viernes, 20 de enero de 2017

Valoremos "comunidades y comunas que luchan por una sociedad considerablemente distinta en sus medios y relaciones de producción y de emancipación".

La guerra y la paz en el siglo XXI

20  de enero de 2017
Por Pablo González Casanova (Rebelión
(..)Pero baste con esos ejemplos para tener un desagradable e incómodo conocimiento de cómo es hoy la guerra en sus manifestaciones militares y paramilitares, y consideremos el hecho de que la guerra del siglo XXI está articulada al proyecto de globalización neoliberal y unipolar, en el que habiendo ya perdido sus promotores el añorado ideal de dominar los poderes, recursos y mercados del mundo, en asociaciones subalternas con las potencias que dominan en los cinco continentes, han perdido ya –quiera que no el “sueño americano”--, el dominio unipolar del mundo, y están perdiendo el sueño globalizador neoliberal, auspiciado por el complejo empresarial—militar—político y mediático que no pudo ni ganar las últimas elecciones a la presidencia de “América”, mientras han surgido y se han hecho sentir esos dos grandes bloques de países que se le enfrentan cada vez más al “Sueño”, encabezados por otras dos grandes potencias no menos ávidas de poder, riquezas y utilidades.
Así hoy puede afirmarse con suficientes elementos que el bloque original encabezado por Estados Unidos, al que con encontrados intereses se sumó una Unión Europea, en creciente y cada vez más patente desestructuración sobre todo desde el BREXIT y la separación de Inglaterra, ya no tiene más alternativa que encontrar un precario acuerdo de paz con los otros bloques o desatar una guerra que sería sin duda la última de la especie humana.
Los nuevos bloques que se han formado en torno a Rusia y China y que son 100% capitalistas, resultan tremendos e inevitables competidores en la lucha por los recursos de la tierra, por los mercados de trabajo, por los mercados de consumo, y por los puntos estratégicos necesarios para seguir con el juego de amenazas militares que se combina con el de las amenazas mercantiles.
Así, en la imposibilidad de describir otros desastres humanos que está provocando esta guerra global, y que nos convocan a otra política de paz también distinta, y muy distinta, no podemos sino decir que hay muchos otros daños y sufrimientos que ésta guerra integral provoca, como el mayor éxodo humano en la historia universal, o como las millonarias hambrunas y pandemias genocidas naturales y artificiales, derivadas de las acciones de un sistemático despojo de pueblos, comunidades y naciones así como de la difusión de virus naturales y artificiales que asolan sobre el mundo, y como el comercio a la vez legal y criminal de los transgénicos y la destrucción de los recursos terrestres uno por uno. Detenernos en ellos nos impediría analizar otra guerra más oscura que se da junto con esta doble la guerra y que se está dando en el mundo entero, que es la guerra financiera y económica del neoliberalismo globalizador.
Cobrar conciencia de la misma, nos permite ver hasta qué punto la guerra y la paz del siglo XXI también por la inmensa fuerza de este otro tipo de guerra son distintas de las anteriores y nos plantean de una manera que no se presta a dudas, el reto de que luchar por la paz implica necesariamente –y téngase la ideología que se tenga-- luchar por otra organización de la vida y el trabajo.
El neoliberalismo viene de Friedrich August von Hayeck y de Milton Friedman, con éste como tutor de los Chicago Boys, y con ellos, el principal asesor del tirano Pinochet. Ambos economistas dieron por muerta la ley del valor de Ricardo y otros clásicos, y preconizaron la reducción al mínimo de los impuestos a los ricos y de los servicios a los pobres. Friedman, escribió un artículo puritano titulado: “El deber de los negociantes es hacer negocios”, y en él quiso confirmar que no tienen ningún otro deber. Esa era su moral. Su pensamiento –como el de Hayeck— fue recibido con clamoroso entusiasmo por corporaciones y multimillonarios, que de sus tesis derivaron las nuevas políticas de “adelgazamiento del Estado” y del “Mercado Libre”.
Las fórmulas matemáticas que emplearon y de cuyo rigor se enorgullecían, tenían efectos secundarios directos e indirectos, centrales y laterales, buscados y no buscados, que necesariamente llevaban al enriquecimiento colosal de los super-ricos y super-poderosos. Ambos teóricos de “los ricos y los poderosos” obtuvieron “resultados” monetaristas y matemáticos descosificados, pensando y afirmando que correspondían a los conocimientos científicos más avanzados, y que de aplicarlos bien se iba de seguro a implantar “el milenio americano” y de paso a resolver los problemas del mundo.
Los principales actores de la globalización neoliberal reforzaron la unión estrecha de todos sus promotores y dispusieron que el “Complejo empresarial-militar-político y mediático” fuera el núcleo simbiótico para la toma de decisiones y la puesta en marcha del proyecto que “haría grande a América” y la colocaría por encima de todos con un poder Mundial unipolar. Las más variadas empresas e instituciones financieras, bancarias, políticas, militares, mediáticas de los países que participaran activamente en él proyecto serían los nodos de un entramado global, que abriría sus puertas al mercado libre, y aprovecharía las “inversiones libres de impuestos” y “los préstamos de intereses impagables”, para crear un inmenso entramado global con gobiernos que harían de los tratados de libre comercio su “nueva y verdadera Constitución” tendiente a legitimar y legalizar todo tipo de acumulaciones del gran capital, dejando por supuesto, que a los gobiernos neoliberales y a los negocios organizados se agregara por arriba el “poder en la sombra” de “los ricos entre los ricos”, y por abajo “el acicate del crimen organizado” en el que muchos de sus vástagos de sangre, egresados de Harvard y otras universidades ya eran de “la familia”, todo mientras en el mundo de la luz trabajarían con la mayor eficiencia y eficacia los empresarios, administradores, ingenieros y técnicos de élite, y los gobernantes, diplomáticos y políticos carismáticos, defendidos por un excelente comando militar del mayor ejército del mundo, y por servicios de seguridad superiores a los muy afamados ingleses, todos ellos auxiliados por funcionarios y empleados de alto nivel, y por las élites políticas del poder democrático y neoliberal, con sus enlaces en las distintas regiones y actividades de la nación y del mundo, bajo el “poder en la sombra” y en la luz. Para la realización eficiente y eficaz de sus objetivos muchos de sus ayudantes estarían altamente capacitados para manejar las técnicas de comunicación, de información, de mensajes y de organización, y otros estarían adiestrados en las luchas electrónicas, en la realidad virtual, en la publicidad de la democracia al estilo americano, aplicada como modelo global entre las variantes que se requirieran, pero que en todo caso contribuyeran a que la gente pensara que la solución a sus problemas es luchar por ese tipo de democracia y con ella y sus “representaciones”.

