lunes, 5 de noviembre de 2018

Advirtamos el G20 ya no oculta que debate "cómo mantener los poderes de las élites y corporaciones mundiales a espaldas de los pueblos. Y el gobierno de la alianza CAMBIEMOS viene incrementando la militarización en el territorio denominado Argentina con la excusa de posibles protestas".


Argentina prepara fuerte represión para el G20


16 de octubre de 2018
Durante los últimos días de noviembre se realizará en Buenos Aires el encuentro anual del G20, donde participarán los líderes de los países que lo constituyen. El G20 fue una apertura a las decisiones que rigen un orden mundial suplantando al G7. Los debates se dan en torno a cómo mantener los poderes de las élites y corporaciones mundiales a espaldas de los pueblos. El gobierno de la alianza CAMBIEMOS viene incrementando la militarización en el territorio denominado Argentina con la excusa de posibles protestas.
Guillermo Martinez
La formación militar israelí y estadounidense
En octubre de 2017, la armada argentina realizó un ejercicio denominado “Cormorán” combinado con el ejército de EE.UU.  Sectores de la oposición cuestionaron la realización de estas maniobras realizadas en las ciudades de Trelew y Bahía Blanca, donde participaron 30 militares estadounidense.
Recientemente Patricia Bullrich anunció en Estados Unidos la posibilidad de instalar una “fuerza de intervención” de la agencia antinarcóticos (DEA) en Misiones para supuestamente combatir el terrorismo y narcotráfico.
Oscar Aguad, actual ministro de defensa, también anunció la posibilidad que el Comando Sur de EE.UU. brinde asistencia militar con la excusa de la reunión del G20 que se realizará en noviembre. El ministerio, asimismo, posee un presupuesto próximo a los $90 millones para gastos operativos durante la cumbre. Parte de este dinero será utilizado para ciberdefensa, un posible vendedor es la empresa israelí Elbit Systems, representada también por Mario Montoto. Esta empresa pertenece a la corporación bélica que suministró misiles al Reino Unido para las Islas Malvinas y proveyó a la Argentina pantallas digitales para los aviones Pampa que nunca pudieron ponerse en funcionamiento.
En noviembre de 2017, Bullrich también firmó un acuerdo con su par israelí para el “trabajo conjunto sobre el crimen organizado, tráfico de personas, lavado de activos, tráfico ilícito de drogas, precursores químicos y sustancias psicotrópicas y crimen cibernético”, “metodologías de seguridad publica en eventos masivos” e “inteligencia”. La formación de las fuerzas represivas nacionales y provinciales se incrementó notablemente. Un ejemplo de esto: la primera formación fuera del territorio de la policía bonaerense en 15 años se realizó en Israel.
Durante el mes de septiembre de este año, un grupo conformado por 22 miembros de diferentes fuerzas represivas argentinas recibió entrenamiento de parte de los servicios de seguridad e inteligencia israelí en el Centro de Capacitación IMI Academy. En el marco de estas formaciones, fuentes de la embajada israelí expresaron al medio Infobae: “la cooperación entre Argentina e Israel en el campo de la Seguridad se da en múltiples áreas y en un amplio rango jerárquico. Nuestros vínculos son sólidos tal como lo es el compromiso de nuestros países en la lucha contra el flagelo del terrorismo internacional”. Ronaldo Jonte quien asistió a la formación y conduce la Dirección de Seguridad de la Superintendencia de la Policía Federal informó sobre la capacitación: “Los cursos que recibimos en Jerusalén de las autoridades de seguridad de Israel nos sirvieron para tener una visión global del terrorismo ante eventuales ataques en un evento internacional como el que se va a realizar en la Argentina con el la cumbre del G20”
Las compras de armas
A pesar de los ajustes que viene realizando el gobierno de Mauricio Macri, las compras de material bélico aumentaron el último año. En el último ejercicio fiscal en Argentina se incrementó un 300% la importación de material de guerra. Este significativo aumento es de armas convencionales de guerra, no tiene en cuenta el incremento de compra de material ligero y represivo. 
Un ejemplo de esto, es el contrato que Argentina firmó por decenas de millones de dólares con una empresa israelí por controles fronterizos. Según informó en su página web IAI (Industria Aeroespacial Israelí) se finalizó la instalación en La Quiaca y se encuentran en proceso los pasos fronterizos de Salvador Mazza, Aguas Blancas y Puerto Iguazú.
En abril el jefe del ejército, Claudio Pasqualini, formalizó una entrega de material de guerra a la dirección de arsenales. La composición del mismo tenía entre otros: vehículos de combate de artillería de 155mm, vehículos porta mortero M106 y fusiles.
El gobierno nacional mediante el decreto 125/2018 inició el proceso  de compras de equipamiento bélico, defensas antiaéreas de baja y muy baja cobertura que se tramita bajo el expediente 6/2017 del ministerio de defensa. El decreto establece el secreto de la adquisición por razones de seguridad y defensa nacional.
También se han adquirido a Bélgica  vehículos blindados  utilizados para el lanzamiento de gases los cuales tiene tracción en las 4 ruedas . Estas tanquetas son comparadas para utilizar en sectores urbanos.
Un dato que revela las intenciones del actual gobierno para compra material bélico  y la recepción a los productores mundiales es el levantamiento de las restricciones de venta de material de guerra de parte de Gran Bretaña tras 6 años de embargo.
En los últimos meses el gobierno nacional utilizó un importante monto para la adquisición de equipo bélico y antidisturbios para la reunión del G20. Ya se encuentran a disposición de las fuerzas represivas el nuevo material: 180 escopetas, proyectiles de gases lacrimógeno y chalecos policiales,  vallas, mas de 10 millones de balas de goma, 2 millones de cartuchos de armas de 9mm, cascos, escudos, máscaras antigás, bastones y miles de precintos plásticos utilizados para capturar personas.
Actualmente se encuentra en proceso de licitación y compra materiales que serán utilizados para el operativo de seguridad y control para la reunión del G20, estos incluyen bastones y cartuchos para ametralladoras.

