miércoles, 16 de octubre de 2019

Veamos qué modo transnacionalizado de producción fructícola con la garantía de un régimen semifeudal e interprovincial

Caso Solano II: 

más policías imputados

11 de octubre de 2019
Una sentencia a perpetua doblemente confirmada pero demorada. Siete policías asesinos condenados pero en libertad mientras otros tres son imputados por el mismo crimen. Diez agentes de seguridad culpables de matar a Daniel (y falta uno, el que canta). Y falta Solano (nadie canta dónde está). Empieza la causa Solano II, con más imputados y nuevos actores de la violencia institucional más imbécil. 

Por Eugenia De Rossi | Ilustraciones: Ignacio Fullone.

Hay un delito en ejecución y los asesinos gozan de libertad
La causa de Daniel Solano (y las más de veinte causas conexas a la principal), dejó expuesto que Choele Choel es un pueblo violento en el que desaparecen personas (y denuncias). (1) Daniel Solano fue asesinado por policías en esa localidad rionegrina y continúa desaparecido; hay un delito en ejecución, porque la desaparición forzada es un delito permanente que sólo prescribe cuando la persona aparece con vida, se encuentran sus restos o se restituye su identidad. Daniel Solano no fue el único, hay más trabajadores ligados a Expofrut que también fueron muertos, desaparecidos o asesinados en el Valle Medio y nadie los nombra ni investiga: Peradillo, Cabañas Cuba, Villagrán, Orías y Cuyebay.
Siete años le llevó a la Justicia rionegrina confirmar la hipótesis de los abogados Sergio Heredia y Leandro Aparicio planteada en 2012: que Daniel Solano fue asesinado de forma violenta por policías. Actualmente, ya hay dos sentencias que dicen lo mismo; que esos siete policías son co-autores del delito de homicidio agravado. Sin embargo, permanecen en libertad porque ya habían pasado por prisión preventiva en el período 2012-2015, por lo que hoy, a pesar de ya estar condenados, no pueden ser encarcelados hasta que no haya sentencia firme.
A la sociedad de Choele Choel (y a todos) nos cuesta entender cómo es que una persona que asesinó puede estar libre, manejar un remis, jugar al fútbol… Los vecinos de Choele conviven con asesinos (y muchos de ellos en total armonía).Nuevas imputaciones: los roles en torno al crimen
Daniel Solano era un trabajador golondrina que viajó de Salta a Lamarque (Río Negro) para trabajar en los campos frutícolas de Expofrut, contratado por una empresa que tercerizaba mano de obra, llamada Agrocosecha. En la madrugada del 5 de noviembre de 2011 fue a bailar con un grupo de norteños a Macuba, una disco de Choele Choel, y fue sacado por policías a pedido del animador del boliche por estar, supuestamente, borracho y molestando a una chica. Los testigos indican que afuera del boliche los policías lo golpearon y lo subieron a un móvil policial. Desde ese momento está desaparecido.
Los policías acusados y condenados el año pasado durante el juicio (y actualmente en libertad) son personal de seguridad señalados por los testigos como presentes esa noche en Macuba. Quedó demostrado que actuaron con violencia en el retiro de Solano del boliche, su traslado hasta la esquina, la golpiza y finalmente la subida forzosa de Daniel al móvil policial. Estamos hablando de presencial policial “no oficial” en Macuba la madrugada del 5 de noviembre de 2011: Martínez (titular de la Brigada de Investigaciones de la Regional IV), Barrera (instructor de la Escuela de Policía), Berthe (Comisaría 8va.) y Bender (Establecimiento de Encausados de Choele Choel), no tenían funciones esa noche en el boliche, sin embargo estuvieron ahí, con uniforme oficial y actuando coordinadamente.Estos 4 policías no estaban trabajando, no estaban “oficialmente” en servicio la madrugada del 5 de noviembre de 2011. Los denominaremos GRUPO A; todos ellos en el juicio negaron haber estado en Macuba, a pesar de que más de 20 testigos los reconocieron y señalaron haberlos visto en el boliche y cerca de Solano.
El GRUPO B, entonces, son los 3 policías que llegaron al boliche en el móvil policial y se llevaron a Daniel golpeado y ensangrentado; nos referimos a Albarrán Cárcamo, Cuello y Quidel, quienes asisten al boliche tras un llamado a la comisaría por la presencia de un supuesto contraventor en Macuba. Estos 3 policías admiten haber acudido al boliche en el móvil, pero lo plantearon como una “falsa alarma”. Niegan que Daniel Solano fue subido al móvil y que fue conducido por ellos hacia la Isla 92 (un camping cercano). Todos ellos en el juicio plantearon la cuestión de la falsa alarma y que, como vieron que estaba todo tranquilo, volvieron rápidamente a la comisaria.
Lo cierto es que EL GRUPO B trasladó a Solano en un móvil policial hasta la Isla 92, seguido de un auto rojo donde iban los del GRUPO A; seguramente pasaron a Solano de un vehículo al otro y mientras elGRUPO B volvió a la comisaría a reportar la falsa alarma, el GRUPO Aculminó con la vida de Daniel, voluntaria o involuntariamente, tras los golpes que le habían propiciado. ¿Lo mataron? ¿Se les murió?
Todo este movimiento de los siete policías (cuatro del GRUPO A y tres del GRUPO B) pudo ser reconstruido a partir de la presencia de dos testigos clave que vieron todo: uno de ellos estaba en la puerta de Macuba y la otra, una mujer, estaba a la vuelta del boliche. Esta testigo puede ver a Solano ensangrentado, rodeado de policías, y se acercó a interpelarlos. Cuando el móvil se retira del lugar llevándose a Daniel, ella sigue a ese vehículo en moto por unas cuadras y logra ver al móvil policial ingresando a la Isla 92, seguido de un auto Duna rojo. La secuencia de estos siete policías conforma lo que hasta ahora conocemos como“Caso Solano” y que constituye el juicio que se desarrolló el año pasado. Reiteramos: condenados a perpetua y a un año de la sentencia siguen en libertad. Sin embargo, la querella también había incluido en la denuncia inicial (2012) a otro grupo de policías.
El pasado 30 de septiembre en la Ciudad Judicial de General Roca tuvo lugar la formulación de cargos contra otros tres policías por el asesinato de Daniel y así se inicia una nueva etapa que denominan “Causa Solano II”.
Causa Solano II, los 3 adicionales que encubrieron
EL GRUPO C de policías está conformado por quienes ‘oficialmente’ ejercían de adicionales en el boliche a donde fue a bailar Daniel Solano: esos 3 policías son Toledo, Muñoz y Etchegaray y sus nombres figuran en las planillas de programación de guardias y adicionales que tenía la Comisaría 8va de Choele Choel.
A la luz de toda la información arrojada en el juicio y con el señalamiento total de los testigos que identificaron el gran número de presencia policial esa noche (en el interior y el exterior del boliche), cae de maduro que los tres agentes de seguridad que efectivamente (oficialmente) trabajaron en Macuba la noche en que desaparecieron a Daniel Solano, son encubridores del hecho.
Ninguno de los tres empleados policiales puso al joven bajo debida custodia para que se procediera al traslado de la víctima a la unidad o al hospital, según correspondiese. No pusieron en conocimiento del oficial de servicio, tampoco labraron las actuaciones, ni informaron a su superior los hechos ocurridos”, expresÓ el fiscal Balditarra (2).
Si bien estos policías (como todos los anteriores) están denunciados desde 2012, recién con la Sentencia de 2018 de la Cámara II de General Roca, que confirma la muerte y desaparición de Daniel Solano en manos de los siete policías (grupo A y B), la Justicia entiende que, entonces, si esos fueron los hechos, los 3 policías que trabajaron en Macuba son cómplices.
En resumen, la desaparición y asesinato de Daniel Solano implicó división de tareas; distintos agentes en distintos momentos, en una misma secuencia espacio-temporal, ejecutaron una parte del delito; si bien hay distintas acciones y responsabilidades (más o menos explicitas, más o menos graves), la Justicia entiende el hecho de forma global y dada la gravedad del delito (lesa humanidad) postula que hubo convergencia intencional.
En esta secuencia participaron en total once policías; el GRUPO B (tres) y el GRUPO C (tres) son policías que prestaban servicio esa noche en la Comisaría 8va y en Macuba, respectivamente. El GRUPO A (cuatro) se constituye como grupo parapolicial que actuó de modo ilícito a las órdenes de Agrocosecha, de acuerdo a lo que postula la querella; “disfrazados” con sus propios uniformes de policías, ejecutaron el plan de ir a buscar a un pibe, pretendiendo camuflarse en la oscuridad de la noche, en el ruido de Macuba, en los litros de alcohol de casi todos los presentes y en coordinación con las actuaciones “oficiales” de los policías de los GRUPO B y C.La Causa Solano II busca llevar a juicio a los 3 policías del GRUPO C y también va por la imputación de Tomas Vega, otro policía señalado por los testigos del juicio también con presencia en Macuba la madrugada del 5 de noviembre de 2011 (pertenecería al GRUPO A por ser parte del grupo parapolicial, pero como no fue juzgado junto a los policías de ese grupo lo asociamos al GRUPO C porque su imputación debería darse en esta nueva etapa Caso Solano II. Tomás Vega incluso estuvo presente en las oficinas de Agrocosecha el último día de vida de Daniel Solano (4 de noviembre), cuando él y sus compañeros cobraron el sueldo y expresaron su malestar porque era menos que lo acordado; iban a organizar un reclamo. (3)
Ilustraciones / Ignacio Fullone
Arte digital / Gustavo Codella
Fotos / Olga Castro Busso y Marcela Torres

