martes, 31 de marzo de 2020

"Destacamos que la forma en cómo se ha construido el capitalismo históricamente, y como se ha desarrollado en las últimas décadas, aún en los países con mayor capital, han dejado a la mayoría de la humanidad en plena vulnerabilidad tanto sanitaria como económica, y aunque en estos momentos estén preocupados por las consecuencias, la clase imperialista sigue pensando en cómo rescatar su putrefacto sistema y está dispuesto a asumir las pérdidas humanas que esto implique".

La pandemia del Covid-19 y 

las bases materiales de 

la organización social

31 de marzo de 2020
Por Andrés Ávila Armella y Eduardo Victoria Baeza (Rebelión)
La situación que se está viviendo a nivel mundial por la pandemia del COVID-19, es  algo para lo que pocos estaban prevenidos o preparados, ha irrumpido en el escenario geopolítico sin anuncios y por lo mismo ha mostrado algunos de los rasgos de la organización social y económica contemporánea que lejos de este tipo de contingencias permanecían ocultas.
Sobre el origen del COVID-19 se ha especulado, sin embargo; alejándonos de “teorías fantásticas” y partiendo del principio de información clara y probada, sabemos que existe una nueva cepa de coronavirus y ésta se esparce por el planeta a gran velocidad. Así pues, tenemos en cuenta que es biológicamente posible la mutación de algún virus sin la necesidad de manipulación humana y también es técnicamente viable manipular y modificar virus para usarlos como armas biológicas, lo hemos visto en el pasado y lo seguiremos viendo en el futuro, pero precisamente, mientras no haya elementos lo suficientemente contundentes al respecto del origen de éste virus, nos vemos obligados a proceder en este análisis cuando menos, a marginar dicha variable para concentrarnos en los aspectos más claros y probados, para a partir de los mismos extraer algunas conclusiones.
Una de las aristas más reveladoras en esta crisis, es la visualización del manejo que hacen de ella las principales fuerzas políticas en el mundo y la diferencia en la administración de la contingencia de la pandemia entre dos modelos de organización social y económica. La batalla ideológica en este momento es un ejercicio ocioso cuando la realidad material muestra elementos contundentes acerca de los resultados de los distintos métodos de organización social y de enfrentamiento de contingencias; tomemos como ejemplo a China y Cuba por un lado e Italia, España  y Estados Unidos por el otro.
China aun con los riesgos que ha tomado del desarrollo capitalista, al conservar gran parte de sus rasgos socialistas, ha conseguido un sistema de organización bastante efectivo, con capacidad de resiliencia  y disciplina sorprendente, sin el cual le hubiera sido imposible salir adelante en esta contingencia. Italia y España  por el contrario prácticamente han colapsado y exhiben al planeta lo arcaico, improvisado e ilegitimo de su clase dominante, incapaz de todo lo que no sea farándula y circo mediático. Debido a lo anterior tristemente, italianos y españoles viven en este momento una pesadilla que está lejos de terminar[3].
Cuba a pesar del criminal bloqueo se ha destacado en esta crisis por su capacidad científica y su internacionalismo; produce uno de los medicamentos que mayor capacidad han tenido para controlar la multiplicación del virus causante del COVID-19, Interferón Alfa 2 B, y en días recientes aparte de ofrecer sus ya conocidas brigadas médicas al mundo, dio el visto bueno al desembarco de un crucero Británico MS Braemar al que ningún país le permitía el arribo[4].
En la otra cara de la moneda, en Estados Unidos la cifra de infectados crece dramáticamente encendiendo las alarmas de su sociedad, sumergida en la ignorancia, y que en su mezquindad, ha agotado todas las balas y rifles de las armerías, la pizza congelada  y el papel higiénico de los supermercados. En ese país hay cerca de 44 millones de personas sin seguro médico y 80% de su población viviendo al día y es precisamente a estos  a los que la codicia empresarial, la descoordinación y falta de voluntad política entre municipios, ciudades, condados, estados y federación dejarán en la indefensión sanitaria y económica en la fase de agudización de los contagios. 
El capitalismo se ha proyectado desde la época de la post-guerra y hasta nuestros días como un sistema en el que todos pueden alcanzar sus sueños a través de la libertad individual, entendida sobre todo como libertad de mercado, y para mostrar sus posibilidades y supuesto éxito, siempre proyecta las novelescas biografías de los personajes que considera exitosos. El socialismo por el contrario, se ha basado en la idea de que la libertad individual se alcanza mediante la cooperación, la solidaridad y el esfuerzo colectivo, pues el individualismo nos lleva a un camino de violencia entre seres humanos semejantes, no se ha proyectado como un sistema para poder obtener lujos que a estas alturas son hasta ambientalmente insostenibles, sino en garantizar un ambiente colectivo pacífico que permita el desarrollo humano[5].
Tanto la sociedad china como la cubana tienen la experiencia de haberse levantado de sus cenizas después de la destrucción que heredaron de los regímenes pre-revolucionarios, así mismo, han enfrentado una serie de contingencias económicas, amenazas de invasión y otras emergencias sanitarias a través de la participación solidaria y colectiva de la mayoría de la sociedad. Esta no es ni la primera, ni será la última emergencia que tienen que atender, sin embargo, claramente cuentan con elementos para hacerlo, no sólo a nivel político, sino a nivel civil, pues es precisamente aquí donde se ven reflejados años de inversión en la educación socialista.
Sabemos que el manejo de la información es fundamental y por tal motivo, esta es manipulada a conveniencia de las fuerzas hegemónicas, para influir en la opinión pública o para dar confianza al dinero, sin embargo en estos momentos son inocultables las dificultades y fracturas para compaginar la distorsión comunicacional con la realidad. El intento de los grandes medios por desprestigiar y golpear a China se ha revertido,  pues los índices financieros de Nueva York y Londres y la brutal caída económica gritan fuerte y claro que el centro imperial y sus aliados carecen de capacidad, legitimidad y credibilidad para enfrentar esta monstruosa crisis capitalista, la cual por cierto, se avecinaba desde antes de la pandemia, en tanto que el Partido Comunista Chino tiene la situación en todos los frentes y a pesar de algunas perdidas,  bajo control.
Y mientras la incertidumbre genera pánico y encierro planetario, la clase proletaria, ya sea en situación de empleo formal o informal, de los países dependientes está empezando a recibir los primeros impactos económicos de la pandemia, así como los estragos de una organización económica y social que ha colocado como residuales a un sinnúmero de habitantes. La vulnerabilidad de dichos países a los flagelos de esta epidemia los expone en todos los sentidos; aumento en los riesgos de trabajar sin medidas de seguridad adecuadas, pequeñas y medianas empresas que no podrán hacer frente a nóminas, vendedores ambulantes obligados a la cuarentena,  reducciones de personal, etc. Son millones de proletarios  los que han perdido la fuente de sustento. La forma en que los partidos políticos burgueses aprovechan la coyuntura para tirarse culpas y trampas con un lenguaje demagógico, deja en evidencia que la democracia burguesa no puede funcionar para los intereses mayoritarios y que se encuentra en plena fase de descomposición, al cabo de unos meses tendremos que hacer el balance de los daños; es decir, en unos meses comenzará a verse que ramas comerciales y financieras  saldrán fortalecidas y cuales quedarán disminuidas o pulverizadas, así como qué tipo de fuerzas políticas aprovecharon esta complejísima coyuntura.
Por el momento, sólo podemos destacar el valor y la efectividad de la forma proletaria de resolución de emergencias, la solidaridad, así como la organización disciplinada y colectiva. También destacamos que la forma en cómo se ha construido el capitalismo históricamente, y como se ha desarrollado en las últimas décadas, aún en los países con mayor capital, han dejado a la mayoría de la humanidad en plena vulnerabilidad tanto sanitaria como económica, y aunque en estos momentos estén preocupados por las consecuencias, la clase imperialista sigue pensando en cómo rescatar su putrefacto sistema y está dispuesto a asumir las pérdidas humanas que esto implique.

