viernes, 23 de agosto de 2019

III.Despersonalicemos al capitalismo y percibamos hasta qué extremo criminal llega en su insaciable acumulación oligopólica

Brasil. “Por más que ahora se apague el fuego 

en el Amazonas, 

el daño ya está causado”

Por Emilia Ottogalli / Resumen Latinoamericano / CLG / 22 de agosto de 2019 – CLG dialogó con Carolina Acosta, Asesora Ambiental, sobre los efectos de los incendios en la zona.
La alarmante situación que azota al Amazonas se hizo pública en los últimos días y ha generado preocupación en gran parte de la población. Más de 70 mil focos de incendios se han dado en la zona desde enero hasta ahora, y solamente en la última semana se produjeron 9.500. CLG dialogó con Carolina Acosta, Asesora Ambiental, para tener una idea más clara de los efectos que esto puede traer y cuánto podría llevar intentar revertirlos.
La asesora quiso dejar en claro desde el comienzo que “los incendios no son recientes”, se trata de un problema que viene desde hace tiempo pero que se visibilizó ahora porque “hace 15 días llegó a grandísimas dimensiones”. Y puntualizó: “La Amazonia es la selva tropical más importante del planeta. Es el pulmón verde y el corazón porque bombea agua para que todos los servicios ambientales”.
“Una de las consecuencias principales es la contaminación del aire, luego de que se quemen estas millones de hectáreas”, señaló Carolina. Entones, profundizó: “La quema de los árboles genera el desprendimiento del carbono que contienen en su interior. Ese carbono es liberado a la atmósfera, absorbe radiación solar y genera mayor aumento del cambio climático. Mayor temperatura a nivel atmosférico”.
En esta misma línea, ejemplificó: “Hay una nube gigante. En San Pablo el miércoles hubo luz natural hasta las 15 y después no tuvieron más luz solar porque esta nube impide la iluminación de la ciudad de forma natural porque está tapando el sol“.
Otro de los efectos, informó, es que “se generan miles de toneladas de monóxido de carbono que es altamente contaminante para las vías respiratorias”. “También se generan partículas en suspensión que son muy pequeñas y cuando las respiramos pueden llegar tanto a los alvéolos pulmonares, van directamente hacia la sangre y nos afectan internamente, o quedarse en el tracto respiratorio superior y expulsarse”, especificó. Hay, además, “otros compuestos orgánicos volátiles que se desprenden y afectan a nivel respiratorio”.
En cuanto al ecosistema, señaló: “Al talar los árboles lo que sucede en la Amazonia, se impide el traspaso de agua subterránea. El agua que está en el suelo, los árboles la absorben con las raíces y la envían a la atmósfera a través de sus hojas. Son lugares de pasaje del agua. Todo ese agua que las hojas de esta grandísima masa arbórea generan y expulsan es una gran nube que genera la lluvia en casi toda Sudamérica”. Es decir, “se cortaría el ciclo del agua porque no vamos a tener más esos pasajes, que son los árboles”.
“Como consecuencia de estos incendios, el ciclo natural de lluvia se vería afectado. Los árboles son fundamentales para la lluvia, no nos dan sólo sombra y oxígeno”, aportó. A su vez, sostuvo: “Esta masa tan grande de árboles que está siendo destruida nos va a afectar también en Argentina, porque el planeta funciona como uno solo. Pueden empezar las sequías y las consecuencias que eso trae”.
Por último, pero no menos importante, destacó “el daño a la biodiversidad y a los aborígenes”. “Están muriendo millones de especies. La selva amazónica contiene más de 3 millones de especies de plantas y animales. Deberíamos preservarlas y cuidarlas porque incluso brindan curas de enfermedades”, aseveró.

¿Cuán reversibles son los efectos?

