Se impone repensarnos en un mundo en decrecimiento para garantizar nuestra supervivencia, o por el contrario fundar el después en la vieja y fracasada teoría de “Más producción, más trabajo”.

 Unos atados, otros activos

Por: Daniel Bracamonte

La pandemia nos sometió a una forma de vivir inédita a nivel global privados de libertad con nuestro consenso; dejamos parte de nuestros afectos en la otra puerta y guardamos las banderas de nuestras reivindicaciones. Tenemos la esperanza de que un mundo mejor surja de esta compleja situación global pero no hace falta mirar muy lejos, ni ser un erudito en investigación y estadística para darse cuenta que cerca nuestro la destrucción continúa y porque hay otros que están activos. 

Estractivismo, desmontes, pesca furtiva, descontrol en la aplicación de agro tóxicos son realidades amparadas en medio del aislamiento obligatorio, “el nuestro”.

Un barco Chino de entre los cientos que diariamente ingresan a nuestras aguas a pescar clandestinamente, fue capturado por la prefectura en Puerto Madryn. Se lo intentó llevar a puerto para confiscar su carga y ponerle una multa que nadie pagará. El intendente de esa Ciudad negó el ingreso del pesquero, quizás tomó una buena decisión con sentido protector de los habitantes de su ciudad, lo cierto es que el mar Argentino hoy es tierra de nadie y…¿ quién se entromete con los intereses Chinos en esta época? 

Las grandes empresas inmobiliarias de la Provincia de Buenos Aires ya se están reuniendo con algunos intendentes, el motivo es pedir luz verde para cuando se levante la cuarentena y sus proyectos inmobiliarios, para los que más pueden, hoy postergados en gran medida por nuestra resistencia; tengan vía libre. 

Seguramente mientras ellos muevan sus máquinas con libre albedrío, nosotros seguiremos atados y no podremos manifestarnos o seremos silenciados por la muletilla de la necesidad y urgencia.

Nos cuidamos para vivir mientras otros nos roban la vida, protestamos por Zoom, mientras la topadora surca una reserva en Vicente López. 

Podemos recorrer el país y ver situaciones similares o recorrer el mundo para darnos cuenta de que no se preparan para cambiar; su prioridad es recuperar sus ganancias y pintarse de verdes para que no se les note el negro de sus petrodólares.

Una cosa es segura, algo va a cambiar, ya nada será igual. Se impone repensarnos en un mundo en decrecimiento para garantizar nuestra supervivencia, o por el contrario fundar el después en la vieja y fracasada teoría de “Más producción, más trabajo”.

 ¿Se implementará el salario único universal y el trabajo rotativo?. ¿Repensaremos al estado como único regulador de la economía?. ¿Achicaremos drásticamente la brecha entre pobres y ricos?. ¿Le daremos a la naturaleza la categoría de sujeto de derecho? o sólo dejaremos que la visión mesiánica del mercado nos lleve hacia un diluvio donde el Arca de Noé la tienen sólo ellos. 

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