lunes, 31 de octubre de 2016

“Estamos viendo el crecimiento de una gran segregación social, una suerte de gigantesco apartheid, junto a enormes olas migratorias a escala planetaria que recuerdan a los primeros tiempos de la colonización".


Entrevista con Achille Mbembe, filósofo camerunés
"Cuando el poder brutaliza el cuerpo, 

la resistencia asume una forma visceral"
31 de octubre de 2016

Por Amador Fernández-Savater –Pablo Lapuente Tiana y Amarela Varela (eldiario.es)

Crítica de la razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo de Achille Mbembe, publicado por Ned Ediciones y Futuro Anterior, es un tratado de la envergadura de Orientalismo de Edward Said.

·         En primer lugar, se trata de una arqueología del texto eurocéntrico que construyó una idea de África como continente caníbal y bárbaro, como aquel territorio que sólo podía proveer (aún lo hace) hombres-cosa-mercancía al capitalismo, su cara oscura.
·         En segundo lugar, el libro es un ejercicio (ético, estético, poético) que plantea, en la misma tradición de Said y los estudios culturales, pensarse, conocerse y des-conocerse “al margen” de esta mirada imperial europea. Es decir, re-construir una memoria “de abajo” sanadora y desvictimizadora -es lo mismo- capaz de proyectar un futuro común. Mbembe rescata aquí la literatura de la otra razón negra, poetas y novelistas, Fanon y Cesaire, en un trabajo serio y delicioso, potente y extremo, doloroso y esperanzador.
·         Finalmente, este libro analiza la vigencia de las prácticas coloniales/imperiales que “ensalvajan” hoy en día el globo. Lo que el autor llama y anima a pensar como “el devenir negro del mundo”. Ese momento histórico en que, como dice en esta misma entrevista, "la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar de ello". 

Achille Mbembe nació en Camerún en 1957. Es profesor de Historia y Política de la Universidad Witwaterstand de Johannesburgo (Sudáfrica). Su primer libro publicado en castellano fue Necropolítica, donde analiza las políticas de ajuste y expulsión que primero se ensayaron en el continente africano en los años 90 y hoy se extienden por todas partes.

1. Habla usted de “cambio epocal”, ¿cómo se justifica eso? ¿Qué factores lo indican?
En efecto, creo que vivimos un cambio de época. Por un lado, el mundo ha empequeñecido, se ha contraído espacialmente, hemos, de algún modo, tocado sus límites físicos, hasta el punto de que probablemente ningún rincón de la tierra sea desconocido, esté deshabitado o sin explotar. Al mismo tiempo, la historia humana atraviesa una fase caracterizada por lo que llamo la repoblación del planeta, que demográficamente se traduce en un envejecimiento de las sociedades del norte y un rejuvenecimiento del continente africano y asiático en particular.

En cuanto a la estructura de las poblaciones, estamos viendo el crecimiento de una gran segregación social, una suerte de gigantesco apartheid, junto a enormes olas migratorias a escala planetaria que recuerdan a los primeros tiempos de la colonización. Y con respecto a las transformaciones tecnológicas, una de sus principales consecuencias es la transformación de nuestras antiguas nociones de tiempo y de velocidad.

Políticamente, estamos entrando en un mundo nuevo, caracterizado desgraciadamente por la proliferación de fronteras y de zonas exclusivamente militares. Este mundo se afianza gracias al “fantasma del enemigo”, del que hablo en mi último libro, y la emergencia de un Estado global securitario que busca normalizar un estado de excepción a escala mundial, donde las nociones de Derecho y de libertad que eran inseparables del proyecto de la modernidad quedan suspendidas.
Hay, por lo tanto, muchos factores que indican que estamos entrando en un mundo diferente, altamente digitalizado y financiarizado, donde la violencia económica ya no se expresa en la explotación del trabajador, sino en hacer superflua una parte importante de la población mundial. Un mundo que cuestiona radicalmente el proyecto democrático heredado de la Ilustración.

Necropolítica: políticas de muerte

2. ¿Cómo describiría la violencia del capital en este cambio epocal? En su último libro, usted ha definido al neoliberalismo como un “devenir negro del mundo”, ¿podría abundar en ello?

