sábado, 13 de octubre de 2018

"Vivimos una encrucijada marcada por el desbordamiento ecológico y los retrocesos democráticos, que se expresan en altísimas concentraciones de riqueza y de poder en minorías sociales y nos sitúan ante la necesidad de abordar grandes transformaciones en las próximas décadas. Se trata del desafío común de nuestro tiempo: ofrecer una respuesta democrática y ciudadana a la crisis ecosocial".

PROPUESTA TEMÁTICA
PARA QUORUM GLOBAL
Versión 14 Junio 2017
Por qué un Quorum Global: CONSTRUYAMOS UN PROYECTO COMPARTIDO POR EL FUTURO
Tres décadas de acelerados cambios son suficientes para comprender que, en realidad, vivimos en un cambio de época, una encrucijada marcada por el desbordamiento ecológico y los retrocesos democráticos, que se expresan en altísimas concentraciones de riqueza y de poder en minorías sociales y nos sitúan ante la necesidad de abordar grandes transformaciones en las próximas décadas. Se trata del desafío común de nuestro tiempo: ofrecer una respuesta democrática y ciudadana a la crisis ecosocial. Organizaciones y movimientos sociales que ofrecemos resistencias, formas de lucha, acciones diversas para responder a las amenazas y construir alternativas, estamos convencidas de que ha llegado el tiempo de un llamamiento articulado y común a la ciudadanía global, para abordar las transformaciones profundas que demandan la justicia y la dignidad, para comenzar y consolidar los cambios y las transiciones precisas si queremos un mundo a salvo y con futuro que incluya a todas las personas.

Así nace Quorum Global, como un proceso de articulación, mediante el encuentro y el diálogo, para construir una nueva narrativa de lo que es posible y de lo que no, para que el cambio de paradigma que se avecina sea un paradigma de poder ciudadano. Tenemos mucho construido, ahora es tiempo de compartir y conectar las líneas esenciales en un debate amplio y comprehensivo que sume fuerzas y legitimidades, que construya un relato nuevo y acciones transformadoras para un proyecto compartido de futuro.

2. Contexto: DÉCADAS DE LUCHAS Y RESISTENCIAS EN BUSCA DE UN CAMBIO GLOBAL
Más de dos décadas de luchas ciudadanas han supuesto algunas victorias y han alumbrado grandes desafíos. Movimientos ecologistas advierten del desbordamiento de los sistemas de vida, los feminismos nos alertan sobre cómo el patriarcado y el capitalismo producen nuevas formas de violencia y explotación, los movimientos sindicales luchan contra la precarización y el retroceso de los derechos, organizaciones sociales se activan contra la pobreza y las desigualdades, el campesinado organizado enfrenta los monopolios transnacionales de la alimentación, movimientos ciudadanos denuncian la crisis de representación política y claman por la dignidad y la democracia.

Cada uno de los procesos de lucha ha conseguido avances innegables en diversos lugares, aunque el relato dominante parece quedar intacto. Esa explicación oficial del mundo que nos cuenta el paradigma del crecimiento económico ilimitado como el único realista y viable, y su apelación al individualismo como la única respuesta a los riesgos y amenazas. Grandes movilizaciones también han sido neutralizadas. España también es reflejo y protagonista de las luchas y demandas ciudadanas. De las primaveras árabes y la ocupación en plazas para reclamar derechos y libertades, brotaron también en Europa movimientos. El movimiento del 15M marcó un antes y un después en las movilizaciones; entre otras herencias, fue un ejercicio amplio de empoderamiento y toma de conciencia ciudadana, que ha influido notablemente en la participación social y en el panorama político.

