viernes, 31 de julio de 2020

II. Una propuesta emancipatoria del capitalismo y de nuestra condición humana

enred_sinfronteras@riseup.net

Del coronavirus al Buen Vivir: una propuesta política para la comunicación en un horizonte anticapitalista

29 de julio de 2020

Aura Isabel Mora 
auraisabelm1@gmail.com

Educadora Popular y Periodista. Profesora de las Maestría Comunicación Educación en la Cultura y Maestría de Paz, Desarrollo y Ciudadanía. Directora del Centro de Investigación y Formación Popular CIF. Doctora en Comunicación Universidad de la Plata.


Orcid número 0000-0002-4996-3604
DOI: https://doi.org/10.24215/16696581e295

(...) continúa

Lo que se puede ver es que esta crisis no es sanitaria, sino política, pero porque no se tiene, por parte del estado y de quienes lo manejan, los sistemas sanitarios adecuados. Definitivamente este sistema capitalista, con su modelo neoliberal, se altera con la contundencia de la vida, Si los humanos queremos seguir habitando el Planeta Tierra, es necesario pensar nuevas formas de organización de la vida, tal vez como lo están enseñado los pueblos originarios, basados en la simplicidad de existir, respetando la vida y la dignidad humana y de las demás especies, lo que implica trasformaciones culturales, cambiar el sentido de nuestros deseos y entablar otras formas de comunicación con el entorno. 

Transformaciones culturales en los poshumanos Una transformación cultural significa “un cambio de chip”, como dicen los nativos digitales. En un contexto de pandemia y de riesgo de contagio, los cambios deben ser en varios aspectos, el primero es dejar de ver el coronavirus como si fuera un enemigo, como si estuviéramos en una guerra, por la perspectiva antropocéntrica de la vida, como dice el profesor Carlos Maldonado, de la Universidad del Bosque, “no es que en el Planeta Tierra haya vida, sino que el planeta está vivo y los humanos pertenecemos a él” (2020), por eso, en la existencia de los humanos, están presentes los virus, las bacterias, las plantas y los demás animales, los humanos no podrán existir si no estuvieran todos estos organismos. Se debe ver al virus como un organismo que coexiste con nosotros y al cual se le debe dar su distancia y respeto. 

En la columna de David Cayle (2020) dedicada a reflexionar sobre la pandemia, se pregunta si ¿es el esfuerzo por contener y limitar el daño del virus, la única opción que tenemos?, ¿puede ser un esfuerzo desastroso tratar de controlar lo que obviamente es incontrolable?

El segundo aspecto es retomar lo que la medicina y la higienización han excluido de la sanación. La medicina convirtió a la sanación en clínica, es decir, en diagnósticos, medicamentos y cirugías, convirtiendo al sujeto en un objeto de experimentación, y sacó de esa sanación a la historia, al consejo y al acompañamiento, pasó del arte médico a la ciencia médica y, en ese tránsito, los saberes de la sanación son menospreciados hasta el punto de ser remplazados por completo por los tratamientos farmacéuticos

Iván Illich, citador por Cayle, plantea que la ciencia médica nos quitó la capacidad de vivir el sufrimiento y fue sustituido por la expectativa de que todo sufrimiento puede ser evitado, el sufrir las dolencias del cuerpo constituye en un error técnico y no una experiencia humana general y se transformó la muerte, que era un acto íntimo del que cada cual podía hacerse cargo, en el fracaso sin sentido de un tratamiento médico.

Paradójicamente, plantea Illich, que la sociedad tiene una excesiva atención sobre el bienestar de nuestros cuerpos, lleva a la persona a tener una enorme conciencia del riesgo y así nos convertimos en sujetos del pánico, y al pensar en adquirir una u otra enfermedad, perdemos nuestra humanidad, nos convertimos en poshumanos, “las personas dejan de ser personas para convertirse en pre enfermos” (Cayle, 2020), podemos adquirir cualquier enfermedad, pero, en lugar de tomarlo como una experiencia de la vida, nos convertimos en una estadística regulada por el sistema hegemónico que supone que tenemos el control sobre la muerte. 

Las personas dejan de ser personas para convertirse en poblaciones, productos de la economía. Es, entonces, donde aparecen las normas que laxan la cuarentena, so pretexto de “aislamiento inteligente”, para que los empresarios puedan seguir produciendo y los trabajadores tengan que exponerse (seguir trabajando), como el caso en Colombia, que todos los trabajadores de los sectores de la construcción y de las manufacturas deben salir a trabajar, para lo cual no se considera el aumento del riesgo de propagación del contagio.

Un tercer aspecto del cambio es la mutación del pensamiento capitalista depredador en nuevas formas de relacionarnos, con maneras distintas de producir la economía; no a escala global, sino a una mucho más pequeña, sin una concentración de riqueza en unos pocos, con nuevos acuerdos sociales que implican reciprocidades, ayuda mutua, hermanamiento y trabajo comunitario alrededor de la producción de alimentos en casa, prácticas que nuestros ancestros han llamado milpa, minga o tonga, entre otros nombres; esto implica distanciarnos un poco de la vida que teníamos antes del virus: acumulación considerada como éxito social, consumismo y rezagos de prácticas coloniales, como el racismo y la exclusión.(..)

Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2020/07/29/del-coronavirus-al-buen-vivir-una-propuesta-politica-para-la-comunicacion-en-un-horizonte-anticapitalista/

No hay comentarios:

Publicar un comentario