viernes, 5 de julio de 2019

Atendamos caminos hacia Pinochet: "Todo esto obedece a la táctica que levantan las clases patronales, que impedidas de desatar el golpismo inmediato con la fortaleza de los trabajadores y la magnitud del antigolpismo en las Fuerzas Armadas, por el abuso de esta ley buscan desarticular a la clase obrera y colocar a las Fuerzas Armadas en contra del pueblo".

Miguel Enríquez, entrevista de Marta Harnecker días antes del golpe de 1973
4 de julio de 2019

Por Revista Chile Hoy (Rebelión)
Revista Chile Hoy, Nº 59, 27 de julio-2 de agosto 1973
En esta entrevista a días del golpe militar de 1973, Miguel lanza un llamado a la unidad de la izquierda, advierte sobre los militares golpistas. La revista ‘Chile Hoy’ pertenecía al PS, corrían malos vientos para el gobierno de la Unidad Popular, su capitulación estaba sellada, los sectores reformistas habían impulsado la desmovilización de los trabajadores. Esa aspiración del PC de establecer alianza con la democracia cristiana (DC) se había hecho una vergonzosa realidad. Meses después, en octubre de 1973, Miguel en la clandestinidad se refería que la derrota no era del socialismo, sino de quienes impulsaron el modelo reformista y que arrastraron al compañero Allende a claudicar