El G20 y su agenda destructiva

3 de octubre de 2018


Vanessa Dourado
En noviembre de 2018, el grupo de los 19 países considerados los más desarrollados y emergentes del mundo más la Unión Europea se reunirán en la Argentina para discutir temas e decidir qué medidas regirán el funcionamiento del mundo bajo un contexto de crisis global.
Lo que debería ser motivo de celebración, sin embargo, es un elemento de preocupación entre los movimientos sociales y organizaciones de derechos humanos. La atención está puesta en la forma que los temas abordados por el Grupo de los 20 son tratados y también cuáles de ellos quedaron afuera de la mesa de debates.
El mundo pasa por una crisis importante que tienen por lo menos cinco puntos muy relevantes en el siglo XXI: la desconstrucción del Estado regulador, la fiebre del oro negro, la esclavitud moderna, el proceso de recolonización de territorios y la guerra contra los inmigrantes.  Estos puntos son o ignorados o tratados en la agenda del G20 como secundarios.
Los tres ejes centrales del G20 para este año son: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y la seguridad alimentaria. La posible salida para las problemáticas del desempleo, del maldesarrollo y del hambre es  la misma lógica del crecimiento infinito utilizando recursos finitos y no renovables. Para lograr el objetivo de tal crecimiento es necesario aplicar medidas que precarizan las relaciones de trabajo, que permitan el libre comercio de bienes y servicios, y que profundicen la desigualdad.
Nada distinto se puede esperar de países que pretenden discutir el futuro del trabajo en los cuales los derechos de las personas trabajadoras son sistemáticamente violados. Según un informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI), en China, India, Corea, Turquía, Indonesia, Arabia Saudita y México, las personas trabajadoras no tienen sus derechos laborales garantizados y muchas sufren violencia y represión. En Brasil, Reino Unido y Estados Unidos las personas trabajadoras son impedidas de sindicalizarse y no son pocos los casos de personas que trabajan bajo condiciones análogas a las de la esclavitud. Todos estos países son integrantes del G20.
El Grupo de los 20 apuesta en la uberización del trabajo. Es decir, el trabajo en plataformas digitales que hace de la persona trabajadora una emprendedora y que también tiene como consecuencia la flexibilización del empleo. Según el  investigador francés André Lamarche, este proceso de uberización tiene un fuerte componente de desregulación neoliberal que busca reformar el poder del mercado. La consecuencia de la implementación de esta lógica de trabajo es precarización, destruición de los derechos laborales y desamparo social. Asimismo crea una autoexplotación y una subjetivación individual meritocrática.
La infraestructura para el desarrollo –planteada por el G20 como fundamental para atraer inversiones–  busca avanzar sobre los territorios e implementar rutas eficientes que permitan la  mejor circulación de bienes y mercancías. Sin embrago, no se habla de las consecuencias que estos megaproyectos tienen en la vida de campesinos/as y pueblos originarios, como también el impacto ambiental producido.
Estos megaproyectos como los de Colombia –que pretenden conectar los océanos Pacífico y Atlántico a través de un canal seco–, tienen un impacto directo en las culturas y en el territorio de las personas negras e indígenas de la región;  pasan por encima de la población, que no es consultada sobre la construcción de estos proyectos. El abogado y profesor de Derecho Ambiental,  Juan Pablo Vismara, afirma que el costo ambiental de los megaproyectos de ingeniería es una preocupación real en todos los lugares donde se desarrollan  y, con la modernización de la cadena productiva, este es un tema aún más importante.
El planteamiento del G20 sobre la seguridad alimentaria  es preocupante. Decir que el problema del hambre es la insuficiente producción de alimentos, sin problematizar el modelo productivo dominante y la distribución,  es solamente una forma de seguir con la profundización de la desigualdad en un mundo que produce alimentos suficientes para alimentar a 12 mil millones de personas.
La decisión de no tratar el cambio climático como un eje central  del debate es un nítido alineamiento de la reunión del G20 a los intereses de las grandes corporaciones petroleras.  Sobre este tema , el abogado de Derechos Humanos y Soberanía Alimentaria, Marcos Filardi, señala que “comemos petróleo”. Filardi remarca que los intereses de las compañías petroleras en este sistema agroindustrial descansa en el petróleo, desde el fertilizante sintético, la mecanización agrícola a base de combustibles fósiles y el packaging;  asimismo  agrega que no producimos alimentos, sino que el objetivo de la producción es el mercado internacional de commodities.
Al observar los objetivos de la agenda del G20, es nítido que no hay una preocupación en buscar alternativas que puedan realmente terminar con la crisis. En este sentido el G20 es parte del problema, no la solución. La probabilidad de que la crisis se profundice aún más si estas medidas se concretaren es enorme. Sin dudas es un paquete suicida impuesto por un sistema en el cual garantizar las ganancias está por encima de garantizar la vida misma en el planeta.
Fuentes originales:
Fuente: http://virginiabolten.com.ar/politica-argentina/

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