Digamos que en mis libros quiero hacer converger dos tradiciones del pensamiento crítico que desde hacía un tiempo parecían divergir: por un lado, la tradición del pensamiento crítico concerniente a la formación y lucha de clases; por otro lado, la tradición del pensamiento crítico que intenta comprender la formación de las razas. Estas dos tradiciones han sido a menudo contrapuestas, cuando esto, ya sólo en términos históricos, es insostenible.

Si estudiamos atentamente la historia del capitalismo, nos damos cuenta enseguida de que para funcionar tuvo, desde sus inicios, la necesidad de producir lo que llamo “subsidios raciales”. El capitalismo tiene como función genética la producción de razas, que son clases al mismo tiempo. La raza no es solamente un suplemento del capitalismo, sino algo inscrito en su desarrollo genético. En el periodo primitivo del capitalismo, que va desde el siglo XV hasta la Revolución Industrial, la esclavización de negros constituyó el mayor ejemplo de la trabazón entre la clase y la raza. Mis trabajos se han centrado particularmente sobre ese momento histórico y sus figuras.
El argumento que desarrollo en mi nuevo libro es que, en las condiciones contemporáneas, la forma en que los negros fueron tratados en ese primer periodo se ha extendido más allá de los negros mismos. El “devenir negro del mundo” es ese momento en que la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar a ello.

3. Esto nos lleva a su concepto de “necropolítica” (o política de la muerte), ¿cómo lo explicaría?

Son dos cosas. La “necropolítica” está en conexión con el concepto de “necroeconomía”. Hablamos de necroeconomía en el sentido de que una de las funciones del capitalismo actual es producir a gran escala una población superflua. Una población que el capitalismo ya no tiene necesidad de explotar, pero hay que gestionar de algún modo. Una manera de disponer de estos excedentes de población es exponerlos a todo tipo de peligros y riesgos, a menudo mortales. Otra técnica consistiría en aislarlos y encerrarlos en zonas de control. Es la práctica de la “zonificación”.

Es significativo constatar que la población de las cárceles no ha cesado de crecer a lo largo de los 25 últimos años en EEUU, China, Francia, etc. En ciertos países del norte, la combinación de técnicas de encarcelamiento y la búsqueda del beneficio ha llegado a un enorme desarrollo. Hay toda una economía del encierro, una economía a escala mundial, que se nutre de la securización, ese orden que exige que haya una parte del mundo confinada. La necropolítica sería, pues, el trasunto político de esta forma de violencia del capitalismo contemporáneo.

4. Queríamos preguntarle, a propósito de esto, su opinión sobre la actual “crisis de refugiados”: ¿cuál ha sido a su juicio el papel de los gobiernos? ¿Qué opinión le merece la respuesta de la ciudadanía europea?
Es justamente a partir de la necropolítica y la necroeconomía que podemos comprender la “crisis de los refugiados”. Esta crisis es el resultado directo de dos formas de catástrofes: las guerras y las devastaciones ecológicas, que se afirman recíprocamente. Las guerras son factores de crisis ecológicas y una de las consecuencias de las crisis ecológicas es fomentar guerras.
La crisis de los refugiados tiene también que ver con lo que antes llamé la "repoblación del mundo", en la medida en que las sociedades del norte envejecen, aumenta su necesidad de repoblarse, y la migración ilegal es una parte esencial de ese proceso, que seguramente se acentuará en el curso de los próximos años. A este respecto, la reacción de Europa está siendo esquizofrénica: levanta muros en torno al continente, pero necesita la inmigración para no envejecer.

5. Otro de los conceptos importantes que aparece en sus trabajos, asociado al de “necropolítica”, es el de “gobierno privado indirecto. ¿Qué puede decirnos al respecto?
Ese concepto fue elaborado en los años 90, en una época en la que el continente africano estaba enteramente bajo el poder del FMI y el Banco Mundial. Era un periodo de grandes ajustes estructurales que golpearon duramente la economía africana, de un modo similar al actual caso griego: endeudamiento fuera de cualquier norma, suspensión de la soberanía nacional, delegación de todo el poder soberano a instancias no-democráticas, privatización de todo, especialmente del sector público, etc. La idea de gobierno privado indirecto apunta a esa forma de gobierno de la deuda, que desarrolla por fuera de todo marco institucional una tecnología de la expropiación en países dependientes económicamente, privatizando lo común y descargando la responsabilidad de todo mal en los individuos (“ha sido vuestra culpa”).

