domingo, 22 de diciembre de 2019

"No podemos olvidar que el golpe del 73 se gestó para desarticular todo lo que pudiese oler a organismos de la clase (JAP, Cordones Industriales, comandos comunales, la CUT del 53, etc.) La dictadura fue afianzando la política de represión selectiva hacia lxsdirigentxs que expresaban la visión desde una perspectiva de clase. Hubo enormes esfuerzos de los gremios patronales y del naciente nuevo empresariado, que a través de la bota militar, imponían el total desbande de todo el espectro de fuerte organización que habían logrado alcanzar lxs trabajadorxs hasta el 73".

El sindicalismo en tiempos

de cólera popular

21 de diciembre de 2019

 

Una de las características que ha llamado más la atención en lo que se ha denominado como levantamiento popular es el hecho de que sea totalmente acéfala. Los partidos políticos hace mucho tiempo que han ido desapareciendo de lo social. Sus dirigentes conducen la “llamada opinión pública” desde los matinales y programas de farándulas políticas. Toda su ligazón con lo social fue reemplazada por encuestas ad-hoc, ya que éstas resultan ser más prácticas de meter a las “cocinas de los acuerdos”.
La imposibilidad del viejo sindicalismo para dirigir una insurrección popular
El sindicalismo tradicional también ha quedado expuesto en su inoperancia. Esta afirmación no nos debiera sorprender conforme ya habíamos asistido hace unos años atrás a la debacle o implosión de la CUT, cuyxsdirigentxs debieron recurrir al salvataje de la justicia patronal para mantenerse en sus puestos y seguir usufructuando de la cuota que sagradamente se le descuenta a lxstrabajadorxs cuya organización se encuentre afiliada a la CUT.
Esto ha sido posible porque el sindicalismo de clase junto a lo mejor que había dado la lucha obrera de mitad del siglo 20 en Chile, fue aniquilada físico y organizativamente. No podemos olvidar que el golpe del 73 se gestó para desarticular todo lo que pudiese oler a organismos de la clase (JAP, Cordones Industriales, comandos comunales, la CUT del 53, etc.) La dictadura fue afianzando la política de represión selectiva hacia lxsdirigentxs que expresaban la visión desde una perspectiva de clase. Hubo enormes esfuerzos de los gremios patronales y del naciente nuevo empresariado, que a través de la bota militar, imponían el total desbande de todo el espectro de fuerte organización que habían logrado alcanzar lxstrabajadorxs hasta el 73. A la violenta represión y el plan laboral le siguió una concertación de partidos que acentuó una política de desconstitución popular, ya no con los fusiles en las calles, pero sí con una fuerte cooptación de cualquier actor social que no estuviera en las altas cúpulas del partido del orden.
Las figurasdirigenciales de los grandes gremios, confederaciones y federaciones (CUT, ANEF, Colegio de Profesores, etc.), más que ser líderes y representantes de la clase trabajadora se fueron distanciando a tal punto que sus sedes vacías no eran sino espacios donde fácilmente podría confundirse como un anexo del partido en el cual militaban o una repartición más del gobierno de turno. El dirigente tuvo un precio reglado en la compra del fuero sindical, si ameritaba la ocasión, y/o las luchas sindicales se tasaron de acuerdo al bono de término de conflicto a cuyo ritmo se han movido las movilizaciones de los grandes sindicatos.
A lo anterior, habría que sumar prácticas antidemocráticas anquilosadas en sindicatos que poco a poco vienen perdiendo su densidad estructural y su casi nula capacidad de obtener victorias.
Por su parte, los sectores clasistas en su interior, cuya composición son esencialmente de jóvenes luchadorxs, si bien, vienen dando luchas heroicas por enmendar el rumbo antes de quedar vaciados, no logran unificar un discurso que apunte a la superación de una forma de organizarse que atendió a un período propio del siglo 20. Lxs más, se niegan a seguir chocando con castas burocráticas y emigran a la conformación de símiles organizativos que poco o nada inciden en la realidad de un 80% de fuerza laboral desorganizada. Y el resto de la sociedad (y sus mismas bases) totalmente invisibilizadxs, y desplazadxs a un segundo plano, salvo ejemplos muy puntuales, como lo son los portuarios.

Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/el-sindicalismo-en-tiempos-de-colera-popular

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