jueves, 30 de noviembre de 2017

Escuchemos: "Mientras los movimientos se limiten a luchar por conquistas específicamente sectoriales que además se encuentran encorsetadas por los límites que le establece el propio Estado, entonces difícilmente se podrá articular luchas de transformación y cambio más global, y solo podrán conformarse con avances puntuales, constreñidos al régimen imperante".

Oteando entre una “izquierda” que no lo es y un izquierdismo conservador
El síndrome del autoconvencimiento errado

30 de noviembre de 2017

Por Arturo D. Villanueva Imaña (Rebelión)


Lo que se quiere demostrar
El comportamiento humano siempre será motivo de investigación y curiosidad, pero sobre todo de enorme sorpresa, en vista de la increíble como inagotable capacidad que tenemos para sorprendernos a nosotros mismos, e ingeniarnos modos de reacción y respuesta frente a lo que sucede.
 Si bien es cierto que el título del artículo (muy lejos de insinuar un contenido político), puede inducir a imaginarnos un análisis centrado en el comportamiento y los trastornos que sufren algunas personas, sea oportuno precisar que no siendo nuestro interés indagar causas o motivos subjetivos o sicológicos que lo expliquen (tarea que muy bien podría interesar a sicólogos o siquiatras); en este caso abordaré el fenómeno desde otra perspectiva. Me refiero a la perspectiva de los hechos y los datos que se producen en la realidad, pero que extrañamente producen y provocan una incorrecta como equivocada percepción y apreciación sobre los mismos, para terminar dando como resultado también, un equivocado posicionamiento y respuesta frente a esa misma realidad. 
Es decir, trataré de explicar cuál es el tipo de lectura de la realidad que hace el gobierno de Evo Morales por una parte, y por otra, algunos sectores progresistas, plataformas ciudadanas y hasta movimientos sociales preocupados por el estado de cosas en el país; con el objeto de explicar primero cómo se produce este síndrome de lo que llamo el autoconvencimiento errado y, segundo, cuáles son las consecuencias de esta distorsión en el campo social, económico y político. Ya decía Marx que no siempre (y casi nunca) los hechos son como se presentan, porque si así fuese no habría necesidad de una ciencia que se ocupe de desentrañar los acontecimientos.
Para el efecto, hay que señalar que el síndrome del autoconvencimiento errado lo entendemos como un fenómeno por el cual el sujeto (en este caso político), termina autoconvencido de que la lectura que hace de la realidad es la única correcta, pero que además aplica (esa misma interpretación) como fórmula de acción y respuesta ante los acontecimientos y la realidad. A partir de ello, se entenderá que lo que se busca desentrañar son dos aspectos. Por una parte, por qué el gobierno de Evo Morales no representa ninguna alternativa de izquierda, y mucho menos encara tarea alguna de transformación y cambio, a pesar de su incansable adscripción discursiva y verbal con la izquierda y el socialismo. En segundo lugar, por qué algunos sectores sociales progresistas (muchos de los cuales sintiéndose escaldados por lo que hizo y representa el llamado socialismo del siglo XXI, y que por eso mismo no quieren y hasta rechazan denominarse como izquierdistas, menos socialistas), tampoco muestran ninguna posibilidad para ofrecer una alternativa postpopulista y, menos, postcapitalista, a pesar de que también están empeñados en mostrar un rostro nuevo, frente al descontento que representa el gobierno de Evo Morales, como el rechazo generalizado que provoca la antigua derecha neoliberal. 
En el caso del gobierno de Evo Morales, dicho síndrome se traduce en las políticas públicas y el modelo económico que aplica; y en el caso de los sectores que identificamos como progresistas, se traducen en las propuestas y la forma de encarar la oposición política frente al estado de cosas y ante el próximo periodo de transición democrática del 2019. 
Es claro que en este análisis no se contempla en absoluto lo que hace o podrían intentar aquellos sectores tradicionalmente derechistas y conservadores, por la completa irrelevancia que tienen, no solo por razones de desinterés y rechazo que provocan en la mayoría del pueblo, sino por su propia incompetencia, incapacidad y falta de todo sentido de ubicación frente a los acontecimientos nacionales. 
El gobierno del MAS
En vista de los innumerables ejemplos evidenciados y conocidos públicamente, es ya un hecho incontrovertible y ampliamente divulgado, la descarada incongruencia entre discurso y práctica que aqueja al gobierno de Evo Morales. 
Tanto es así, que los ejemplos se remiten a los más diversos campos que van, solo como ejemplo, desde lo que sostienen respecto a los derechos de la naturaleza y lo que hacen con ella, pasando por lo que ocurre con los derechos de los pueblos indígenas y la supuesta identidad indigenista del gobierno, hasta la desvergonzada actitud machista y patriarcal de la que el propio presidente ha hecho gala (con el respaldo de sus propias ministras y otras altas autoridades que se desgarran las vestiduras en otros casos conocidos, pero que no dicen nada cuando los mismos tienen origen en el propio gobierno), sin mencionar casos de violencia, agresión, violaciones y hasta feminicidios en las que no faltan autoridades y personalidades vinculadas al oficialismo, nada menos que en un contexto de transformaciones y cambio que el propio gobierno dice abanderar. 
Producto de este fenómeno de disonancia entre lo que se dice y lo que se hace, se explica tanto el abandono y traición al mandato popular y la propia Constitución que emergió como resultado de la Asamblea Constituyente, como la usurpación, el apropiamiento desvergonzado y el envilecimiento de los postulados populares a los que se adscribieron inicialmente, pero que posteriormente solo utilizaron como un discurso que pretende ser asociado a un ideario de izquierda y socialista, cuando en realidad representa los intereses más reaccionarios y conservadores de la derecha y el capitalismo neoliberal en la práctica.
No es necesario ahondar más en este campo, que a su turno constituye una de las principales causas del rechazo y el desencanto popular respecto del gobierno, porque son los propios hechos y noticias que surgen del accionar gubernamental, los que se encargan de evidenciar cotidianamente esta flagrante como reincidente incongruencia. 
El perverso legado político de esta impostura sin embargo no es despreciable; porque equivocadamente suele ser asociada (y malintencionadamente generalizada), como si se tratase de una característica propia o inherente a la izquierda, y porque también le facilita argumentos a la derecha y los intereses reaccionarios, para que ésta efectúe su tarea de descalificación y critica, y así mismo capitalice en su favor dichos despropósitos, siendo que se trata del mismo tipo de mañas, solo que reproducidas por un sujeto político (el gobierno del MAS), que pretende adoptar una identidad que no le pertenece. 
Lo más grave del asunto no se reduce a dicha incongruencia de la que por lo demás ya se han realizado varios análisis. Debe llamarnos también poderosamente la atención, la disonancia que se produce entre las medidas prácticas que adoptan, y lo que el gobierno cree que es el referente ideológico y político que lo identifica como de izquierda y socialista. Nada más falso. 
Es decir, que no solo existe una incongruencia entre el discurso y su práctica, sino también entre su práctica y lo que ellos creen (y muy astutamente reclaman) que es su referente ideológico. En el primer caso se trata de una flagrante disonancia entre el mandato popular y constitucional, y las medidas gubernamentales puestas en práctica que implican su traición y abandono. El ejemplo más importante es la imposición de la Agenda 2025, que sustituye y tergiversa completamente el mandato programático contenido en la Constitución Política del Estado. En el segundo caso, la incongruencia se produce entre las medidas y políticas públicas que adoptan fundamentalmente a partir del segundo mandato presidencial (2009), y lo que el gobierno considera y cree que se trata de un ideario de izquierda y socialista. Frente a semejante situación, es imposible dejar de sospechar de un sórdido oportunismo y una maquiavélica astucia. 
Veamos con más detenimiento el segundo caso, porque lo que se encuentra en juego no es meramente un posicionamiento falso y equivocado (del que finalmente nadie está exento y hasta podría ser razonablemente justificable), sino el futuro y el destino final de la Nación.
Un ejemplo emblemático (en tanto puede ser entendido como un hito que resume al conjunto de pasos previos, entre los que se encuentran por ejemplo las conferencias internacionales de Nueva York -promovida nada menos que con el Financial Times- y Londres -con el mismo propósito- de convencer y convocar a la inversión extranjera internacional para que se localice en Bolivia), es el reciente IV Foro Internacional de Países Exportadores de Gas que se reunió en Santa Cruz, y donde Bolivia (a puertas cerradas), subastó 80 áreas de exploración hidrocarburífera entre 27 empresas internacionales acreditadas.
