lunes, 13 de abril de 2020

"Volvemos a mencionar la connivencia económico-política que da apoyo al capital en detrimento de la vida humana, la de las otras especies y del Planeta, y sobre la cual se configuran los sistemas que están llevando al mundo a un grado de vulnerabilidad nunca visto y que ha contribuido a perder la noción de que somos seres ecodependientes".

Extractivismo y Corporaciones
 
vs. Planeta

Desde  que comenzó la pandemia por el desarrollo del Covid- 19 (coronavirus) a fines de 2019 hay muchos interrogantes y llama la atención lo poco que se habla de sus posibles causas, y el estado de excepción y control estatal derivado de ella nunca visto.
Quienes vamos escudriñando las modalidades que el sistema capitalista adopta históricamente, no nos sorprende  tanto esta crisis sanitaria, sino más bien lo sobrevaluada que está respecto a otras que sí constituyen un flagelo humano y ambiental. Este estado de crisis sistémica civilizatoria con consecuencias sociales, sanitarias, políticas, económicas, culturales y ambientales profundiza la exclusión social y la concentración económica con mecanismos de regulación que nada tienen de “invisible”, como sostienen los defensores del modelo

El estado ecosocial que atravesamos, incluida esta llamada pandemia, la entendemos como capítulos de la lucha por los bienes y concentración de poder, que ahora forzado por el inminente cambio climático, recrudece. En este proceso vemos el avance en la reprimarización de las  economías que son “despensas del mundo”, América Latina y África que transitan un panorama de crisis socioambiental y caída en el precio de las commodities hasta  el 2030.

En el marco de esta pandemia, haciendo un repaso de los últimos años del papel de las corporaciones, vemos como el lobby nuclear sobre la OMS, ha hecho casi inexistente los estudios epidemiológicos  en zonas de catástrofes atómicas; del mismo modo que el lobby empresarial extractivista logra que se apaguen las señales de alarma sobre el crecimiento de enfermedades asociadas a las formas de explotación y producción  en distintas regiones del mundo.  Sólo por poner un ejemplo  en la parte central de Argentina,  el modelo de agricultura tóxica  contabiliza 2.172 pueblos fumigados. Según estudios supervisados por la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, entre abril de 2017 y marzo de 2018, el cáncer fue la causa del 50 % de las muertes, mientras que tal incidencia en la media nacional se situaba en  el 20 %.  Como diría Andrés Carrasco   “hay pruebas científicas y sobre todo hay centenares de pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria”.
Lo mismo podemos decir de las consecuencias  observadas  en las llamadas “zonas de sacrificio” con explotaciones mineras altamente contaminantes,  extracción de petróleo y gas a través de la técnica  de fractura hidráulica o fracking, o las derivadas de la explotación de litio, que evapora millones de litros de agua, afectando a comunidades, ecosistemas, etc. y cuyas consecuencias sanitarias,  que no son las únicas, son ignoradas.
Desde el ingreso de políticas neoliberales en los 90, con una ola de privatizaciones, y ajuste estructural  y sobre todo a partir del 2000  en América latina consolidó un modelo  basado en la exportación de materias primas,  ligado al uso intensivo de bienes: megaminería a cielo abierto, monocultivo con modelo agrotóxico, fracking, etc. Entre los muchos efectos negativos, el deterioro de la salud fue creciendo a la par  del aumento de los megaproyectos y las resistencias sociales. Este modelo, persiste en la región y en nuestro país y ha sido reforzado por cada gobierno  avanzando sobre los derechos de las comunidades y de la naturaleza.
En tal sentido resulta significativo observar algunas instituciones que sostienen este  modelo. 

Organización Mundial de la Salud
El proceso de privatización que ha sufrido la OMS desde su creación en 1947 hasta hoy, da cuenta no sólo de los cambios en la constitución de los aportes, sino que va mucho más allá. La OMS pasó de velar por la condición sanitaria de los países miembros, objetivo con el que fue creado, a inscribir prioridades de la agenda sanitaria internacional conforme a los intereses de quienes más aportan, que son las corporaciones. El peso de éstas ha avanzado en simultáneo a la retracción de las contribuciones de los Estados miembros. En esta composición de intereses se determina qué poner en valor y qué desechar en materia de salud como digno de atención. Son estas organizaciones quienes deciden que programas financiar conforme a sus intereses. Sabemos, cómo condiciona esto la investigación independiente y también el accionar de los Estados en instalar las necesidades de la población por encima de las ventajas económicas de las Corporaciones.
En el caso de la Gripe A, de 2009, el  carácter de epidemia lo recibió gracias al cambio de  concepto  que, la OMS determinó también en 2009: pasó de ser entendida como: una infección de alcance global, que ocasiona una gran número de muertes, a instalarse solo como:  “una infección de alcance global”. Esto significó poner el mundo en alerta, el accionar de dispositivos y la comercialización de medicamentos protegidos por patentes para  resolver una situación   que causó menos muertes que la gripe común, claro con una magnífica maquinaria publicitaria. Cómo salió beneficiada  la industria farmacéutica después de esta situación es algo que merece ser estudiado. También merece atención la vacuna del Papiloma humano, cuya eficacia, en términos de T. Forcades  no está debidamente probada, y ha registrado  cuantiosas contraindicaciones en distintas  regiones del mundo donde se la ha utilizado.
 