Los recortes, la austeridad, el rescate bancario y las mal llamadas políticas de ajuste han favorecido a un capitalismo depredador y han movilizado a millones de personas en muchas ciudades de manera continuada. La defensa de la sanidad pública, las reformas educativas, la privatización del agua, los recortes en la cooperación internacional, la guerra en Siria y la situación de l@s refugiad@s y migrantes en Europa, el acceso a la vivienda, el impuesto al sol, la pobreza y los recortes sociales, Bankia, la corrupción de la clase política, la violencia machista, los abusos a los consumidores, la ley mordaza o la reforma laboral son algunos ejemplos de protestas que han conseguido sacar a la calle a muchos colectivos. Un dato muy esclarecedor es que entre 2012 y 2013 se registraron cerca de 45.000 peticiones de manifestación. Además las manifestaciones impulsadas por las ONG y asociaciones ciudadanas empiezan a tener mucho peso. Si en 2007 promovieron menos de 5.000, en 2014 promovieron casi 15.000 manifestaciones. L@s estudiantes, sindicatos, l@s trabajador@s, las mareas, las asociaciones y plataformas han salido a la calle y han impulsado litigios estratégicos mostrando su inconformismo, y que las nuevas formas de movilización tienden a la articulación de distintos actores.

En muchos casos han sumado victorias políticas a los Gobiernos a nivel autonómico y nacional y en otras obtenido compromisos a partidos políticos ahora en el Congreso. Se han parado privatizaciones en la sanidad, frenado la reforma del aborto, parado desahucios o ganado a los bancos en las preferentes y las cláusulas suelo, entre otras. Pero es distinto defenderse y resistir que conseguir que el presente se vaya pareciendo a un futuro más justo, con nuevas relaciones con la naturaleza, marcadas por sus límites y la sostenibilidad de nuestra actividad humana, feministas, donde las sociedades se basen en el reconocimiento de los derechos y no en la capacidad de consumo, en el que la economía vuelva a hablar de relaciones humanas.

Las amenazas actuales no nos permiten relativizar. El desbordamiento ecológico y el crecimiento de la desigualdad combinados nos sitúan ante un escenario a pocas décadas vista, en el que el colapso ambiental y la exclusión de las mayorías son más que probables. Por eso no son extrañas las soluciones machistas, fascistas y xenófobas. Las organizaciones y movimientos sociales muestran caminos alternativos, reconociendo que el problema no está en el “otro”, ni en el “distinto”. Es hora de articular un relato compartido que ponga en valor un cambio de paradigma anclado en la vida y universal, al alcance de todas las personas.

3. Elementos para un diagnóstico compartido:
Afrontamos un cambio de época con desafíos vitales
La evidencia del desbordamiento ecológico causado por la actividad humana nos sitúa ante un cambio de época. Los geólogos anuncian que hemos entrado en el Antropoceno, puesto que por primera vez en la historia la actividad humana es la principal causante de cambios críticos en los ecosistemas que reproducen la vida. Las respuestas políticas y económicas muestran tendencias muy preocupantes, haciendo crecer la exclusión y la desigualdad, la justificación de la violencia y las guerras para instaurar la paz, hasta apuntar retrocesos democráticos limitando las libertades, debilitando el marco de los derechos humanos y cuestionando la idea misma de soberanía ciudadana ante el creciente poder de los mercados.

La combinación de estos cambios —ecológico, económico, cultural, social y político— sugiere que estamos viviendo un cambio de época, el que el desbordamiento de los límites ambientales determinarán en un futuro muy próximo la posibilidad de una crisis civilizatoria de consecuencias impredecibles, ya que si no fuéramos capaces de transitar hacia sociedades sostenibles ancladas en la justicia y la inclusión, podríamos tener que afrontar opciones sociales de corte fascista y excluyente.

El carácter y la profundidad de los desafíos actuales pueden exigir análisis complejos y extensos a menudo difíciles de realizar y de compartir. Pero contamos con suficientes elementos que muestran la degradación de un modelo de sociedad anclado en el crecimiento económico ilimitado que está destruyendo las bases de la vida y las posibilidades de convivencia.

● El modelo liberal está agotado: el sistema fundado sobre la idea de crecimiento económico muestra sus límites sistémicos y estructurales, por los límites naturales del planeta, por la incapacidad política de regular los repartos y por su fundamento basado en la idea antropológica de la “avaricia” como motor del progreso.