Más allá del inaudito acto de entreguismo antinacional y neocolonial con el que se firmaron diversos contratos con las transnacionales (que por supuesto se encuentra en la antípoda del discurso antiimperialista gubernamental), el mencionado Foro Internacional sintetiza un conjunto de medidas y disposiciones previas que son sustancialmente procapitalistas y responden a un modelo extractivista y neoliberal propio de la derecha. Dichas medidas han ido desde la concesión y ampliación de facilidades, incentivos y garantías (que inclusive afectan y nos quitan ingresos nacionales propios provenientes del IDH para entregárselas a las corporaciones transnacionales), pasando por la flexibilización de normas y procedimientos (entre las que se encuentra por ejemplo la realización del proceso de consulta a los pueblos indígenas), con el objeto de facilitar la entrega y concesión de extensas zonas de exploración y explotación de los recursos naturales; hasta la apertura indiscriminada de áreas protegidas y territorios indígenas (de alta biodiversidad y estratégicos servicios ambientales como la producción y conservación de lluvia y agua, de la que varios departamentos del país se quejan y padecen por recurrentes y cada vez más críticos periodos de sequía), y que tienen el mismo propósito extractivista y explotador.
Ahora bien, cuáles son los argumentos que justifican y fundamentan semejantes medidas del gobierno boliviano? El propio presidente Evo Morales ha señalado que lo que se busca es otorgar todas las garantías para atraer la inversión internacional que permitirá incrementar la producción actual de hidrocarburos, mejorar los ingresos y garantizar el crecimiento económico del país. Es decir, unas razones y unos propósitos que no podían ser más capitalistas y burgueses (salvo, claro está, que detrás de ello se crea que no existe ninguna contradicción entre este tipo de iniciativas económicas promovidas y su carácter empresarial, capitalista y de derecha). 
El gobierno de Evo Morales está convencido de que una vez superado este corto periodo de crisis y drástica reducción de los precios internacionales de las materias primas (especialmente de los hidrocarburos), y que produjeron la drástica reducción de ingresos nacionales que afectó tanto a la economía; se puede volver a crecer. En su desesperación por continuar alentado un desarrollismo salvajemente extractivista que le ha permitido “sembrar cemento” (como él mismo dijo) y persistir en esa afiebrada rutina de construir e inaugurar mega obras generalmente inútiles como innecesarias, no se da cuenta que ese corto periodo de reducción de los precios internacionales, NO es pasajera, sino que es mundial y corresponde al conjunto del sistema capitalista (que él se empeña en sacarlo de la terapia intensiva en la que se encuentra, ofreciéndole nuevas áreas de explotación y extractivismo).
El gobierno de Evo Morales lo que hace es enfrentar la declinación económica y el decrecimiento, ahondando los factores que agudizarán el problema. Con tal de recuperar la vitalidad de la economía, ofreciendo una estabilidad que irremediablemente depende de lo que sucede con la dinámica del sistema capitalista global (y no como él se imagina de las medidas que adopte su gobierno); lo que hace (además de entregar y someter la soberanía del país a la voracidad de los intereses capitalistas transnacionales), es entregarse al sistema y formar parte de su lógica capitalista y de un extractivismo salvaje de los recursos naturales. Es decir, se hace parte del problema y NO de su solución. 
Llegado a este punto como se podrá advertir, ya no se trata únicamente de la cruda inconsistencia que demuestra que el gobierno de Evo Morales no es de izquierda y socialista (como se quiere hacer pasar); sino algo más grave. Que la lógica y el modelo económico que sustenta no solo es procapitalista, neoliberal y de corte burgués (en el sentido más conservador y reaccionario), sino que es parte y aplica un modelo que atenta contra las bases de sustento mismo de La Vida (en su sentido más integral y completo), así como contra la posibilidad de establecer una relación armoniosa con la naturaleza, respetar sus derechos y los derechos de los pueblos indígenas (que se han constituido globalmente en el baluarte indispensable para resguardar los últimos y únicos medios para que el planeta pueda alentar un mínimo resquicio antes de su completa destrucción). 
Se trata de una nueva fase, una etapa diferente de la decadencia del sistema capitalista que no ha logrado ser asimilada por el gobierno de Evo Morales, sino que por el contrario ha sido fagocitado por él, convirtiéndolo en parte y engranaje de la declinación y de su propia crisis. Por eso puede sostenerse que el gobierno de Evo Morales es un gobierno impostor, pero además es un gobierno que de prorrogarse (como también quiere desesperadamente), llevará al desastre al país. 
Una izquierda conservadora que quiere fungir como oposición “progre”
Sin lugar a dudas podría decirse que se trata de una izquierda trabalenguas, porque acoquinada e insegura como está, pero sobre todo persuadida de que el debate izquierda-derecha pertenece a la prehistoria; entra en cólera y rechaza toda posibilidad de identificarse como de izquierda, y menos socialista (porque entre otras cosas la “modernidad” habría dado lugar a novedosas ideas y diferentes posicionamientos, y porque además el socialismo del S. XXI habría demostrado hasta el agotamiento sus límites). 
En este caso el problema también es digno de análisis. Sucede que más de 11 años de gobierno no han pasado ni pesado en vano. Han marcado tanto la posibilidad de construir alternativas, que el solo hecho de saber lo que se ha sucedido a nombre de izquierda y socialismo, ya de por sí genera una resistencia que tiende a desmarcarse completamente de tal identidad, pero además de no reconocerse con una corriente que representaría todos los antivalores y los peores principios. No es poco (y hasta podría decirse que es razonablemente lógico: nadie en su sano juicio se identificará con lo que se desprecia). A su turno (efectuando una digresión marginal), eso mismo explica y sucede con una buena parte de la población nacional, que rechazando y repudiando completamente la otra cara de la medalla que representa aquella derecha neoliberal y tradicional que fue expulsada –revueltas populares de por medio-, también se pregunta: y entonces qué elijo?
Pero volviendo al tema central del acápite, lo que se desea destacar es ese mismo fenómeno de autoconvencimiento errado al que hicimos referencia al inicio, por el cuál este sector (buena parte del cual se ha adherido y participa en diversos colectivos, plataformas, grupos de ciudadanos autoconvocados, etc., que se han organizado con diferentes propósitos), y que tratando de distanciarse de aquella derecha tradicional y del propio masismo, se ha dado a la tarea de buscar un candidato y una figura (nueva y no contaminada), y en algunos casos a plantear algunas innovaciones programáticas que puedan servir de gancho para atraer el enorme descontento popular que existe contra el gobierno, así como el rechazo que provoca aquella derecha neoliberal expulsada. 
En este caso, sin desdeñar la adopción de poses “progre”, pero que expresa y desesperadamente quieren desvincular de cualquier relación que pudiese tener con la izquierda y el socialismo, no terminan de comprender que al plantear únicamente reformas (o inclusive el cambio de régimen gubernamental), lo único que favorecen es precisamente la perpetuación del sistema y el modelo (procapitalista, extractivista y neoliberal), que supuestamente rechazan en la figura de Evo Morales y su gobierno. 
Es decir, también se adhieren a la lógica y el modelo imperantes, privándose de la oportunidad de plantear una alternativa post populista y post capitalista como corresponde, si efectivamente quisiesen constituir una real alternativa política. En otras palabras, no son ni constituyen una alternativa diferente como quieren mostrarse; pero además convalidan y forman parte de una lógica y un modelo que, en el mejor de los casos, lo que podría conseguir es la optimización y perfeccionamiento de los mecanismos y procedimientos del mismo sistema (de explotación, extractivismo, dominación, enriquecimiento de minorías, etc.), pero que cada vez más tienen el plus de destruir la naturaliza, el medio biótico y las condiciones de vida de todos los seres del planeta. En fin, nada nuevo a pesar de las sesudas disquisiciones que efectúan. 
Una mención aparte merecen aquellos movimientos sociales que entrañan importantes conquistas y que, de hecho, han planteado serias interpelaciones al gobierno, pero sobre todo a la posibilidad de construir un mundo diferente. Es el caso de los pueblos indígenas, los movimientos feministas, antipatriarcales y contra la violencia hacia las mujeres en todas sus manifestaciones, los movimientos obreros, y todos aquellos otros sectores sociales que han protagonizado luchas y resistencias de gran envergadura en el país. 
En ningún caso se cuestiona o relativiza sus luchas y conquistas (todo lo contrario), pero en honor a un sano criterio crítico, hay que señalar su encapsulamiento y el excesivo celo para concentrarse casi exclusivamente en la defensa de su causa y los asuntos que les incumben; lo que les ha impedido en gran manera articularse y construir movimientos de alcance más holístico y antisistémico, que propiamente sectorial como se dieron. 
Mientras estos movimientos se limiten a luchar por conquistas específicamente sectoriales que además se encuentran encorsetadas por los límites que le establece el propio Estado, entonces difícilmente se podrá articular luchas de transformación y cambio más global, y solo podrán conformarse con avances puntuales, constreñidos al régimen imperante. 
Estos son los desafíos que quedan en lo inmediato. Se trata de un panorama sombrío, qué duda cabe, puesto que tal como está encaminada la situación, sólo es previsible la reedición y/o instalación de un régimen derechista, reaccionario y cada vez más brutalmente extractivista en Bolivia. 