6. Este concepto, elaborado en el contexto del continente africano en los años 90, ¿puede explicar tendencias globales actuales, aplicarse en otras partes del planeta? En México, por ejemplo, mucha gente sigue atentamente sus trabajos por las poderosos resonancias de sus análisis con lo que allí sucede.

Creo que es posible seguir pensando este concepto hoy en día a escala global. El gobierno privado indirecto a nivel mundial es un movimiento histórico de las élites que aspira, en última instancia, a abolir lo político. Destruir todo espacio y todo recurso -simbólico y material- donde sea posible pensar e imaginar qué hacer con el vínculo que nos une a los otros y a las generaciones que vienen después. Para ello, se procede a través de lógicas de aislamiento -separación entre países, clases, individuos entre sí- y de concentraciones de capital allí donde se puede escapar a todo control democrático –expatriación de riquezas y capitales a paraísos fiscales desregulados, etc. Este movimiento no puede prescindir del poder militar para asegurar su éxito: la protección de la propiedad privada y la militarización son correlativos hoy en día, hay que entenderlos como dos ámbitos de un mismo fenómeno.

La transformación del capitalismo desde los años 70 ha favorecido cada vez más la aparición de un Estado privado, donde el poder público en el sentido clásico, que no pertenece a nadie porque pertenece a todos, ha sido progresivamente secuestrado para el beneficio de poderes privados. Hoy resulta posible comprar un Estado sin que haya gran escándalo y EEUU es un buen ejemplo: las leyes se compran inyectando capitales en el mecanismo legislativo, los puestos en el congreso se venden, etc. Esa legitimación de la corrupción al interior de los Estados occidentales vacía el sentido del Estado de Derecho y legitima el crimen al interior mismo de las instituciones. Ya no hablamos de corrupción como una enfermedad del Estado: la corrupción es el Estado mismo y, en ese sentido, ya no hay un afuera de la ley. El deterioro del Estado de Derecho produce políticas exclusivamente depredadoras, que invalidan toda distinción entre el crimen y las instituciones.

Resistencia visceral

7. Desde la idea foucaultiana del poder como “relación”, echamos de menos en su ensayo sobre la necropolítica más referencias a las resistencias, a las prácticas de vida de la gente de abajo. ¿Podemos describir el poder sin describir las resistencias?
No, por supuesto. No se puede hacer ese tipo de descripción sin pensar en las formas de resistencia que son correlativas a cualquier poder. Mis primeros trabajos, que desgraciadamente no han sido todavía traducidos, se habían centrado precisamente en las resistencias al poder y en sus límites también.
¿Qué decir de las formas contemporáneas de resistencia a la necropolítica y a la necroeconomía? Desde luego son muy variadas, dependen de las situaciones locales y los contextos. Tomaré el caso sudafricano como un ejemplo. Me interesa mucho la manera en la que en ese país las resistencias se organizan a partir de la ocupación de los espacios, en una búsqueda de la visibilidad ahí donde el poder quiere relegarnos y apartarnos. Las formas de resistencia que se están desarrollando en ese país tienen que ver con la lucha de los cuerpos por hacerse presentes (corporal, física, visiblemente) frente a la producción de ausencia y silencio del poder. Son formas ejemplares de resistencias porque el poder hoy funciona produciendo ausencia: invisibilidad, silencio, olvido.
Durante los últimos años hemos asistido en Sudáfrica a un gran movimiento llamado la descolonización, una descolonización simbólica que ha operado, por ejemplo, llamando a destruir las estatuas del colonialismo, pero también luchando por transformar el contenido del saber y de las formas de producción del saber; reactivando la memoria y resistiendo al olvido, etc. Las resistencias en Sudáfrica pasan por una rehabilitación de la voz, por la expresión artística y simbólica, desafían la tentativa del poder de reducir al silencio las voces que no quiere escuchar. En esa región del mundo estamos viviendo un ciclo de luchas de lo que yo llamo las políticas de la visceralidad.

8. ¿En qué consisten esas “luchas de la visceralidad”?
Hay un surgimiento de pequeñas insurrecciones. Esas micro-insurrecciones toman una forma visceral, en respuesta a la brutalización del sistema nervioso típica del capitalismo contemporáneo. Una de las formas de violencia del capitalismo contemporáneo consiste en brutalizar los nervios. Y como respuesta, emergen nuevas formas de resistencia ligadas a la rehabilitación de los afectos, las emociones, las pasiones y que convergen en todo eso que yo llamo la “política de la visceralidad”.
Es interesante ver cómo en muchos lugares, tanto en las luchas de la población negra en Sudáfrica como en EEUU, los nuevos imaginarios de lucha buscan principalmente la rehabilitación del cuerpo. En EEUU, el cuerpo negro está en el centro de los ataques del poder, desde lo simbólico -su deshonra, su animalidad- hasta la normalización del asesinato. El cuerpo negro es un cuerpo de bestia, no un cuerpo de ser humano. Allí la policía mata negros casi todas las semanas, sin que existan apenas estadísticas que den cuenta de esto. La generalización del asesinato está inscrita en las prácticas policiales. La administración de la pena de muerte se ha desligado del ámbito del Derecho para volverse una práctica puramente policial. Esos cuerpos negros son cuerpos sin jurisprudencia, algo más próximo a objetos que el poder tiene que gestionar.

9. Usted analiza cómo el trabajo de la memoria ha sido para muchos pueblos un ejercicio de cura y autocuidado para nombrarse autónomamente. Pero, ¿hasta qué punto estas memorias son elaboradas o escritas desde “los vencidos”?
La memoria popular nunca cuenta historias limpias, no hay memorias puras y diáfanas. No hay memoria propia. La memoria siempre es sucia, siempre es impura, siempre es un collage. En la memoria de los pueblos colonizados encontramos numerosos fragmentos de lo que en un determinado momento fue roto y que ya no puede ser reconstituido en su unidad originaria. Así pues, la clave de toda memoria al servicio de la emancipación está en saber cómo vivir lo perdido, con qué nivel de pérdida podemos vivir.
Hay pérdidas radicales de las que nada se puede recuperar y, sin embargo, la vida continua y debemos encontrar mecanismos para hacer presente de algún modo esa pérdida. Podemos recuperar algunos objetos de una casa incendiada, incluso reconstruir la casa, pero hay cosas que no podremos jamás remplazar porque son únicas, porque manteníamos con ellas una relación única. Y hay que vivir con esa pérdida, con esa deuda que ya no podemos pagar. La memoria colectiva de los pueblos colonizados busca maneras de señalar y vivir aquello que no sobrevivió al incendio.

10. ¿Cómo reconstruir la desgarradora historia de despojo y violencia en clave de potencia y evitar la autorepresentación como víctimas perpetuas?
Es una cuestión central. La conciencia victimista es una conciencia peligrosa, porque es una conciencia enmudecida por el resentimiento y el deseo de venganza, que busca siempre infligir al otro –un otro generalmente más débil, no necesariamente el culpable real- la cantidad de violencia que se ha sufrido. Creo que hay un peligro en esa forma victimista de conciencia. La cuestión es cómo la gente que ha sufrido un traumatismo histórico y real, como una guerra o un genocidio, puede recordar lo que le ha ocurrido y utilizar la reserva simbólica de la catástrofe histórica para proyectar un futuro que rompa con la repetición de las violencias sufridas. Es un camino, casi diríamos, de áscesis. Una búsqueda de “purificación”, de identificación de los elementos de la tragedia con el fin de no repetirla.

11. Hay quien habla de un “uso estratégico del esencialismo”, de un uso táctico de la identidad como palanca en la construcción de un sujeto político. ¿Cómo se sitúa usted en esos debates sobre la identidad?
Digamos que, si repasamos la historia de las luchas contra la discriminación racial, suele darse un momento en que la resistencia se construye a través de una cierta esencialización de la raza. Lo hemos visto, por ejemplo, en los EEUU con Marcus Garvey o en el “movimiento de la negritud” en Francia, donde se trataba precisamente de revalorizar la condición negra. Son movimientos que buscan emanciparse de la condición de objeto, retraduciendo positivamente esos atributos que nos condenaban a ser objetos -la negritud- en un signo humano. Esta es la función estratégica de la función esencialista.
El problema es cuando el esencialismo nos impide continuar el camino que gente como Fanon consideraba el horizonte de nuestras luchas. ¿Cuál es ese horizonte? El que abre el camino a una nueva condición, donde la raza ya no importa, donde la diferencia ya no cuenta, porque todos nos hemos vuelto simplemente seres humanos: el pasaje de la indiferencia a la diferencia. En este sentido, me considero “fanonista”, aunque comprendo que, en circunstancias determinadas, haya movimientos que utilicen estratégicamente el esencialismo como manera de fortalecer una identidad colectiva.