[1] Secretario General del Partido Comunista de México (PCdeM) www.partidocomunistademexico.org También es sociólogo y Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM donde labora como docente.
[2] Miembro de la comisión internacional del PCdeM, sindicalista y periodista en “Radio Centenario”.
[3] No analizaremos a fondo en este artículo hasta qué punto China es un país socialista o capitalista, lo cual amerita un análisis muy serio y detallado, simplemente partimos de los hechos más contundentes, claramente la organización social y económica china se distingue del de otros países, entre otras cosas por conservar algunos rasgos de la organización socialista, entre lo que se encuentra la capacidad de realizar planes económicos, y la capacidad de organización social en caso de contingencias, acompañados de sistemas  de educación y de salud que permitan operar dichas emergencias.
[4] Hecho ignorado por los medios más conocidos del Reino Unido como lo es la BBC, así como de otros países imperialistas.
[5] Ver por ejemplo: “El socialismo y el hombre en Cuba” del Ché Guevara.

Fuente: https://rebelion.org/la-pandemia-del-covid-19-y-las-bases-materiales-de-la-organizacion-social/

"No podemos seguir viendo a la planificación, tal como lo hace el capitalismo liberal o de estado, como una herramienta que subordina las necesidades colectivas a la lógica de acumulación de capital, convirtiéndola en eficaz instrumento de explotación y dominación. El reto que enfrentamos en nuestro presente es el de reordenar la socialización productiva ya existente mediante la planificación social, teniendo en cuenta que debe ser entendida y asumida como la palanca principal de la democratización global. Es esta perspectiva la que nos capacita para que la planificación pueda dar un salto y se extienda a la reproducción social con vistas al bienestar colectivo y la sobrevivencia humana en el planeta".

¡Tiempo de reflexión, 

no de cuarentena!