Las propuestas socialdemócratas pierden capacidad de dar respuesta a multitud de problemas sociales, nuevos o clásicos mal resueltos, así como las políticas de austeridad. Además la corrupción se ha convertido en un elemento de desconfianza añadida y de descrédito hacia la clase política.

● La progresiva expansión económica según el modelo de crecimiento ya ha desbordado los límites biofísicos desestabilizando los sistemas vitales del planeta y generando situaciones dramáticas.

● Las tendencias de concentración de poder global y de riqueza en minorías sociales apunta a la ruptura de los “pactos sociales”, como “la Europa del Bienestar”, aumentando las contradicciones geopolíticas y sociales, el retroceso de los derechos humanos, de la solidaridad y de la democracia. Asistimos a una concentración de poder en pocas manos, la mayoría ajenas a la idea de soberanía democrática. El poder se difumina en operadores financieros, mercados transnacionales y grandes corporaciones que aumentan su opacidad y hacen imposible la rendición de cuentas. Los poderes públicos estatales se subordinan en esta nueva distribución y concentración del poder global.

● Los Estados y organismos internacionales han dejado de asumir sus responsabilidades en asuntos tan cruciales como: las cuestiones derivadas del cambio climático; la crisis generada por los conflictos bélicos y su consecuencia en forma de migraciones masivas; la intensificación del trabajo de cuidados y reproducción social que está afrontando las mujeres consecuencia de los recortes en políticas públicas; las solicitudes de asilo y refugio, y el fortalecimiento de las políticas de seguridad frente a otras relativas a la construcción de paz. Los Estados están demostrando una gran incapacidad para resolver estas situaciones desde la responsabilidad política compartida y principios básicos de humanidad y dignidad.

● El incremento de la violencia en sus múltiples formas como vía para sustentar esas relaciones de poder: la criminalización y persecución de movimientos sociales y de activistas por la defensa de los Derechos Humanos, las violencias machistas con el feminicidio como última expresión, el desplazamiento forzoso de pueblos y comunidades indígenas, o la militarización y la guerra como garantía para mantener “la paz”.

● Cambios en la geografía política de la pobreza: el mundo ya no se explica según la división de países “ricos y pobres”, Norte-Sur. Hay nortes en el Sur y sures en el Norte. Lo que nos lleva a preguntarnos cuáles son las dinámicas y las políticas que generan la exclusión, la pobreza y la desigualdad en todas las latitudes. Sin perjuicio de que su expresión deba diferenciarse en función de su dramatismo y alcance, no cabe ya defender que por ejemplo España es un país adecuadamente desarrollado y por lo tanto un modelo a imitar.

● Los problemas de la agenda de desarrollo son cada vez más complejos y están interconectados. Las migraciones, la salud, la identidad de género, la degradación del medioambiente, los modelos de consumo o producción, o el peso de las transnacionales en ello, están cada vez más relacionados y no pueden abordarse de manera aislada.

● Dificultades para generar procesos de transformación con narrativas, mensajes y objetivos aglutinadores donde la sociedad civil en su sentido más amplio, se vea reflejada y tenga una respuesta convincente. Los relatos que surgen desde los márgenes, que constituyen alternativas y demandas potentes, son fácilmente reapropiados por las fuerzas y medios de comunicación dominantes. Vemos cómo cambian el lenguaje, los discursos, los conceptos, para asegurar que realmente nada cambie.

● Mientras tanto el avance de la ultraderecha, los totalitarismos, los nacionalismos excluyentes, las violaciones de DDHH por “razones” económicas, la exclusión y el miedo al “otro”, el machismo, la xenofobia y la homofobia están ganando elecciones y peso político real. El terror a estas expresiones viene a proporcionar un nuevo valor a las políticas agotadas del establishment, que ahora pueden ser vistas como espacios seguros ante la amenaza fascista o terrorista. Las tendencias señaladas se están produciendo en un nivel global y transnacional, aunque su expresión puede variar en función de latitudes y contextos.

