viernes, 11 de enero de 2013

Revisemos porqué profundizar en el debate abierto por el repudio al brindis-asado en vez de descalificar a quienes lo asumieron

Los gobiernos K han conseguido amplio consenso, en parte fundamental, por posibilitar juicios y castigos a planificadores y ejecutores del genocidio durante la dictadura militarizada de la alianza de factores locales de poder con los grandes capitales financieros e industriales de las potencias imperialistas, hoy todavía lideradas por EE.UU..

Juicios y condenas que se deben a la lucha pasada y presente de los organismos de derechos humanos y de fuerzas sociales y partidos de izquierda. Porque los presidentes K no abrieron los archivos estatales ni escucharon cómo agilizar los juicios y volverlos más efectivos. Los aprovecharon para construir el mito de que el Estado terrorista de aquel entonces ha sido superado gracias a su autodenominado "gobierno de derechos humanos". Para completar la inculcación de esta creencia silenciaron a la mayoría de los organismos humanos, los condujeron a dar la espalda a la profundización de la Memoria, Verdad y Justicia. Han claudicado al compromiso con la lucha contra los opresores e ideales de sociedad-país de los 30.000 y contra la actual violación de derechos humanos de los diversos de abajo.

El FpV realiza batalla cultural con el objetivo de crear la convicción general de que la democracia en vigencia enterró al Estado terrorista. De ahí que ninguneó e invisibilizó la segunda desaparición forzada de Jorge Julio López y encubrió al Estado que la hizo posible. También resignificó a la ESMA con la consigna de llenarla de la vida 'promisoria debido al proyecto nacional-popular'. Por supuesto, nada de análisis y debate sobre porqué hubo terrorismo de estado o cómo los integrantes del poder económico e imperialista sobre Argentina son los principales impunes de ayer y hoy. Sería descubrir que la democracia desde 1984 hasta hoy legaliza y legitima al proceso de concentración y transnacionalización económico territorial que implantó la proimperialista dictadura cívicomilitar. 

En ese bloqueo de la Memoria, Verdad y Justicia están tanto el brindis-asado en la ESMA que Julio Alak, ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, organizó para fin de año como la reacción desafiante de la Presidente de multiplicar ese tipo de festejo. 

Sin tamaño lavado de cerebro durante estos 10 años, no habría sido posible instalar como fetiche al modelo productivo ni encauzar la rebelión popular de 2001-2002 hacia la actual subordinación al poder económico de las transnacionales y sus socios locales, es decir, la conciliación con los responsables fundamentales del genocidio en los '70.

Esta metodología de persuasión a las mayorías de qué y cómo pensar ya fue anunciado por Cristina Fernández de Kirchner dos semanas antes de asumir la primera presidencia. Comunicó que daría batalla en el terreno de la “interpretación y decodificación de qué es lo que se muestra”. Explicó su brega por establecer –para nosotros, los de abajo- “cuál es la Argentina que nos quieren hacer ver y cuál es la Argentina real”. Lo principal para ese logro ha sido la fijación del enmarcamiento perceptivo de cualquier conflicto con el orden instituido. Hasta la izquierda (sin explícita adhesión al FpV) ha caído en esa trampa que inhibe el análisis integral de la situación en curso y posiciona en la superficie e inmediatez de dicha realidad político social. De resultas de ese enfoque subrepticiamente inducido desde arriba, se suma al esquema de gobernabilidad de la Presidenta de estigmatizar a las izquierdas disidentes y amonestarlas. Ejemplifico con la nota Del "anti-asado" a la crítica política de Tomás Rebord, quien plantea:"(...) La propuesta no es deslegitimar que tan ofensivo puede parecerle a alguien la actividad llevada a cabo en la ex ESMA, ni tampoco caer en el facilismo de repudiar una movilización por coincidir con la presunta "agenda" de los grandes multimedios; si se piensa desde estos ejes cualquier causa por noble o justa que sea, sería desprestigiable. Sin embargo, es necesario repensar la "escala de valores" política, a la hora de hacer visible un malestar social.

Moviéndonos en la realidad de hoy en día, con nuestra coyuntura propia, con los pertinentes avances en el área de Derechos Humanos y también con sus debilidades, ¿Qué grado de utilidad reporta socialmente el indignarse, el movilizar, el repudiar, cuando al fin y al cabo, el disparador fue esta actividad? ¿No existen acaso, causas de mayor urgencia, cuestiones más graves, más indignantes a las cuales atender? Entramos nuevamente al terreno de la subjetividad absoluta, donde cualquier postura es válida, y nuevamente a nivel ético el que haya "males peores" no le quita importancia a los menores; pero entonces, ¿Si hago mi legítimo repudio detrás de este ya mencionado disparador, todas mis críticas que aprovecho a expresar, no se ven "comidas" detrás del slogan mediático? La Nación, medio de comunicación que apoyó todo golpe de estado que hubo en la Argentina, tituló: "Exigen la renuncia de Alak por el asado en la ex ESMA".

La no-acción no es una opción, con lo expresado no se sugiere que dadas las podridas condiciones de los canales de expresión la salida sea una pasiva resignación, pero se debe ser consciente de qué juego uno está siendo partícipe, al dejarse enfocar por los polarizadores sociales por excelencia, y en ese caso, estando de acuerdo con la banalización de sus ideas, entender en qué lugar deja parado al recurso mismo de la manifestación pública con respecto a los conflictos sociales.

Los crímenes por trata de personas no se detienen, la megaminería contaminante continúa arruinando nuestros suelos, los campesinos del MOCASE siguen cayendo, estamos en vísperas del año de los asesinatos de Jere, Mono y Patom, militantes sociales, Imer Flores (joven Qom) apareció muerto el sábado último en Villa Río Bermejito, Formosa... Y lamentablemente la lista sigue. El Martes 8, en Buenos Aires se marcho repudiando un asado”. Leer  

Javier, lector de la nota, acierta en rumbos a la libertad de expresión y comunicación de la pluralidad de opiniones. Comenta: “DISCREPO CON LA "LITERALIDAD " del análisis, asado mediante, prefiero  poner sobre la mesa que por primera vez aparece en forma pública o más bien manifiesta dos aspectos que hacen a las políticas de DDHH, la visibilización de actores distintos y contrapuestos a los que de alguna manera hegemonizaron la escena publica con la bendición gubernamental, y por otro desnuda una falta de debate, una expropiación de los sentidos, acerca de los espacios de la Memoria, sus usos, funciones,  "resignificaciones", etc., lo cual si no es muy urgente, si es muy importante”.

En fin, Tomás Rebord  no sólo soslaya que quienes se manifestaron repudiando la banalización de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia son militantes consecuentes con las luchas emancipatorias e interpelan a los de abajo para debatir también el rol de los organismos de derechos humanos como propone Hijos La Plata en “Carnaval de la memoria o espacio de lucha” LeerSino sobre todo desconoce que el encuentro Memoria, Verdad y Justicia escucha e intenta dialogar con la diversidad de organizaciones en resistencia frente a cada una de las graves consecuencias del modelo productivo. Porque se involucra en los esfuerzos abajo por procurar la unidad en diversidad para el poder popular de acabar con la impunidad de los que convocaron a las FFAA, financiaron el terrorismo de estado e implantaron así al neoliberalismo y con el neodesarrollismo completan el apoderamiento totalitario del país-continente y practican genocidios silenciosos. 
Elena Cedrón

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