31 de marzo de 2020
Por Edgar Fierro (Rebelión)
Quiero proponerles que asumamos estos días como un “regalo” de tiempo, o mejor, como una posible reapropiación del tiempo al liberarnos de la enajenante rutina, y debido a eso, hacerlo útil para repensar los asuntos vitales a nuestra vida social, reflexiones que con demasiada frecuencia solemos postergar y para lo cual nos llenamos de disculpas.
Me parece que una pregunta inmediata a asumir es hasta adónde el Covid-19 es un evento accidental (en el sentido de contingencia), aún asumiendo que los virus pueden y suelen mutar. También podríamos preguntarnos si estábamos bastante advertidos de lo que está ocurriendo, no tanto por el inmediato antecedente de China, o por los ciclos de Dengue, Zika, Chicungunya, o de AH1N1, sino por los balances y avisos en relación al desastre ambiental que parece acelerar ese tipo de eventos epidemiológicos, situación que por demás esclarece la vulnerabilidad de nuestras vidas bajo el mundo capitalista muy a pesar de los fantásticos avances de la ciencia.
Todos conocemos esto, no hay posible disculpa, porque hasta el cine lo ha repetido hasta el aburrimiento, aunque probablemente con la intención de naturalizar situaciones como la actual, o tendiente a ahogar los estudios que han llamado la atención sobre la insostenibilidad de la vida humana en el planeta tierra, debido a que la acción de más de siete mil millones de humanos movidos por la lógica capitalista ha agotado la capacidad de reposición de la biomasa del planeta.
Por tanto, es necesario pensar y asimilar hacia dónde y cómo estamos avanzando en tanto sociedad evidentemente mundializada, y deducir el papel activo que todos y cada uno debemos jugar. Creo que las respuestas las conocemos, son evidentes, pero hay que empezar a acompañarlas con acciones decisivas.
De cara a esta reflexión ya se ha desplegado una estrategia dirigida a embotar nuestro pensamiento, no sólo mediante la propagación del miedo que nos mantiene encerrados hoy, sino también intentando reducir el asunto a una confrontación entre chinos y gringos mediante una versión de guerra bacteriológica dirigida a derrotarse estratégicamente. Las redes están ya infestadas de videos y pequeños fragmentos al respecto, dando como ganador a uno u otro bando según se juzgue la caída del precio de las acciones en las bolsas de valores.
En todo caso, no deja de sorprender la capacidad que desarrolla el capital para sortear las grandes crisis. A fines de 2019 el ambiente era muy oscuro y de tremendo suspenso al encaminarse en dirección a un reventón, debido a que el capital excedentario parecía haber agotado los espacios de refugio. La deuda se mantenía por las nubes, las estrategias de respuesta de los centros capitalistas agudizaban las contradicciones y la respuesta de los proletarios era contundente y continua, ya fuera en las calles de Europa o de Latinoamérica.
Sin embargo, el escenario del Covid-19 ha permitido que el miedo universalizado se acompañe con poderes dictatoriales en todos los estados capitalistas, y en consecuencia la ola de protesta quede por lo pronto congelada, mientras se legitima y legaliza el despido masivo de asalariados en todo el mundo.
A los despidos directos se deberán sumar varios efectos en contra de los asalariados: la drástica caída de la demanda mundial, la incertidumbre que afecta la inversión real, el llamado a enfrentar la situación mediante el “tele-trabajo”, el aceleramiento de aplicaciones técnicas de la cuarta revolución mundial -como por ejemplo la impresión en 3-D que la televisión presenta estos días como solución a toda escasez- y las dificultades financieras que enfrentarán los estados capitalistas al asumir cuantiosos e insostenibles planes de rescate al capital (EEUU, Europa y AL).
A esta masa de desempleados se sumará otra proveniente de millones de pequeños comerciantes, transportadores y prestadores de servicios que enfrentarán la quiebra ante la súbita paralización de la economía mundial, y serán a fuerza proletarizados.
Por esto, recesión o crisis son conceptos que no podrán dar cuenta de la situación en que apenas estamos entrando, pues más bien tiene ribetes de una disrupción social en el mundo, y como en las dos guerras mundiales, será la clase de los proletarios quien lleve la cruz a cuestas, de no asumir en su propia dimensión lo que está sucediendo.
Pero el adormecimiento de nuestra reflexión no sólo se enfrenta a la estrategia comunicacional basada en la teoría conspiracionista que achaca la extensión del Covid-19 a una estrategia del capital chino o gringo, reproduciendo el esquema dualista y acrítico de la Guerra Fría, sino que también a una discusión limitada a escoger entre políticas características de un capitalismo liberal radical o de un capitalismo de estado.  
El capitalismo liberal radical de talente individualista, promovido con mayor énfasis en los EEUU y el Reino Unido, ha evitado al máximo frenar la libertad de movilidad ya que según sus presupuestos es vital para la reproducción del capitalismo, por eso ha tratado de manejar la propagación del virus con recomendaciones de autocontrol; y para enfrentar la devaluación de los capitales, en especial de la bolsa, reproduce su gastada formula de multiplicar la oferta de dinero barato mediante una dura reducción de la tasa de interés (cercana a cero) y prometiendo ayudas de hasta un billón de dólares (en EEUU), a fin que los capitales individuales más fuertes puedan fortalecerse mediante la succión de los que caigan en quiebra, y que tras la anárquica purga, la máquina recomience una vez más.
Por su parte el capitalismo de estado reinante en China ha podido enfrentar de mejor manera la situación, porque de un lado pudo imponer con facilidad un encierro a los ciudadanos de grandes ciudades y contener la actividad productiva, y del otro, pudo entrar a comprar las devaluadas acciones que se vendían en el mercado tras la caída de sus precios, opción posible y cónsona de un Estado dispuesto para actuar como si se tratara de un “capitalista colectivo”.
Los gobiernos de Europa se debaten en una mezcla de esas opciones, en particular mediante la promesa de un plan de rescate al capital por valor de 820 mil millones de euros, en el que también se consideran algunas políticas sociales como soporte de arriendos, hipotecas, pagos de desempleo. A pesar de esto, de agudizarse la situación, es posible que hagan mayor uso de las formas del capitalismo de estado, así por ejemplo en Italia ya se han pronunciado por nacionalizar parte de las aerolíneas para salvarlas de la bancarrota, prácticas que en el siglo pasado fueron corrientes. Esa tentativa no la puede descartar ni el mismo Trump, aunque en ese caso primero debería tragarse todo su paquete de ideología liberal radical.
Si bien la consideración de esas políticas es importante en cuanto tienen efectos directos sobre la vida de los asalariados del mundo, considero que la reflexión debe ir más allá del impacto mediato, y que más bien llama a pensar sobre el futuro de la sociedad.
Abordada la situación desde el pragmatismo en curso, se puede inferir una marcada tendencia a avalar como alternativa el capitalismo de estado: el mundo pareciera mirar hacia China.
De un lado, el capitalismo liberal radical luce desgastado, más cuando se le asocia como responsable del desastre ambiental y de agitar la crisis económica en curso por promover la especulación financiera, frenar la producción real y generar desempleo estructural (crítica neoliberal). Sin duda hay razones para tales recusaciones, y es evidente que sus prácticas resultan totalmente incongruentes para enfrentar una situación, ya no de crisis, sino de desastre social, porque sus cartas se limitan a emitir dinero para que las corporaciones grandes se embuchen a los capitales menores, mientras poco o nada se hace en términos de política de protección social a los asalariados.  
Por el otro, el capitalismo de estado en China es vendido como una opción alternativa. Al actuar como un capitalista colectivo mediante la planificación estatal puede comprar (recomprar en este caso) empresas y sectores cuando lo considere necesario, y mediante este ordenamiento meter en cintura a los asalariados e imponerles los ritmos de vida y trabajo necesarios para estimular la producción y el crecimiento del capital, en especial reprimiendo las huelgas. Esta pérdida de autonomía y libertad se trata de compensar con políticas sociales que mejoran los ingresos salariales y las ofertas de infraestructuras colectivas en salud, educación, transporte, o vivienda, opción posible allí por encontrarse en una fase expansiva.
Entrampados en ese dualismo pragmático, a pesar de los reparos sobre las “libertades”, muchos sectores de izquierda en el mundo se han encaminado en dirección a promover el capitalismo de estado del tipo chino.
Estas posturas rehúyen el impacto sobre la vida de los proletarios del mundo, que es la evidente mayoría de asalariados del planeta, y no enfrentan el cómo darle un giro sustancial a la caótica perspectiva que nos impone el modo de vida capitalista.
El problema sustancial es planteado por la situación “excepcional” que enfrentamos, porque si queremos evitar nuevos episodios de doble afección (pandemia y desempleo) debemos pensar en un tipo de sociedad que asuma en forma consciente y ordenada su proceso de reproducción social, encarando retos como las tasas de crecimiento poblacional. Esto sólo será posible llevando la planificación al todo social, e implementándola como el medio de hacer efectiva la participación democrática.
Esta perspectiva se ha censurado por los capitalistas al imponer la falsa idea de que la planificación es sinónimo de negación de la democracia y la libertad. Nada más erróneo.
La planificación de las actividades ha acompañado a las sociedades humanas desde su origen, y en forma embrionaria se nota en todas las comunidades ancestrales. La planificación logró formas desarrolladas pero autocráticas en civilizaciones como la egipcia. La sociedad capitalista también hace uso de ella en los planes indicativos de gobiernos y empresas, pero la supedita a la ley de la competencia y con ello permite que la interacción de toda la sociedad sea regida por la guerra de sobrevivencia que se extiende a todos sus ámbitos, de ahí que nos estemos despeñando en medio de la barbarie, tal como lo estamos constatando.
La planificación alcanzó una forma más extensa en las sociedades que intentaron avanzar al socialismo pero que quedaron atrapadas en el capitalismo de estado, tal como sucedió en la URSS y la China Popular, avance que fue empañado por la generalización de formas centralistas y autoritarias que restringieron la democracia política. Aun así, esas experiencias mostraron que es posible ir más allá del capital, que la planificación social permite mejores frutos en la producción y que puede enfrentar de mejor manera situaciones calamitosas y de ruina.
La situación de emergencia actual nos obliga a pensar cómo descarrilar la inercia capitalista en la que estamos imbuidos a fin de construir un futuro mejor para la humanidad, uno en que los seres humanos podamos trabajar en función de las necesidades colectivas (como hoy lo hace el personal sanitario de todo el mundo) y podamos definir cómo disfrutar de la riqueza social generada entre todos. En esa dirección hay que recordar que son los proletarios quienes producen en forma ampliada la relación de explotación y dominación que significa el capital, por tanto, en sus manos reside el poder de acabar con esa relación, en el proletariado está el “botón” que “desactiva” la cruel maquinaria capitalista.
No podemos seguir viendo a la planificación, tal como lo hace el capitalismo liberal o de estado, como una herramienta que subordina las necesidades colectivas a la lógica de acumulación de capital, convirtiéndola en eficaz instrumento de explotación y dominación. El reto que enfrentamos en nuestro presente es el de reordenar la socialización productiva ya existente mediante la planificación social, teniendo en cuenta que debe ser entendida y asumida como la palanca principal de la democratización global. Es esta perspectiva la que nos capacita para que la planificación pueda dar un salto y se extienda a la reproducción social con vistas al bienestar colectivo y la sobrevivencia humana en el planeta.
Fuente: https://rebelion.org/tiempo-de-reflexion-no-de-cuarentena/

"Pensamos en los efectos de la crisis del clima como si fueran algo futuro, pero llevan años dando forma al mundo. Hemos visto que en las explotaciones más intensivas, las comunidades ecológicas cambian muy rápidamente bajo condiciones de sequía o en años realmente tórridos. Los efectos del cambio climático son extremadamente importantes para explicar patrones actuales en los cambios de la biodiversidad. Es realmente algo inesperado, pero no menos importante. Si el cambio climático ya está ocurriendo, no tenemos tiempo que perder para entender cómo mitigar sus impactos".

«Las poblaciones tienden a tener peor salud en explotaciones intensivas»

