Trasnacionales contra el corazón de
México
4 de septiembre de 2017
La
industria de transgénicos no
quiere que los tribunales de México escuchen a expertos independientes:
quedaría claro que el maíz transgénico es una amenaza grave a la biodiversidad
y la salud, que no se necesita para producir ni para comer, que solo es un
negocio, que ni siquiera es nacional.
Por Silvia Ribeiro - Investigadora de Grupo ETC
La defensa del maíz en
México tiene horizonte perpetuo, dice Ramón Vera en Ojarasca. Cada día se
reinventa y vuelve a germinar de muchas maneras, porque el maíz está
profundamente entretejido en la vida de los pueblos, por ser el cultivo-corazón
de la civilización mesoamericana milenaria, y justamente, porque no lo ven como
producto agrícola comercial o materia prima para las industrias. (aquí)
Tiene profundo significado
para toda la población, porque el maíz es parte de la identidad nacional, es
alimento y elemento principal, en cientos de preparaciones culinarias y otros
usos. Además de ser el centro de origen del cultivo, México es el país del
mundo donde se consume más maíz como alimento. Por ello, las pruebas
empresariales de supuesta inocuidad del transgénico, no aplican en México,
porque nadie consume tanto maíz durante toda la vida.
Todo es parte del
contexto de que varios jueces han reafirmado, por cuatro años, la suspensión de
siembra de maíz transgénico, en respuesta a la demanda colectiva de 53 personas
y 20 organizaciones civiles, contra Monsanto, Syngenta, Dow y DuPont, y las
secretarías de agricultura (Sagarpa) y medio ambiente (Sagarpa). Han debido enfrentar
112 impugnaciones del gobierno y las trasnacionales, incluyendo 26 juicios de
amparo en 17 tribunales federales.
En marzo de 2016, el
magistrado Benjamín Soto Sánchez, titular del segundo tribunal federal unitario
en materia civil, dictó una sentencia que sigue vigente, manteniendo la
suspensión de siembra comercial de maíz transgénico, aunque abrió la siembra
experimental, bajo vigilancia judicial y de científicos que acompañan la demanda. Sagarpa
no ha procesado nuevas solicitudes de maíz transgénico, a la espera de la
resolución de cuatro juicios de amparo promovidos por la industria trasnacional
contra las medidas de suspensión y vigilancia.
Entre sus argumentos,
las transnacionales afirman que México necesita importar una tercera parte de
su consumo de maíz, importaciones que son de maíz transgénico, y por tanto
ganaría, aumentando la producción, si lo siembra en el país. Es un argumento
muy usado, pero falso.
Como explica la doctora Ana de Ita de
Ceccam, México importa más de 10 millones de toneladas anuales de maíz desde
Estados Unidos, pero no para consumo humano, sino para forraje de pollos y
cerdos en cría industrial, un negocio principalmente de transnacionales
asociadas a las empresas de transgénicos, que además de controlar el mercado de
importación, han ido sustituyendo a las empresas nacionales pecuarias y a los
forrajes diversos que se producían en México. (aquí) El doctor Antonio Turrent ha mostrado
que México tiene la capacidad de producir todo el volumen de maíz consumido e
importado actualmente, con semillas propias y de institutos públicos del país y
políticas que no generan dependencia de trasnacionales. (aquí)
Las trasnacionales
piden ahora a los tribunales que revoquen la suspensión y que además rechacen
la propuesta de la colectividad para que peritos expliquen las afectaciones que
provocará la siembra de transgénicos. Insisten en que el juez no escuche
argumentos de expertos independientes, por la debilidad de los suyos propios.
Para justificarlo, alegan que la decisión es técnica y que la debe tomar
Sagarpa, caso por caso, ya que el juez no tiene elementos para decidir.
Intentan así ocultar
que la sentencia de Soto Sánchez ya resolvió que el juicio de acción colectiva
es idóneo para determinar los daños que podría provocar el maíz transgénico y
que consideró que la suspensión se debía mantener porque sin las mejores
oportunidades que permite un juicio se menoscaba el derecho de las partes a
presentar todos sus argumentos, por ejemplo, peritos y otras pruebas.
La consideración caso
por caso, no tiene en cuenta el impacto sumado y en el tiempo, sobre México por
ser centro de origen; otro de los argumentos centrales que afirmó esa misma
sentencia. Además, Sagarpa fue demandada precisamente por no cumplir su función
pública y en el proceso ha actuado junto y a favor de las trasnacionales.
Ningún juez puede ser
experto en todos los temas surgidos en las demandas que debe juzgar, pero tiene
la plena facultad de recabar exhaustivamente pruebas, peritajes y documentos,
para poder como representante del interés público, formarse una clara opinión
de lo que es necesario atender. Más aún en este tema, que lejos de ser un tema
técnico, está en juego el corazón de los pueblos del maíz.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Trasnacionales_contra_el_corazon_de_Mexico
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