El doble manejo tecno-científico del poder en la sombra y del poder en la luz con el complejo empresarial-militar-político y mediático y sus múltiples agencias, permitiría dominar tanto “la realidad” como “el teatro”, tanto la verdad como la ilusión en sus rasgos clásicos y contemporáneos. Al mando del proyecto institucional –abierto o “reservado” por razones de seguridad— se encontraría desde luego el complejo empresarial—militar-político—y—mediático.

El llamado “Poder en la Sombra” no sólo se integraría por quienes efectivamente dominan, y lo encabezan que son los grandes billonarios de antigua sepa y los de nuevo ingreso en la especulación o la tecnología, sino se contrataría e invitaría a asesores y expertos del más alto nivel, así como a los potenciales candidatos a ocupar los más altos puestos públicos, del Presidente de la República para un poco abajo.
En la sombra de arriba a abajo, “el crimen organizado” se encargaría –con destacados banqueros —entre otras actividades— del “lavado de dinero” del comercio clandestino y de la administración de los “paraísos fiscales” que se ubicarían principalmente en Londres y Nueva York, pero también en Suiza, las Islas Bahamas, Panamá y varios países más. Sus contribuciones serían de la mayor importancia para el enlace de actividades que estarían a la luz de todos, y de otras que deberían permanecer en la oscuridad. Por su conducto no sólo se manejarían gigantescas sumas para la evasión de impuestos de los de arriba que de por sí se reducirían al máximo con las reformas neoliberales a las leyes fiscales; sino también circularían las fabulosas sumas que se emplean para armar y aprovisionar a los terroristas “moderados” que están destruyendo las infraestructuras y estructuras del Medio Oriente y el Sur de Asia, desde Afganistán hasta Siria pasando por Irak y Libia, lo que se hace no sólo por razones económicas como la posesión de recursos petroleros; o por la multimillonaria venta de armas y municiones que la industria militar produce, y que son motor de toda la economía, sino por razones estratégicas como las que se dan con el necesario control del Medio Oriente entre Europa y Rusia, o al otro extremo del mundo con el Mar de China, o que desde antes ya se dieron con el control de Europa del Este y los desprendimientos de la exURSS y de los países invadidos por ella como Polonia y Checoeslovaquia, o enfrentados a ella como Yugoslavia.

En la sombra también, pero con los de más abajo —impresentables—, el “crimen organizado”, al estilo de las corporaciones extendería sus redes, y dispondría de los recursos necesarios para organizar guerras como la de “los luchadores por la libertad” en Yugoeslavia, o como “La Primavera árabe” en el Norte de África, en las que destacan las de Egipto y Libia. “El crimen organizado” también tendría como actividades permanentes –con o sin el auxilio de las fuerzas civiles y militares- el hacerse cargo de las guerras de los terroristas y del narcotráfico, así como de la expulsión de comunidades, pequeños y medianos campesinos y propietarios de los sitios, terrenos, territorios, bosques y fuentes de agua de cuyos suelos y subsuelos se adueñan las corporaciones en su política de “acumulación primitiva”, “desposesión”, o despojo que con los “tratados de libre comercio” se han legitimado, tolerado o auxiliado, tanto en el terreno legal como en el legal-y-criminal, en que se juntan a escondidas gobierno y crimen organizado.
A este respecto es necesario darse cuenta que las anteriores actividades de la guerra neoliberal globalizadora se complementan con otras dos de la mayor importancia; una, que podríamos llamar la guerra blanda, y otra, que es la tradicional de los golpes de estado y las intervenciones militares, que cuando es necesario los acompañan o suplantan. La guerra blanda hegemónica se da en un proceso histórico de desestructuración del Estado-Nación metropolitano o dependiente en lo que concierne a sus instituciones, organizaciones y empresas públicas, centralizadas, descentralizadas y autónomas. Las armas y municiones de la guerra blanda que se emplea cada vez con mayor frecuencia son fundamentalmente financieras, con variadas combinaciones de las políticas de colusión, cooptación y corrupción, y de las acciones legales e ilegales, así como de aquellas de que se encargan destacamentos del crimen organizado y hasta grupos de gobernantes y sicarios que implantan las reformas estructurales con todo tipo de violencias contra los bienes y personas de los pobres a despojar.