31 de marzo de 2020
Por Santiago Sáez
La Marea climática

Entrevista a Nicholas Hendershot, autor de la mayor investigación hasta la fecha sobre los beneficios para la vida salvaje de sistemas agrícolas menos intensivos.
La crisis del clima y la de la biodiversidad están íntimamente ligadas. Conforme el ser humano coloniza más y más zonas prístinas del planeta, los bosques caen para dar paso a explotaciones agrícolas y ganaderas, arrastrando consigo el hábitat de innumerables especies y eliminando sumideros de carbono. Además, el avance agrícola deja desprotegidos a suelos y especies animales ante las inclemencias, cada vez más frecuentes, del clima. Y, sin embargo, no todas las explotaciones agrícolas son iguales.
Por primera vez, un equipo de investigación ha realizado un estudio a gran escala del efecto de la diversidad agrícola sobre la biodiversidad. Los resultados son rotundos: las explotaciones intensivas dañan especialmente la biodiversidad y nos dejan desprotegidos (a los humanos y a los animales) frente a la crisis del clima. La investigación, cuyos resultados se publicaron en Nature el pasado 18 de marzo, se ha llevado a cabo durante 18 años en Costa Rica. Hablamos con el investigador principal, Nicholas Hendershot, de la Universidad de Stanford (Estados Unidos).
En su investigación se centra en estudiar los efectos de distintos modelos agrícolas sobre las comunidades de aves en Costa Rica. ¿Se pueden extrapolar sus resultados al resto del planeta y a otro tipo de especies?
Sí. Creo que la principal conclusión que hemos alcanzado es que en zonas agrícolas diversificadas se encuentran muchos tipos de vegetación, un poco imitando lo que vemos en los bosques. En cualquier parte del mundo en que estés, si aumentas la variedad de vida vegetal, vas a aumentar la cantidad de hábitat de la que disponen las especies salvajes. Si estudiamos aves es porque son indicadores muy buenos de otros tipos de vida salvaje, pero la conclusión, creemos, es escalable a la mayor parte de grupos de organismos, porque sabemos que la mayoría de grupos huyen de áreas degradadas y aparecen en zonas en las que hay vegetación natural.
Otro de los hallazgos de su estudio es que las especies que viven en zonas agrícolas son más resistentes a las subidas de temperaturas que trae consigo el cambio climático. ¿Por qué ocurre esto?
De nuevo, creo que aquí lo importante es la vegetación. En sistemas agrícolas diversificados te vas a encontrar con muchos recursos para supervivencia de la vida salvaje y, por lo tanto, esta goza de poblaciones relativamente estables y saludables. Sin embargo, en explotaciones intensivas, las poblaciones tienden a tener peor salud. Son poblaciones más pequeñas y proclives a enfermar. Así que cuando llega una sequía, o cuando viene un año más tórrido de lo normal, esos grupos están más expuestos.
Podríamos decir que esto pasa por dos razones. Una es que, sin vegetación, esas especies están expuestas directamente a los cambios ambientales, pero en un bosque los árboles amortiguan esos impactos. En explotaciones diversificadas tenemos un escenario intermedio. No se pueden comparar con los bosques, pero al aumentar la vegetación hay más posibilidad de refugio para las especies salvajes.
Y eso ¿cómo nos ayuda a las personas? ¿también nos ayuda a adaptarnos a la crisis del clima?
Los humanos estamos inextricablemente unidos a la biodiversidad. Ya sea a través de los servicios que nos proporcionan o a otros beneficios, vamos a aprovechar que sea mayor. Las aves, por ejemplo, proporcionan un excelente servicio de control de plagas para los agricultores. Esa es una manera de reducir la cantidad de pesticidas que tienen que usar, lo cual invita a más vida salvaje. También son cruciales para la polinización.
Hay muchos otros beneficios relacionados con la salud humana, la salud mental, la sociedad y la cultura. A menudo es muy difícil asignar un valor económico a estos servicios, pero son muy importantes y dan sentido a lo que significa ser humano.
Por eso cuando perdemos biodiversidad nos quedamos sin estos servicios que nos proporciona. En la Historia hay muchísimos ejemplos de situaciones en las que la degradación de la biodiversidad producida por los humanos ha resultado en terribles consecuencias económicas y sociales.
En su investigación dice que los sistemas agrícolas dominan la superficie arable del planeta. En una economía globalizada como la actual, esos sistemas están muy especializados, lo que a menudo se traduce en sistemas agrícolas intensivos. ¿Cómo podemos avanzar hacia un modelo más diversificado? ¿Puede una agricultura diversificada alimentar al mundo?
Esa es la gran pregunta que nos hacemos en nuestro campo. ¿Cómo podemos diseñar paisajes agrícolas que beneficien tanto a las personas como a la biodiversidad? Los estudios, por ahora, dicen que depende de dónde estés, pero en muchas partes del mundo se pueden maximizar ambos beneficios. Hay que entender qué características exactas necesita cada paisaje para maximizar la productividad de las cosechas, pero también la biodiversidad. Por eso creo que es importante realizar estas investigaciones a gran escala, porque nos permite entender mucho mejor muchas de estas característica y las contrapartidas de añadir o no diferentes partes al sistema agrícola. 
Creo que, efectivamente, depende mucho de dónde estés. En Costa Rica, por ejemplo la propiedad de la tierra está muy repartida. Hay muchos pequeños agricultores, así que para ellos tiene sentido incluir muchos tipos de vegetación, porque los protege a su tierra de los cambios y les proporciona distintas vías de ingreso.
¿Qué prácticas positivas ha encontrado en Costa Rica que puedan exportarse al resto del mundo?
Cualquier cambio que incremente la heterogeneidad o la complejidad de la vegetación de un paisaje al final va a beneficiar a la vida salvaje, y por lo tanto, a la biodiversidad. Hay cosas sorprendentemente simples. Una, por ejemplo, son los setos para separar campos. Durante siglos, la ciencia y las personas interesadas en el medio ambiente han conocido la capacidad de los setos para proporcionar hábitat a las especies salvajes, pero es que también ayudan a crear sistemas agrícolas resilientes. También hemos visto otras cosas, como el uso de árboles fijadores de nitrógeno, que ayudan a mejorar la calidad del suelo, o la inclusión de diferentes tipo de cultivos en el mismo espacio. Eso hace que se creen sistemas ecológicos complejos en lugar de un solo tipo de planta a lo largo de cientos de hectáreas.
¿Encontró algo que le sorprendiera en su investigación?
Creo que la mayor sorpresa fue constatar cuánto ha impactado ya el cambio climático a esas comunidades. A menudo pensamos en los efectos de la crisis del clima como si fueran algo futuro, pero llevan años dando forma al mundo. Hemos visto que en las explotaciones más intensivas, las comunidades ecológicas cambian muy rápidamente bajo condiciones de sequía o en años realmente tórridos. Los efectos del cambio climático son extremadamente importantes para explicar patrones actuales en los cambios de la biodiversidad. Es realmente algo inesperado, pero no menos importante. Si el cambio climático ya está ocurriendo, no tenemos tiempo que perder para entender cómo mitigar sus impactos.
Por lo que me comenta, pareciera que la agricultura diversificada no tiene inconvenientes, que son todo ventajas.
No, por supuesto que tiene inconvenientes. Una explotación agrícola tiene muchas dimensiones: la dimensión social, la económica, la medioambiental… Para que un sistema agrícola diversificado funcione, o para que que lo haga cualquier sistema, tiene que beneficiar de verdad a la biodiversidad y al bienestar humano. Cuando no es así, no podemos hablar de beneficios.
Si tienes un bosque y lo talas para poner una explotación agrícola, puede que sea más conveniente que sea una que favorezca la biodiversidad. Desde luego, eso es lo que más beneficiaría a un pequeño propietario. Pero si hablamos de una gran corporación, seguramente lo que más te convenga sea instalar un sistema intensivo.
¿Podemos decir entonces que mientras las corporaciones controlen los sistemas agrícolas de las grandes economías va a ser complicado introducir esos cambios?
Eso es lo que se suele pensar, sí. Estamos empezando a ver a corporaciones introducir ciertos elementos de diversificación en el sistema agrícola. Sin embargo, esos cambios no ocurren a la velocidad que necesitamos para tratar de frenar la crisis de la biodiversidad. Por eso, sería un paso enorme encontrar la manera de hacer que estas ideas y estas prácticas agrícolas tradicionales se conviertan en las dominantes.
https://www.climatica.lamarea.com/las-poblaciones-tienden-a-tener-peor-salud-en-explotaciones-intensivas/

Fuente: https://rebelion.org/las-poblaciones-tienden-a-tener-peor-salud-en-explotaciones-intensivas/

Nos explican: “El tráfico de fauna a escala global aumentó los contactos entre animales silvestres y poblaciones humanas, que de otra manera nunca hubieran ocurrido. Cada animal lleva en su organismo una diversidad de virus a los que hospeda desde hace mucho tiempo. Durante esa convivencia milenaria han desarrollado inmunidad contra esos virus. Ese equilibrio se rompe cuando un virus se transmite a otra especie con la que no convivió nunca, encontrando así un hospedador que no ha desarrollado inmunidad contra él”