Hoy, más de la mitad del presupuesto de la OMS es aportado por empresas multinacionales y fundaciones multimillonarias: Nestlé, Coca Cola y la Fundación Bill y Melinda Gates.
Nestlé está lejos de ser la empresa al cuidado de la familia. Enfrenta desde los años 70 un boicot internacional, por deshonestidad comercial. Sus productos han recibido numerosas críticas, algunos por los componentes cancerígenos y la publicidad engañosa con la cual los promociona. Nestlé, después de numerosas críticas,   ha reconocido la peligrosidad de los productos lácteos que “gratuitamente” distribuye en países del sur, que son usados en hospitales para  lactantes.; a pesar de tal reconocimiento, sigue produciéndolos amparado en la falta de leyes protectoras de la salud en estos países. Estos productos “gratuitos”, entre otras cosas compiten desalentado la lactancia materna y crean un estado de dependencia a la leche artificial que se mantiene por años, generando altísimas  ganancias para la empresa mientras desalienta  la lactancia materna a partir de una fuerte presión publicitaria . Al respecto según datos de Unicef, la falta de amamantamiento y  la leche en polvo incrementa en un 25 % la posibilidad de contraer enfermedades serias en lugares que no tienen  acceso al agua de calidad.
En cuanto a la multinacional   Coca Cola, hay un estudio publicado en American Journal of Preventine Medicine, que da cuenta como 96 organismos nacionales de salud de los EEUU, fueron financiados entre 2011 y 2015. Este hecho que se produce después de las numerosas críticas respecto a las consecuencias en la salud, sobre todo  del azúcar usado en algunos de sus productos. Entre instituciones financiadas están la Sociedad Americana contra el Cáncer, la Asociación Americana contra la Diabetes, universidades, organismos nacionales de salud, etc.
Quien más aporta a la OMS, es la Fundación Bill y Melinda Gates, creada después del escándalo por violar las leyes que regulan la competencia, en el mercado informático. La Fundación  está  ligada a la industria  farmacéutica. En estos días Inovio, sostenida por la Fundación,  recibió autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos  para probar una vacuna contra el covid-19 en humanos.
Respecto al caso de la pandemia actual  producida por el  covid-19,  algunos organismos de investigación como el  CNR  consideran que  no es tal.
Las campañas de vacunaciones masivas son ejemplos de este sentido y constituyen un ejercicio de fuerza en el sentido que son obligatorias y con  una buena parte de la comunidad científica desaconsejándolas por la relación que han observado entre ellas y algunas enfermedades como por ejemplo el aumento  en los casos de autismo. O las complicaciones observadas con la vacuna del Papiloma como ya mencionamos. Estas maniobras se hacen descartando verdaderos flagelos humanos, desviando recursos con la finalidad de  no permitir  la investigación y la acción de lo que no forma parte  del interés de la industria farmacéutica.
 
Corporaciones y otros escenarios.
Solo por nombrar algunas acciones, las inversiones de la Fundación Gates se emparentan con actividades de Bayer y Monsanto, de quienes no hablaremos, ya que excede el propósito de este artículo. Sabemos bien que son empresas especialistas en no respetar la salud y el ambiente, vinculadas sobre todo al desarrollo de la agricultura dependiente de tóxicos. Gates quien mencionó años atrás, que las futuras guerras podrían venir de la mano de algún peligroso virus  y no de los armamentos convencionales está actuando en varias regiones y entre otras cosas interesado en el litio de Argentina.
Como dijimos estas, y otras corporaciones, apoyadas por instituciones del sistema capitalista actual, financian hospitales, universidades, investigaciones, capacitaciones y determinan por sobre los gobiernos prioridades sanitarias, intervienen en el mundo social, educativo, cultural, productivo y científico de los territorios donde operan, en connivencia de las elites gobernantes locales, ocasionando grandes crisis sociales y ambientales.
 
Interrogantes y principios emancipadores.
Volvemos a mencionar la connivencia económico-política que da   apoyo  al capital en detrimento de la vida humana, la de las otras especies y del Planeta, y sobre la cual se configuran los sistemas que están llevando al mundo a un grado de vulnerabilidad nunca visto y que ha contribuido  a perder la noción de que somos seres ecodependientes.
¿Cómo se reconfigurará el mundo después de esta crisis?. ¿Cómo cambiaran nuestras subjetividades ?
¿La transición energética, el abordar las consecuencias del cambio climático, y la escases de bienes, se resolverá con más despojo en algunos territorios?
¿Cómo responderán las regiones pobres, dadoras de las materias primas necesarias para el cambio?.
¿Presagios sobre un nuevo orden, control virtual, desconexión social, cambios en la relación del poder con nuevos actores, pero el mismo modelo de exclusión o esperanzas de una nueva humanidad?.  
Lo que sí sabemos es la gravedad de naturalizar las condiciones de explotación económica y social que el sistema se empeña en mantener.
Principios del Buen Vivir, nuevas formas de participación social y política, muchas de ellas nacidas de la resistencia al sistema, y el decrecimiento económico, aportan como horizontes esperanzadores y emancipadores.
Reflexiones estas que pueden estar asociadas a las posibles  causas de la pandemia actual y que tal vez puedan ayudarnos cuando imaginemos el mundo en el que queremos vivir al salir de ella.
 
 
Graciela Hermoso
Socióloga
 
 

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