¿Por qué el 10 de
septiembre hay que marchar del cementerio al centro de Santiago?
8 de septiembre de 2017
Reflexiones
sobre la próxima marcha que tendrá lugar en Chile a 44 años del golpe de
Estado.
Por Andrés Figueroa Cornejo
1. Para quienes persiguen
cambiar la vida y el actual orden de cosas, la memoria no puede
monumentalizarse ni agotarse en una simple evocación nostálgica. Para las y los
insumisos, la memoria es historicidad actualizada. Que no museo, que presente y
futuro.
Por eso marchar desde el centro de Santiago de
Chile hasta el cementerio general para conmemorar a las y los luchadores
sociales que cayeron desde el 11 de septiembre de 1973 hasta hoy mismo,
constituye una mera puesta en escena de lo que fue. Es un momento necesario, pero
insuficiente.
(Y quienes cayeron por la libertad desde el 11
de septiembre de 1973 hasta ahora mismo, son reflejo disruptivo de los que
cayeron mucho antes, en los pliegues relampagueantes de la historia de los
pueblos en lucha. La desobediencia de los oprimidos es un resultado histórico,
movimiento real en alza, momentos cruciales y rompientes de la normalidad
sistémica. Ensayos del porvenir.)
2. Los ritos son tan
importantes que es preciso modificarlos según el aquí y el ahora. En cambio,
marchar desde el cementerio general hasta el centro de Santiago, esto es, desde
la memoria hasta el lugar donde simbólicamente se condensa “lo público”, “lo de
todos”, es un ejercicio que sí completa el circuito con sentido de la voluntad
transformadora, tanto de los que cayeron y que con nosotros van, como de los
que enfrentan las actuales opresiones con el objetivo de superarlas. De lo
contrario, la marcha habitual al cementerio general se vuelve un simple
espectáculo de repertorio inofensivo. El espectáculo de la caminata del
derrotado. El fetiche anti-histórico de la fatalidad quieta, fija. La
reiteración incesante de la
muerte. Pura impotencia.
Pero los pueblos no van tras la muerte. Son en
latencia la promesa de la nueva vida o de la vida por fin socializada.
¿Dónde quiere la oligarquía chilena a la
disidencia social más resuelta? En el cementerio. ¿Y cuál es su terror callado
o explícito? Que los plebeyos, los humillados y ofendidos, se hagan del poder
político y terminen con su dictadura centenaria. El amo sólo tiene sentido
cuando existe el esclavo. Ante la liberación del esclavo, se desmorona la
condición del amo. Asimismo, el amo, en medio de su derrumbe, por fin comprenderá
que ya liberado el esclavo, el mismo amo se libera. En ese momento “no se da
vuelta la tortilla” (lo que equivaldría a mantener las mismas relaciones de
poder con los sujetos invertidos nada más). La emancipación del esclavo
asalariado o sometido al gran capital, jamás puede ser un acto de venganza.
Tiene que ser un proceso libertario de todo el género humano. Libre el esclavo,
entonces el amo se disuelve en la angustia de su propia libertad desnuda.
3. La lucha histórica entre opresores y oprimidos se ofrece
sobre todo en el campo simbólico y cultural, de acuerdo a las relaciones de
fuerza concretas y específicas que trazan la actual fase de dominación en
Chile.
Las y los oprimidos, las y los comunes, a diferencia de los opresores, bajo las
relaciones sociales capitalistas, no pueden alcanzar el poder desde la hegemonía
de su propio desenvolvimiento económico hasta llegar a destronar paulatinamente
a la minoría mandante, sino que sólo puede realizarse desde la consciencia
práctica de su devenir emancipatorio. Por eso la creación de estrategias populares en
contra de las sofisticadas relaciones de alienación y de disciplinamiento
social está a la orden del día. Y los fenómenos ligados a la alienación y al
disciplinamiento social no se limitan únicamente a la población en general. Lo
realmente grave es que se reproducen entre quienes se autodenominan desde
progresistas hasta revolucionarios. Por ejemplo, el patriarcado, el
autoritarismo, formas solapadas o abiertas de racismo y discriminación, se
practican ampliamente entre las izquierdas institucionales y no institucionales.
En consecuencia, el combate cotidiano en contra de la alienación individual y
social debe enfrentarse antes que en ningún otro sitio, en los activos
organizados que persiguen la superación de dominio del capital, la explotación
y súper-explotación humana y la destrucción suicida de la biodiversidad. También
los sujetos rebeldes deben llegar a ser libres. La humanidad colonizada
multidimensionalmente por la ideología del capital no puede contener en sí
misma las huellas de una civilización nueva.
4. Aunque parezca apenas un gesto, marchar desde el
cementerio hasta el centro de Santiago, en realidad es una de las tantas formas
de ir saboteando lo establecido desde y por los pocos de arriba. Esos pocos, ya lo sabemos, nos
quieren lo más lejos posible del sitio que resume lo público y lo político.
El Estado capitalista chileno, uno de los más hábiles del continente,
únicamente quiere clientes, consumidores, usuarios, y operadores funcionales a
sus intereses. No es ningún
problema para el régimen prevalente que la minoría activa de vez en cuando
espectacularice su calendario de derrotas, la cual, a su vez, se corresponde al
calendario de las victorias del opresor.
Por eso el 11 de septiembre (este año, el
domingo 10 de septiembre) hay que marchar de la memoria al poder, del
cementerio al centro cívico de Santiago. No por capricho ni irrespeto. Sino que
para ir rompiendo en el ámbito simbólico y de la consciencia de la propia
rebeldía, la exclusividad oligárquica de la política.
Por los derechos sociales y populares de las y
los trabajadores asalariados y de los auto-explotados; de las mujeres, de los
indígenas, de los migrantes, de la disidencia sexual, de los jóvenes sin
porvenir y de los viejos-jóvenes, de los empobrecidos, de los ambientalistas,
de los colectivos de DDHH, de los intelectuales que producen conocimientos
desde los intereses de los de abajo, de los adoloridos, enfermos y
esperanzados, de los cristian os de
la opción por los pobres, de los desesperados y de los felices en la alegría
desafiante de toda la vida que nos queda por imaginar y crear.
@PeriodistaFigue
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article14964
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