Destrucción del medioambiente, desequilibrio de los animales salvajes

La dimensión ecológica 

de las pandemias

31 de marzo de 2020
Por Darío Aranda
Página12
El recalentamiento global expande el hábitat de los mosquitos, que traen enfermedades tropicales a zonas templadas. La tala aumenta el contacto con animales que pueden transmitirnos virus.
Incendios en la Amazonia 
Se puede creer que es un designio de Dios, se puede decir que fue un animal exótico o se puede culpar a un mercado a miles de kilómetros. Y también se pueden buscar las causas de las pandemias. Investigadores de distintos países realizan una vinculación directa entre los virus que azotan a los humanos y la mano del hombre que arrasa territorios, cría animales de forma industrial e inhumana, y la crisis climática global. La dimensión ambiental de los virus hace apuntar a las causas para que no se repita.
“Destruir la naturaleza desata nuevas enfermedades infecciosas”, señala el doctor en biología y especialista en cambio climático Alex Richter-Boix, de España. Escribió un extenso y detallado artículo el que hace un repaso de la malaria, el zika, dengue y chikungunya. “Virus y otros patógenos se encuentran en los animales salvajes. Cuando las actividades humanas entran en contacto con la fauna salvaje, un patógeno puede saltar e infectar animales domésticos y de ahí saltar a los humanos. O bien directamente de un animal salvaje a los humanos”, explica.
Richter-Boix es uno de los responsables del proyecto Mosquito-Alert, un proyecto de ciencia ciudadana creada para investigar los mosquitos vectores de zika, dengue y chikungunya, destaca la preocupación científica porque de la “degradación de los bosques puedan surgir futuras enfermedades como el SARS, el ébola o el Covid-19, todas ellas han emergido a partir de animales salvajes”. Y recuerda que los mosquitos no son los únicos que transmiten patógenos desde la naturaleza a las poblaciones humanas: “Murciélagos, primates e incluso caracoles pueden tener enfermedades que en un momento dado pueden saltar a los humanos. La dinámica de transmisión puede cambiar en cuanto alteramos sus hábitats naturales”.
“Es la destrucción humana de la biodiversidad la que crea las condiciones para que los nuevos virus y las enfermedades emerjan. La deforestación, la abertura de nuevas carreteras, la minería y la caza son actividades que están implicadas en el desencadenamiento de diferentes epidemias”, afirma Richter-Boix.
Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC, organización de referencia en todo lo relacionado a tecnologías y agro, y cuestiona el “perverso mecanismo del capitalismo de ocultar las verdaderas causas de los problemas” mientras los Estados gastan enormes recursos públicos en medidas de prevención, contención y tratamiento, pero tampoco actúan sobre las causas.
Le parece cínico culpar a los animales, en este caso el murciélagos, o al consumo en mercados asiáticos. Y apunta: “La verdadera fábrica sistemática de nuevos virus y bacterias que se transmiten a humanos es la cría industrial de animales, principalmente aves, cerdos y vacas. Más del setenta por ciento de antibióticos a escala global se usan para engorde o prevención de infecciones en animales no enfermos, lo cual ha producido un gravísimo problema de resistencia a los antibióticos, también para los humanos”. Explicó que el factor fundamental es la destrucción de los hábitats de las especies silvestres y la invasión de éstos por asentamientos urbanos y la expansión de la agropecuaria industrial, con lo cual se crean situaciones propias para la mutación acelerada de los virus.
En un artículo titulado “los hacendados de la pandemia” en el sitio Desinformémonos, Ribeiro cuestiona que la propagación de ciertos virus no se apunte al modelo agroindustrial y sus grandes empresas. Está convencida de que si no se apunta a esas causas, luego sobrevendrá otra pandemia y más muertes. También llama la atención el silencio sobre los ganadores de esos desastres, entre ellas las multinacionales farmacéuticas.
Matías Mastrangelo es doctor en biología e investigador del Conicet. Escribió junto a la investigadora María Guillermina Ruiz un artículo donde enumera y desarrolla cinco formas en las que el ser humano transforma el ambiente y crea pandemias: tráfico de fauna, destrucción de ecosistemas naturales, extinción de especies silvestres, cambio climático global y urbanización-globalización.
“El tráfico de fauna a escala global aumentó los contactos entre animales silvestres y poblaciones humanas, que de otra manera nunca hubieran ocurrido. Cada animal lleva en su organismo una diversidad de virus a los que hospeda desde hace mucho tiempo. Durante esa convivencia milenaria han desarrollado inmunidad contra esos virus. Ese equilibrio se rompe cuando un virus se transmite a otra especie con la que no convivió nunca, encontrando así un hospedador que no ha desarrollado inmunidad contra él”, explican.
Respecto a la extinción de especies silvestres, producto en gran parte de la destrucción de hábitats, señalan que se simplificaron las cadenas alimentarias y redujeron las relaciones entre especies que naturalmente controlan el tamaño de las poblaciones animales. “La ausencia de predadores naturales de especies que se han adaptado a vivir en ecosistemas transformados permite que sus poblaciones crezcan sin control, aumentando su frecuencia de contacto con personas y con ello la probabilidad de transmitirles patógenos”, afirman.
El cambio climático, producto de la destrucción de ecosistemas y del uso de combustibles fósiles, aumentó la temperatura del planeta y provoca que especies tropicales encuentren un hábitat apropiado en regiones templadas. “Especies de insectos típicamente tropicales que son vectores de enfermedades infecciosas, como los mosquitos, han ampliado su distribución hacia zonas templadas y han propagado enfermedades como el dengue, el zika o la malaria a zonas donde nunca antes habían llegado”, grafican.
La concentración de habitantes en megaciudades y la gran movilidad entre continentes facilitan el contagio de manera muy rápida. Los autores resaltan que los cinco factores que puntualizan demuestran que las formas de producir y consumir son grandes responsables de la pandemia, por sus impactos sobre el ambiente, de la cual depende la salud humana. Remarca que la salud del planeta y de los humanos es una sola. Y plantean algunas acciones para cambiar el presente: la agroecología (producción de alimentos sanos, sin transgénicos ni agrotóxicos), reducir viajes, evitar el consumismo y “elegir gobernantes que prioricen el ambiente”, entre otros aspectos.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/256218-la-dimension-ecologica-de-las-pandemias

Reflexionemos la deforestación cuya causa fundamental es la expansión del sistema de agronegocios (promovida por PEA 2 en vigencia desde 2010) arrasa los equilibrios ecológicos y desaloja a conunidades indígenas y animales.

La pandemia del coronavirus y el enfoque socioambiental

 

"No podemos permitir que la codicia del modelo extractivista, que beneficia siempre a unos pocos destruya los bosques, mientras el mundo entero reflexiona sobre la importancia de los ambientes naturales"

COMUNICADO SOMOS MONTE CHACO

31/3/2020

Desde Somos Monte, adherimos a los reclamos que hemos recibido con motivo del inicio de desmontes en la estancia La Fidelidad (Formosa). Queremos acercarles información que soporta el repudio
a las actividades que están ocurriendo allí.
Recibimos un aviso que señalaba que topadoras se encontraban trabajando en la estancia La Fidelidad, ubicada en la provincia de Formosa. Consultando imágenes satelitales actualizadas pudimos
averiguar que efectivamente se habían abierto en el lugar, al menos 4 picadas de 7 km cada una y una picada de 10 km de longitud.
El primer segmento parece haberse realizado a finales de enero, pero hay un llamativo aumento en la velocidad de los trabajos en estas últimas semanas, como se puede observar en la comparación de las imágenes del 11 de marzo con las del 25 de marzo.