Arturo D. Villanueva Imaña, Sociólogo, boliviano. 

Percibamos:"La contribución del movimiento y la resistencia de los pueblos indígenas en este sentido, no se limita por tanto a una denuncia internacional, y ni siquiera al legítimo derecho que tienen de defenderse contra este nuevo tipo de agresión e intento de sometimiento y etnocidio. En realidad es un desafío al paradigma predominante y una profunda interpelación al modelo desarrollista y extractivista vigente".

Evo Morales, los derechos de la naturaleza 
y el TIPNIS
22 de noviembre de 2017

Por Arturo D. Villanueva Imaña (Rebelión)
Vergüenza internacional
La comparecencia del gobierno de Evo Morales nada menos que ante el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza que se reunió en Bonn, Alemania, a inicios de este mes de noviembre de 2017, es resultado de su larga como tozuda intención de construir “quieran o no quieran” una carretera por medio del TIPNIS. La ironía es que se produce nada menos que paralelamente a la realización de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP23), que el mismo gobierno (en anteriores versiones), contribuyó a que se instalen y definan principios que ahora se vuelcan contra su propio accionar. Es decir, que no se puede argüir que se trate de un boicot o de algún acto de conspiración que el gobierno de Evo Morales suele utilizar como argumento para explicar estas embarazosas situaciones.
El caso ya había adquirido impacto mundial cuando se produjo la represión violenta de la VIII Marcha Nacional de los Pueblos Indígenas en Chaparina el año 2011, y ahora vuelve a poner ante los ojos del mundo una grave situación de vulneración de derechos de la Madre Tierra y de los pueblos indígenas.
Semejante situación de envergadura mundial, que se ha visto forzada a trasponer los límites del ámbito nacional en vista de la gravedad de los derechos conculcados que se denuncia, ya no representa solo una bochornosa situación de vergüenza ante los ojos del mundo, sino que posiciona en la agenda internacional una causa y una lucha donde lo que se encuentra en juego es la vida misma (junto a los derechos de los pueblos indígenas conculcados), así como la forma de encarar el relacionamiento que se tiene con la naturaleza y el entorno ecológico y ambiental.
Tratándose de una instancia de jerarquía internacional que el propio gobierno de Evo Morales ayudó a constituir, y que además cuenta con un reconocido renombre mundial por la presencia de connotadas personalidades de intachable solvencia moral, intelectual y científica, dicha comparecencia ante el Tribunal Internacional de los Derechos de la Madre Naturaleza desdice cualquier sospecha de que se trate de algún tipo de conspiración, y además evidencia la más flagrante incongruencia entre el discurso y la práctica, nada menos que en un foro internacional donde el gobierno de Bolivia todavía tenía alguna reputación.
Es más, la demanda internacional emitida para que se adopten medidas precautorias y se declare la moratoria a la construcción de todas las obras en el TIPNIS (que incluye la carretera, los puentes y las actividades exploratorias de hidrocarburos), no solo tiene un fuerte peso ético y moral que debería ser acatado inmediatamente (si de veras se respeta los derechos de la naturaleza), sino que implica una poderosa llamada de atención para que cumpla y ponga en práctica aquellos principios de respeto, protección y relación armoniosa con la Madre Tierra y los derechos indígenas que el propio gobierno boliviano ayudó a instituir a nivel internacional.
La inmediatez o tardanza con la que el gobierno de Bolivia atienda la demanda para detener todas las obras en el TIPNIS, para que se pueda dar lugar a un clima propicio y favorable mientras se concluye con el proceso de investigación del Tribunal Internacional, estará en directa relación con su voluntad para demostrar que verdaderamente existe un mínimo de congruencia entre los principios que declara y sus prácticas gubernamentales, así como en la intención de demostrar que está dispuesto a acatar y respetar los derechos de la naturaleza que en el pasado ayudó a instituir. 
Los alcances de la denuncia.
En vista de ello, interpretar el hecho como un triunfo meramente político sería una equivocación, porque entraña una gran vergüenza y desazón para el pueblo boliviano y los propios pueblos indígenas que se vieron traicionados por un gobierno que lo entendían como propio. Ambos habían fincado sus esperanzas y convicciones de que Bolivia podía encarar con solvencia la tarea de establecer una relación armónica con la naturaleza, al mismo tiempo de constituirse en un ejemplo y referente mundial en la construcción de una vía postcapitalista, sobre la base del respeto y cumplimiento de los derechos de la naturaleza que inclusive se insertaron en la Constitución Política del Estado.
Ahora el gobierno de Bolivia ya no se encuentra en aquella cómoda posición de constituirse en una punta de lanza (colonizada y sometida) al capitalismo y los intereses corporativos transnacionales, que le habían autoconvencido de abanderar un desarrollismo salvajemente extractivista como supuesta solución y respuesta a los problemas de pobreza y exclusión. No hay que olvidar que el gobierno lee equivocadamente la construcción de la carretera por medio del TIPNIS como si se tratase de un asunto vinculado al crecimiento, el progreso y un tipo de desarrollo occidental y capitalista; pero sin reconocer dos aspectos de fundamental importancia. Primero, que su tozuda intención de construir la carretera en el TIPNIS (que paralelamente también está asociada a megaproyectos como las represas del Bala-Chepete; Rositas, Tariquía, el tren bioceánico, etc.) están vinculadas a lo que se ha dado en llamar los encadenamientos transfronterizos, que implican la expansión y ampliación de las fronteras de explotación y extractivismo a nivel continental. Segundo, que dicha ceguera desarrollista también le ha orillado a rechazar explícitamente y no percibir el derecho que tienen a la autodeterminación, a la consulta, y sobre todo a decidir el tipo de desarrollo y la forma de vida, que los pueblos indígenas desean poner en práctica según su propia cosmovisión, el tipo de relacionamiento con el entorno y su propia cultura.
Ahora se enfrenta a un veredicto (y sentencia) mundial que establecerá si efectivamente cumple y garantiza aquellos derechos de la Madre Tierra que defendía y contribuyó a establecer como referente.
La encrucijada a la que lo ha llevado su tozuda intención de imponer el desarrollismo extractivista como modelo económico y solución a los problemas de pobreza, desigualdad y exclusión (como si se tratasen exclusivamente de problemas vinculados al crecimiento y progreso capitalista), ya no se reduce a la caprichosa intención de construir una carretera, sino de atentar contra aquellos derechos de la naturaleza que el mismo gobierno ayudó a formular, pero que ahora adquieren un nuevo sentido porque también atenta contra la vida y a un medio ambiente sano al que tenemos derecho todos quienes compartimos el planeta. Es decir, trasciende aquel encapsulamiento que quiso ser infundido, de que el caso solo entrañaba un problema de vinculación territorial y desarrollo (en el sentido más prosaicamente entendido como crecimiento), cuando en realidad atañe al conjunto de la vida, el entorno socioambiental y los derechos de la naturaleza.
La resistencia de los pueblos indígenas a partir de esta denuncia internacional, no solo visibiliza sus derechos conculcados, ni hace patente el grave riesgo de desaparición y etnocidio al que se encuentran en riesgo; sino que expresa una profunda interpelación al modelo extractivista del gobierno de Bolivia, y la intrínseca relación que tiene el mismo modelo con la dependencia y el colonialismo.
Es decir, que la gran vitalidad de los procesos de resistencia social emergentes como el que plantean las comunidades y pueblos indígenas del TIPNIS, no radican en la fuerza, la capacidad de movilización de mucha gente, o la enorme cantidad de población que aglutina y representa (tal como nos ha querido acostumbrar la “lógica” corporativista gubernamental que se asienta en el clientelismo y la cooptación de diversos sectores sociales numérica y demográficamente amplios), sino en el incuestionable razonamiento, la justeza de la causa y la contundencia y autenticidad de la verdad que defienden y por la que luchan. El menosprecio o íntima convicción de que este movimiento de los pueblos indígenas podía ser fácilmente sometido, derrotado o cooptado (tal como ha sucedido con otros sectores como resultado de sus prácticas clientelares), no parece haber tomado en cuenta de que la fortaleza de las causas y las luchas, finalmente radica en la justeza y la razón de los argumentos, más allá de la presión numérica y poblacional que se pueda ejercer. 
La dimensión y profundidad de lo que se encuentra en juego.
El nuevo plano internacional de la controversia sobre la construcción de la carretera por medio del TIPNIS, que el gobierno de Evo Morales ha pretendido llevar como si se tratase únicamente de un problema de vinculación territorial que responde a legítimas aspiraciones de desarrollo de dos departamentos; ahora muestra la verdadera dimensión y profundidad de lo que en verdad se juega. Es decir, que si lo que se quiere es un país altamente dependiente y colonizado por intereses extractivistas, antinacionales y de carácter transnacional; o más bien un país que decide vivir en armonía con la naturaleza, respetando los derechos humanos y de los pueblos indígenas y, un país finalmente, que hará prevalecer su decisión de construir una vía alternativa al capitalismo depredador y el neoliberalismo extractivista.
No está en juego la imagen gubernamental, ni siquiera la estabilidad económica o el supuesto crecimiento y bienestar circunstancial que pueda emerger como resultado de la expansión extractivista y desarrollista que abandera el gobierno; es más bien una decisión acerca del futuro y el tipo de país que queremos, para demostrar que Bolivia está en capacidad y tiene la voluntad de establecer una relación armoniosa con la naturaleza, sentando las bases hacia el postcapitalismo. La contribución del movimiento y la resistencia de los pueblos indígenas en este sentido, no se limita por tanto a una denuncia internacional, y ni siquiera al legítimo derecho que tienen de defenderse contra este nuevo tipo de agresión e intento de sometimiento y etnocidio. En realidad es un desafío al paradigma predominante y una profunda interpelación al modelo desarrollista y extractivista vigente.
El gobierno de Bolivia tiene la palabra, y de la forma cómo responda y reaccione también definirá su propia identidad política, así como en gran medida el propio futuro del país.