“Por más de que ahora se apague y empiecen con las políticas correctivas de extinción del fuego, el daño ya está causado”, aseguró. Tan duro como suena, las miles de hectáreas consumidas por el fuego han generado severas consecuencias y no todas son reversibles. Una de las que ya no tiene vuelta atrás es la pérdida de especies. “Es un impacto ambiental irreversible, porque hay que evaluar el tipo y el tiempo que les lleva para crecer a cada especie”, detalló.
En este sentido, explicó: “Hay árboles a los que les lleva más de un siglo crecer. El mercado actual no da esa posibilidad. Sólo brinda la posibilidad de plantar especies rentables, que crecen rápido y que sirven a la industria maderera”. Por otro lado, “la contaminación del aire puede llevar mucho tiempo, pero es reversible”.
“La reversibilidad de estos impactos es muy baja porque las pérdidas son muy altas. Es muy complicado, más que nada porque por parte del estado no hay ningún tipo de interés”, resumió.

La incidencia de la política en el conflicto

“El problema es que no hay políticas que ataquen esto, que lo prevengan y menos aún que lo corrijan. Es como que está liberada la zona y a nivel nacional, con el gobierno de Jair Bolsonaro, no hay políticas que protejan el Amazonas”, manifestó. En ese sentido, señaló la importancia de contextualizar lo que sucede con la política: “El presidente ha dicho literalmente que le declara la guerra al Amazonas y a los pueblos indígenas. Está a la vista que se está cumpliendo esa declaración”.
A su vez, analizó: “El tema es que detrás de todo esto está el capitalismo del desastre. No hay políticas que puedan proteger las reservas que son del mundo entero. Que tienen consecuencias fatales”. “Bolsonaro tiene políticas alineadas a las de Donald Trump, que ha dicho que el cambio climático es un invento de los chinos para que EE.UU. no pueda desarrollar su crecimiento económico. No cree y no quiere aplicar ninguna política contra el cambio climático. El mandatario brasileño se alinea a eso“, reveló.
“El neoliberalismo necesita destruir el orden establecido para poder avanzar. En este caso, el orden natural de la selva amazónica para poder avanzar hacia el libre mercado y puedan avanzar las industrias madereras, ganaderas y sojeras. La producción de tipo intensiva que explota totalmente el suelo. En Sudamérica estas políticas están avanzando muchísimo en el último tiempo”, concluyó.

