domingo, 22 de diciembre de 2019

Hemos visto que el pueblo abrió una etapa, " lxs trabajadorxs junto a la juventud popular de la primera línea son lxs llamadxs a pensar una nueva asociatividad, que de cara a las necesidades más urgente del pueblo, construya una institucionalidad independiente de lxspatronxs y se encargue de dirigir la vida hacia una sociedad superior a la que nos ha tocado vivir".

Sobre la revuelta popular en Chile n°5

El bloque sindical 
de Unidad Social,
¿a quiénes representan?
Este panorama,más bien desolador,se manifiesta hoy en toda su amplituden el denominado “bloque sindical” de Unidad Social. Sabido es que este tinglado de organizaciones sindicales no son más que la expresión “por arriba” de dirigentxscuestionadxs por sus bases y muy antipopulares. Dirigen desde los intereses de los partidos a los que le rinden cuentas (PC- FA- Ex nueva mayoría) y junta a lxs que negocian debajo de la mesa, para retirarse luego con sendos portazos (Maturana). Aglutina a los que se están jugando el puesto en una organización que resultó no representar a nadie, y hoy quieren meterse a la cocina por la ventana, pero poniendo cara de humildad a las “bases” (Figueroa). Lo componen también lxs que representan a ese “algo nuevo” que no termina por nacer, ya que trae impregnado el olor a viejas prácticas (Aguilar). Y lxs que tienen toda la fuerza, pero no una forma de entrar a la “cocina” (Portuarios y Sintec).
Hoy en día la Tasa de sindicalización es del 20,6%, sobre los 5 millones de trabajadores asalariados, de los 8 millones de personas que reportan ingresos en Chile. Pero de ese poco más de millón de trabajadorxsafiliadxs a los sindicatos “más representativos” son realmente muy pocos. La ANEF unos 50 mil socios aprox. El colegio de profesores con 65 mil, en tanto la Confusamdice representar a 20 mil socios aprox. La Unión Portuaria asocia a 10 mil trabajadores.
Es decir, en todo ese extenso bloque sindical de Unidad Social, haciendo una estimación, debe representar como al 35% del 20% de trabajadores sindicalizados. O sea, representa al 4% de los ocupados y un 7% de los Trabajadores Asalariados. La cuestión más lapidaria es que de todos los presentes los únicos con capacidad y voluntad de paralización real son el Colegio de Profesores y la Unión Portuaria. El resto “paraliza”marcando la tarjeta de entrada o simplemente no paraliza.
Frente a este escenario hay que plantear claramente que el sindicalismo clásico está herido de muerte, ya que no pudo conducir, ni patalear(salvo honrosas excepciones), frente a la mayor coyuntura abierta en casi medio siglo. Carecen de fuerza, de unidad, de despliegue conjunto y de credibilidad. Esto es porque han renegado del espíritu que hizo nacer el sindicalismo: la ayuda mutua, la autogestión de recursos, la disputa al empleador, frenando in situ los abusos salariales, laborales, etc. Nace para satisfacer los problemas básicos de salud o de educación de la clase obrera y no tan solo para mejorar las condiciones salariales y laborales del trabajador, sino también las condiciones de vida de sus familias. En los albores del sindicalismo en Chile, Recabarren hablaba de la alfabetización y la educación política, de regeneración de la clase. Todo eso fue reemplazado por sindicalistas de oficina, que no hicieron más que debilitar por décadas el enorme acumulado en objetivos, principios y repertorios de décadas de lucha en que estuvieron involucradas generaciones completa de trabajadorxs.
Hoy, las dirigencias sindicales solo han formado a sus asociados en cómo pactar un mejor bono y desde el primer día trazan una estrategia para negociar una salida al conflicto y no cómo una lucha puede ser un aprendizaje que re- impulse una asociatividad nueva que confronte al capital en todos los ámbitos vitales.
Lo anterior, es la base profunda del por qué, desde el primer momento, las conducciones del bloque sindical de Unidad Social, solo se limitaron a encontrar una salida a la crisis, es decir, cerrarla, y con denodados esfuerzos trazaron un pliego para satisfacción propia, a puertas cerradas, sin que antes fuera discutido y levantado desde las bases de sus propios sindicatos lo que le hubiese dado prestancia y mejor defensa.
Las asambleas populares: una oportunidad para un nuevo sindicalismo
La coyuntura, es decir, el levantamiento popular abre un nuevo proceso de reconstitución popular. Esto es innegable, toda vez que las multitudinarias marchas y acciones de violencia callejera estuvieron encabezadas, justamente, por aquellos sectores populares que, en 30 años, no habían hecho el ejercicio de organizarse con otrxs para hacer saltar por los aires un diseño institucional que por semanas estuvo paralizado.
Es en este escenario en que se ha de entender que el sindicato como una herramienta histórica podría cumplir un rol de pivote sobre el cual se podría apoyar (en perspectiva histórica) las asambleas populares o territoriales. ya que será este el nuevo órgano que nos logre representar como clase. Esto no quiere decir que desaparecerá el sindicato, sino que habría que visualizarlo como una de las dimensiones de las asambleas territoriales. La principal labor del sindicalismo actual es cobijar y dejar nacer y andar a estas asambleas, apoyarlas con la gran infraestructura acumulada por años de lucha de las bases de los sindicatos, que son las mismas bases que hoy se encuentran en las asambleas territoriales y se encuentran con el precariado del neoliberalismo.
Hay que volver a tomar principios que guíen el actuar del sindicalista. Los principios de la independencia de clase, la democracia obrera como forma de control y revocabilidad del o la dirigenta que no asume el mandato de sus bases y retomar también una de sus piedras angulares: la solidaridad y la ayuda mutua.
La sedes sindicales deben retomar la vida que alguna vez tuvo como centro febril de acciones y deliberación de la clase. Hoy se abrió esa posibilidad de dialogar con el entorno del sindicato, abrir las puertas a una asamblea territorial es indispensable. Mandatar y organizar a sus bases para que apoyen económicamente o con insumos a alguna actividad es retomar el camino de comunidad como lo soñaron lxsforjadorxs de la organización del mundo laboral.

En esta etapa que abrió el pueblo, lxs trabajadorxs junto a la juventud popular de la primera línea son lxs llamadxs a pensar una nueva asociatividad, que de cara a las necesidades más urgente del pueblo, construya una institucionalidad independiente de lxspatronxs y se encargue de dirigir la vida hacia una sociedad superior a la que nos ha tocado vivir.

Escuela Popular Permanente- Concepción

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