Imagen satelital Landsat-8 del 11 de marzo de 2020

Imagen satelital Sentinel-2 del 25 de marzo de 2020

Una vez relevadas las intervenciones sobre el monte en cuestión, se indagó sobre el estado del predio en el marco del OTBN previsto por la Ley Nacional N° 26.331
de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos.
Se encontró una propuesta de rezonificación de La Fidelidad (POT-For) sancionada en 2018 por la Ley
Provincial N° 1.660. Efectivamente el área donde se encontraron las picadas parece coincidir con una zona de categoría verde de aproximadamente 7.000 hectáreas (donde estaría permitido el desmonte, pero dejando un 40% de cobertura boscosa en pie). Aun así, no se ha encontrado traza del permiso de cambio de uso de suelo (CUS) correspondiente, ni de la consulta pública prevista en el marco de la misma ley N° 1.660 (ver imagen abajo) para la habilitación del permiso.

Al mismo tiempo, se desconoce si el Ministerio de Ambiente de la Nación aprobó la propuesta de reforma del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de Formosa, incluido en la ley N° 1.660, con lo cual, eventuales permisos podrían carecer de un ulterior sustento legal.
No resulta claro quién está realizando los trabajos en la estancia, quién es el solicitante del CUS ni cuál es su efectiva extensión, siendo que el predio de La Fidelidad resulta todavía único e indiviso en el catastro oficial de la Provincia de Formosa (ver imagen abajo).

También es llamativa la zonificación del predio en cuanto se delimita una zona verde claro (desmonte permitido) en contacto directo con una zona roja (la categoría de conservación más estricta).

Aún más, existe una discrepancia con la zonificación vecina en la provincia del Chaco, en donde toda la estancia fue originalmente categorizada en zona roja y posteriormente declarada Parque Nacional
El Impenetrable, y todo el resto de la región se categoriza en zona amarilla. Esta falta de un área transicional o buffer entre predios con diferente tipo de manejo, rompe con las pautas metodológicas
decididas por el Consejo federal del Medioambiente (COFEMA) en 2012, como se indica en los extractos:

Todo lo señalado es especialmente relevante en esta estancia ubicada dentro del corredor natural del río Teuco o Bermejo y en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional El Impenetrable. La Fidelidad es considerada clave para la conservación de la biodiversidad de la ecorregión del Chaco Seco, ya que
sumado al Parque Nacional representa la última oportunidad que tiene Argentina de conservar un continuo de Impenetrable chaqueño en buen estado de conservación; otorga funcionalidad al corredor del Teuco al unir eficazmente las distintas áreas protegidas de la provincia de El Chaco con las dos reservas indígenas
formoseñas (situadas al norte de La Fidelidad) y, más al norte, con el corredor formado por el eje del Bañado La Estrella.

Desde Somos Monte Chaco exigimos que se detengan todos los desmontes, no sólo en La Fidelidad. Los demosntes NO están consideradas como actividades prioritarias, ni consideradas de alta necesidad para la seguridad alimetaria del territorio. Como mucho, las áreas desmontadas podrían llegar a ser productivas recién en dos años.
Consideramos que en medio de la emergencia sanitaria nacional e internacional se complica la fiscalización de estas actividades y el control social, aportando cada vez más a las muchas veces denunciada ausencia de un control estricto por parte de las instituciones pertinentes.
Además, solicitamos que se realice la audiencia pública correspondiente con el tiempo suficiente para evaluar si existen alternativas sustentables al proyecto en curso.

No podemos permitir que la codicia del modelo extractivista, que beneficia siempre a unos pocos destruya los bosques, mientras el mundo entero reflexiona sobre la importancia de

los ambientes naturales.

Destapemos: "Es inútil que la ONU conmemore otro Día Internacional de los Bosques si continúa facilitando y maquillando de verde las prácticas corporativas que llevan a más destrucción de bosques y pérdida de biodiversidad".

 21 de marzo, 

Día Internacional de los Bosques

20 de marzo de 2020


Por Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales 


En 2012, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 21 de marzo como Día Internacional de los Bosques. Cada año se elige un tema diferente. Este año el tema es “Los bosques y la biodiversidad: demasiado preciados para perderlos”.

Pero, ¿cómo puede la ONU destacar esto cuando sus principales políticas sobre bosques y biodiversidad permiten la deforestación a gran escala y la destrucción de la biodiversidad?
El  Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU, por ejemplo, tiene como uno de sus objetivos a largo plazo lograr que “para 2030 no haya pérdida neta en el área e integridad de los ecosistemas de agua dulce, marinos y terrestres […]”. La palabra “neta” es crucial y está en el centro de un mecanismo llamado  “compensación por pérdida de biodiversidad”. Esto significa que una empresa minera, por ejemplo, puede destruir bosques, tierras fértiles y biodiversidad, sugiriendo que esta destrucción puede ser “compensada” con la “restauración” o “protección” de otra área “comparable”. Este mecanismo promueve la expansión corporativa incluso en zonas que antes no estaban abiertas a los negocios. Por tanto, este también afecta fuertemente a las comunidades, tanto donde la destrucción está ocurriendo como donde se establece la “compensación”.
La  Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) ha facilitado y promovido el  mecanismo REDD+, que se basa en las compensaciones, el comercio del carbono y los pagos basados en resultados. Aunque haya sido promovido por la ONU como política internacional clave de conservación de bosques en 65 países, este ha fracasado en proteger los bosques y la biodiversidad. Una razón importante es que REDD+ nunca fue diseñado para proteger los bosques o reducir la deforestación, sino más bien para permitir que las empresas y los países industrializados continúen quemando combustibles fósiles. Peor aun, REDD+ señala falsamente a la agricultura de pequeña escala y la agricultura itinerante como principales causas de la deforestación. También ha demostrado ser completamente ineficaz en detener la destrucción de bosques a gran escala llevada a cabo por las corporaciones.
A su vez, la  Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que monitorea el estado de los bosques en el mundo, insiste en definir un bosque como una superficie cubierta solamente por árboles. Esto significa que el bosque de la cuenca del Congo, en África Central, por ejemplo, se considera tan bosque como una plantación de árboles de eucaliptus genéticamente modificados, rociada con agrotóxicos. Para la FAO, la única diferencia es que a esta última se le llama “bosque plantado”. Pero las plantaciones industriales de árboles carecen de ciclos de vida interconectados y de diversidad estructural, que es necesaria para sustentar una diversidad de formas de vida. Las empresas de plantaciones también acaparan áreas de bosque para simular estar preocupados por la biodiversidad. Al hacer esto, las comunidades son doblemente impactadas, cuando se les quitan sus tierras para establecer las plantaciones y cuando se les niega el acceso vital al bosque.
Es inútil que la ONU conmemore otro Día Internacional de los Bosques si continúa facilitando y maquillando de verde las prácticas corporativas que llevan a más destrucción de bosques y pérdida de biodiversidad. Las comunidades se encuentran cada vez más amenazadas por empresas extractivas, proyectos de compensación, plantaciones industriales, áreas de conservación, empresas madereras supuestamente “sustentables” y planes de “reforestación” y de “restauración de bosques”.
¡Si la ONU realmente toma en serio su consigna para el Día Internacional de los Bosques de este año, debe detener sus propias políticas impulsoras de la deforestación a gran escala y la pérdida de biodiversidad!

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Campanas-y-Acciones/21-de-marzo-Dia-Internacional-de-los-Bosques

lunes, 30 de marzo de 2020

"Consideramos que la Economía Informal y Popular constituye un pilar de la Cultura y la forma de vida de la Comarca".

