lunes, 10 de febrero de 2020

Necesitamos proteger este gran humedal debido a su enorme capacidad de suministrar agua y mantener los ciclos de crecidas y reflujos que dan riquisima biodiversidad

El descuido de las nacientes y  ríos amenaza al Pantanal

02 febrero 2012
La conservación de la cuenca del río Paraguay1 y la supervivencia del Pantanal están en peligro, principalmente por la degradación de las nacientes y ríos que fluyen desde los altiplanos (Cerrado) hacia la planicie del Pantanal. 

Por eso, en vísperas del Día Mundial de los Humedales (2 de febrero), se presenta el estudio inédito Análisis de riesgo ecológico de la cuenca del río Paraguay2, que pone de manifiesto que la mitad de la cuenca del Pantanal está bajo un riesgo ambiental alto o medio, y que es necesario proteger urgentemente el 14 % de su superficie, debido a su gran capacidad de suministrar agua y mantener los ciclos de crecidas y reflujos que dan vida al Pantanal. 

Estas zonas (en rojo y amarillo en el mapa arriba) están en su mayoría en zonas altas en los bordes de la cuenca y son los principales proveedores de agua de la planicie, que aún presenta buenas condiciones ecológicas.

Las principales amenazas para la cuenca del río Paraguay son la deforestación y el manejo inadecuado de tierras para la agricultura y la ganadería, que causan erosión y sedimentación de los ríos, entre otras cosas. Las represas hidroeléctricas están alterando el régimen hídrico natural del Pantanal. El crecimiento urbano y de población conduce a más obras de infraestructura, como carreteras, represas, puertos e hidrovías, poniendo en peligro el frágil equilibrio ambiental del Pantanal.

Esas amenazas afectan juntas o por separado a cada una de las regiones en situación más crítica analizadas: cabeceras y afluentes en el Cerrado y el bosque chiquitano de Brasil; el bosque atlántico de la cuenca del río Paraguay; el eje de desarrollo Salta/Jujuy; y Puerto Suárez y Valle de Tucavaca (Bolivia).
Alrededor del 11 % de la cuenca (123 600 km²) cuenta con alguna protección, y solo el 5 % (56 800 km²) están bajo protección integral, en parques nacionales o estatales y estaciones ecológicas. Además, las más de 170 áreas protegidas no están distribuidas adecuadamente para proteger las regiones que suministran más agua o las más ricas en biodiversidad. 

Dicho estudio, fruto de una alianza entre WWF, The Nature Conservancy y Centro de Pesquisas do Pantanal, con el apoyo de HSBC y Caterpillar, supone una fuerte señal de alarma para que los países, estados y municipios adopten un programa de reducción de riesgos y que se reviertan los patrones de desarrollo insostenibles. Ya no queda espacio para una cultura de la abundancia y el despilfarro, como si hubiera reservas infinitas de bosques nativos para talar, de agua dulce que contaminar y de tierras para la explotación minera.

La cuenca del río Paraguay y el Pantanal no deben protegerse solo por las innumerables especies de animales y plantas que abrigan, por las bellezas y servicios ambientales que ofrecen, sino también porque de la salud de esa región dependen más de 8 millones de personas y las economías hoy centradas en 30 millones de cabezas de ganado y casi 7 millones de hectáreas plantadas, un área equivalente a un tercio del estado de São Paulo.

Recomendaciones - El Pantanal, además de ser un refugio natural y de mantener poblaciones y economías, es también una inestimable reserva estratégica de agua dulce, aún más importante ante el incierto futuro del cambio climático. 

Por lo tanto, alterar los modelos de desarrollo y crear más áreas protegidas (públicas y privadas) son acciones inteligentes y estratégicas para los cuatro países responsables de su mantenimiento, así como desarrollar un programa de adaptación de la cuenca a los cambios del clima. 

La ganadería extensiva requiere un mayor apoyo técnico y económico para que las mejores prácticas lleguen a los productores, tales como la conservación del agua y los suelos, el manejo y la recuperación de los pastos y la integración entre cultivos y ganadería. 

Además de la agricultura y la ganadería, la cuenca cuenta con importantes zonas mineras, especialmente en las regiones andinas, como Potosí (Bolivia), la extracción de gas natural, en la transición del Chaco a los Andes, de oro y diamantes, en Mato Grosso (Brasil), y también de hierro, manganeso y piedra caliza, en Mato Grosso do Sul (Brasil).

En el caso de las centrales hidroeléctricas en funcionamiento, el camino es crear programas de operación que mantengan los ciclos de crecidas y reflujos de una manera similar a la natural. Para las represas que están en fase de planificación, es necesario evaluar sus impactos acumulativos, indicando qué zonas podrán o no soportar esos costos ambientales sin perjudicar al Pantanal.
 


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1) El río Paraguay nace en la región de Diamantino (Mato Grosso, Brasil) y recorre 2600 kilómetros hasta confluir con el río Paraná en Corrientes (Argentina). Su cuenca abraca más de 1,1 millones de kilómetros cuadrados, un área casi del tamaño del estado brasileño de Pará.

2) La evaluación de los riesgos ecológicos de una cuenca hidrográfica es esencial para valorar su capacidad de recuperación frente a los impactos esperados del calentamiento global, pues algunas amenazas podrían cobrar fuerza en detrimento de otras. Además, los ecosistemas naturales, las actividades económicas, las ciudades y las personas son todos vulnerables al cambio climático en mayor o menor medida. Este estudio pretende precisamente entender cuáles son los riesgos actuales para los ecosistemas acuáticos de la cuenca del Paraguay y cómo podemos prepararnos para un futuro de incertidumbres.

3) La Embrapa estimó en 2008 que el Pantanal presta gratuitamente unos servicios ecosistémicos por valor de 112 000 millones de dólares anuales. Por lo tanto, vale mucho más preservar esa región que transformarla en zonas agrícolas y ganaderas, cuyo beneficio estimado sería de solo 414 millones de dólares al año.

 Fuente: https://www.wwf.org.br/?30525/el-descuido-de-las-nacientes-y-ros-amenaza-al-pantanal

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