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(1) 170 causas por apremios ilegales cajoneadas / Video Caso Solano. En el año 2012 los abogados del Caso Solano descubrieron que había 170 denuncias por apremios ilegales cajoneadas en el juzgado N°30 de Choele Choel, cuya titular era la jueza Marisa Bosco. Son denuncias por golpes, patadas, voladura de dientes, quemaduras de cigarrillos y picana eléctrica, siempre por personal policial. Una de esas denuncias era contra Johanna Berthe, la hija policía del policía Sandro Berthe, uno de los asesinos de Daniel Solano. .
(3) Tomas Vega, el policía protegido / Video Caso Solano. Quedó demostrado en la causa que era un policía con muchísimas relaciones con los empresarios de Agrocosecha. En las camionetas de Agrocosecha solían llevar los equipos de sonido de este policía, porque Vega además es cantor. Estaba presente en el momento en que Daniel Solano cobró su sueldo el viernes 4 de noviembre de 2011: él estaba de adicional en Agrocosecha ese día y escucha cuando Solano se queja y pretende armar un reclamo para el día lunes. Después de participar del operativo de secuestro de Solano, formó parte de la comisión que investigaba su desaparición.

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Fuente: https://www.anred.org/2019/10/11/caso-solano-ii-mas-policias-imputados/

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