domingo, 3 de mayo de 2020

Recordemos a los Mártires de Chicago esforzándonos de unirnos contra el Capital Estado que ha extremado la pobreza, la desigualdad y el autoritarismo no sólo en el país sino en el mundo entero.

Argentina. 

Sin lugar para los débiles


Por Juan Carlos Giuliani*, Resumen Latinoamericano, 30 abril 2020
Por vez primera desde 1890, cuando se realizó la conmemoración inaugural del Día Internacional de los Trabajadores en distintas ciudades del mundo, entre ellas Buenos Aires y Rosario, este 1º de Mayo la pandemia impedirá que se concrete en las calles y plazas el acontecimiento más masivo, unitario y globalizado que haya construido la clase trabajadora en el planeta.
El COVID-19 ha disparado todo tipo de interpretaciones acerca de que nada será como era entonces cuando la ciencia pueda terminar con la peste. No obstante, nadie cree que vaya a ser el fin de la historia como auguraban los gurúes del neoliberalismo en la década del ’90 para justificar la demolición del Estado de Bienestar. Es probable que haya cambios, aunque el capitalismo demuestra su capacidad para reinventarse desde hace siglos. Lo que es seguro, y la cuarentena lo dejó expuesto en toda su dimensión, es que los trabajadores somos los generadores de la riqueza de las naciones.
La desigualdad queda al desnudo frente al Coronoavirus. No sólo en el Tercer Mundo. También en los países centrales. El 1% de los ricos acumula el 82% de la riqueza global gracias a la superexplotación obrera, el recorte de gastos en promoción social y la influencia de las corporaciones económicas que gobiernan el capitalismo internacional formateando democracias de baja intensidad, donde la política actúa como gerente de los intereses de las clases dominantes.
La crisis no se vive de igual manera en una Argentina azotada con un 45 por ciento de pobres. Desde que el Gobierno determinó la cuarentena para combatir el virus el 20 de marzo, se han perdido 45 mil puestos de trabajo y están en riesgo de perder la estabilidad laboral y sufrir amputaciones de derechos más de 300.000 trabajadores. Priorizar la salud por sobre la economía ha sido una decisión correcta, aunque las medidas tomadas para paliar sus efectos resultan insuficientes y hay que profundizarlas, porque pese a los anuncios los precios de los alimentos y elementos de higiene siguen subiendo y los programas de ayuda social tardan una eternidad en llegar a manos de los beneficiarios.
Como por arte de magia y sin transición se pasó de debatir la aplicación de un impuesto a las grandes fortunas a tomar conocimiento que la CGT y la UIA, con el patrocinio del Ministerio de Trabajo de la Nación, pactan a espaldas de los trabajadores recortes de salarios y suspensiones. Legalizan la flexibilización laboral con el añadido que la mitad del empleo del sector privado va a tener algún tipo de asistencia estatal. La ecuación es simple: Trabajadores indefensos, patrones a buen resguardo. Perdedores y ganadores del modelo extractivista y dependiente.
Un pacto espurio: Como si la CGT representara a toda la clase trabajadora, la UIA al universo del empresariado industrial o la Mesa de Enlace al conjunto de las entidades del campo. Una falacia alimentada por el poder de lobby que les asigna su condición de firmantes del Pacto de Gobernabilidad del Sistema para garantizar la “paz social”, aunque el conflicto exista y se reproduzca aún con las limitaciones que impone el aislamiento.
La CGT es una Confederación de Organizaciones Sindicales con elección indirecta de autoridades por medio de un Congreso de Delegados. La CTA es una Central de Trabajadores autónoma, con afiliación y elección directa, que levanta las banderas de la libertad y democracia sindical y entiende que el sujeto histórico de la clase a esta altura del Siglo XXI no es tan solo el trabajador formal, que hoy representa una minoría, sino también los precarios, autónomos, desocupados, discapacitados, autogestionados, de la economía popular, etcétera.
Las mujeres y hombres que están en los barrios bancando la lucha contra el hambre, organizándose para que todos puedan tener un plato de comida no se resignan y dan pelea. Son tan laburantes como los que figuran “en blanco”. Están acostumbrados a nadar contra la corriente. Todos los días. En la primera línea. Por eso se suman las manos solidarias de los que entienden que sólo el pueblo salvará al pueblo.
Hace 72 horas se cumplió la Jornada Nacional “Mil Ollas Populares” organizada por la Federación Nacional Territorial (FeNaT-CTA). La olla popular es sinónimo de solidaridad. De camaradería entre iguales. Y de organización para atender a los que no tienen trabajo, los jubilados, los pibes, los que no tienen ningún sustento. Rescata lo colectivo frente a la tentación del “sálvese quien pueda”.
Darle una perspectiva emancipadora a la lucha política y social implica plantear que el pueblo no es material descartable. Acá no sobra nadie. Acá no se rinde nadie. Para terminar con la pandemia del hambre y la pobreza hay que dejar de pagar la Deuda Externa, derogar la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz, gravar con impuestos a las grandes fortunas y meterle mano a las rentas extraordinarias.
Habitar un mundo sin lugar para los débiles exige repensarnos como clase trabajadora y asumir que somos el motor de la historia. Interpelar el posibilismo que paraliza la energía transformadora de nuestro pueblo bajo el paraguas del conformismo y alentar la unidad de los que luchan. Como decía Agustín Tosco: “La única división que hacemos es entre los que luchan y los que se entregan”.
La formación de la conciencia de clase, el proyecto de una nueva sociedad, la experiencia de gobierno durante el peronismo, los caños heroicos de la Resistencia, el salto cualitativo en los niveles de conciencia y organización que suponen los programas de La Falda y Huerta Grande y el Mensaje de la CGT de los Argentinos a los Trabajadores y al Pueblo fechado el 1º de Mayo de 1968; el Cordobazo, la rebeldía ahogada en sangre durante la tiranía oligárquico-militar, la oposición al genocidio, los 26 Puntos de la CGT Brasil, el Grito de Burzaco, la Marcha Federal, el Seguro de Empleo y Formación plebiscitado por el Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO), la explosión de rebeldía popular en diciembre de 2001, la Constituyente Social, y tantos otros sucesos jalonan esta rica y compleja historia que conviene recordar este 1º de Mayo que por primera vez desde fines del Siglo XIX lo pasaremos en casa.
Reivindicar nuestra historia presentando batalla a la desigualdad, a la pobreza y a la barbarie es el mejor homenaje que podemos rendir a los Mártires de Chicago.
*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la CTA-A en representación de la provincia de Córdoba
Ilustración: Ricardo Carpani

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/04/30/argentina-sin-lugar-para-los-debiles/

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