Convocatoria de Fridays For Future

La Asesora Ambiental hizo especial énfasis en la importancia de tomar acción por lo que invitó a la convocatoria que realiza Fridays For Future para que el viernes las personas se manifiesten a las 16 en la embajada de Brasil en Capital Federal. “La idea de la marcha es para tomar acción. La idea es siempre formar parte de las movilizaciones y marchas, que se haga público y se conozca. Que seamos parte de la acción y no nos quedemos como espectadores como población”, sostuvo.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/08/22/brasil-por-mas-de-que-ahora-se-apague-el-fuego-en-el-amazonas-el-dano-ya-esta-causado/
Por Helena Calle (hcalle@elespectador.com) / Resumen Latinoamericano / El Espectador / 22 de agosto de 2019 – El lunes, el cielo de la ciudad brasilera de Sao Paulo ennegreció a las tres de la tarde gracias al humo proveniente de las inmensas quemas de la selva amazónica del vecino estado de Acre, en Brasil, que se declaró en emergencia junto con el estado de Amazonas por las vastas regiones afectadas por el humo.
Aunque este mes es considerado el más seco del año (lo que facilita la tala y quema de bosque), los incendios de los bosques amazónicos de Brasil ya superaron con creces lo que se considera “normal”. Según el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), Brasil está experimentado la mayor ola de incendios de los últimos cinco años, y el 50.5 % sucedieron en la Amazonia.
Las llamas están activas hace 17 días, y aunque aún no hay cifras de la magnitud del daño, el satélite Aqua de la NASA indica que hay 63.000 puntos de calor activos en la Amazonia, en particular en los municipios más deforestados. Según dijo ayer el presidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, las ONG ambientalistas están detrás de los incendios.
Pero son los ambientalistas quienes están preocupados por una serie de decisiones que ponen en peligro la conservación de la selva amazónica que transporta 20 millones de toneladas de agua a través de América (lo que la hace clave en la lucha contra la crisis climática) y que es hogar de cerca de 900.000 indígenas de 305 pueblos distintos cuya supervivencia depende del bosque.
Según explica Dolors Armentera, profesora de Biología de la Universidad Nacional y directora del grupo de investigación sobre incendios «Ecomold», «“todos los años hay temporada seca en donde hay más incendios, en particular porque la gente que usa el fuego como herramienta de manejo espera a que la biomasa no esté tan húmeda. Pero así se den las condiciones climáticas, todos los incendios son producto de la mano de un humano. Los campesinos lo hacen para cultivar, los que talan bosques, para establecer cultivos o ganadería, y así. Este año no es particularmente seco, esto responde a la mano que quema. Estos fuegos están asociados a la deforestación tan aumentada en Brasil. Se han estimulado a madereros y campesinos a limpiar y ocupar territorio, en particular la zona de Rondonia, y el triángulo entre Paraguay, Bolivia y Brasil”. Armenteras también recordó que Brasil, así como Colombia, ocupan los primeros lugares en el vergonozo rankin de los países más letales para defensores ambientales.
«Aparentemente, la intensidad está relacionada con algún movimiento organizado por los agricultores que comenzó en Novo Progressso y se extendió a los otros Estados. Mi opinión: están actuando respaldados por las posiciones de Bolsonaro contra las organizaciones ambientales. Una pesadilla», escribió a este diario la experta en deforestación, Ana Paula Dutra Aguiar.
El Trump tropical
Cuando subió a la presidencia, en enero, Bolsonaro anunció que combinaría los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura, lo que dejaría la conservación en manos de los defensores de la agroindustria. También amenazó con cerrar la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) y entregar sus tareas al Ministerio de Agricultura.
Aunque desistió de ambas propuestas, nombró a Tereza Cristina como ministra de Agricultura. Según apunta CNN, ella dirigió el lobby agrícola en el Congreso y dijo que Brasil debe poner fin a su “industria de multas” por infracciones ambientales. Por otro lado, un juez encontró culpable a su ministro de Ambiente, Ricardo Salles, de alterar mapas en un plan de protección ambiental para beneficiar a las empresas mineras en 2016. A pesar de la condena, fue juramentado.
También en enero firmó un decreto que entrega responsabilidades al Ministerio de Agricultura sobre las decisiones vinculadas a tierras que reclaman los pueblos indígenas. El decreto, que aún no ha sido aprobado por el Congreso de Brasil, permitiría actividades comerciales en 15 millones de hectáreas de territorio indígena. Para Antonio Lobo-Guerrero, director de la Fundación Etnollano, este punto es preocupante: «Hay una taimada destrucción de las instituciones ambientales indígenas. No es solo un problema de soberanía para las personas indígenas, a quienes pertenece esa selva, y la razón por la cual eso sigue en pie. La agroindustria de la soya y del ganado extensivo es a quien más le interesa quitarle espacio a la toma de decisiones indígenas. Sí, la Amazonia se incendia a veces. Pero no así. Hay una taimada destrucción de las instituciones ambientales indígenas. No es solo un problema de soberanía para las personas indígenas, a quienes pertenece esa selva, y la razón por la cual eso sigue en pie. La agroindustria de la soya y del ganado extensivo es a quien más le interesa quitarle espacio a la toma de decisiones indígenas. Sí, la Amazonia se incendia a veces. Pero no así”.