En el Estado español, todos ellos se concretan de manera evidente, algunos presentando cifras y tendencias dramáticas: ● España viene sufriendo desde mediados del siglo pasado una profunda degradación ecológica que ha llevado a que el 45% de sus ecosistemas (en términos de servicios ambientales) se encuentren en mal estado. Ello, unido a la inacción de los últimos gobiernos, hace que nuestro país sea uno de los más vulnerables de la Unión Europea ante los desafíos planteados por la evolución del binomio energía-clima y que, entre otros aspectos, el 80% del territorio afronte riesgos de desertización. ● Se ha convertido en los últimos años en uno de los países europeos con mayor desigualdad. Los datos muestran un incremento de la brecha entre ricos y pobres de un 15% desde 2007. La injusticia social amenaza nuestra cohesión social e indica la mala salud de nuestra democracia. 4 ● Es patente el empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres. Así nos lo muestran indicadores como: la tasa de pobreza y exclusión de mujeres en edad laboral que, desde 2008, se ha disparado nueve puntos hasta situarse en el 32,2%; o la falta de corresponsabilidad de los hombres en el trabajo doméstico –las mujeres siguen invirtiendo el doble de tiempo-, que las sitúa, entre otros motivos, en altas tasas de temporalidad y parcialidad. En los últimos 15 años, casi 900 mujeres han sido asesinadas por sus (ex)parejas; a día de hoy siguen sin garantizarse los mecanismos de prevención, protección y reparación ante este tipo de violencia. ● Desde el inicio de la crisis, se ha producido una regresión en los derechos sociales y económicos como consecuencia de las políticas de austeridad que han traído recortes drásticos en políticas sociales, sanitarias y educativas importantes. Comenzando con los recortes sociales y de la dependencia, se ha reducido la protección de los más vulnerables: de acuerdo a datos recientes, más de una cuarta parte de la población en España está ahora en riesgo de pobreza y exclusión social. En 2014 casi 13 millones de personas se encontraban en riesgo de exclusión social. Según datos de UNICEF 2,7 millones de niños/as están en riesgo de pobreza, 800.000 más que en 2008. ● Ejemplo claro de ello han sido las reformas sanitarias, que han acabado con la universalidad de la salud y afectado a la accesibilidad, asequibilidad de fármacos y terapias sanitarias así como a la calidad de los servicios sanitarios. Así dos quintas partes de la comunidad de migrantes han perdido el acceso a la asistencia sanitaria por el Real Decreto-ley 16/2012. Por otra parte, la oleada de privatizaciones ha puesto en riesgo uno de los pilares fundamentales del sistema de bienestar.

Sea cual sea el desarrollo profundo de un diagnóstico complejo, las tendencias sugieren que nos encontramos ante un cambio de época marcado por desafíos vitales para la especie humana. Desafíos que muestran una dimensión global y múltiples expresiones locales. El mundo de la política no ha logrado hasta hoy constituir respuestas democráticas globales y el gobierno de los asuntos globales es poco más que una aspiración como muestra la sucesión de declaraciones, acuerdos y protocolos que adolecen de la eficacia que los desafíos requieren. Si bien dichas declaraciones y acuerdos de la comunidad internacional pueden ser útiles como diagnósticos, no cabe esperar que por sí mismos cambien la distribución actual del poder y generen las transformaciones necesarias.

La gobernabilidad democrática de los asuntos globales tiene aún un largo camino por delante, que exige la construcción de un relato desde la participación local para asegurar sus pilares democráticos. En definitiva, son tiempos de EMERGENCIA en los que la urgencia y amplitud de los desafíos nos convocan a compartir un relato por un futuro común, sobre la dignidad humana, para estos tiempos de amenazas globales y pérdidas en los ámbitos democráticos y de los derechos. Los procesos puestos en marcha por organizaciones y movimientos sociales constituyen intentos de nuevas narrativas que están en marcha. Ahora se trata de articular estas respuestas en un relato que enfrente el desbordamiento, las amenazas a la democracia y las desigualdades, que se exprese inicialmente como una llamada a la ciudadanía. En resumen existe un contexto de oportunidad favorable para iniciar procesos de encuentro con múltiples actores con agendas políticas susceptibles de ser enmarcadas de manera conjunta. Los elementos comunes pueden construirse a partir de la demanda de repolitización de los espacios de ciudadanía, una reclamación de los derechos de las personas a ser soberanas de su futuro común, en el marco de una ciudadanía global, más allá de identidades, cosmovisiones y fronteras políticas.

