miércoles, 4 de julio de 2018

“Estamos en veredas opuestas con respecto a sujetos como Kicillof. (…) ¿Acaso Bregman considera que los 12 años K no tienen nada que ver con la crisis actual? ¿O cree que el vaciamiento de YPF entre los K y los Eskenazi fue un aporte al desarrollo económico de Argentina? ¿Y que las maniobras de Kicillof en el mercado de futuros constituyeron su contribución al patrimonio nacional? ¿O que el ex ministro K mantuvo en secreto los contratos con Chevron para impedir ‘un quinto saqueo’?”.

Bregman y el compañero Axel

3 de julio de 2018

Por Rolando Astarita
Un lector del blog me envió un enlace que registra el evento realizado el martes 19 de junio pasado, en el Centro Cultural Torcuato Tasso (véasehttp://www.revistacrisis.com.ar/notas/adios-al-gradualismo-y-ahora-que-0). En el mismo participaron Myriam Bregman, Axel Kiciloff, Juan Grabois y Agustín D´Atellis. Como es conocido, Bregman es dirigenta del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y Kiciloff fue ministro de Economía en el gobierno de Cristina Kirchner.
Antes de entrar de lleno en el tema de esta nota, recuerdo que en varias notas del blog he planteado que buena parte de la izquierda, incluso de la que se presenta como más radical, tiene una postura conciliadora frente al nacionalismo burgués tipo K, y variantes (partido Comunista, ex comunistas pasados al campo “nacional y popular”, chavistas, defensores del papa, maoístas y similares). La idea rectora en esa izquierda es que, de alguna manera, el abanico “nac & pop” es progresista frente a la derecha, encarnada en Macri y el gobierno de Cambiemos.

Frente a esto, sostengo que los marxistas debemos explicar que la alternativa burguesa o pequeño burguesa nacionalista no tiene nada de progresivo para los trabajadores. En particular, que el recambio de figuras al frente del Estado solo ayuda a mantener la sujeción de las masas populares al carro de la clase dominante. Por eso, la bandera fundamental del marxismo es la ruptura con toda forma de conciliacionismo burgués, pequeño burgués o burocrático. En consecuencia, la crítica marxista no es un mero “intercambio de ideas” entre compañeros con algunos objetivos comunes más o menos relevantes. Por el contrario, y parafraseando a Marx, la crítica es un arma de lucha, un medio para el fin revolucionario, llevar a los seres humanos a pensar, obrar y organizar una sociedad sin explotados ni explotadores.

Pero esta actitud crítica es la que estuvo ausente en la intervención de Bregman. Empezando por una cuestión no menor, el tratamiento de “compañero” –textualmente, Bregman habló del “compañero Axel”- que le dispensó al ex ministro kirchnerista. ¿Desde cuándo los marxistas tratamos de “compañeros” a los políticos de la clase enemiga? Además, ¿cómo es posible que la militancia trotskista no reaccione ante algo así? Para ponerlo de otra forma, ¿no hubiera habido una fuerte reacción si un revolucionario se hubiera referido al “compañero Mauricio”? La respuesta es que seguramente hubiera habido una reacción espontánea y fuerte. ¿Por qué entonces no la hay cuando se trata de un Kicillof? La respuesta es sencilla: porque están convencidos de que, en alguna medida, el kirchnerismo es progresista frente a Cambiemos.

Por supuesto, ya estoy escuchando a los militantes del PTS decir que fue algo sin importancia, y que ellos son críticos del kirchnerismo. Pero la primera excusa es insostenible. Es que el trato de compañero, o camarada, en la tradición socialista, es con aquellos con quienes compartimos objetivos políticos significativos. Más en general, los gestos, el lenguaje, el trato, deben marcar las distancias que nos separan de los políticos burgueses. Hay que decirlo claro, y de todas las formas posibles: estamos en veredas opuestas con respecto a sujetos como Kicillof. Por eso la cuestión del trato no se puede reducir a una mera anécdota.
Por otra parte, y con respecto a la segunda excusa, está a la vista la misma intervención de Bregman en el Centro Tasso. Allí criticó a los gobiernos de Alfonsín, de Menem, de la Alianza; también al Rodrigazo y la dictadura y, por supuesto, al gobierno de Macri y al FMI (el “cuarto saqueo”). ¿Y los gobiernos Kirchner? Nada, ni palabra. ¿Por qué este silencio? ¿Acaso Bregman considera que los 12 años K no tienen nada que ver con la crisis actual? ¿O cree que el vaciamiento de YPF entre los K y los Eskenazi fue un aporte al desarrollo económico de Argentina? ¿Y que las maniobras de Kicillof en el mercado de futuros constituyeron su contribución al patrimonio nacional? ¿O que el ex ministro K mantuvo en secreto los contratos con Chevron para impedir “un quinto saqueo”?

En todo caso, y para que no quedaran dudas, Bregman terminó su intervención diciendo que “nosotros (sic) tenemos que jugar un rol protagónico… para que la crisis la paguen ellos”. Esto es, Kicillof, Grabois y Bregman, “compañeros” en un repulsivo “nosotros”, frente a un “ellos” desprovisto de carácter de clase (¿serán acaso los “grupos financieros concentrados”, opuestos al “capital productivo”?). En definitiva, estamos ante la charca del conciliacionismo de clase, exhibido sin el menor escrúpulo. Una vez más, la forma –el “irrelevante tema del trato”, como me acaba de decir por mail un despistado- expresa un contenido profundo.

Fuente: https://rolandoastarita.blog/2018/07/03/bregman-y-el-companero-axel/

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