sobre el impuesto al salario
Por Rodrigo Wilson (La
Izquierda Diario )
A pocas horas del paro de los gremios de
transporte y la CGT opositora que tiene el impuesto a las Ganancias que recae
sobre los trabajadores como motivo central, el gobierno volvió a defender la
aplicación del mismo. Acá, los principales hechos que desmienten la posición
oficial.
1. “Es un impuesto a los altos ingresos”. Esto sostuvo ayer el
ministro de Economía Axel Kicillof. En declaraciones radiales, sostuvo que
“apunta a los ingresos más altos de la escala y eso está bien dirigido hoy”.
Aunque cobrar $ 15.000 es un “privilegio” en la Argentina actual, ya que según
el Indec más de la mitad de los ocupados reciben un ingreso mensual igual o
menor a $ 5.500, se trata de un ingreso que está apenas un poco por encima de
una canasta de consumo familiar. Según la Comisión técnica de ATE-Indec,
integrada por quienes fueron desplazados por la intervención del organismo que
ya lleva 8 años, la
Canasta Mínima de Bienes y Servicios fue de $ 12.800 pesos
para febrero. Es decir que el ingreso que tributa ganancias está $ 2.200 pesos
por arriba de la canasta básica. Sólo el fuerte atraso del conjunto de los
salarios, que después de 10 años de fuerte crecimiento están de conjunto en
niveles inferiores a los de 2001, puede este nivel de ingresos aparecer como
merecedor de pagar “ganancias”.
2. "Es un impuesto que hay que defender
porque es progresivo”. Es bastante absurdo discutir si tal o cual impuesto es
progresivo, sin discutir de conjunto la estructura impositiva. Pero si
hiciéramos el esfuerzo de tomar por bueno el argumento del gobierno, un primer
análisis nos mostraría que durante la última década viene creciendo proporcionalmente
más el peso que tiene el impuesto los que están ubicados en los escalones más
bajos entre los que deben pagarlo. Hace 10 años la inmensa mayoría estaba
incluida en la escala más baja, del 9%. Pero como nunca se actualizaron las
escalas de la famosa tablita de Machinea implementada en 1999, muchos
asalariados fueron subiendo en escala del impuesto como resultado de sus
aumentos nominales de salarios, a pesar de que el salario real alcanzado por el
impuesto, descontando el efecto de la inflación, no subía. Si las escalas se
hubieran ajustado por inflación, casi todos tributarían el 9%. Aunque el
impuesto sigue arrancando hoy con una tasa de 9% para los menores salarios
dentro de los alcanzados por el impuesto, más de la mitad de los empleados alcanzados
por Ganancias, paga tasas de 23% o más, y una parte importante dentro de estos,
afronta tasas de entre 31 y 35%, las mismas que paga una gran empresa o una
persona rica. Pagan más aunque el poder adquisitivo de sus ingresos, deduciendo
la inflación, no haya crecido o lo haya hecho muy poco. Mientras tanto, como
hemos denunciado en varias
oportunidades desde La Izquierda Diario ,
el selecto club de los más ricos paga por sus ganancias una tasa que equivale a
apenas el 17,7% de las mismas, es decir, una tasa inferior a la que se aplica a
más de la mitad de los alcanzados por el impuesto a las ganancias. Para hablar
de progresividad en serio, habría que empezar por modificaciones más
sustantivas en el régimen impositivo, y no concentrarse en cobrar más sobre
aumentos salariales que apenas si llegan a empatarle a la inflación. Un primer
paso es terminar con este impuesto al salario, y aumentar los gravámenes a las
ganancias de los más ricos, a las grandes fortunas.
3. “Sólo pagan 950 mil trabajadores”. Lo dijo el
viceministro de Economía, Emmanuel Alvarez Agis, quien estimó que se trata sólo
del 8% de la población activa. Las estimaciones de algunos gremios ubican la
cifra en hay 1,5 millones de jubilados y trabajadores en relación de
dependencia y casi medio millón de autónomos.
4. “Cada vez que usted levanta el mínimo no
imponible, genera un nuevo conflicto para los que están por ingresar al trabajo
registrado”. El inefable Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, pretendió con
estas declaraciones realizadas ayer vincular el impuesto a las Ganancias a la
regularización de trabajadores que están “en negro”. Curiosa relación la
presentada por el funcionario. ¿Será acaso un reconocimiento de que el Estado
es uno de los mayores empleadores ilegales, y que si pierde fondos seguirá
siéndolo? No puede comprenderse de otro modo esta curiosa afirmación del
funcionario. Sin embargo, la experiencia de los últimos años muestra que el
gobierno no gasta justamente en mejorar la situación laboral. La mayor parte de
los ingresos fiscales que se niegan a resignar, van destinados a subsidiar a
empresarios y a pagarle a los acreedores de la deuda pública usuraria.
Por si esto fuera poco, agreguemos que el impuesto a las
ganancias podría llevarse hasta el 30% del aumento salarial negociado en
paritaria. Esto significa que con paritarias que negocien aumentos del 30%,
sin actualización del mínimo no imponible de Ganancias y de las escalas sobre
las que se aplican las alícuotas, muchos trabajadores verán cómo una tercera
parte del incremento salarial irá a manos de la AFIP. El aumento salarial
efectivo no llegaría a 20%. Como la inflación acumulada desde 2014 fue de 37%,
esto significa que se acentúa la pérdida de los salarios respecto de la inflación. Si ya de
por sí el hipotético aumento de 30% deja un poder adquisitivo deteriorado
respecto de 2014, el impuesto al salario no hace más que empeorar las cosas.
Como se ve, no hay ropaje “progresista” para
sostener el impuesto al salario.
Fuente original: http://www.laizquierdadiario.com/Los-cuatro-grandes-mitos-sobre-el-impuesto-al-salario
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197058
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