Ernesto Herrera (CORRESPONDENCIA DE PRENSA) entrevista a Franck Seguy, sociólogo, adherente de la central
sindical Batay Ouvriye (Batalla Obrera).
- Los medios
de prensa internacionales cuentan de “progresos sustanciales” desde que asumió
el gobierno de Michel Joseph Martelly. Hablan de “avances democráticos” y
resaltan el arribo de muchas inversiones. ¿Puedes hacernos una descripción de
la situación actúal?
- El nuevo Presidente resume
su política con una frase que dice así: “Haití está abierto a los negocios”. En
efecto, desde su investidura, el 14 de mayo de 2011, el Presidente hace sus
mejores esfuerzos para abrir el país a los inversores extranjeros. Ya se
realizaron varios foros en Puerto Príncipe, con la ayuda en particular de Bill
Clinton, que es representante especial del Secretario General de la ONU en
Haití. Del mismo modo, el propio Martelly había viajado en enero pasado al Foro
Económico Mundial de Davos (Suiza), para entrevistarse con hombres de negocios
susceptibles de colocar inversiones en el país. Es importante indicar que fue
invitado a Davos por Denis O' Brian, presidente de la empresa de telefonía
celular Digicel, que adquirió un 80% del mercado de la telefonía en Haití.
Por su parte, el Ministro de
Asuntos Exteriores, Laurent Lamothe -que está a un paso de llegar a Primer
Ministro a raíz de la dimisión de Garry Conille, un antiguo funcionario de la
ONU-, se dio a conocer en su mandato como canciller de la “democracia de los
negocios”, pues bien, esto se materializa por hechos concretos: en varias
regiones del país, el gobierno está poniendo las tierras más fértiles al
servicio de la construcción de Zonas Francas Industriales (ZFI). En Caracol
(norte), una nueva ZFI está pronta para funcionar. Se trata de una localidad de
cerca de 5.000 habitantes que deberá de un momento otro albergar a más de a
20.000 personas, sin que ninguna infraestructura básica se construya. Incluso
no hay el agua potable. En su investidura en octubre de 2011, el Primer
Ministro prometía crear cientos de miles de empleos. Con este motivo, había
declarado: “Las necesidades de empleos que son tan importantes hoy, no pueden
esperar, Haití no puede darse el lujo de rechazar las solicitudes de empresas
que quieren establecerse en el mercado y exigen bajos salarios”.
Así, cuando la prensa
internacional habla de “progresos sustanciales” en la situación haitiana, se
refiere, efectivamente, al bulevar abierto para la llegada del capital
transnacional. Es decir, los avances de un gobierno de negocios son la otra
cara de la ocupación militar que ejerce la Minustah. (1) No son menos de 40 las
ZFI que están previstas, y una buena parte de ellas están actualmente en fase
de construcción. Pero nada de esto debe ponerse a la cuenta de Martelly, ya que
desde marzo de 2010, el Plan de Acción para la Reconstrucción y el Desarrollo
Nacional (PARDN) preveía: “El éxito de la implantación de los polos regionales
dependerá de los incentivos al desarrollo industrial, comercial y turístico. En
este capítulo, la ley Hope
II (Haitian emispheric Opportunity through Partnership
Encouragement) proporciona un primer marco para utilizar las ventajas
comparativas de Haití, para aprovechar su mano de obra, la proximidad del
mercado norteamericano y los conocimientos técnicos de su sector privado.
(...). El Estado haitiano quiere favorecer las inversiones en este sector
sosteniendo la instalación de parques industriales y zonas francas".
En otro plano, hay que
subrayar que el Presidente Martelly nunca ha ocultado su pertenencia
duvalerista y no pierde ocasión de mostrarse públicamente con Jean-Claude
Duvalier (sucesor de su padre, François Duvalier). “Baby Doc” regreso al país
desde su exilio dorado en Francia y está sin ninguna investigación por los
crímenes cometidos durante su larga dictadura entre 1971 y 1986. Martelly
incluso ha inaugurado algunas obras junto al ex dictador. Obviamente, el
gobierno de negocios viene acompañado de una enorme corrupción. La periodista Nuria Piera
obtuvo y publicó una extensa documentación que muestra cómo el senador
dominicano Félix Bautista sobornó con millones dólares a Martelly. La empresa
de construcción de este senador resultó beneficiada con multimillonarios
contratos para trabajar en la “reconstrucción” de Haití. Bautista es conocido
como el campeón de la corrupción en República Dominicana. Martelly no pudo
contradecir estas acusaciones de corrupción sobre su persona, pero el fardo fue
derivado hacia el jefe de gobierno Garry Conille, que tuvo que dimitir.