 4. Quorum Global es una invitación:
Nuevos tiempos, nuevos paradigmas
El llamamiento debe ser claro: construyamos nuevos paradigmas que nos proporcionen respuestas apropiadas para los nuevos tiempos. Se trata de articular en un relato comprehensivo nuevos enfoques para afrontar los desafíos del complejo ambiental, económico, social y político que conforma la realidad en este cambio de época. Nuevos paradigmas que orienten y apelen a las acciones transformadoras, porque los viejos paradigmas del crecimiento, del desarrollo y del progreso ilimitados han tocado fondo hasta poner en peligro la consideración de las personas como seres vivos, la de la ciudadanía como sujeto de derechos, y la de la soberanía como poder democrático de los pueblos.

Los nuevos paradigmas son construcciones en marcha, asentados en unos principios y aspiraciones generales que están íntimamente interrelacionados. Los siguientes principios no tienen una jerarquía entre ellos, constituyen más bien el mínimo sobre el que avanzar un relato compartido que nos permita mirar y actuar de manera articulada y orientada hacia delante, el germen de un proyecto compartido por el futuro. Constituyen los pilares sobre los que empezar a construir un relato emancipador y coherente con la vida, al mismo tiempo.

Re-politizar para transformar en clave de ciudadanía global

La clave de las transformaciones reside en la acción colectiva sobre los asuntos públicos y comunes, es decir, en el carácter político de las acciones humanas.

El neoliberalismo y la globalización contribuyeron a generar mitos sobre el consumo individual, los mercados mundiales y el pensamiento tecno científico como principales llaves del progreso de las sociedades, causando desafección y desprestigio por lo político. Es tiempo de clamar por un nuevo paradigma de la política en perspectiva de ciudadanía global. Esto es, asumir las responsabilidades de los intereses comunes pero en una perspectiva planetaria, asumiendo las diversidades y los límites que configuran nuestro entorno ecosocial. Se trata de renovar el “actúa localmente y piensa globalmente” para recuperar espacios de soberanía ciudadana en los asuntos de interés público. La participación y la deliberación ciudadanas constituyen un principio de garantía para que las transformaciones avancen por la senda de la inclusión, la sostenibilidad y el cambio en las actuales relaciones de poder. Necesitamos un nuevo paradigma de participación política, que alcance a las organizaciones sociales, una democracia del siglo XXI, construida desde la cooperación local/global.

Conocer cuáles son los procesos e itinerarios de participación ciudadana que se están produciendo en los ámbitos locales —desde abajo— y sus desafíos para articular organizaciones sociales y sus relaciones con las instituciones políticas. Tener claridad sobre cuáles son los espacios y actores desde donde se ejerce poder y cómo nos resituamos las organizaciones sociales en dichas relaciones de poder. Aunque los espacios democráticos siguen operando principalmente en el marco de los Estadosnación, atender a los procesos de construcción de redes transnacionales que vinculan experiencias, prácticas y demandas locales con trabajo —presencia, incidencia, influencia— en los ámbitos globales. Se trata de explorar las posibles equivalencias que pueden construirse entre demandas feministas, ambientalistas, de derechos, etc., para configurar un “Quorum Global” de respuestas articuladas.

La principal garantía para construir un futuro común como respuesta a los desafíos es la participación política. El empoderamiento político de la ciudadanía del siglo XXI constituye un fundamento general para cualquier acción en todos los ámbitos o sectores desde los que se vienen proponiendo respuestas.