 Arturo D. Villanueva Imaña, Sociólogo, boliviano.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234386

Recordemos "se hacen públicas las negociaciones secretas...Se decreta aaboliendo sin indemnización algunas las grandes propiedades y distribuyendo la tierra entre los campesinos".

Gloria al centenario de la Revolución rusa
22 de noviembre de 2017

Por Alejandro Torres Rivera (Rebelión)

El cronista y revolucionario estadounidense nacido en Oregón, John Reed, publicó en 1919 un libro donde narra los sucesos acaecidos y presenciados por él en Rusia durante finales del año 1917 en lo que la historia ha recogido con el nombre de la ¨Revolución Rusa¨, la Revolución de Octubre¨, o sencillamente, la ¨Revolución Bolchevique¨. La diferencia en la identificación del mes obedece al calendario seguido en Rusia y aquel seguido en Europa; es decir, el calendario juliano o el calendario gregoriano respectivamente. En efecto, bajo el primero, la insurrección se puso en marcha los días 24 y 25 de octubre; bajo el segundo, los días 6 y 7 de noviembre.
Previo a estos sucesos, Reed había hecho también su relato sobre la Revolución Mexicana de 1905. Su libro monumental sobre los sucesos en Rusia se conoce como Diez días que estremecieron al mundo. En este Reed narra sus vivencias presenciando el más importante suceso histórico en la historia de las luchas sociales por el socialismo conocido hasta entonces. El autor nos lleva de la mano, no solo en la descripción de los más importantes eventos acaecidos en San Petersburgo y Moscú aquellos 6 y 7 de noviembre de 1917, sino también, sus antecedentes y desarrollos posteriores. Hoy día se reconoce el 7 de noviembre como el aniversario de la Revolución Rusa.
La dinastía de los Romanov llevaba cerca de trescientos años rigiendo los destinos de Rusia cuando Nicolás II advino como Zar del Imperio que heredaba. Para entonces el Imperio Ruso dominaba vastas extensiones territoriales que iban desde la frontera con Alemania, el Imperio Austro-húngaro y Turquía en el Oeste, cruzando porciones de Asia Central hasta el Océano Pacífico en el Este. El imperio, a pesar del surgimiento y desarrollo de un incipiente proletariado industrial, la realidad es que el 85% de su población era campesina. A pesar de Rusia formar parte de la cadena imperialista de la época, era a su vez el eslabón más atrasado y débil de la misma, quedando su recursos y desarrollo de una burguesía nacional supeditados al capital imperialista extranjero, fundamentalmente inglés. De ahí en parte su alineamiento en el marco de la Primera Guerra Mundial con las potencias aliadas, a pesar de que la esposa del Zar era alemana y algunos de sus ministros favorecían que Rusia se sumara como aliada a las potencias centrales encabezadas por Alemania durante la Gran Guerra.
Se indica por los historiadores, y en eso hay un gran consenso más allá de sus alineamientos ideológicos, que el primer gran asomo de lo que vendría más adelante para el Imperio Ruso, fue su fracaso en la llamada Guerra Ruso-Japonesa de 1905. Este abrió las puertas a la movilización del proletariado ruso y al activismo del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en lo que se conoce como la Revolución de 1905 donde aparecen, por primera vez en Rusia, la formación de los Soviets de obreros, campesinos, soldados y marineros.
Los continuos desastres militares de las tropas rusas en la Primera Guerra Mundial, donde ya para el 1917 las bajas ascendían a 1.7 millones de muertos y 5.95 millones de heridos; la incapacidad de muchos de sus mandos militares; el hambre al que estaba sometido el pueblo y la gran inestabilidad del gobierno, en parte como resultado del activismo de diferentes partidos de oposición en el parlamento (Duma), fue creando las condiciones para la organización de los soldados, marineros, obreros y campesinos en organizaciones alternas llamadas ¨soviets¨ desde las cuales se disputaba el poder al gobierno, que eventualmente llevan a la abdicación al trono del Zar el 2 de marzo de 1917 y a la instauración de un Gobierno Provisional. En este, el ala denominada Bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, a pesar de su nombre que significa en español ¨mayoría¨, era realmente un sector minoritario frente a su ala Menchevique.
Su principal dirigente, Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) estaba exiliado en Suiza por lo que se desplazó en el mes de abril de regreso a Rusia donde convoca al proletariado ruso a la insurrección y proclama la opción de una república socialista a partir del poder depositado precisamente en los consejos (soviets) de obreros, campesinos, marineros y soldados. Si bien el Gobierno Provisional instaura ciertas reformas de carácter democrático de importancia, si se comparan con las condiciones políticas prevalecientes en la época zarista, el empuje Bolchevique hacia una mayor radicalización del proceso no amainó.
El soviet de Petrogrado, nombre que había adquirido San Petersburgo con la instauración del Gobierno Provisional, impulsaba la firma de la paz, la distribución de la tierra a los campesinos que la trabajaran, la implantación de la jornada diaria de ocho horas de trabajo y el establecimiento de una república democrática. En el seno de los Bolcheviques se discutían diferentes alternativas para el desarrollo revolucionario donde la opción de profundizar una revolución democrático burguesa era una alternativa inmediata para algunos de sus integrantes. Con la llegada de Lenin, sin embargo, el discurso cambió al este impulsar sus Tesis de Abril. En ellas destaca el carácter final y descompuesto del capitalismo en su Fase Imperialista, análisis que profundiza en su libro titulado El Imperialismo, Fase superior del Capitalismo, y la necesidad de que el proletariado asumiera la dirección del derrocamiento del Estado burgués y la implantación del socialismo como primera etapa del comunismo, denominándola ¨Dictadura del Proletariado¨.
Mientras la Guerra seguía su curso y se repetían fracaso tras fracaso las nuevas ofensivas militares, el Gobierno Provisional continuaba su proceso de descomposición recurriendo finalmente a la represión contra el sector Bolchevique. Para el mes de agosto, ya el sector militar se planteaba un levantamiento armado contra el Gobierno Provisional, lo que es aprovechado por los Bolcheviques para reforzar sus estrategias hacia la toma del poder político. Fijándose como fecha el 25 de octubre para la realización del Segundo Congreso de los Soviets, se organiza un Comité Militar por los Bolcheviques para el levantamiento militar que tomará forma durante la noche del 6 al 7 de noviembre de 1917 cuando en Petrogrado, se toma el Palacio de Invierno, sede del Gobierno Provisional, a lo que siguen otros levantamientos en otras ciudades, entre ellas, Moscú.