Para Carolina Gil, directora de Amazon Conservation Team en Colombia (que financia Infoamazonia), la decisión más preocupante de Bolsonaro fue cancelar el comité técnico que decidía a dónde iba el dinero de Fondo Amazonia, el organismo financiero que recibe donaciones de Alemania y Noruega desde 2008 para la conservación de la selva amazónica, y hacer que el manejo del dinero pasara a operadores privados y no al Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), que es público. Tras la decisión del presidente sudamericano, a mediados de agosto, ambos países decidieron congelar las donación de 65 millones de euros.
“Las políticas del Gobierno brasileño en el Amazonas despiertan dudas sobre si aún están persiguiendo el objetivo de reducir de forma sostenida la tasa de deforestación”, dijo la ministra de medio ambiente de Alemania, Svenja Schulze.“En la mayoría de países amazónicos lograr presupuestos para conservación que se sostengan en el tiempo es muy difícil. Que los países del norte de alguna manera compensen con donaciones para conservar era ideal porque los recursos se sostienen en el tiempo. Esto es un mensaje muy negativo: las inversiones en conservación dependen de cambios políticos, y eso podría afectar el interés de la Cooperación Internacional en otros tipos de fondos”.
Gil también se refirió al despido de Ricardo Galvão, el jefe del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), quien publicó las alarmantes cifras de deforestación: en el último año, la tasa de deforestación en la región aumentó en un 278 %, superando los 5.879 millones de kilómetros cuadrados. Para Bolsonaro, el científico es un “mentiroso”.
Para Martín von Hildebrand, quien trabaja por la conservación de la Amazonia colombiana desde hace 40 años, el discurso que considera que la conservación bloquea el desarrollo económico es anacrónico y peligroso. “Por un lado, invita a la gente a invadir y le abre la puerta a la explotación ilegal de oro, madera y soya, y alienta a la muerte y expropiación de indígenas. Por el otro, la política de Bolsonaro está amenazando en términos hídricos la seguridad nacional de los países Andino Amazónicos como Colombia. Al promover la deforestación está destruyendo el ciclo del agua que alimenta la cordillera de los Andes. Los bosques absorben el agua del subsuelo como pitillos y la liberan en la atmósfera: 17 millones de toneladas de agua viajan hacia los Andes como nubes y bajan por el río Amazonas, el ciclo del agua normal. Pero si Bolsonaro sigue, arriba nos quedamos sin agua, y lo que bajaría a las hidroeléctricas en Brasil sería insuficente para generar energía; tampoco le conviene a él”, explica.
El profesor de la Universidad Nacional, sede Medellín, Germán Poveda, lo explica así: «Bolsonaro ha querido sacar pecho diciendo que la Amazonia es de ellos, pero cabe recordar que es de ueve países, y lo que pase con la Amazonia de Brasil afecta a todo el continente y al mundo. El vapor de agua que evapora el bosque amazónico es exportado hacia la cordillera de los Andes, y vuelve a bajar por el piedemonte amazónico hasta el río de La Plata, al sur de América. Los glaciares se nutren de esas aguas amazónicas. Ya están desapareciendo gracias al calentamiento de la atmósfera, y si le quitas otra fuente de humedad, se acelera el descongelamiento. Si se sigue deforestando, se altera el ciclo hídrico completamente. Ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires y hasta Bogotá sufrirían de escasez. Y no solo baja el caudal río abajo, sino que se reduciría la cantidad de sedimentos con que los ríos andinos alimentan los ríos amazónicos. Los mismos sedimentos que hacen posible la increíble biodiversidad de la Amazonia”.
Según dijo la coordinadora de Greenpeace Brasil, Tica Minani, al portal Technology Review, las decisiones de Bolsonaro podrían aumentar dramáticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. “El Bioma Amazónico almacena grandes cantidades de gases de efecto invernadero en árboles, pastos, raíces y tierra. La retórica de la campaña de Bolsonaro y los vínculos con los agronegocios han llevado a los observadores a temer que presionará para aflojar las normas y el monitoreo ambiental. Eso podría alentar a los agricultores a quemar o limpiar más tierras para la soja, la caña de azúcar y el ganado, liberando grandes cantidades de CO2”.
Según un estudio conducido por la NASA en 2011, cada hectárea de bosque amazónica almacena entre 125 y 200 toneladas métricas de CO2 por hectárea. Si las tasas de deforestación en la Amazonía brasileña superan las 20.00 hectáreas, las emisiones anuales de GEI aumentarían a casi 3 mil millones de toneladas métricas. Eso es casi la mitad de las emisiones anuales totales de EE. UU.
Las imágenes de los incendios que han recorrido el mundo son dramáticas, sin embargo, el Bioma mide 7.4 millones de kilómetros cuadrados y es considerado el bosque continuo más extenso del mundo. Gran parte de la selva continúa en pie. Preocupa, eso sí, que el país con mayor porción de selva amazónica (61 %) esté explícitamente en contra de los esfuerzos del resto de países amazónicos para conservar la selva.
*Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team, Dejusticia y El Espectador.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/08/22/brasil-por-que-bolsonaro-es-tan-preocupante-para-el-futuro-de-la-amazonia/

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