Los límites los marca el planeta: apenas queda tiempo para reaccionar
Sabemos que hemos superado los límites ambientales y que los niveles de producción y consumo solo se sostienen debido al injusto reparto de los recursos y los impactos ecológicos. Esta forma de vida supone que millones de personas sobrevivan en la miseria y cada vez más superficie del planeta se encuentre en tal estado de degradación que es imposible recuperarlo. Parece clara la necesidad de actuar, pero sin embargo las respuestas no llegan de las instituciones políticas y, mucho menos, desde el modelo económico capitalista; que lejos de reconocer nuestra ecodependencia, ofrece parches y falsas soluciones. El viejo paradigma del desarrollo debe ser abandonado, para formular uno nuevo que incorpore los techos ambientales y los suelos sociales para todas las personas, configurando un espacio para la vida y la convivencia. La necesidad de asumir los límites del planeta se impondrá antes o después; cuando los recursos sean tan escasos y el territorio esté tan degradado que sea imposible escapar de esta realidad.

Disponemos de pocos años para construir democráticamente alternativas que sean capaces de adaptarse a la escasez de recursos, permitiendo que las personas satisfagan sus necesidades. Entre otras, las propuestas encaminadas al reparto del trabajo, a la democratización de las empresas y los operadores económicos, al reconocimiento de prácticas económicas basadas en los cuidados de las personas y el planeta, son caminos de exploración imprescindibles para lograr transformaciones de calado.

Derechos Humanos, el suelo social que queremos pisar
Si buscamos un relato y un marco de acción con carácter universalista, no puede tener mejor anclaje que en los Derechos Humanos. Es necesario asumir en profundidad las oportunidades de un enfoque basado en DDHH en toda su amplitud e integralidad, no como herramienta instrumental, sino como una propuesta de fundamentación para la articulación de respuestas políticas. Aporta no sólo las posibilidades de incidencia jurídica propias de un marco de derechos —y por tanto de obligaciones— , también su potencial para establecer procesos de incidencia política.

Por ejemplo, es muy diferente demandar acceso a los alimentos o a la energía, que demandar el derecho a la alimentación o la energía, nos abre diferentes itinerarios de trabajo político. Entre otras, las propuestas sobre el derecho a una renta básica y a una vivienda digna, a una vida libre de violencias y discriminaciones de todo tipo, las regulaciones en materia fiscal que detengan la primacía del capital especulativo, la libre movilidad de las personas, la transparencia y la justicia fiscal en niveles nacionales y global, deben constituir un programa de recuperación democrática del control sobre decisiones fundamentales para la vida en común. La denominada agenda de las políticas sociales y sus marcos de reivindicación basados en los derechos deben ser centrales. No sólo para lograr que se cumplan y satisfagan los derechos, sino para situar el discurso político de los DDHH como configurador de las relaciones políticas y sociales.

Perspectivas feministas y equidad de género para una nueva sociedad
En un momento de reofensiva patriarcal a nivel global, en todas las direcciones y formas, ante el recrudecimiento de las violencias en múltiples expresiones o la discriminación por razón de género en todos los ámbitos, asistimos también, y consecuentemente, al movimiento imparable de los feminismos, con expresiones y realidades muy plurales, generando estrategias y respuestas emancipadoras y de transformación, diseminados y presentes en lo local, con una notable visión y tradición internacional. Para la generación de un nuevo relato y una nueva sociedad, la mirada feminista contribuye un doble sentido: con un análisis de la realidad desde un enfoque interseccional y multidimensional, que recoge la diversidad de personas y situaciones, y que, en diálogo con otras corrientes de pensamiento crítico, genera lecturas complejas de las causas y consecuencias de vulneraciones de derechos, poniendo en tela de juicio nuestras propias formas de organizarnos y relacionarnos. Por otro, como marco ético y político para la transformación. En sociedades donde el bienestar se equipara a altos niveles de consumo, seguridad e independencia, la ética de los cuidados surge como un paradigma sólido y exigente, como ingrediente base para una sociedad que tenga a las personas y al planeta como epicentro. Eso sí, la propuesta nos llama, en lo individual y en lo colectivo, en lo público y en lo privado, entre otros, a: identificar y renunciar a nuestros diversos privilegios; a reconocernos interdependientes y vulnerables a lo largo de la vida; a reconocer y redistribuir saberes y trabajos de cuidados, esenciales para la vida.