La rapidez con la cual actuaron los insurgentes, permitió que sus dirigentes tomaran de inmediato ciertas decisiones dirigidas a asegurar el apoyo a la insurrección: se hacen públicas las negociaciones secretas por parte del Gobierno Provisional en torno a la Guerra y se propone una paz condicionaba a que fuera sin anexiones ni compensaciones; se promulga del ¨Decreto sobre la Tierra¨ aboliendo sin indemnización algunas las grandes propiedades y distribuyendo la tierra entre los campesinos; se crea el ¨Consejo de Comisarios del Pueblo¨ como nuevo gobierno; se abuele la pena de muerte (medida que más adelante se dejaría sin efecto); se nacionalizan los bancos; se asume el control obrero sobre la producción; de crean milicias obreras; se reconoce el derecho de los pueblos a la autodeterminación, a su soberanía e igualdad, y a formar un Estado independiente; se suprimen los privilegios religiosos, entre otras, para un total de 33 reformas inmediatas.
A diferencia de Petrogrado, en Moscú la lucha fue intensa. Cerca de quinientos obreros murieron en la lucha por el control de la ciudad, muchos de ellos masacrados. Precisamente John Reed, como testigo del momento en que la población de Moscú se prestaba al entierro de sus mártires, describe lo siguiente:
¨Uno por uno, fueron depositando los quinientos féretros en las fosas. Cayó el crepúsculo, y las banderas seguían flotando al viento, la música no había cesado de tocar la marcha fúnebre ni la masa enorme de hacer sus cantos. La coronas fueron colgadas de las ramas desnudas de los árboles, como extrañas flores multicolores. Doscientos hombres empuñaban las palas y se percibió, acompañando los cantos, el ruido sordo de la tierra al caer sobre los ataúdes.
Se encendieron las luces. Vinieron los últimos estandartes y las últimas mujeres sollozantes, lanzando hacia atrás la última mirada de aterradora intensidad. Lentamente, la marea proletaria se retiró de la plaza.
De pronto comprendí que el religioso pueblo ruso no necesitaba ya de sacerdotes que le abrieran las puertas del paraíso. Estaban edificando sobre la tierra un reino más esplendoroso que el de los cielos, un reino por el que era glorioso morir.¨
A los primeros tiempos de la Revolución siguió la firma de la paz con Alemania en lo que se conoce como el Tratado Brest-Litovsk. El armisticio se llevó a cabo el 15 de diciembre. Las demandas de Alemania fueron en extremo onerosas para Rusia: la entrega de los territorios que hoy conforman Polonia, Lituania, y Bielorusia, mientras que en el caso de Ucrania, las potencias centrales reconocían su soberanía. De lo que antes fueron los linderos del Imperio Ruso, la emergente república socialista perdía el 26% de su población, el 27% de su superficie cultivada y el 75% de su producción de acero y de hierro.
Dos décadas más adelante, en el marco del inicio de una nueva Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como parte del Pacto Molotov-Von Ribbentrop, llegó a un acuerdo de no agresión con Alemania. En el mismo se distribuirían parte del territorio cedido por Rusia en 1918, lo que no impidió que más adelante, Alemania invadiera la Unión Soviética dando así inicio, por parte de la URSS, de la Gran Guerra Patria contra el nazismo.
La salida de Rusia de la Primera Guerra Mundial, sin embargo, no representó ni el fin de la contienda entre los poderes centrales y los aliados; ni mucho menos la estabilidad en la nueva república soviética. Alemania y sus aliados volvieron sus tropas en el Frente Oriental hacia Francia; mientras en la nueva república soviética se iniciaría una Guerra Civil, donde a partir del 1918, con el armisticio europeo que puso fin a la Primera Guerra Mundial, se sumaría a la lucha contra los sectores monárquicos, mencheviques y otras organizaciones opuestas a los bolcheviques, la intervención de las potencias aliadas con el fin de aniquilar la Revolución Rusa
Durante los tres años siguientes, hasta 1921, la Rusia soviética se desangró en un conflicto interno de enormes proporciones. A los intentos de restauración monárquicos se suman los levantamientos nacionalistas en varias regiones, particularmente en Polonia y Ucrania, como también la intervención directa de fuerzas expedicionarias del Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, junto a otros países aliados. Fue también una guerra en la cual tomaron parte diferentes caudillos militares opuestos al gobierno soviético y sus seguidores. Fue una guerra en la cual prevaleció el terror por parte de todos los bandos en pugna, unos contra otros, lo que fortaleció al Estado como instrumento de represión. Las consecuencias para la Unión Soviética fueron al final de cuentas 2.5 millones de muertos durante su participación en la Primera Guerra Mundial, a lo que se suman aquellos que al final de la Guerra Civil también deben ser contabilizados, los cuales se estiman en 7 millones de muertes adicionales.
El gran triunfo del conflicto fue la configuración y consolidación del primer Estado socialista, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Los años posteriores a la paz no fueron tampoco fáciles para la sobrevivencia de la URSS. Los esfuerzos por consolidar el socialismo en la Unión Soviética tuvieron que pasar por diferentes etapas. La primera, comenzada aún en vida de Lenin, se denominó la Nueva Política Económica (NEP). El país había quedado tan destruido, su economía tan diezmada que el impulso hacia la construcción de una sociedad socialista tuvo que ser reducido, permitiéndose regresar el país, al menos temporalmente, al fomento y desarrollo de algunas variantes de capitalismo que se creía ya superadas. Lenin la resumió esta experiencia en su libro: Un paso adelante, dos pasos atrás.
En el caso de una región tan grande en su extensión pero a la vez tan importante desde el punto de vista agrícola como son Ucrania y otras zonas del centro del antiguo Imperio, la lucha se desarrolló en torno a cómo romper el sistema prevaleciente en Rusia de los llamados ¨Kulags¨ que eran grandes e inmensas extensiones de tierra donde la vida del campesino era controlada por el poder de los terratenientes. Se indica que en Ucrania solamente, la lucha fue tan encarnizada que condujo a una gran hambruna con m de millones de muertos y desplazados de sus territorios de origen. A los kulags siguió la socialización de la tierra mediante la creación de los ¨Koljoses¨, que eran empresas campesinas cooperativas dentro del marco de la colectivización de la tierra.
La consolidación del Estado soviético se materializa a mediados de la década de 1920, luego de lo cual, el esfuerzo del país estará dirigido a incrementar la producción, industrializar el país y profundizar, dentro de un mar de situaciones conflictivas y profundas luchas internas, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fue en parte gracias a este esfuerzo, que la Unión Soviética fuera la pieza clave en la derrota del fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.
El sueño de la construcción del socialismo en la URSS ha sido objeto de largos e intensos debates dentro del marco del debate en torno a cómo llevar a cabo el desarrollo del socialismo en un país. Profundas desviaciones en cómo se llevó a cabo este proceso en la URSS llevaron sin embargo a su propia destrucción con la caída del gobierno en 1989 allanando el paso a la restauración del capitalismo en dicho país. Aún así, es importante rescatar la memoria histórica de este monumental y grandioso esfuerzo de construcción socialista que, aún con sus desviaciones y dificultades, inspiró y aún inspira otros importantes procesos de lucha revolucionaria en el mundo.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234404

"¿Vamos a aceptar condiciones similares a las del siglo XIX; vamos a someternos a las políticas económicas deshumanizadoras que favorecen a unos pocos; vamos a permitir en silencio que, con los adelantos científicos y tecnológicos del siglo XXI, sigan existiendo, en el mundo, el trabajo infantil, el hambre, las muertes por enfermedades curables; vamos a dejarnos manipular por las 'cortinas de humo'? ”

Siglo XXI: 
¿Los ocho más ricos del mundo o 
la Humanidad?
23 de noviembre de 2017

Por María Puig Barrios (Rebelión)
"La importancia de conocer el pasado para comprender el presente e imaginar el futuro"
Luis Sepúlveda