En los estados del Sur o de la periferia del mundo –como México- e incluso en algunos estados desarrollados, el proceso de des-estructuración del Estado tiende a seguir los siguientes pasos:
1º. Una reforma fiscal que disminuye la carga impositiva de los sectores de altos ingresos y que se complementa con `procedimientos varios para la exención o la evasión legal o ilegal de impuestos.
3º. Un tratado de libre comercio con distintos compromisos que tienden a favorecer a las corporaciones frente a los medianos y pequeños productores nacionales.
 4º La desaparición del Banco Central y la pérdida de control de la política monetaria y crediticia que deja de estimular a los empresarios nacionales, y de controlar entre otros el valor de las divisas, nuevo objeto de saqueo por las corporaciones que devalúan la moneda a la hora de las compras y la revalúan a la hora de los pagos entre otras especulaciones que llevan a crisis espectaculares de los precios como la de recia en Europa y la de Venezuela en América Latina.
 5º. La lenta o abrupta desaparición de la banca gubernamental de fomento industrial.
6º. La disminución o cancelación de estímulos a cooperativas y empresas económico-sociales.
7º.La privatización y desnacionalización de los servicios de salud, educación y seguridad social.
 8. La privatización y desnacionalización de las fuentes e industrias energéticas del petróleo y la electricidad, así como de empresas mineras y portuarias.
9º.El creciente desequilibrio en el gasto público y el consiguiente endeudamiento externo del gobierno federal y de los gobiernos de estados, municipios y ciudades hasta un punto en que intereses y principal son impagables.
10º. En ese punto o un poco antes los prestamistas adquieren el derecho a supervisar la disposición y el uso del presupuesto nacional, y de los presupuestos de los distintos niveles de gobierno.
11º. La disposición de los créditos para adquirir bienes de consumo con exclusión de los de producción, en una política de doble negocio en que los prestamistas venden sus productos con lo que prestaron.
12º. La creciente entrega de recursos naturales del suelo y el subsuelo, de los mantos acuíferos y las playas, y de los sitios turísticos que pasan a manos de las corporaciones extranjeras mineras, agrícolas, industriales, comerciales y a sus cadenas con sucursales y empresas subrogadas.
13º. La solicitud de préstamos “buitre” para pagar intereses devengados e impagos.
14º. Las sucesivas y crecientes crisis financieras y monetarias que provocan fugas de capitales nacionales que superan el monto total del endeudamiento externo con los países prestamistas.
15º. La congelación y reducción de salarios directos e indirectos, mediante la privatización de servicios antes públicos, mediante la fijación de salarios mínimos de calculada depauperación, mediante procesos inflacionarios incontrolados, con lo que todas las medidas señaladas hacen víctima de las políticas neoliberales y localizadoras a la inmensa mayoría de la población, a unos por el despojo de sus tierras y recursos naturales, y otros por la reducción o anulación de salarios.
16º. El crecimiento derivado y sostenido de la población que se halla por debajo de la línea de la miseria, el aumento de la morbilidad y la baja de la esperanza de vida.
 l7º. El consecuente crecimiento de la represión y el auge la corrupción así como de las desigualdades entre los ricos que se vuelven más ricos y los pobres que se vuelven más pobres, hechos que se señalan una y otra vez en la academia y los medios y a los que no se presta la menor atención por los gobernantes nativos, con la idea de que “así es la vida”, o que “así es el capitalismo ”, y con la explicación de que semejante situación se da por “exceso de población”, o como efecto de la crisis mundial que limpia de culpa al gobierno nacional, o porque hay quienes nacieron para ganar y otros para perder; o porque los que sólo ven lo malo es porque son fracasados o se quedaron fuera del presupuesto y no ven lo bueno de la vida.
18º La política neoliberal globalizadora da lugar a derogación de facto o mediante actos ilegales que parecen legales de los derechos constitucionales, de los derechos sociales y de los proclamados derechos humanos individuales que excluyen el derecho a no morirse de hambre y otros parecidos