Chile Hoy: En nuestros reportajes en la base hemos comprobado que en gran medida se han superado las divisiones en el seno de la izquierda. En muchos casos han sido los propios comunistas los que han planteado la integración del MIR a las nuevas tareas. ¿A qué atribuye usted esta situación?
– Miguel Enríquez: El frustrado intento golpista del viernes 29 de junio creó una nueva situación política y generó la inmediata respuesta de la clase obrera y el pueblo. Los trabajadores tomaron conciencia de que sus conquistas y libertades estaban amenazadas. Amplios sectores de trabajadores se activaron profundizando la contraofensiva revolucionaria y popular en desarrollo.
Esta se expresó en la toma masiva de fábricas y fundos, en la elevación de los niveles de organización y conciencia de las masas, en el fortalecimiento y multiplicación de nuevas formas de organización independiente de las masas: cordones industriales, comandos comunales, comandos de abastecimiento, consejos comunales campesinos. Se desarrollaron y multiplicaron también los órganos de defensa y autodefensa de las masas. ‘En esta fase, la inmediatamente posterior al intento golpista, se colocó objetivamente en el primer plano de la lucha contra el golpismo.
De esta forma, por encima de las diferencias de apreciación en cuanto a la táctica concreta, la valoración de las formas de organización y defensa de masas a impulsar, que existían y existen a nivel de las direcciones políticas, la activación y radicalización de la clase obrera y el pueblo arrastró al conjunto de la izquierda a nivel de base a una política de acción común. Al menos, en esta fase, los trabajadores impusieron la necesidad de niveles de unidad y contraofensiva frente al enemigo de clase. Este proceso coincidió en el tiempo con la política y táctica que veníamos impulsando: el desarrollo de una contraofensiva revolucionaria y popular, la reagrupación de los revolucionarios y la acción común con el resto de la izquierda, todo lo cual cristalizó, repito, en esta fase, en un mayor grado de unidad de la izquierda tras políticas revolucionarias, o al menos, en una táctica más ofensiva y en el fortalecimiento de la acción común.
– ChH: Por qué dice usted «en esta fase» ¿Ha cambiado esa situación posteriormente?
– ME: En realidad, la situación ha ido modificándose en algunos aspectos en las últimas semanas. La aventura golpista del grupo armado del PN abortada el viernes 29 de junio generó una respuesta que evidenció una enorme fortaleza de la clase obrera y el pueblo, que se expresó también en la actitud de la su oficialidad y tropa de las Fuerzas Armadas y en las posiciones de la oficialidad anti golpista. Esto obligó a los sectores abiertamente golpistas del PN, del PDC y de las FF.AA. a replegarse y a subordinarse a los sectores que, bajo conducción freísta, levantaron una táctica diferente: la táctica del emplazamiento. La táctica del emplazamiento militar y del chantaje político e institucional sobre el Gobierno busca golpear, desarticular, dividir y desmoralizar a la clase obrera, a los trabajadores y a la vanguardia; radicalizar progresivamente el contenido del emplazamiento, obligar al Gobierno a una capitulación que puede revestir distintas formas, para después derrocarlo y aplastar y reprimir a los trabajadores y a la izquierda.
Esta política reaccionaria aleja la percepción del golpismo como hecho inmediato a los ojos de las masas y la izquierda, hace aparecer a las clases patronales haciendo exigencias políticas que confunden y desarman a sectores de la izquierda. Así, mientras por un lado las masas se radicalizan y con ellas extensos sectores de la izquierda asumen una política más radical resistiendo la capitulación, por otro lado se generan las condiciones para que otros sectores, los vacilantes y los reformistas recalcitrantes, intenten una vez más la conciliación de clases. Hoy, bajo las banderas de la «normalización» de la producción y del país, del diálogo y el consenso mínimo, los partidarios de la implementación de un proyecto de conciliación de clases como salida política a la actual situación intentan construir las condiciones para el diálogo proponiéndose la devolución de las grandes empresas tomadas por los trabajadores, tolerando incursiones represivas contra trabajadores movilizados en cordones y comandos, permitiendo el desalojo policial de fábricas tomadas, abriendo querellas en contra de organizaciones revolucionarias, tentándose con la represión. Mientras paralelamente algunos como Gladys Marín, se encargan de asumir la defensa política de la conciliación a través de la deformación de nuestras políticas y de mal intencionadas críticas a nuestras posiciones. Pero, al mismo tiempo, la clase obrera, el pueblo y los sectores más radicales de la izquierda, siguen exigiendo e impulsando la táctica de la contraofensiva, planteándose una acción común y llevándola a cabo en la práctica.
– ChH: Pero el análisis de la actual coyuntura ¿permite otra salida?
ME: Los reformistas recalcitrantes, e incluso los centristas, sostienen sus políticas sobre dos premisas: plantean que si bien la situación es «difícil», ésta tiende a «normalizarse», y que por otra parte no hay fuerza suficiente para desarrollar una contraofensiva A partir de estas premisas, atadas luces falsas, concluyen que la tarea fundamental es ganar tiempo, dar un paso atrás para luego dar dos adelante, tener un respiro, una tregua.
En realidad, las fuerzas golpistas civiles y uniformadas no han sido desarticuladas, al contrario, se fortalecen descaradamente en la más absoluta impunidad. La táctica del emplazamiento y del chantaje está en pleno desarrollo, entregándole rendimientos más que suficientes a las clases patronales y fortaleciendo progresivamente sus posiciones. La clase obrera y el pueblo, si bien en la última semana han continuado llevando adelante su táctica de contraofensiva, también han sufrido importantes golpes, como consecuencia de la política de «respiro» que del 29 acá impulsan los sectores reformistas recalcitrantes y vacilantes del Gobierno y la UP: desalojos, allanamientos y devolución de empresas. La situación es muchísimo más grave que en todas las coyunturas agudas anteriores, en la medida en que las clases patronales han logrado esta vez llevar masivamente el enfrentamiento político y social desde el terreno civil al interior de los cuarteles. Dos bloques sociales y políticos se han constituido, toman posiciones, se amenazan y acechan el uno al otro. No es posible pretender volver a la «normalidad» anterior. Sólo será posible eliminar la amenaza golpista desarticulando y aplastando ahora a los sectores civiles y uniformados comprometidos en la política del golpe. A su vez, esto será factible sólo si se acumula aceleradamente fuerzas, donde es posible acumularla: el movimiento de masas y la oficialidad y suboficialidad antigolpista de las FF.AA. La única táctica que puede permitir esta acumulación de fuerzas consiste en desarrollar ahora una extensa contraofensiva revolucionaria y popular. Una táctica dilatoria que permita ganar tiempo puede ser correcta, pero sólo en determinadas situaciones y siempre que ello no implique debilitar nuestras propias fuerzas y este no es el caso de la coyuntura actual.
La correlación de fuerzas producida inmediatamente después del intento golpista abortado es la mejor que se ha creado en los últimos años. La correlación de fuerzas es todavía buena, y es posible, si se implementa una táctica adecuada, mejorarla enormemente y en forma rápida. Nunca antes se había desarrollado una activación y radicalización de la clase obrera como la generada en las últimas semanas; sectores del movimiento campesino, de los pobladores y el movimiento de masas en provincias han desarrollado considerablemente sus niveles de conciencia y organización. Mediante una táctica revolucionaria es posible multiplicar esta fuerza enormemente y a corto plazo. La oficialidad antigolpista, la suboficialidad y la tropa de todas las ramas de las FF.AA. han sido capaces, hasta aquí, de neutralizar los intentos golpistas del 29 de junio y los posteriores en el interior de los cuarteles. La debilidad de la clase obrera y el pueblo no se originó ni se origina en una correlación de fuerzas favorables. Se desarrolló y se está desarrollando una táctica defensiva y vacilante que debilita al pueblo; que en la búsqueda de ganar tiempo está terminando por dar tiempo a las clases patronales para articularse, para fortalecerse, para pasar a la ofensiva, emplazar al Gobierno, hacerlo capitular y golpear a la clase obrera y el pueblo.
– ChH: ¿Por qué la derecha les atribuye a ustedes la responsabilidad de las acciones de los cordones industriales cuando en ellos predomina la acción de otros partidos?

– ME: Si bien el MIR orgánicamente no es fuerza mayoritaria, entre los trabajadores, ha tenido un enorme crecimiento, especialmente en la clase obrera durante los últimos meses. Más aún, las políticas y tácticas que nosotros y los sectores más radicalizados de la izquierda levantamos en 1971 (expropiación de fundos de más de 40 hectáreas, extensión del Área Social más allá de las noventa empresas, control obrero en el área privada, dirección obrera en el área social, expropiación de 

No hay comentarios:

Publicar un comentario