*Versión final, para difundir y viralizar* Comarca Andina, Puel mapu, 

29 de marzo de 2020 

Sr. Fabián Rudolph, intendente interino de El Bolson Sr. Augusto Sánchez, intendente de Lago Puelo Sr. Pol Huisman, intendente de El Hoyo Sr. Antonio Reato, intendente de Epuyen Sr. Oscar Currilen, intendente de El Maiten Sr. Silvio Boudarghan, intendente de Cholila: 

Lxs abajo firmantes, vecinxs de la Comarca Andina del Paralelo 42, les solicitamos que autoricen la venta de productos alimenticios y medicinales en puertas de chacra, ferias y mercados populares, considerando que la venta ambulante y la economía informal no debe ser sancionada ni discriminada. Por un lado, esos ingresos son vitales para que pequeñxs productorxs puedan sobrevivir la cuarentena y el invierno. Por otro lado, para lxs vecinxs representa la oportunidad de acceder a alimentos frescos, agroecológicos y productos de calidad. Estas actividades significan menor riesgo de contagio que las grandes filas

en los supermercados, al desarrollarse al aire libre.
Para terminar, consideramos que la Economía Informal y Popular constituye un pilar de la Cultura y la forma de vida de la Comarca.
Sin otro particular, los saludamos atte.

CTA Autónoma Comarca Andina (Chubut)
Sociedad Ecológica Regional, Comarca Andina (S.E.R.)
Colectiva de Mujeres de Lago Puelo
Asociacion Centro Cultural Antu Quillén
Colectiva Comarcal Ni una Menos
Biblioteca Popular de Lago Puelo
Vecinal de Villa del Lago Puelo
Espacio de Género de la BPLP
Chacra Confluenza (familia Jara-López-Thalmann)
Foro Ambiental y Social de la Patagonia- Comodoro Rivadavia
Colectivo Desentramando Cholila
Ana Becerra (Feria Natural de la Comarca)
Socorristas Comarca Andina
Conjuros a Viva Voz

Verónica Fiol 21501538
Bárbara Daniela Fornero 30624871
Cristián de la Fuente 13509007
Cecilia Nepomnaschy 25094032
Pablo Gati 20537152
Carlos Savariano 11528529
Ivonne Sandoval 23709125
Iván González 22366271
Daniel Verderosa 23101189
Silvina Sotelo 10889461
Gloria Monaga 30811580
Paula Viola 22848396
Miriam B. Busnelli 13869997
Verónica Wozniuk 21959348
Viviana Herrero 16042730
Liliana Sbocci 18444343
Marcelina Hebe Villegas 28055025
Maria Rosa Corbalan 20508866
Martin Bilicich 33780554
Daiana S. Clavero 33789854
Guillermo E. Emanuele 25433077
Romina Caraballo 26751761
Pablo Muscolo 26194103
Sandra Moreno 14126835
Damián Gustavo Daich 22656485
Fernando Esviza 13664983
Claudia Sastre 17955877
Valeria Belozercovsky 17642527
Viviana Hechern 16042730
Claudia Riccardi 12667691
Patricia Dambielle 13566349
Analia Trifaro 13160545
Eloisa Castellanos
Gabriela Antonelli 24353672
Ana Maria Roncoroni 31950345
Maria Haydee Monteserin 17613251
Martha Elena Hermosi 11797811
Ana Chiesino 16850573
Laura Sanden 20617024 (Domo Nuevo Brote)
Karen Rajnilchuk 20468764
Maximiliano Roberto Garcia 28596235
Nahuel Salvo Hermosi
Gabriel Gamero 16490787
Ariane Freymond 29442346


Insfran promociona esta crimalidad de matardestruir el último oasis del Impenetrable

*Durante la cuarentena los desmontes 

continúan.*

Mientras que muchos están felices por las noticias de que la naturaleza se está "recuperando", las topadoras siguen destruyendo lo que queda del monte nativo en el Norte. Ni la pandemia bloquea a estos criminales, que aprovechan la cuarentena para desmontar en silencio. La Fidelidad misma, el último oasis del Impenetrable que tantas veces ha sido contada por periodistas y documentales.

Las topadoras trabajan a apenas 8 km de la estación biológica que opera en el Parque Nacional, adonde hace pocos meses se encontró uno de los últimos ejemplares de yaguareté del Chaco. *El desmonte afectará 7.000 hectáreas en plena Fidelidad*, del lado de Formosa, área que todavía no está protegida pese a los pedidos y los esfuerzos de ONG y ciudadanos de toda Argentina.

El negocio de los desmontes no respeta la vida.
Es *hora de parar esta locura* y reflexionar sobre lo que estamos haciendo como especie humana, antes de que sea demasiado tarde.

Señalemos: "Chaco, la tercera provincia con mayor cantidad de contagios de coronavirus y la primera en muertes junto con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (hasta el 25 de marzo se habían confirmado 40 casos en la provincia y tres fallecimientos), pese a que fue una de las precursoras en cerrar las fronteras provinciales para evitar el paso del virus (junto con Mendoza y Jujuy). Allí, a la falta de agua potable se suman la contaminación natural por arsénico que lleva a los pobladores a colectar agua en aljibes o bidones, que muchas veces resultan contaminados por bacterias o pesticidas, que de un modo u otro llegan hasta ellos. Además, almacenar el agua de ese modo propicia la propagación de dengue,2

Coronavirus: 

Sin agua fallan los cuidados
26 de marzo 2020

En los sectores más vulnerables de la Argentina, la falta de acceso al agua de red, que alcanza al 10% de los hogares en centros urbanos, a lo que suma el hacinamiento por la crisis habitacional, dificultan la implementación de las medidas preventivas y de aislamiento social recomendadas por el Gobierno para hacerle frente al coronavirus y también al dengue.
Por Vanina Lombardi   
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Agencia TSS – El aislamiento preventivo ha obligado a suspender movilizaciones masivas, pero las voces resuenan en las redes sociales y entre los aplausos que acompañan desde balcones y terrazas, como ocurrió este 24 de marzo, que sumó pañuelos colgantes y virtuales para mantener viva la memoria sobre los 30.000 desaparecidos en la última dictadura. Dos días antes, el 22 de marzo, Día Internacional del Agua, habitantes de diversas provincias de la Argentina inundaron las redes con reclamos y reivindicaciones para concientizar sobre la escasez hídrica y la contaminación de las aguas que sufren en sus territorios.
El agua es un derecho y un bien esencial para garantizar la reproducción de la vida, y su carencia se vuelve más evidente frente al coronavirus, ya que para muchos resulta imposible cumplir con la recomendación del correcto lavado de manos y las condiciones de higiene necesarias para evitar el contagio de esta enfermedad que desde 20 de marzo mantiene en cuarentena a todo el país, y que ya afecta a más de 500 argentinos a lo largo y ancho del territorio nacional.
“Nuestro objetivo para el 22 de marzo era visibilizar la problemática del agua en la Ciudad de Buenos Aires y poner en evidencia que una de cada siete porteñas y porteños no acceden formalmente al agua potable, que son justamente quienes habitan en los barrios populares”, le dijo a TSS Eva Koutsovitis, coordinadora de la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria (CLIC) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA), y agregó que esta situación se replica en los barrios populares de todo el país. “A nivel nacional, más de cuatro millones de personas habitan en barrios que no tienen acceso formal a servicios públicos. La mayoría de esos hogares, un 85%, son sostenidos por mujeres”, puntualiza la ingeniera.
“Nosotros protegemos el agua de la provincia, nos opusimos a que se modifique la Ley 7722 que protege el agua del uso de cianuro y otras sustancias tóxicas que se emplean en la actividad minera en diciembre y en las asambleas socioambientales sumamos otras voces, que reúnen urgencias como el derecho básico del acceso al agua potable, sobre todo en estos tiempos de virus, que en Mendoza no está garantizado en barrios populares como La Favorita, ni en algunas zonas de la provincia como Huanacache, en el departamento de Lavalle”, le dijo a TSS María Teresa (Guni) Cañas, profesora de biología e integrante de la Asamblea Popular por el Agua y la Asamblea Lujanina por el Agua y los Bienes Comunes, que forma parte de las Asambleas Mendocinas Por el Agua Pura (AMPAP), con presencia en casi todos los departamentos de esa provincia.
Según datos de Naciones Unidas, tres de cada diez habitantes del mundo carecen de acceso a servicios de agua potable seguros y seis de cada diez carecen de instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura, mientras que solo el 27 % de la población de los países menos avanzados tiene acceso a jabón y agua para lavarse las manos in situ. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) da cuenta de que el 85% de las causas de enfermedades y muertes en el mundo están vinculadas a aguas contaminadas o a la carencia de dicho bien. Entre ellas, por ejemplo, inciden en la fiebre tifoidea (que causa 200.000 muertes anuales), el cólera (120.000) y el rotavirus (500.000). Además, es la segunda causa de muerte en menores de cinco años y representa el 43% de las muertes debidas a enfermedades relacionadas con el agua.