19º. La creciente vinculación de gobierno organizado (o desorganizado) y crimen organizado o mafioso, se denuncia y comprueba por jueces nacionales e internacionales sin el menor efecto de sanciones, frenos o cambios de política.
20º. El creciente predominio de la acumulación por desposesión y despojo de las tierras comunales y los pequeños propietarios del campo junto con la ausencia de créditos para el campo y el libre ingreso sostenido de semillas transgénicas, un crimen legal global permitido por el derecho nacional e internacional, que obliga a los campesinos a ser clientes permanentes de las corporaciones, pues las semillas que venden no se reproducen y el campesino pierde el control de la agri-cultura y sólo puede entrar en contacto con la tierra si se vuelve cliente de la corporación.
21º..El deterioro y la extinción de servicios públicos de salud, educación, seguridad social, etc.
22º. El desempleo creciente de personal no calificado, calificado y especializado y el surgimiento de la generación “nini” que no tiene ni educación, ni trabajo, ni futuro.
23ª.La proliferación del narcotráfico y otros delitos contra la propiedad y la persona, junto con la impunidad abierta y ostensible, e incluso ostentosa de los altos funcionarios que delinquen abiertamente.
24º. La destrucción o debilitamiento de las antiguas organizaciones populistas y la criminalización de las que genuinamente representan a los ciudadanos, empleados, trabajadores y campesinos.
25º. La mutilación política, moral, social, cultural, económica de los partidos políticos que pasan de ser instituciones de luchas programáticas e ideológicas, a convertirse en meros recursos para obtener empleos de elección popular; y que como partidos políticos se enfrentan a la alternativa de prometer la solución de problemas sociales y nacionales y no cumplir o bien de no ofrecer nada que no estén autorizados a pedir, con lo que abiertamente pierden incluso el papel que originalmente les tenía asignado el estado de ser mediadores de las demandas de la ciudadanía, y de colaborar en las políticas de conflicto y consenso. Ni eso tienen y en su interior la des-estructuración intelectual, política y moral es el mayor estrago que la guerra financiera del neoliberalismo globalizador causa en sus integrantes y en una inmensa parte de la población, cuyas protestas y enojos, más que impulsados por una ideología político-social y orientados por un programa de acción pública nacional e internacional, viven y luchan pensando cuáles son las luchas que debe dar y las que no debe dar, cuándo, donde con quienes darlas y no darlas con tal de obtener puestos en el partido o en el gobierno, y reconocimientos y subsidios para el partido. Los estragos afectan a la oposición de izquierda y derecha y dan pie a que para obtener posiciones o puestos se junten aquí y allá una y otra con lo que se extiende la des-estructuración ideológica, programática y ética, por más que algunos de sus miembros den amplias muestras de valentía, de no robarse ni haberse robado nada, y de ser fieles a sus antiguas ideologías. El fenómeno da origen a lo que alguien llamó “inmediación violenta” y es como una derrota de países, partidos y ciudadanos, de campesinos sin tierra ni uniones, de obreros sin qué comer ni sindicatos que los defienden, de jóvenes sin juventud ni vida, que son los que más resisten y entre los que surgen los nuevos movimientos emancipadores con varios de ellos – como los de l968, o como los del 26 de julio en Cuba , o como los de los indios mayas zapatistas en el Sureste mexicano, que aportan nuevos valores y metas a la emancipación revolucionaria o radical que hace suyas las banderas de la Libertad, de la democracia con pueblos soberanos, de la justicia personal y social, de la autonomía de las regiones insertas en los estados nacionales, del respeto a todas las razas y religiones o creencias laicas, y a la democracia con el poder soberano de los pueblos y los trabajadores, metas y valores que en Occidente vienen de los profetas y cristianos de Israel, y que más recientemente con la teología de la liberación hacen suyas las metas socialistas y del comunismo no estatal sino del que se emparienta con sus clásicos marxistas con la solidaridad de comunidades y comunas que luchan por una sociedad considerablemente distinta en sus medios y relaciones de producción y de emancipación.