Siglo XIX: Al capitalismo, y a sus representantes políticos, no les conviene que recordemos las condiciones laborales que, en el siglo XIX, el capitalismo industrial europeo y norteamericano impuso a los trabajadores, hombres, mujeres y niños que se incorporaban al proceso productivo. Pero la realidad social fue muy dura: amenaza continua del paro, imposición de muy bajos salarios, jornadas de 17 horas, mano de obra aún más barata empleando a mujeres y niños, algunos menores de 8 años, a los que pagaban tres o cuatro veces menos que a los hombres.
Y les conviene sobre todo ocultar que esa explotación inhumana dio lugar al desarrollo de las teorías socialistas: el francés Proudhon y el más brillante pensador, el alemán Karl Marx. Los representantes del capitalismo exigen, hoy, el olvido de las luchas de los obreros en las fábricas, las grandes huelgas. ¿Por qué? Porque las ideas de igualdad social y los conflictos laborales obligaron a los gobiernos a intervenir e ir cambiando la legislación, eso sí, poco a poco: limitación del trabajo de los niños (a partir de los 13 años) y de las mujeres (11 horas diarias máximo). Hubo que esperar a 1907 para que se estableciera el reposo obligatorio. Esas luchas quedaron simbolizadas en la Fiesta de los Trabajadores del 1º de Mayo y el Día de la Mujer Trabajadora del 8 de Marzo, cuyo significado histórico se pretende, ahora, tergiversar, dándole otro contenido.
Siglo XX: Al liberalismo económico, defensor de la no intervención del Estado en la economía, tampoco le interesa que recordemos como alcanzamos el mayor bienestar social en el siglo XX. ¿Por qué? Porque fue cuando el Estado intervino en la economía, haciendo sostenible el sistema de protección social. La realidad es que las tan temidas teorías socialistas de Marx se fueron extendiendo por Europa y se convirtieron en un poderoso freno a los abusos capitalistas y un cambio en las políticas económicas. El capitalismo tuvo que hacer concesiones, por ejemplo, en los Acuerdos de Matignon (1936): aumento de los salarios en las fábricas, limitación de la jornada laboral a 40 horas semanales, primeros 15 días de vacaciones anuales pagadas, desarrollo del sistema de convenios colectivos y la libertad sindical. Con la vuelta de la derecha al poder en 1938, estos avances sociales obtenidos van desapareciendo poco a poco.
A pesar de ello, en Europa continuaron las luchas hasta alcanzar, a partir de 1945, el mayor nivel de bienestar conocido hasta entonces: los países emprendieron grandes reformas democráticas inscritas en el programa de la Resistencia: creación del sistema de la Seguridad Social, nacionalización de empresas, desarrollo de los servicios públicos, pasando los Estados a gestionar grandes empresas públicas, económicamente rentables, que aportaban muchos beneficios a las arcas públicas, lo que permitió redistribuir la riqueza: pleno empleo, buenos salarios, buen nivel de cotizaciones al sistema de la Seguridad Social, derechos laborales, educación y sanidad públicas. No solo el sistema de protección social era sostenible, sino que, además, los países de Europa que más invertían en empleo y gasto social eran los más desarrollados.
En el siglo XX, los países de Asia y África fueron consiguiendo la independencia, no sin importantes sobresaltos. En los 60, se decía que África, de Argelia a Ciudad del Cabo, era un continente nuevo y rico que estaba despertando y que El Sáhara aparecía lleno de promesas grandiosas. Pero, mientras Mozambique empezaba a cultivar su café, “un café con sabor de libertad”, El Sáhara era dejado, de forma vergonzante, a manos de la Monarquía alauita, en los 43 días en que fue Jefe del Estado el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. Hoy, todavía continúa la ocupación represora en El Sáhara, ignorando las resoluciones de la ONU. En los países descolonizados, fueron entrando las multinacionales, con menos miramientos aún que el colonialismo político, por lo que muchos países buscaron nuevas alianzas en el Este europeo para su desarrollo.
Los países de América Latina también luchaban por salir de las dictaduras militares impuestas por Estados Unidos con el Plan Cóndor (desapariciones, torturas, terrorismo de estado), durante los años 70 y 80. Latinoamérica intentaba alcanzar metas democráticas y progresistas: el ejercicio de su soberanía, la gestión de sus propios recursos frente al saqueo de las grandes multinacionales y la violenta oligarquía local; y un reparto más equitativo de las riquezas frente al inamovible dogma del liberalismo económico según el cual el Estado no puede intervenir en la economía. Son medidas justas para la población, pero no son admitidas por los Estados Unidos que, sin ningún pudor, califica automáticamente de “dictadura” a los países latinoamericanos que las intentan, aunque celebren muchas elecciones. La política de Estados Unidos ha sido siempre la misma respecto a América Latina: declara enemigos y acosa permanentemente a los que defienden la soberanía de su país y ningunea miserablemente a los que se someten a su dirigismo político y económico, como es el caso actual, entre otros, de México donde la pobreza afecta a 53,4 millones de personas, el 43,6% de la población.
Ese equilibrio mundial, nacido de la confrontación entre el capitalismo y el marxismo, difícil, duro a veces, que había permitido muchos avances de la mayoría trabajadora en Europa y había abierto vías para la emancipación de muchos pueblos del mundo, se rompe a finales del siglo XX. El mundo vuelve a caer en manos del liberalismo económico, ya sin cortapisas, ni escrúpulos.
Siglo XXI: El siglo anterior terminó, y el XXI empezó, con la privatización de las empresas públicas rentables; el traslado de las industrias hacia los países con mano de obra cuasiesclava; grandes beneficios con bajos salarios en Occidente; una desmedida especulación financiera; una “crisis” para recortar los derechos sociales de la mayoría; unos intereses exorbitados que desvalija literalmente los presupuestos de las instituciones públicas; la corrupción; guerras en muchos países que EEUU incluye en el “eje del mal”, sin más motivos que el saqueo de sus recursos.
El resultado no es nada brillante para la humanidad: la concentración de la riqueza en pocas manos: 8 personas que acumulan, ahora, más riqueza que 3.600 millones de personas, ensanchando la brecha de la desigualdad. Entre esas ocho personas más ricas del mundo, está un mejicano en cuyo país la pobreza afecta a más del 43% de la población. También aparece un español en un país donde, todas las semanas, el BOE publica largas listas de desahucios, y el informe “El estado de la pobreza en España” del 2017 afirma que casi 13 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza o de exclusión social, aunque sean invisibles porque no son de “pedir en la puerta de la iglesia”, sino que un 30% trabaja y un 15% tiene estudios superiores.
Este modelo económico neoliberal es el telón de fondo de muchos de los problemas que estamos viviendo: Escocia que centra su malestar económico en el Reino Unido y celebra un referéndum para independizarse, y el Reino Unido que centra su malestar económico en la Unión Europea y celebra otro referéndum para salirse de la Unión. Y la confrontación, en España, de los dos bloques nacionalistas extremos, sin tener en cuenta a la población, y descalificando a los movimientos progresistas y sectores sociales que buscan resolver el problema por la vía del entendimiento político. Y más confrontaciones del gobierno español con autonomías y ayuntamientos (Aragón, Madrid, etc.) a los que imponen un techo de gastos sociales, aunque tengan dinero en las cuentas.
La gran pregunta en el siglo XXI de la mayoría social es: ¿Vamos a aceptar condiciones similares a las del siglo XIX; vamos a someternos a las políticas económicas deshumanizadoras que favorecen a unos pocos; vamos a permitir en silencio que, con los adelantos científicos y tecnológicos del siglo XXI, sigan existiendo, en el mundo, el trabajo infantil, el hambre, las muertes por enfermedades curables; vamos a dejarnos manipular por las “cortinas de humo” (entre derechas - que apoyan el mismo modelo neoliberal - anda el juego) y esos disparates políticos que nos distraen de ese modelo económico injusto? ¿O vamos a hacer valer nuestra fuerza como mayoría social e imaginar y construir colectivamente un futuro más justo y equitativo para la humanidad?
María Puig Barrios. Exconcejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234419

"No podemos replicar esos conceptos en nuestra realidad, los nuestros son movimientos territorializados, porque cuando los pueblos se ponen en movimiento, lo que se mueven son las relaciones sociales heterogéneas a las hegemónicas”

Raúl Zibechi recibe Doctor Honoris Causa de la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia)
"La fuerza del pueblo será capaz de de neutralizar las nuevas dominaciones que se están tejiendo en Nuestra América"
27 de noviembre de 2017

Por Hora 25 (Rebelión)


La Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) entregó este miércoles el título Doctor Honoris Causa a Raúl Zibechi, periodista uruguayo e investigador de “la sociedad en movimiento” de Latinoamérica, en una emotiva ceremonia en el Salón de Honor del Monoblock Central, donde participaron las principales autoridades de la casa superior de estudios, docentes, estudiantes, familiares y amigos del nuevo miembro de la familia académica de la más prestigiosa universidad de Bolivia.
“Bolivia es sin lugar a dudas el lugar de los movimientos sociales. No es el único pero es una referencia mundial, y las enseñanzas que hemos aprendido transitando por este país, leyendo sobre su historia, me permiten asegurar que sin duda la historia de Bolivia es muy particular”, aseveró Zibechi en sus palabras de circunstancia al agradecer al pueblo boliviano, en especial, por esta distinción.
El rector de la universidad, Waldo Albarracín Sánchez, entregó el reconocimiento y destacó la trayectoria del periodista. “Intelectuales de la talla de Raúl Zibechi, que le han dedicado su tiempo a profundizar el estudio de la lucha de los pueblos nos genera una identificación con su obra y ese es el motivo por el cual queremos darle su lugar, reconocer ese trabajo con los derechos del pueblo y con la aspiración legítima de su liberación”.
En ese contexto dio la bienvenida al periodista uruguayo a la familia de la Universidad Mayor de San Andrés, como imperativo categórico y un honor. “Por eso mi distinguido Raúl Zibechi Mariano, bienvenido a la UMSA en su calidad de Doctor Honoris Causa, porque tenemos los mismos objetivos, similares sueños y desde luego los mismos compromisos de lucha para construir países diferentes en Latinoamérica, donde todavía subsisten tremendas asimetrías sociales que nos hace ver la coexistencia injusta entre ciudadanos de primera, segunda y de tercera clase. Hay un referente ético que nos une y sobre la base de esa realidad debemos seguir luchando”, concluyó.
El decano de la Facultad de Sociales, Constantino Tancara, destacó las contribuciones teóricas de Raúl Zibechi para la comprensión de la sociedad en movimiento y su apoyo en la formación y difusión de movimientos urbanos argentinos, campesinos paraguayos, comunidades indígenas bolivianas, peruanas, mapuche y colombianas. Sus trabajos teóricos están destinados a comprender y defender los procesos organizativos de estos movimientos, señaló.
Zibechi, en su discurso, rememoró los levantamientos indígenas tanto de la época colonial como del periodo republicano y de las recientes guerras del Gas y del Agua, destacó la trayectoria intelectual para recuperar la historia de los oprimidos como el caso de Silvia Rivera, René Zavaleta, Marcelo Quiroga y la contribución de pensadores como Luis Tapia con sus trabajos sobre los movimientos societales.
A pesar de ser un estudioso de los “movimientos sociales”, señaló que estas categorías nacieron en Europa y EEUU a partir de los años sesenta enfrascadas en su realidad. “Esto es lo interesante que son categorías útiles pero no podemos replicar esos conceptos en nuestra realidad, los nuestros son movimientos territorializados, porque cuando los pueblos se ponen en movimiento, lo que se mueven son las relaciones sociales heterogéneas a las hegemónicas”, aseveró.
Destacó el nivel de la organización de las mujeres en Bolivia, hecho que no sucede en la mayoría de los países del mundo.
A modo de conclusión aseveró: “tengo la certeza de que la fuerza de este pueblo boliviano, que supo derrotar imperialismos, colonialismos, hacer revoluciones, en los próximos años va ser también capaz, la potencia de los pueblos, de neutralizar las nuevas dominaciones que se están tejiendo en nuestra américa. Muchas gracias de todo corazón, gracias a cada uno de ustedes”.
Biografía de Raúl Zibechi, periodista y pensador de la sociedad en movimiento
Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es un investigador de los movimientos sociales de la región y los diversos colectivos sociales de Bolivia, en particular el mundo aymara. Su trabajo teórico, reconocido en el ámbito internacional, está destinado a comprender y defender estos procesos organizativos autónomos.
Entre 1969 y 1973 fue militante del Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Bajo la dictadura militar del Uruguay, 1973, fue activista en la resistencia al régimen hasta que en 1975 se trasladó a Buenos Aires (Argentina) para exiliarse en 1976, después del golpe militar en ese país, en Madrid, España, donde estuvo vinculado durante más de diez años en tareas de alfabetización de campesinos.
Hacia mediados de la década de 1980 comenzó a publicar artículos en revistas y periódicos de izquierda (Página Abierta, Egin, Liberación) y en medios latinoamericanos (Página /12, Argentina) y Mate amargo (Uruguay). Al regresar a Uruguay, publicó en el semanario Brecha, del cual se convirtió en editor de Internacionales y ganó el Premio José Martí de Periodismo por sus análisis del movimiento social argentino en el entorno de la insurrección del 19 y 20 de diciembre de 2001. También trabajó en la revista ecologista Tierra Amiga, entre 1994 y 1995.
Actualmente es editor del semanario Brecha del Uruguay y columnista del periódico mexicano La Jornada.
Desde 1986, como periodista e investigador-militante ha recorrido casi todos los países de América Latina, con especial énfasis la región andina.

Investigaciones y libros
1. Movimientos sociales en América Latina. El mundo otro en movimiento, Desdeabajo, Bogotá, 2017.
2. Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo (en coautoría con Decio Machado), Desdeabajo (Bogotá), Quimantú (Santiago), 2016; Zambra-Baladre (Málaga), 2017.
3. Latiendo Resistencia. Mundos Nuevos y Guerras de Despojo, El Rebozo (Oaxaca), 2015; Zambra-Baladre (Málaga), Quimantú (Santiago), 2016.
4. Descolonizar el pensamiento crítico y las prácticas emancipatorias, Bajo Tierra Ediciones, Quimantú y Zambra-Baladre, 2014; Desdeabajo, Quimantú, 2015.
5. Preservar y compartir. Bienes comunes y movimientos sociales, (en coautoría con Michael Hardt), Mardulce, Buenos Aires, 2013.
6. Brasil Potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo, (Desdeabajo, Quimantú, Bajo Tierra, Lavaca, PDTG y Zambra-Baladre, 2012).
7. Universidad en movimiento. Debates y memorias del X Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria (Editor), Extensión Libros, Nordan, El Colectivo, Montevideo, 2011.
8. América Latina: Contrainsurgencia y pobreza, Desdeabajo, Bogotá, 2010 (Quimantú, Santiago de Chile, Pez en el Árbol, México, Lavaca, Buenos Aires y Zambra-Baladre, Málaga bajo el título Política y Miseria).
9. Territorios en resistencia. Cartografía política de las periferias latinoamericanas, Lavaca, Buenos Aires, 2008 y Zambra-Baladre, Málaga, 2012.
10. Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento, Univ. San Marcos y Bajo Tierra, Lima y México, 2007 y 2008.1
11. De multitud a clase. Formación y crisis de una comunidad obrera (Juan Lacaze, 1905-2005), Ideas, Montevideo, 2006.2
12. Dispersar el poder. Los movimientos como poderes antiestatales, Tinta Limón y Textos Rebeldes, Buenos Aires y La Paz, 2006.3
13. Genealogía de la revuelta. Argentina, una sociedad en movimiento, Letra Libre, La Plata, 2003.4
14. Para que el pueblo decida. La experiencia del referéndum contra la ley de impunidad en Uruguay (1986-1989), (en coautoría con María Delgado y Marisa Ruiz), Instituto de Defensa Legal, Lima, 2000.
15. La mirada horizontal. Movimientos sociales y emancipación, Nordan, Montevideo, 1999.5
16. La revuelta juvenil de los 90. Las redes sociales en la gestación de una cultura alternativa, Nordan, Montevideo, 1997.6
17. Los arroyos cuando bajan. Los desafíos del zapatismo, Nordan, Montevideo, 1995.


Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234552

IV. Recordemos al Estado represor durante más de una deKada

RECLAMAN QUE SE PONGA PUNTO FINAL A LA REPRESIÓN EN FEUDOS K

Falsa defensa K de los pueblos originarios:


Cristina no recibió a 

las comunidades aborígenes

8 de junio de 2013

 

La vigilia de los 20 pueblos-naciones (Mapuche, Kolla, Wichi, Qom, Pilagá, Warpe, entre otros) estuvo acompañada por representantes de organismos de derechos humanos, como Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y dirigentes políticos como Vilma Ripoll y Luis Zamora. También contó con el apoyo del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) y de agrupaciones políticas de izquierda, como el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).
Este jueves se inició el acampe de los 20 pueblos-naciones (Mapuche, Kolla, Wichi, Qom, Pilagá, Warpe, entre otros) en Plaza de Mayo, acompañados por dirigentes de organizaciones de Derechos Humanos y legisladores nacionales. El objetivo de esta medida es el reclamo de tierras y el cese a la violencia que sufren por parte de patotas y del gobierno de Gildo Insfrán en Formosa.

Irónicamente Cristina de Kirchner, que se encuentra en una controversia con Mauricio Macri porque pretende sacar una estatua de Cristóbal Colón y trasladarla a Mar del Plata, en un supuesto homenaje a los pueblos originarios, no los recibió.