Sin agua falla la prevención
En la Argentina, según los últimos indicadores de hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el 10% de los hogares en centros urbanos carece de acceso al agua de red. Al respecto, un informe elaborado por el especialista en gestión sociourbana Julián D’Angelo, coordinador ejecutivo del Centro de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social de la Universidad de Buenos Aires (Cenarsecs-UBA) y de la campaña “Acción por el Agua. Es ahora”, estima que en todo el país “unas siete millones de personas no cuentan con servicio de agua potable, con una cobertura más baja en zonas rurales que en áreas urbanas. Además, casi veinte millones de personas no cuentan con cloacas y el 80% de los residuos cloacales van a parar, sin tratamiento previo, a ríos y arroyos”.
A pesar de esto, no existe una ley nacional de agua y saneamiento ni un marco legal que unifique criterios de suministro para todo el territorio. Cada provincia tiene su propia normativa: algunas cuentan con una empresa pública que centraliza los servicios con algún órgano de control y, en otras, las prestaciones están totalmente descentralizadas, a veces en cooperativas y asociaciones que brindan los suministros. También hay empresas privadas, que en general se encargan de las ciudades y dejan desatendidas las áreas rurales. A esto se suman las condiciones geográficas naturales, la escasez hídrica y las situaciones de sequía, que en algunos casos datan de hace al menos una década, como ocurre en Mendoza, adonde algunos productores solo pueden regar una o dos meses al mes. En grandes ciudades hay barrios que sufren cortes de agua periódicos o directamente no tienen acceso al agua potable.
Un caso preocupante es el de Chaco, la tercera provincia con mayor cantidad de contagios de coronavirus y la primera en muertes junto con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (hasta el 25 de marzo se habían confirmado 40 casos en la provincia y tres fallecimientos), pese a que fue una de las precursoras en cerrar las fronteras provinciales para evitar el paso del virus (junto con Mendoza y Jujuy). Allí, a la falta de agua potable se suman la contaminación natural por arsénico que lleva a los pobladores a colectar agua en aljibes o bidones, que muchas veces resultan contaminados por bacterias o pesticidas, que de un modo u otro llegan hasta ellos. Además, almacenar el agua de ese modo propicia la propagación de dengue, que aunque ha sido desplazado de las noticias por el coronavirus, genera preocupación en esa y otras provincias del país.
“La política sanitaria tiene que ser integral. Si para combatir la epidemia del dengue se apela a los esfuerzos individuales de las familias, con instrucciones como descacharrizar en aquellos sectores que no pueden acceder formalmente al agua, será una política destinada al fracaso. Es imposible que quien no accede formalmente al agua pueda descacharrar si la única alternativa que tiene es almacenarla en baldes o recipientes”, cuestiona Koutsovitis.

El dengue sigue presente
Al cierre de esta nota se habían registrado 502 casos de coronavirus en todo el país, en casi todas las provincias, con la mayoría de ellos registrados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con 211 casos y 3 fallecimientos. Allí viven 2.890.151 habitantes, unos 15.000 por kilómetro cuadrado, y la población mayor de 65 años (uno de los principales grupos de riesgo del Covid-19) supera el 16% del total, según datos del Gobierno porteño.
La Capital Federal presenta otros desafíos frente a la pandemia: según censos del Gobierno de la Ciudad, las personas en situación de calle se incrementaron de 705 en el año 2000 a 2016 en 2019 (870 en paradores y 1.146 en la calle). El 77% de esas personas vive en la calle hace más de un año y el 15% son mayores de 59 años. Frente a estas cifras, el último relevamiento llevado a cabo por las organizaciones sociales, en 2019, indica que en la ciudad hay alrededor de 7.200 personas que viven en situación de calle, mientras que 650.000 son pobres y 200.000 son indigentes.
“La ciudad de Buenos Aires es el distrito más rico del país y una de las ciudades más importantes de América Latina. Sin embargo, es una de las ciudades del mundo que, en lugar de avanzar en materia de cobertura de agua potable, retrocede. Tiene la misma cantidad de población desde la década del 50 pero en las últimas dos se ha cuadruplicado la cantidad de habitantes en villas, asentamientos y barrios populares, que hoy alcanzan al 15% de la población, que no cuenta con acceso a los servicios públicos de agua potable, saneamiento cloacal, tendidos eléctricos y gas en red”, advierte Koutsovitis, que también es integrante del Frente de Organizaciones Salvador Herrera (FOSH), y explica que, para suplir la carencia de servicios básicos, en los barrios populares de Buenos Aires, las familias han ido tendiendo precarios sistemas de agua y cloacas: muchas cuentan con pozos ciegos en sus viviendas y con cámaras cloacales precarias muy próximas, que desbordan de manera frecuente. Otras cuentan con acceso al agua mediante tendidos de mangueras que no suelen estar enterradas y, cuando no queda otra alternativa, los vecinos se ven obligados a ir a colectar agua a canillas comunitarias o esperar a que pasen camiones que reparten agua  y que no tienen horarios definidos.
“La precariedad del sistema sanitario en los barrios populares porteños pone permanentemente en riesgo la vida del 15% de los habitantes. Eso tiene un correlato, que es duplicar la mortalidad infantil y reducir la esperanza de vida. En la epidemia de dengue es la población mas afectada y en el caso del Covid-19 también va a ser la población más expuesta”, advirtió Koutsovitis.
Junto con la escasez de agua y servicios básicos, en estos barrios también predomina el hacinamiento, que dificulta cumplir con el aislamiento preventivo recomendado por las autoridades. Al respecto, un reciente informe del Observatorio de Derecho a la Ciudad, detalla que desde el año 2001 se ha duplicado la cantidad de familias inquilinas y se cuadruplicó la cantidad de personas que habitan en las villas y barrios populares, adonde hoy viven alrededor de 400.000 personas sin acceso formal y seguro a servicios públicos básicos y con niveles de hacinamiento generalizado. Además, el informe da cuenta de que los beneficiarios activos del subsidio habitacional para personas en situación de calle ascendieron de 4500 en el año 2011 a 10.615 en noviembre de 2019.
“Si pensamos qué sucede con respecto al Covid-19 y la estructura sociosanitaria de la ciudad, los interrogantes son muchos. La estrategia para abordar la pandemia tiene dos pilares, una es el autoaislamiento y la otra es la higiene personal. Además de la falta de servicios básicos, en los barrios populares tenemos situaciones en las que, en promedio, hay dos familias en cada vivienda, además de un sector de inquilinos con familias, y a veces mas de una, que ocupan un único ambiente”, dijo Koustovitis y concluyó: “La realidad es que, en esos casos, la posibilidad del autoaislamiento es utópica”.
http://www.unsam.edu.ar/tss/coronavirus-sin-agua-fallan-los-cuidados/