El 18 de septiembre de 2006
la lista de desaparecidos en democracia sumaba una víctima más a sus filas. Ese
día Jorge Julio López, testigo clave en la causa que involucraba al ex represor
durante la última dictadura cívico-militar Miguel Etchecolatz, desaparecía por
completo del mapa. Desde ese momento nos preguntamos dónde está López. Desde
ese momento ya no podemos decir Nunca Más.
Por Revista Otro Viento
Mientras tanto, ni el
Gobierno Nacional ni el Provincial han sabido o no han querido dar respuestas
concretas. Se movió a todo el aparato mediático para mostrar a cientos de
policías con otros cientos de perros rastrillando zonas en las que
aparentemente podría estar López, pero lo cierto es que nada ocurrió. Porque, a
fin de cuentas, lo único que se movió fueron cámaras y periodistas ansiosos por
encontrar un muerto.
Faltó decisión
política para buscarlo, sobró ineficacia. Tal como lo expresó Adriana Calvo, la
primera sobreviviente de los centros clandestinos de detención, fue "una
mezcla explosiva de inoperancia, encubrimiento y complicidad de los
funcionarios y las fuerzas de seguridad”.
Tal vez podría
pensarse que éste caso es una excepción desde el regreso de la democracia, allá
por principios de la década del ‘80. Sin embargo, la democracia tiene varias
manchas en sus expedientes. Según la Coordinadora Contra
la Represión Policial e Institucional (CORREPI) ya se casi 200 personas
desaparecidas desde 1983.
Estos datos
contradicen las declaraciones hechas en mayo de este año, durante un acto en el
Colegio Nacional Rafael Hernández, por Cristina Fernández de Kirchner. En el
mismo, la primer mandataria aseguró que: “Hoy, afortunadamente, nadie puede
desaparecer de ningún lado". Por supuesto, las familias de Julio López y
Miguel Bru, por nombrar sólo dos casos, seguramente tengan otra cosa que decir.
Además, la “década
ganada” también tiene otros nombres en su haber. Erica Soriano lleva 3 años
desaparecida y aún no hay rastros de ella. Similar es el caso de María Cash, la
joven diseñadora de 29 años que desapareció en julio de 2011 y de la que aún no
se sabe nada. Ni que hablar de Luciano
Arruga, desaparecido por la Policía Bonaerense el 31 de enero de 2009.
Dentro de todos estos
casos el de López es especial, él desapareció no una sino dos veces: el 27 de
octubre del ’76 y 30 años después, en 2006. Sin su testimonio los juicios del
denominado Circuito Camps hubieran sido imposibles o bien muy difíciles, es por
eso que, el hecho de que haya desaparecido es aún más preocupante, es una clara
demostración de que hay quienes aún tienen el poder para hacer desaparecer
gente y de ésta manera siguen diciendo presente.
El pasado 30 de agosto
se conmemoró el Día Internacional del Detenido Desaparecido, y es una fecha que
como sociedad nos tiene que pesar muchísimo, porque ni siquiera debería
existir. Así pareciera ser que si los medios
no lo tratan, el tema se olvida, como tanta otra tristeza a la que te
acostumbras. Este 18 de septiembre se cumplen ya 7 años de la desaparición de
Jorge Julio López. Luchemos para que no sean 8.
Contratapa y Editorial
- Revista Otro Viento N° 10 - Septiembre
ILUSTRACIÓN: MARTÍN ZINCLAIR
http://otroviento.blogspot.com.ar/
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