Mientras tanto en el sistema de dominación y acumulación actual se da una situación de desarrollo cero, de democracia cero, y algo muy semejante a la situación de los países que antes perdían la guerra en los campos de batalla y ahora también pierden las batallas en el campo financiero y sus enramados de corrupción y represión, con consecuencias muy graves en la moral pública que anda muy baja, y como destrozada por la corrupción y la represión estructural que acompaña a este modelo de variada guerra, que en el corto plazo sólo genera como respuesta , entre pequeños movimientos y grupos insumisos de crecimiento exponencial, una nueva moral de lucha, cooperación, compartición, libertad y democracia.
El hecho es que mientras eso ocurre en la inmensa mayoría de los países de la Tierrra se esbozan dos mundos emergentes, uno en que aparece la crisis de globalización misma y en que por todo el mundo surge una nueva extrema derecha que combina el autoritarismo de los líderes musolinescos que con la organización de bases de apoyo y algo parecido y distinto de las camisas negras. Que surge de buena parte de las clases trabajadores depauperadas y en los propios países metropolitanos. El fenómeno se da cada vez más en Europa y a últimas fechas en los propios Estados Unidos. Con su aparición vienen viejas amenazas de declarar a los países dependientes como Estados Fallidos o como Estados Canallas, y a ellas se añade la derogación de los Tratados de Libre comercio y la emigración de los capitales industriales a su lugar de origen dizque para dar empleo a sus trabajadores, y si se van las empresas industriales con ese supuesto fin ni por asomo se piensa en que se vayan las corporaciones petroleras, mineras y muchas otras que explotan los recursos naturales renovables y no renovables.

