domingo, 21 de junio de 2020

Si pretendemos "construir un proyecto nacional con vocación transformadora, resulta importante repensar en qué clase política, en qué fuerza y organización popular puede sustentarse".


Empresarios y proyecto nacional.
14 de junio de 2020

Guillermo Cieza
Al ponerse al descubierto la estafa de la empresa Vicentin, que debe la friolera de 1350 millones de dolares, siendo su principal doliente la banca pública, el mundo empresario se llamó al silencio y su prensa adicta y sponsoreada prefirió cambiar de conversación, o a lo sumo calificar lo ocurrido como el resultado de una mala gestión.
Pero bastó que el gobierno nacional amenazara con darle a esa empresa el mismo tratamiento que a cualquier deudor bancario, para que los mudos se transformaran en gritones y los distraídos en obsesivos cruzados para enfrentar la palabra maldita: ” Expropiación”.
A quienes manejaron Vicentin y a quienes otorgaron creditos millonarios en dólares un mes antes que se declarara en cesación de pagos, como el ex presidente del Banco Nacion Javier Rodriguez Fraga, sólo les corresponde la calificación de delincuentes. Por eso llama la atención que quienes se ufanan en pedir mano dura cuando se trata de pobres o jovenes que delinquen, se escandalicen por la decision oficial de que: quienes robaron y estafaron deben responder con su patrimonio. ¿Será acaso, porque burlar la ley y estafar, son maniobras frecuentes en el mundo que transita nuestra clase empresarial?
A modo de ejemplo, un artículo reciente de Horacio Vertbisky identifica a alguno de los grandes empresarios que se reunió recientemente con el Presidente y aporta algunos datos correspondientes a la adquisión de dólares durante el período macrista, que dificilmente tengan en el colchón y seguramente aportaron a la fuga de capitales. Estos empresarios fueron: Luis Pagani, de Arcor y Bagley, 360 millones de dolares; Daniel Herrero de Toyota, 356 millones ; Javier Madanes Quintanilla de Aluar, 345 millones; Miguel Acevedo de Aceiteras Deheza, 275 milllones, Marcos Bulgheroni de Pan American Energy , 98 millones de dolares. Faltó a la reunión Paolo Rocca, que durante el periodo macrista conformó activos externos por más de 500 millones de dolares.
Alguien podría suponer que todas estas empresas, aportantes a la campaña electoral de Macri se aprovecharon de sus afiliaciones políticas para hacer negocios y perjudicar el país. Pero cuando se repasa la lista comprobada de fugas de capitales aparece al tope la familia Eskenazzi, con más de cien millones de dolares. Su personaje más notorio, Enrique Eskenazi, propietario del grupo Petersen, había sido calificado por Página 12 como “Amigo argentino en la compra de Repsol” (edición del 22 de diciembre de 2007). Eskenazi, que habia sido Presidente del Banco de Santa Cruz, tenía fluidos contactos con Nestor Kirchner, y fue favorecido por su vinculación con el gobierno para la adquisición del 25% de las acciones de REPSOL. Por aquellos años, Eskenazi y el grupo Petersen eran presentados como el paradigma de los empresarios nativos con vocación nacional y como lo afirma el copete del articulo de Pagina 12: “El Gobierno avanza así en la “argentinización” de YPF en manos privadas”.
Quienes hemos acumulado canas y conservamos algo de memoria, podemos recordar que en los años 70 cuando alguien apelaba a determinadas frases o comentarios pasados de época se le corregía amablemente, y a veces no tanto, diciéndole : “te quedaste en el cuarenta y cinco”. Cincuenta años despues retomo la sentencia de “te quedaste en el 45″, para calificar cualquier apelación a la existencia de una burguesía nacional que como clase pueda jugar algún papel progresivo. En los 70 esa idea, que todavia conservaba algunos defensores, ya estaba cuestionada. Silvio Frondizi, entre otros pensadores, había advertido que el proceso de internacionalización del capital que se acentuó en nuestro país a partir del derrocamiento de Peron, y en particular a partir de la dictadura de Onganía, habia transformado a la incipiente burguesía nacional de 1945, en un sector estrechamente vinculado al capital extranjero. No ponía en duda que existieran burgueses nativos, pero afirmaba que la burguesía nacional como clase, habia dejado de existir.