12. Por último, el capitalismo se ha renovado, actualizando y sofisticando las violencias necropolíticas del colonialismo. ¿Lo han hecho quienes se le resisten? ¿Hemos renovado nuestra imaginación política para responder con formas de acción efectivas la necropolítica del capitalismo contemporáneo?
Si reflexionamos sobre el ejemplo africano, el siglo XX podría estar dividido en dos ciclos de lucha. Desde el comienzo del siglo XX hasta los años 30, hemos vivido una forma de lucha que llamaré acéfala, ligada a lo local, a las condiciones de reproducción de la vida cotidiana. Tras la segunda guerra mundial entramos en un ciclo de lucha vertical, representada por sindicatos y partidos políticos. Ahora parece que hemos regresado a las formas acéfalas de lucha, luchas locales, luchas más o menos horizontales, que insisten sobre la recuperación de la capacidad de interrupción de la normalidad, del relato que ordena la normalidad, que nos hace pensar que lo pasa es normal cuando no lo es.
En el caso del sur de África, la pregunta ahora es cómo transformar esa ruptura de la normalidad, esa des-normalización, en una nueva forma de institucionalización. Tengo la impresión de que las nuevas luchas acéfalas no acaban de aportar respuestas plausibles y eficaces a esa pregunta: cómo dar forma a una nueva institucionalidad, abierta y democrática, que haya aprendido de los problemas que acarrea el verticalismo. No creo que pueda haber democracia sin institucionalización ni representación. Sabemos que hay una crisis de representación en todas partes, pero no creo que la respuesta sea disolverla en cuanto tal, disolver toda idea de representación.
En definitiva, nuestras viejas recetas (los partidos políticos, por ejemplo) están mostrando dificultades estructurales para preservar y defender lo común dentro de las actuales instituciones y seguirá siendo así mientras no haya comunidades fuertes que puedan democratizar la política desde abajo. Los movimientos de los últimos años van en ese sentido, aunque todavía estén frágilmente vinculados entre sí. Creo que de estas distintas resistencias acéfalas surgirán nuevas propuestas de instituciones, quizás no para derribar el Estado, sino para forzarlo a mutar nuevamente en un órgano de defensa del bien común. 

Entrevista pensada y realizada por Amarela Varela, Pablo Lapuente Tiana y Amador Fernández-Savater, con la ayuda de Ned Ediciones. Pablo Lapuente transcribió y tradujo del francés. 

"Llamamos a todos los movimientos y organizaciones dentro y fuera de la Campana a sumar esfuerzos para lograr que los gobiernos que ahora se oponen a la propuesta de Tratado Vinculante cambien su posición y reconozcan la urgencia de contar con esta herramienta jurídica que priorice los derechos humanos de los pueblos sobre las ganancias, los intereses comerciales y los acuerdos de inversión."

Conclusiones de la Campaña Global

¡No a las transnacionales!
31 de octubre de 2016

 