Para la Presidenta la defensa de los derechos humanos solamente se circunscribe al período 1976-1983, siempre y cuando ello coincida con los intereses de las organizaciones lideradas por Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, un mero apéndice de su gobierno.

En cambio, los derechos humanos de la actualidad, ni siquiera están en agenda de la primera mandataria. Una clara muestra de ello es que rechazó darles cinco minutos de su tiempo a los representantes de las comunidades indígenas que estuvieron protestando en Plaza de Mayo contra la represión que viene sufriendo en los feudos que tiene el kirchnerismo en el interior del país.

El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, expresó su deseo de que la Presidenta "tenga la conciencia y el corazón abierto para ayudar a resolver los problemas" de los pueblos originarios. El dirigente manifestó que "una persecución sistemática", y mencionó "el caso de los qom de Formosa, donde se les ha quemado viviendas, se judicializan y no se respeta ni la Constitución Nacional ni la declaración de las Naciones Unidas".

Ante la falta de respuestas, las comunidades originarias resolvieron ayer levantar el campamento que mantenían frente a la Casa Rosada y realizarán protestas cada miércoles en el mismo predio, que se cumplirán también en el interior del país.

Desde los organismos de Derechos Humanos, que no dependen de la chequera del gobierno, rechazan la hipocrita actitud de silencio de Cristina frente a las diversas represiones, por avalar la gestión del ultra k Gildo Insfrán.

La Opinión Popular
Cristina no los recibió, pero los indígenas levantaron el acampe

Sin respuestas al pedido de reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, los representantes de los pueblos originarios concluyeron ayer su acampe por 24 horas en Plaza de Mayo. Pero la protesta seguirá con una movilización todos los miércoles, a las 16 horas, hasta que se cumpla el plazo de 20 días en el que, según les prometieron el jueves pasado, deberían tener una respuesta al petitorio que dejaron en Casa Rosada.

Ese reclamo incluye, además del pedido de reunión con la presidenta, un reclamo por sus tierras, el fin de la política extractiva y de los beneficios de las multinacionales y el cese de la criminalización de la protesta.

La
concentración en la Plaza de Mayo fue decidida por quienes participaron en la Cumbre de Pueblos Indígenas, que se realizó esta semana en Formosa, con representantes de las comunidades Mapuche, Qom, Kolla, Wichi, Pigalá y Warpe, entre otras.

Félix Díaz, principal portavoz de las comunidades, dijo ayer que la respuesta popular a este reclamo "los fortalece más". "Insistimos en el diálogo porque queremos que no haya más violencia -dijo Díaz-, queremos que se garantice nuestra integridad física. Hay una resistencia por parte del gobierno nacional de entender nuestra lucha, ellos creen que estamos manipulados. Pero tenemos 500 años de resistencia y no queremos seguir sobreviviendo. Queremos vivir dignamente, ser parte de este país y que se nos reconozca como corresponde".

El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, expresó su deseo de que la Presidenta "tenga la conciencia y el corazón abierto para ayudar a resolver los problemas" de los pueblos originarios. Ya pasaron más de tres años desde la última vez que Cristina Kirchner recibió a los pueblos originarios. Aquel encuentro, en mayo de 2010, ocurrió después de una multitudinaria marcha hacia Plaza de Mayo.


Fuente original: Clarín

Fuente: http://www.laopinionpopular.com.ar/noticia/15769-falsa-defensa-k-de-los-pueblos-originarios-cristina-no-recibio-a-las-comunidades-aborigenes.html

III. Recordemos al Estado represor durante más de una deKada

¡Basta de represión al pueblo mapuche!

13 de enero de 2010

Se ha constituido en la ciudad de Bariloche, una Multisectorial convocada por la ruka mapuche, Avkin Pivke Mapu, organizaciones sociales, gremiales y políticas, convocando a repudiar la brutal represión contra el pueblo mapuche de la Comunidad Paichil Antriao (de la zona de Villa La Angostura, Neuquén), y exigiendo el inmediato reconocimiento de la propiedad ancestral de estas tierras a sus legítimos dueños.
El 21 de diciembre, la comunidad Paichil Antriao fue presa de una brutal represión por parte de efectivos policiales de Villa la Angostura y de grupos especiales en defensa de los intereses del terrateniente William Henry Fischer. En esa represión resultaron baleados, golpeados y detenidos tres hermanos mapuches. 
Este, entre otros acontecimientos, se denuncia como “un nuevo escenario de criminalización y represión sistemática contra el pueblo mapuche, con hostigamientos permanente, persecuciones por el bosque, amenazas y controles de identificación, rukas violentadas sin orden de allanamiento y disparos contra nuestra gente. Así es como dialoga el gobierno de Sapag (del MPN), trayendo a la misma policía que fusiló por la espalda al docente Carlos Fuentealba; ahora vienen los perros del huinca a cazar a los mapuche”.
Responsabilizamos de todos los atropellos, al municipio, al gobierno nacional de Cristina Kirchner y al provincial de Jorge Sapag. Entendemos que estas maniobras son parte de la política de entrega, concentración y extranjerización de la tierra y los recursos naturales que se viene aplicando tanto a nivel nacional, como en las provincias de Neuquén y en Río Negro. Como lo demuestra el veto de la Ley en defensa de los Hielos Continentales, la continuación de la explotación minera a cielo abierto, la concentración de la tierra en manos de terratenientes como Fisher, Benetton, Lewis, y en no dudar en utilizar la violencia contra los pueblos para garantizarlo. 
Edicion: 
Fuente: http://www.pcr.org.ar/nota/pueblos-originarios/%C2%A1basta-de-represi%C3%B3n-al-pueblo-mapuche


II. Recordemos al Estado represor durante más de una deKada

Esta tarde irán a la casa rosada para entregar una “agenda de urgencias”
Los indígenas reclamarán hoy a Cristina 
el fin de la represión
6 de junio de 2013
Llegarán desde Formosa e intentarán ser recibidos sin haber acordado una cita previa.
Fernando Soriano
Los pueblos indígenas reunidos hasta ayer en una cumbre nacional en Formosa decidieron presentarle hoy un documento a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con una “agenda urgente”, que contiene, entre otros puntos, el reclamo por sus territorios, el fin de la política extractiva, y de los beneficios a los dueños de los agronegocios, y el cese de la criminalización de la protesta.
Diez representantes de estos 20 pueblos-naciones (mapuche, kolla, wichi, qom, pigalá, warpe, entre otros), encabezados por Félix Díaz, autoridad de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh (La Primavera) y Argentina Quiroga, líder espiritual warpe en San Juan, buscarán cerca de las 17 de hoy ser recibidos por la Presidenta en Balcarce 50. Estarán acompañados por Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel y otros referentes de organismos de derechos humanos.
“Vemos alarmados cómo nuestros territorios son utilizados como meros proveedores de materia prima para el mercado global, mientras expresamos discursos de soberanìa”, advierten los pueblos firmantes en las primeras líneas del documento, donde denuncian la contaminación que generan en sus territorios las tecnologías de extracción hidrocarburífera y el impacto de la fumigación sobre la superficie sembrada con soja.
También denunciarán “la falta de cumplimiento y malversación de fondos en la implementación del Programa de Relevamiento Territorial (Ley 26.160/06 de Emergencia Territorial)”. De acuerdo a los datos que manejan, ya se utilizó el 76% del total presupuestado ($ 60 millones) y sólo se relevó el % 24 del total de las comunidades, de las cuales sólo el % 12,48 se concluyó efectivamente. Por eso, el martes a la noche, la Cumbre decidió iniciar acciones legales contra el titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Daniel Fernández.
La última reunión entre Cristina y los representantes de indígenas fue en mayo de 2010, tras una marcha multitudinaria a Plaza de Mayo. “Esperamos que sean escuchados, si ella los hubiera recibido antes se hubieran evitado muertes y represión”, comentó a este diario Cortiñas, que llegó a esta ciudad para acompañar en la marcha que los pueblos emprendieron ayer hacia la Gobernación local.
El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, es uno de los más apuntados por las comunidades. Ayer unas 400 personas de pueblos y organizaciones reclamaron por sus derechos preexistentes sobre la tierra y el fin de la represión y muertes que persiguen a las comunidades originarias de esta región: qom, wichí, pilagá y nivaklé. “Este gobernador nos discrimina por ser indígenas. No somos ni oficialistas ni opositores. Queremos administrar nuestro territorio, se trata de derechos humanos”, reclamó Félix Díaz frente al palacio provincial.

Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/indigenas-reclamaran-hoy-cristina-represion_0_B1ExndPiDQe.html