martes, 16 de junio de 2020

"Hacemos un llamado a unirse en la lucha y coordinar esfuerzos para lograr que estos cambios sucedan. Cuidarnos entre todos es luchar contra el extractivismo".

El pasado 5 de junio a las 14 hs. se reunieron a través de una plataforma de videoconferencias, representantes de distintas asambleas con actuación en la provincia de Río Negro (participaron asambleas de Viedma - Carmen de Patagones, Las Grutas, Cipolletti y General Conesa), con el objetivo de compartir información sobre las actividades que vienen desarrollando y pensar acciones conjuntas a futuro. En la reunión se trataron distintos asuntos, desde la situación de los basureros a cielo abierto en el Alto Valle y otros puntos de la provincia, la preocupación por la caducidad de los proyectos de ley de creación de las áreas naturales protegidas provinciales Geoparque Cerro Azul y Bajo de Santa Rosa y Trapalcó, la intención de relocalizar el acceso de actividades náuticas-recreativas al Cañadón de la Paloma en Las Grutas, el incremento de los sismos en la región de Vaca Muerta, a partir de la reactivación de la extracción hidrocarburífera, y otros temas. Se coincidió en la necesidad de articular acciones entre las distintas asambleas de la provincia, y de sostener estos encuentros virtuales en forma quincenal. Las asambleas de la provincia de Río Negro seguimos movilizadas. A pesar de la paralización parcial o total de las actividades económicas en la provincia y en otros puntos del país, las actividades extractivas no se han detenido, sino que por el contrario, han sido beneficiadas casi desde el comienzo de la cuarentena como “actividad esencial”. Los empresarios mineros, con la complicidad de los gobiernos nacional y provincial, han visto la oportunidad de avanzar en sus proyectos y pretenden aprovecharla, presintiendo la inacción de los movimientos de resistencia a partir de las restricciones impuestas por la cuarentena. En una maniobra miserable, los gobiernos nacional y provincial han generado las condiciones para que estas mismas empresas que nos contaminan y nos enferman, se presenten ahora, en medio de la pandemia, como salvadoras, con donaciones en insumos médicos, alimentos, dinero y la instalación de antenas y artefactos para la conectividad. Las conocemos: hicieron lo mismo hace exactamente nueve años con motivo de la erupción del volcán Puyehue. Es la que llaman “RSE” Responsabilidad Social Empresaria: nosotros la llamamos Compra Vil de Voluntades. A las empresas extractivas no les interesa la salud: ni la nuestra ni la de sus trabajadores. A estos últimos los expone al contagio para satisfacer su voracidad, aprovechando el momento para avanzar sin oposición en sus proyectos de saqueo y contaminación. Más allá de nuestra crítica insistente a este tipo de emprendimientos depredatorios del ambiente, socialmente injustos y económicamente inviables, más allá del origen del virus y su vinculación con la destrucción de los hábitats naturales, queremos hacer aquí una reflexión con relación a la salud, su relación con el ambiente, y nuestra actitud de cara al futuro post-pandemia. Se afirma que nada será igual después de la pandemia. Que habrá otra mirada y otra sensibilidad con respecto al rol del Estado, al cuidado de la salud, y que habrá cambios en nuestros hábitos de higiene y modos de relacionarnos con los demás. Estamos de acuerdo: seguramente de aquí en más nada será igual. Pelearemos con mayor vigor por defender un sistema de salud pública fuerte, pero ¿seguiremos tolerando, por acción u omisión, que nuestros gobiernos promuevan emprendimientos extractivos como la megaminería de oro o uranio, aun estando demostrado que afectan a la salud pública, y que causan un daño ambiental irreparable, desplazando comunidades enteras de los territorios que habitan? Seguramente de aquí en adelante valoraremos más la labor esencial de los trabajadores de salud y de otros sectores, pero ¿modificaremos la opinión de que los emprendimientos extractivos son una fuente de generación de trabajo y un motivo de progreso? Nos lavaremos las manos con mayor frecuencia, pero ¿seguiremos viendo pasivamente cómo avanza la instalación de torres de tecnología 5G sabiendo que en todo el mundo se levantan sospechas sobre el uso y las consecuencias de esta tecnología? Evitaremos los abrazos y los congestionamientos, pero ¿continuaremos indiferentes ante el avance del fracking en el Alto Valle, viendo cómo se depositan residuos petroleros en las bardas de Allen, relativizando o directamente rechazando su impacto en la salud pública y el ecosistema local? ¿Nos pondremos a trabajar en serio por una provincia con mayor justicia socioambiental, respetuosa de los derechos comunitarios, que promueva y defienda una mejor calidad de vida, con ciudadanos mejor alimentados y en un ambiente más limpio? Defender la salud es también defender el ambiente. La mala alimentación, los ambientes degradados, la mala calidad de vida en definitiva, favorecen la propagación de las enfermedades. Hagamos que eso sea posible. Desde las asambleas socioambientales de Río Negro hacemos un llamado a unirse en la lucha y coordinar esfuerzos para lograr que estos cambios sucedan. Cuidarnos entre todos es luchar contra el extractivismo.


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