Trazar el perfil de las tendencias —en estas condiciones— es particularmente difícil, aunque por lo pronto se advierte que tanto el capitalismo neoliberal como el capitalismo de Estado están en crisis o tienden inevitablemente a la crisis. Para analizar esta crisis y pensar en términos de alternativas que sean útiles a una nueva lucha por la paz en el siglo XXI será necesario tomar en cuenta varios hechos que no son agradables, que incluso son incómodos y que tendemos a descalificar o negar consciente o inconscientemente.
Enuncio algunos de los principales, cuyo conocimiento “en activo” pienso que debe ser la tarea de la comunidad científica internacional organizada y no organizada, en su lucha por la paz.
Hoy la lucha por la paz debe estar vinculada a la lucha por el conocimiento de la grave crisis por la que atraviesa un sistema cuyo atractor principal es la maximización de poder, de riquezas y de utilidades. Al análisis profundo de las soluciones necesarias y posibles tendrá que preceder un reconocimiento y denuncia de los graves problemas de ecocidio que nos amenazan y en los cuales destacan:
1º. El peligro de una guerra nuclear en una situación, que en estos días se encuentra en condiciones parecidas a las de la Guerra Fría con la movilización militar promovida los Estados Unidos y la OTAN en las fronteras de Polonia con Rusia, y con el desconocimiento por el presidente electo de Estados Unidos de la unidad territorial de China, políticas ambas que debería detener cuanto antes la nueva administración norteamericana, a reserva de acordar medidas más duraderas con las potencias nucleares para que saquen del tablero la “Guerra de destrucción mutua asegurada”, hoy varias veces más peligrosa que cuando fue definida así desde la segunda mitad del siglo pasado
En 2º lugar es necesario destacar que los peligros del cambio climático, y otros fenómenos de destrucción de la tierra y de la biósfera, lejos de ser una “creencia” con fieles y descreídos son consecuencia de un fenómeno que no puede ser resuelto por un sistema cuyo atractor principal es la maximización de utilidades, riquezas y poder.
En 3er. Lugar es ineludible plantear como problema científico central la organización de un mundo en que prevalezca, con la democracia y el respeto a las diferencias de religión, sexo, edad o raza, -en que prevalezca la soberanía de los pueblos, de los trabajadores, las comunidades y los ciudadanos, objetivo que en Occidente surgió desde la revolución francesas, y para el que no sólo tenemos la praxis o práctica de la creación histórica en Cuba y en La lacandona de los indios 

La lucha por la paz hoy implica no dar por terminada la gran batalla liberadora que en el mito inició Prometeo. Implica recordar al mismo tiempo aquel otro mito en que al abrir Pandora la caja que contenía todos los males del mundo quedó sin embargo la esperanza, esa virtud teologal que mueve montañas.
Y al llamado de las emociones será necesario añadir en nuestra lucha la necesidad de investigar histórica y empíricamente, con la teoría crítica de las ciencias de los sistemas complejos, autorregulados y creadores, con ambos, el mundo moral organizado como fuerza emancipadora en la lucha, la cooperación y la compartición.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221885

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