-Pasaron dos años del
terremoto y las informaciones que difunden organismos internacionales como la
ONU y la OEA, así como numerosas ONGs, es que la “ayuda humanitaria” ha
funcionado y que la situación socio-económica ha mejorado para cientos de miles
personas. ¿Cual es tu opinión?
- Existe en Haití una frase
que resume lo que es la ayuda humanitaria. Dice esto: “La ayuda humanitaria, no
se la ve ni se la come”. Es una frase que por sí sola denuncia toda la retórica
falsa y hueca de los organismos internacionales, cuyo objetivo es comercializar
la miseria de los trabajadores bajo el paño “de la ayuda humanitaria”. En
realidad, se debe reconocer que “la ayuda humanitaria” funcionó. ¿Pero para
quién? Actualmente, son las ONG quienes ofrecen los mejores empleos del país.
Pero estos empleos se conceden a los que vienen de países extranjeros y que
llevan el estatuto de “expatriados”. Los haitianos deben conformarse con
empleos precarios, mal pagos, en zonas periféricas.
Estos “expatriados” tienen un
nivel de vida superior, alquilan buenas viviendas y consumen en supermercados.
Por eso la mayoría de los precios están indicados en inglés…y en dólares. Pues
sí, “la ayuda humanitaria” funcionó, en primer lugar a favor de los
“expatriados” - europeos mayoritariamente -, algunos profesionales haitianos
trabajan con ellos en puestos subalternos y la burguesía se aprovecha de su
presencia para aumentar el tipo de beneficio de sus negocios. Pero, para la
mayoría de la población, “la ayuda humanitaria” no llega. Por el contrario
viene a complicar aún más su condición de miseria extrema.
-En este cuadro que tú vienes
describiendo, ¿qué podría decirse de los movimientos sociales? Hay luchas, se
desarrolla un movimiento de resistencia? ¿Cuáles son las principales demandas?
- Ciertamente se desarrolla
una determinada resistencia ante tal situación. Pero no se puede afirmar que
existe un movimiento a la altura de los retos de la hora. Ya que Haití sufre
de un grave déficit: es la ausencia de una dirección de izquierda, de una
dirección revolucionaria. Si este problema existe tanto en América Latina y el
Caribe como en otros puntos del planeta, en Haití se eleva a su máxima
expresión. Es que la “transición democrática”, burguesa, iniciada con la caída
de la dictadura de Jean-Claude Duvalier en 1986, fracturó a los movimientos
sociales. Y durante el período del Presidente Aristide no se generó una
recomposición de estos movimientos. Se fue imponiendo la idea de “negociación”,
de “concertación”, de “diálogo”. Lo que debilitó las expresiones de protesta e
incluso un compromiso mínimo con las luchas de los trabajadores y las capas
populares más pobres.
Hay una resistencia, es
verdad, pero en un cuadro muy defensivo, de gran fragmentación. Sin ninguna
propuesta alternativa que venga de la izquierda. No obstante, existen organizaciones de
jóvenes que luchan tanto para exigir reparación para las decenas de miles de
personas víctimas del cólera -introducido por las fuerzas militares de la ONU-
como para las centenares de familias cuyos hijos e hijas han sido víctimas de
abusos y violaciones sexuales por parte de los soldados de la Minustah. La central
sindical Batay Ouvriye apoya a estas organizaciones juveniles y, al mismo
tiempo, lleva una lucha diaria para que los obreros, los estudiantes y los
habitantes de los barrios se organicen. La lucha es por obtener derechos
democráticos elementales, mejores salarios y condiciones de trabajo aceptables.
Entrevista realizada en
ocasión del Congreso de la
CSP Conlutas , Sao Paulo, 27-29 de abril 2012.
1) Nota de Correspondencia de Prensa: La Minustah (Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) está desplegada desde junio de
2004 en el país. Es una fuerza de ocupación de alrededor de 12.000 "cascos
azules". Brasil es la fuerza militar mayoritaria y ejerce el comando
operacional que le fue propuesto por el Southcom (Comando Sur del Ejército de
Estados Unidos). La misión está integrada por 18 países en su mayoría
latinoamericanos. Además de Uruguay (segunda fuerza en cantidad de efectivos),
están Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario