viernes, 6 de marzo de 2020

Apreciemos: “La Economía Feminista propone que el objetivo central de la economía sea garantizar la provisión necesaria para la sostenibilidad de la vida humana y no humana, a través de procesos económicos que preserven la sobrevivencia del planeta. Si descentramos los mercados, estamos haciendo un cambio de perspectiva, porque estamos diciendo que el objetivo de la economía debiera ser garantizar las condiciones de posibilidad para todas las vidas".

La urgencia por transformar la economía desde
la perspectiva de la sostenibilidad de la vida

Economías feministas

6 de marzo de 2020
Por Confluencia feminista
El Salto
Las economías feministas ponen en jaque el capitalismo y muestran que hay otros modelos y paradigmas posibles en los cuales se interponga la vida y las curas a la producción o la extracción
Desde los feminismos se ha venido mapeando y denunciando los efectos de la crisis ecológica, de los cuidados y de la reproducción social sobre mujeres, lesbianas, trans y personas no binarias. Las economías feministas han puesto en escena las contradicciones en el conflicto capital-vida1.
Mientras la atención de la economía es que los mercados funcionen, la preocupación de la economía feminista es la sostenibilidad de la vida. Este cambio de enfoque lleva consigo una ruptura con el modelo actual en el que se vuelve necesario un proceso de confluencia entre aquellas economías transformadoras que proponen un cambio de paradigma. Este camino de transición tiene que hacerse desde lo colectivo, incluyendo la ecología de saberes2. Con estas premisas, diversos colectivos, redes, entidades, y organizaciones desde las economías feministas, nos hemos organizado con el objetivo de crear un espacio de encuentro, construcción y movilización en el marco del próximo Foro Social Mundial de las Economías Transformadoras
En este sentido nos preguntamos ¿Cuáles son nuestros retos y desafíos? ¿Por qué pensamos que una economía desde la sostenibilidad de la vida es el camino a seguir?
Desde la red de feministas DAWN, se ha analizado la centralidad del poder corporativo y cómo el endeudamiento y los programas de austeridad han implicado recortes en el gasto público, en servicios sociales, en las políticas de cuidados y políticas de salud sexual y derechos reproductivos. Flora Partenio y Corina Rodríguez Enríquez recuperan la experiencia de los países del Sur-Global frente a las recurrentes crisis económicas del capitalismo. Esto significa reconstruir qué tipo de preguntas no son consideradas opciones cuando se sostiene el mercado financiero en vez de las vidas de las personas:
¿Se aplican aumento de servicios o se salvaguarda a la economía social y solidaria?, ¿se recortan jubilaciones y pensiones o se garantiza la sostenibilidad del sistema de prestaciones?, ¿se avanza en la reprimarización de la economía o insistimos en diversificar y apostar por la transición agroecológica y energética?
Si se piensa solamente en el crecimiento económico expresado en la evolución del producto bruto interno, no hacemos más que mirar el mundo desde las relaciones capital-trabajo. “La Economía Feminista propone que el objetivo central de la economía sea garantizar la provisión necesaria para la sostenibilidad de la vida humana y no humana, a través de procesos económicos que preserven la sobrevivencia del planeta. Si descentramos los mercados, estamos haciendo un cambio de perspectiva, porque estamos diciendo que el objetivo de la economía debiera ser garantizar las condiciones de posibilidad para todas las vidas que las personas queremos vivir”.
En esta clave de análisis de la crisis, Magdalena León de la REMTE, reconstruye la importancia de las tareas de cuidado que comprenden “todas las actividades y relaciones económicas que permiten sostener la vida de los seres humanos y cuidar de la naturalezaSe trata de actividades que han sido tradicionalmente protagonizadas por las mujeres, aunque en situaciones de injusticia y desventaja”3
Desde la perspectiva de la Scuola per l’Economia Trasformativa en Italia, Adriana Maestro insiste en precisar que “no decimos simplemente que el trabajo de cuidado es también una actividad económica y que por eso tiene un valor económico sino que decimos, en términos más radicales, que la economía es cuidado4 y hay que considerar el cuidado de la vida como el centro, el objeto principal de la economía y no como un sector de la misma que pide reconocimiento sin poner en discusión el mismo concepto de lo económico que está comúnmente aceptado. Eso debería ser el verdadero cambio de paradigma con respecto al sistema actual”.
Esta perspectiva cobra fuerza en el trabajo territorial que diferentes colectivos y organizaciones están impulsando. Desde la Red Mujeres del Mundose pretende recuperar la importancia de la perspectiva feminista como enfoque conceptual y de intervención en el trabajo territorial para transformar las relaciones desiguales entre los géneroscreadas por los sistemas patriarcales y neoliberales a nivel mundial.
Esta dinámica se traduce en procesos de acompañamiento a las experiencias de Economía Social y Solidaria, y es a través de las gafas feministas las que permiten ver las relaciones simbólicas y materiales de poder y permiten problematizar cómo se construyen las diferencias y las desigualdades sociales y las relaciones sociales jerárquicas entre los sexos se relacionan con otras relaciones de poder y, concretamente, de clase, de «raza» y de edad.
Uno de puntos constitutivos de la agenda urgente es la cuestión climática. Analía Woloszczuk, de la Red Ecofeminista señala, tal como lo sostiene la filósofa Alicia Puleo, que “los movimientos feministas han aceptado desde hace décadas, que deben incorporar a sus bases, el reto del cuestionamiento de la crisis civilizatoria a la que nos ha llevado la degradación del ambiente. El análisis crítico que hacen del modelo productivo lleva implícitas las claves que son propias del pensamiento feminista porque incorpora las categorías de género, androcentrismo, patriarcado, sexismo, crisis de los cuidados, explotación del cuerpo de las mujeres, entre otros”.
En esta línea, Adriana Maestro sostiene que “es fundamental entender que tanto el extractivismo y la depredación hacia las mujeres, la naturaleza y los pueblos considerados inferiores, como el mito de crecimiento infinito y la pérdida de la conciencia del límite, son aspectos diferentes del mismo orden patriarcal”.
Desde REAS, la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria, defienden que ante la emergencia climática actual, es necesario iniciar un camino hacia una transición ecosocial y que ésta sea una oportunidad para construir sociedades más justas, equitativas y democráticas.
Blanca Crespo afirma que “La Economía Social y Solidaria y el conjunto de las economías transformadoras son las más idóneas para proporcionar alternativas que reduzcan los impactos socioambientales”. REAS en su principio de sostenibilidad ambiental afirma que existe una alianza con la naturaleza en la que sus derechos se ven reconocidos. Además, en este camino de transición es necesario integrar los discursos de los ecofeminismos que proponen muchas de las iniciativas de la Economía Solidaria para revalorizar el cuidado, reconocer la ecodependencia de todos los seres e ir tejiendo puentes hacia la sostenibilidad de la vida.
Frente a estos desafíos, para la organización No Tan Disintas, se trata de pensar a los movimientos feministas, ecologistas y de las economías transformadoras como el sentido común imperante y lograr subvertir este esquema, no como “el revés del sistema”.
¿Cómo podemos enlazar las experiencias de economías transformadoras desde los feminismos?
El proceso de confluencias que se está creando desde lo local y lo internacional en el marco del FSMET es una llamada a los movimientos y organizaciones cuyo objetivo común es la construcción de una alternativa real de transformación del sistema económico y financiero capitalista actual”5.
En este camino de convergencia lo importante es su proceso de construcción. La creación de confluencias es un requisito ineludible para poder enredarse e ir tejiendo redes y alianzas que nos permitan hacer frente a la crisis civilizatoria. Por eso la invitación de la Confluencia Feminista Rumbo al FSMET6 propone articular la potencia de los feminismos con el resto de movimientos de justicia climática y ambiental, economía social y solidaria, comunes, agroecología y soberanía alimentaria, entre otros.
Notas:
1[1] Para continuar las lecturas se puede recuperar los diálogos reflejados Carrasco, C. et al., Economía feminista.Desafíos, propuestas, alianzas, Madreselva, Buenos Aires, 2018.
2[1] Sousa Santos, Boaventura de, “Beyond abyssal thinking. From global lines to ecology of knowledges”, Eurozine, 2007.
4[1] Ina Praetorius, L’economia è cura, Altreconomía, 2019.
6[1] La confluencia está integrada por redes, movimientos y colectivas feministas de diferentes países del mundo en el marco del FSMET: https://transformadora.org/es/participa
Fuente: https://rebelion.org/economias-feministas/


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