La dictadura militar de Videla y compañía y los sucesivos gobiernos neoliberales profundizaron esos cambios en la composición del capital y consolidaron lo que hoy tenemos, que es una burguesia local integrada por filiales de empresas de origen yanqui, como Ford, Coca Cola y Cargill, de filiales de empresas de origen francés como Dreyfus, Renault y Carrefour, y empresas de origen nativo como Bunge, Vicentin, Arcor o Petersen, en diferentes procesos de trasnacionalización. Dandole una vuelta mas al proceso de trasnacionalización, buena parte de esas empresas ni siquieran se mantienen como entidades independientes, sino que estan dominadas por los grandes fondos de inversión en manos del 1% de supermillonarios que son dueños de la mitad de las riquezas del planeta.
Como lo de burguesía nacional parece cada vez más impresentable, y tratando de buscar algún merito a nuestros burgueses en los últimos años, se ha empezado a reivindicar a una burguesía supuestamente productiva, que genera empleo, servicios y productos industriales o alimentarios, a diferencia de otra burguesía que es puramente especulativa. En un capitalismo mundial donde las tramas financieras y productivas están cada vez más entrelazadas, y fondos de inversión como el BlackRock no solo tienen “inversiones productivas”, sino que estan avanzando en el control de empresas como la Coca Cola o Monsanto, sería motivo de asombro que en nuestro país hubiera crecido una clase tan exótica, como inesperada.
Resumiendo, creo que el proyecto nacional de un capitalismo soberano, productivo y ético, esta un poco flojo de sujeto, de clase que lo sustente. No digo, que no haya burgueses nativos o productivos sueltos por alli, pero si se piensa en términos de clase habrá que pensar en los trabajadores. Esa clase seguramente existe. Y si se piensa en los trabajadores, habrá que repensar el proyecto nacional.
Finalizo con una anécdota que tiene que ver con lo que hoy parece una gran sorpresa: que Vicentin tiene uno de los puertos privados más importantes del país, lo que le permite contrabandear soja y cereales y realizar maniobras de sobre y sub-facturación:
En los años 80, cuando gobernaba el alfonsinismo, hubo una iniciativa oficial de privatizar los puertos. Con un grupo de compañeros y compañeras publicamos por aquellos años la Revista Retruco. Y fue así que le encargamos a un compañero economista que trabajaba como empleado en el despacho del diputado Oscar Lamberto, un artículo en el cual se fundamentara por qué los puertos no podían salir de la orbita estatal. Fue grande nuestra sorpresa cuando el compañero nos trajo un articulo redactado y con la firma del diputado Lamberto. El articulo era excelente y el autor, que habia sido dirigente de la JP en los 70, tenía antecedentes combativos. Lo publicamos. Los radicales no pudieron privatizar los puertos porque la bancada del justicialismo se opuso. Años despues los privatizó Menem, quien contaba con dos grandes alfiles económicos para defender sus posiciones en el Congreso: el diputado Jorge Matzkin de La Pampa y el diputado Oscar Lamberto de Santa Fe.
Anécdotas semejantes podrán contarse respecto del recorrido de muchos políticos y gobernadores. Con el actual gobernador de Córdoba, según me han comentado, compartimos militancia en los 70. Basta repasar su trayectoria. Su última hazaña ha sido aprovecharse de la cuarentena para aprobar una nefasta reforma a la ley de jubilación de los trabajadores de su provincia.
Para construir un proyecto nacional con vocación transformadora, resulta importante repensar en qué clase política, en qué fuerza y organización popular puede sustentarse. Si a esto no lo tomamos en cuenta nos podria suceder lo que me decía un amigo: “El problema no es ganar, el problema es ganar con este equipo”.
La Plata, 14 de junio.

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