martes, 21 de enero de 2020

Hallamos argumentos consistentes para desechar las fumigaciones 'agroecológicas' como alternativa al agronegocio

A PROPOSITO DE AEROFUMIGACIONES


Encantadora nota. Asi como nos encantan las serpientes, y cuando uno investiga y se entera como se domestican las cobras para el espectáculo, éste pierde todo su encanto...

Hoy hubiera preferido seguir atando tomates y preparando la "chakra" para la eminente tormenta. Sin embargo el celu se está saturando de "fuego amigo": compañeres que con mucha euforia viralizan la nota de la que adjuntamos impresión de pantalla. Pues no pude con mi impulso, y aqui estoy frente a la compu, con la necesidad de compartir algunas reflexiones.
Y como siempre, muy lejos de pretender esgrimir una verdad, es una invitación a ampliar el foco, sacudir la alfombra, mirár detrás de las palabras y seguir construyendo, comunitariamente, un mundo más vivible. Aunque más no sea, tal vez, desde mi equivocación. De modo que, como siempre, los comentarios constructivos serán muy bienvenidos.

1. En la nota se propone una "sustitución" de un producto por otro. Si bien se plantea que el ensayo es experimental y en la zona agrícola más castigada por el cáncer de la Argentina, debido a los agrotóxicos. Sería demasiado hermoso poder reemplazar una sola pata de este sistema que produce comida y no alimentos, por otra y que de repente todo cambie. Pues no es el caso. Si encontráramos un bioinsumo que no tuviera las consecuencias nefastas de los agrotóxicos, aún quedarían por resolver: el sinsentido de cultivar millones de hectáreas de alimentos con una criminal huella de carbono (considerando en la matriz todos los factores y no seleccionando elegantemente los "más convenientes", es decir: costo ambiental de combustibles, huella por fletes, daños ambientales en la producción de insumos, daños ambientales sobre los ecosistemas donde se transforma lo que produce el campo argentino (cria de peces a gran escala, feed lots, etc etc). 
2. A propósito del producto: La tierra diatomea no es inofensiva. No se pretende demonizarla, pero los estudios sobre la inocuidad del sílice amorfo son bastante antiguos (digamos, años 60) y nuevamente el campo argentino seá laboratorio a cielo abierto. Y quedan abiertos otros interrogantes, como si se implementara a gran escala, la aplicación de coadyudantes, etc, etc. ¿Qué pasa con las nanopartículas? La diatomea es un "genérico", es decir, ataca chinche, hormiga, abeja y todo insecto que camine, vuele o se arrastre. Es decir, las consecuencias sobre la fauna serían igualmente terribles. Aun el uso de sílice como aditivo alimentario está cuestionado. Si bien nuestra cultura cuestiona todo, o casi todo (menos el consumo), esto debería hacernos reflexionar (buscar aditivo alimentario E551. 
3. La técnica: Si hay una fumigación aceptable, sería la la pelicula "No hay más pena ni olvido" donde una avioneta fumiga con mierda de gallina, citaba irónicamente hace pocos días el abogado ambientalista 
Fernando Cabaleiro. ¿Pues a quien le gustaría que fumigen sobre escuelas rurales, vecindarios, campesinos, arroyos, areas de mitigación, etc, etc, aunque fuera con agua florida? Reflexionemos. Encontrar una tarea alternativa para la profesión del aerofumigador es loable, sigamos buscando..
4. Agricultura adicta a insumos. Hoy nos lamentamos del uso indiscriminado del agua por la megaminería y de los incendios de Australia. Mendoza es una de los importantes yacimientos de potasio, que se usa en agricultura y está a punto de ser triturada para extraerlos. Potasio o diatomeas, en esta logica, todo sigue siendo un negocio a cualquier costo. Pues, en esencia, ¿cuál es la diferencia de moler montañas de roca para fumigar ? ¿Cuál es el impacto ambiental de la elaboración de insumos a semejante escala?.
5.Las virtudes del sílice (y el calcio) presentes en las diatomeas. Hace casi cien años, Rudolf Steiner hablaba del equilibrio de calcio y sílice para un buen desarrollo de los cultivos. Hoy la ciencia ha comprobado que, por ejemplo, el sílice activa genes que expresan determinadas sustancias en las plantas. Y estas sustancias, que muchas veces hacen más sabrosos los alimentos, (las plantas las desarrollan no para nuestro paladar) hacen que se protejan mejor de los insectos que las atacan. Es decir, una (infima) cantidad de sílice en contacto con los cultivos ayuda a que estos crezcan más saludables y sabrosos. Una ventaja definitiva frente a los agrotóxicos. Revisemos dosis y técnicas de aplicación.
6. La deriva. Tiene que ver con la técnica y los productos. Hay mucho estudiado (y negado) al respecto. Pero cuanto menos partículas liberemos al ambiente, tanto mejor. y los aviones aplicadores liberan partículas a mansalva que dañan las vías aereas. 
7. La agroecología: Está claro que este término va mutando y a veces, deformándose. Cualquier cosa que sea aparentemente mejor que la agricultura con agrotóxicos, hoy la llamamos agroecología, aunque abra tal vez otra puerta al infierno. Así como hay muchos aplicadores que temen perder su trabajo, hay "productores" que ya no saben cómo "trabajar" de otro modo, un estado que no sabe qué decir y de dónde recaudar, y miles (miles) de técnicos, ingenieros, consultores, comerciantes, industriales, mecánicos, burócratas, periodistas etc, etc, que, si el paradigma cambia, necesitan transformar (-se) en su ámbito profesional. Para un medio gráfico por ejemplo, cambiiar un anunciante de glifosato por uno de diatomeas, sería un sueño. Pero este cambio es un cambio de conciencias. Una revolución más difícil que la cubana, la china, la soviética o las tres juntas. Porque se trata no de un cambio en el control de los medios de producción, sino de algo mucho más profundo: un cambio del curso de la humanidad. Sigamos buscando y construyendo. Con los ojos abiertos


Fuente: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=2767072093329258&set=a.402747599761731&type=3&theater

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