Una economía para salvaguardar el bienestar de las personas y los ecosistemas de vida del planeta
Un nuevo paradigma económico ha de reconocer el desbordamiento de los límites ambientales y de los recursos de un planeta finito y debe de enmarcarse en el tránsito necesario hacia una economía y una tecnociencia que se orienten a las necesidades de las personas y a la pervivencia de los sistemas de vida en la Tierra. La nueva estrategia económica ha de dimensionar y redistribuir la actividad de los cuidados realizada principalmente por las mujeres, generar un empleo digno y sin ningún tipo de discriminación, y velar porque los recursos disponibles, el redimensionamiento de la esfera económica, los avances tecnológicos y las transformaciones del sistema productivo se gestionen teniendo en cuenta los intereses de las mayorías sociales. Asimismo, es imprescindible abordar la democratización y descentralización del enorme poder fáctico acumulado por los oligopolios, recuperar el sentido territorial y la proximidad de las actividades económicas, favoreciendo formas de cooperación e iniciativas de interés social y solidario.

5. Propuesta de campos de acción:
Construyamos entre tod@s un proyecto de país más democrático, justo y sostenible
Los relatos y los nuevos paradigmas no se construyen sólo desde principios. Son las acciones y las prácticas existentes las que están visualizando las posibilidades de un nuevo tiempo más democrático, más justo y sostenible. Por ello es preciso reconocer y alentar las prácticas en campos de acción comunes. Disponemos de algunos campos de acción en los que centrar las transiciones y las transformaciones necesarias para alumbrar formas de vida en común basadas en la justicia y la sostenibilidad. Son campos de acción porque al mismo tiempo señalan espacios y aspiraciones para el trabajo transformador, constituyen un decálogo como punto de encuentro, de partida y de trabajo en común para Quorum Global. a) Urgente regeneración y profundización democrática: superar la crisis de representación política mediante la profundización de la democracia, fortaleciendo el sistema representativo, la apertura de los cauces de participación política, en especial a los grupos tradicionalmente excluidos de la misma, y las respuestas contra la corrupción y la instrumentalización ilegítima de las instituciones del Estado. Incorporar valores e instrumentos democráticos en defensa de los intereses de la ciudadanía en los ámbitos de los poderes económico y político, de forma que puedan disponer de los recursos precisos para abordar las transformaciones necesarias. b) Los territorios y las ciudades como espacios claves del cambio: en los que resolver la ecuación de práctica democrática y economía de proximidad, compatibilizando mundo urbano y entornos rurales y naturales, particularmente con la producción de alimentos. Las ciudades tienen gran peso político, socioeconómico y un gran impacto ecológico, por lo que son potencialmente escenario de impulso para las transformaciones que el cambio requiere. c) Alumbrar la emergencia de relatos e imaginarios culturales para el cambio: ante el hartazgo del discurso neoliberal vigente, emergen relatos culturales e imaginarios sociales emancipatorios que todavía no disponen de la fuerza suficiente para constituirse en convicciones sociales mayoritarias, en “poder blando”, que orienten las acciones humanas. El desafío cultural tiene una enorme importancia, en tanto que construye la realidad social, orienta preferencias y decisiones. d) Reconocimiento constitucional e implementación efectiva de los DDHH en su sentido amplio: contemplando derechos políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales, y reforzando los programas relacionados con la acción contra la pobreza y la situación de las personas más desfavorecidas y vulnerables. Incorporar la lucha contra las desigualdades de renta y riqueza, así como contra el patriarcado y contra las discriminaciones por cualquier causa que sufren colectivos determinados. Un marco legal que refleje los valores éticos fundamentales que queremos que nos regulen como sociedad. e) Reconocimiento constitucional y compromisos concretos de emergencia contra el desbordamiento ecológico: constituyendo un programa de reducción del consumo energético, de transición a modelos renovables que permitan escenarios de emisiones climáticas “casi 0” antes de mediados de siglo. Combatir la desertización y la pérdida de biodiversidad mediante la recuperación de ecosistemas y ciclos naturales clave. Es fundamental la reconversión de espacios y formas de vida adaptadas al medio en los ámbitos locales y del litoral. f) Reorientación y democratización del sistema socioeconómico: es necesaria una fase de transición que reoriente y renueve la economía de modo profundo. Donde se reorganicen las actividades y trabajos, el conjunto de sectores –incluidos los cuidados de las personas- y se les dé valor (económico, social) en base a su impacto ambiental, qué necesidades y derechos están cubriendo, cómo contribuyen a la equidad social y territorial, o por su nivel de descentralización y transparencia democrática. Desde esa mirada, es posible valorar la apuesta por la reducción del consumo y las energías renovables; el impulso de la agricultura ecológica como un recurso vital; la reconsideración del binomio transporte/proximidad, por su factura energética y climática; la transformación de los territorios y las ciudades como espacios centrales del bienestar y la sostenibilidad; la reconversión hacia una industria limpia para vertebrar la economía productiva y generar empleo estable; la preservación de las instituciones públicas y los comunes como herramientas al servicio de la democracia y el bienestar social; o los cuidados de las personas y los servicios naturales, claves para la reproducción de la vida en un marco saludable. g) Reorientación de presupuestos públicos y financiación privada para garantizar los derechos sociales y los cambios ecosociales del modelo económico y territorial: reformulando políticas fiscales y financieras adecuándolas a la emergencia social y ambiental durante un tiempo sostenido para apuntalar las transformaciones precisas. El esfuerzo debe canalizar recursos desde los ámbitos locales, pasando por los presupuestos nacionales hasta los espacios transnacionales de gobernanza, como la UE. h) Impulso a las iniciativas económicas y de convivencia alternativas desde los movimientos sociales: especialmente, hay que reconocer el valor de aquellas experiencias que están impulsando otras formas de convivir con menores niveles de consumo, pero no necesariamente menos bienestar y que se enraízan en redes de proximidad, a los recursos mediatos, a las relaciones comunitarias y a la responsabilidad con los entornos que les rodean. Merece la pena destacar experiencias como las ciudades en transición, el movimiento de simplicidad voluntaria, las monedas locales o las iniciativas comunitarias de sostenibilidad que engloban grupos de consumo agroecológico, los mercados de intercambio de objetos, los consumos colaborativos, los bancos de tiempo, los huertos colectivos, etc. i) Reorientar el conocimiento científico y técnico hacia la integración de bienestar de las personas y la preservación de los sistemas de vida: cuestionando la primacía de la perspectiva de la tecno-ciencia sobre otros saberes. Apostando por la interdisciplinariedad y las propuestas que alumbren paradigmas integrados de sociedad y naturaleza. La Universidad y las políticas públicas de investigación, innovación y educación tienen un papel muy relevante tanto en la construcción de nuevos paradigmas como en desmontar otros elaborados desde el prestigio de la marca científica al servicio de las élites. j) Participar activamente en la reformulación de un proyecto europeo más democrático, justo y sostenible: la refundación de una Europa avanzada, más próxima a los intereses de las personas y más profundamente comprometida con la sostenibilidad ecológica y la equidad social o la justicia social, constituye un factor fundamental para poder afrontar con éxito en cada país, territorio y localidad, los desafíos que el cambio de ciclo histórico depara. Mención especial requeriría la cuestión de la cooperación exterior y, muy especialmente de la acogida de personas migrantes/refugiadas que huyen del hambre, las guerras y persecuciones o los desastres naturales, porque ante un drama humano tan excepcional solo cabe solidaridad o barbarie.
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1 Este documento, elaborado por la comisión de contenidos, es un punto de partida, una síntesis, una herramienta, y ante todo, una carta de invitación para sentarnos a reflexionar y explorar otras formas de trabajo conjunto. No pretende ser un posicionamiento, ni contener los múltiples matices ni propuestas de pensamiento y acción con las que nos identificamos.

Fuente: http://quorumglobal.org/repo/repo_10.pdf


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