Conclusiones de la Campaña Global tras cierre de la II Sesión del “Grupo de Trabajo Intergubernamental de Composición abierta del Consejo de Derechos Humanos (OEIGWG)” "Llamamos a todos los movimientos y organizaciones dentro y fuera de la Campana a sumar esfuerzos para lograr que los gobiernos que ahora se oponen a la propuesta de Tratado Vinculante cambien su posición y reconozcan la urgencia de contar con esta herramienta jurídica que priorice los derechos humanos de los pueblos sobre las ganancias, los intereses comerciales y los acuerdos de inversión."
(28 de Octubre de 2016) En el marco de la Segunda sesión del Grupo de Trabajo Intergubernamental de Composición Abierta del Consejo de Derechos Humanos (OEIGWG) (24-28 de octubre de 2016, Ginebra), cuyo mandato consiste en establecer un Tratado Vinculante sobre las empresas transnacionales y otras empresas, y los derechos humanos, la Campaña Global para reclamar la soberanía de los pueblos, desmantelar el poder corporativo y poner fin a la impunidad expresó a través de diversas actividades, acciones y declaraciones su compromiso con la continuidad de este proceso. Consideramos que esta es una forma de alcanzar que los afectados por las operaciones de las empresas transnacionales en todo el mundo accedan a la justicia.
Este proceso, que comenzó en 2014, ha logrado poner en la agenda de la ONU la necesidad de crear un instrumento vinculante para que las empresas transnacionales cumplan con el respeto de los derechos humanos. Largos años de complicidad entre gobiernos y empresas transnacionales, que se reflejan en la multiplicación de los casos de represión, justifican más que nunca nuestras demandas. Las y los afectado/as por las transnacionales se han cansado de ser víctimas y exigen justicia. Por ello, reafirmamos nuestra resistencia a la captura de este proceso por las Transnacionales y exigimos de los estados salvaguardar las negociaciones sobre el Tratado de la interferencia política y evitar los conflictos de interés.
A lo largo de una semana más de 100 activistas representantes de sindicatos, de organizaciones campesinas, de movimientos ambientalistas, de juventud, de mujeres, de indígenas, por el acceso a los medicamentos, de migrantes, además de otras organizaciones que vigilan las operaciones de las empresas transnacionales en todo el mundo, provenientes de 29 países, compartieron sus experiencias en 15 actividades, dentro y fuera del espacio de la ONU, además de protagonizar 40 intervenciones orales en los 6 paneles en los cuales se dividió la Sesión.
La Campaña Global participó activamente en el debate. Presentó seis propuestas concretas para el instrumento vinculante: sobre las obligaciones para las transnacionales; las obligaciones extra-territoriales; el instrumento vinculante; la responsabilidad de las transnacionales en la cadena global de suministro; la arquitectura del derecho corporativo global (IFIs, OMC y el régimen comercial y de inversiones); así como sobre los derechos de las comunidades afectadas.
Entendemos que en este proceso enfrentaremos muchos desafíos. De todas las maneras, la Campaña Global reitera su compromiso para mantener la movilización en nuestros países y a nivel internacional. Con eso, esperamos lograr una propuesta concreta y positiva de Tratado tras la 3ra Sesión del Grupo de Trabajo, que deberá reunirse en 2017. Con ese fin llamamos a todos los movimientos y organizaciones dentro y fuera de la Campana a sumar esfuerzos para lograr que los gobiernos que ahora se oponen a la propuesta de Tratado Vinculante cambien su posición y reconozcan la urgencia de contar con esta herramienta jurídica que priorice los derechos humanos de los pueblos sobre las ganancias, los intereses comerciales y los acuerdos de inversión. La Semana de Movilización de los Pueblos concluirá el sábado 29 de octubre en una manifestación en las calles de Ginebra.
Firman: (…)

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Conclusiones_de_la_Campana_Global_!No_a_las_transnacionales

Atendamos: " Los gobiernos, mayormente controlados por intereses corporativos y con el mito de que los avances tecnológicos son beneficiosos de por sí, han dejado que casi todas estas tecnologías prosigan, se usen, vendan, estén diseminándose en el ambiente y en nuestros cuerpos, sin siquiera mínimas evaluaciones de sus posibles impactos negativos y sin regulaciones, mucho menos aplicación del principio precautorio".

Cuarta revolución industrial, 

tecnologías e impactos
 31 de octubre de 2016

 

Según los más ricos y poderosos del planeta, la cuarta revolución industrial ya está en marcha y es resultado de la convergencia de robótica, nanotecnología, biotecnología, tecnologías de información y comunicación, inteligencia artificial y otras. El Foro Económico Mundial, que reúne cada año en Davos a las mayores empresas del planeta, produjo en 2016 un informe donde afirma que con la tormenta perfecta de cambios tecnológicos junto a lo que llaman asépticamente factores socio-económicos, a 2020 se perderán 5 millones de empleos, incluso contando los nuevos que se crearán por las mismas razones.
Si ellos hablan de una pérdida de 5 millones de empleos, seguramente serán muchos más. Y es sólo uno de los impactos de esta revolución tecnológica, que no se define por cada una de estas tecnologías aisladamente, sino por la convergencia y sinergia entre ellas. Nombran entre las 10 tecnologías claves –y más disruptivas– la ingeniería de sistemas metabólicos para producir sustancias industriales (leáse biología sintética para remplazar combustibles, plásticos, fragancias, saborizantes, principios activos farmacéuticos derivados de conocimiento indígena); el Internet de las nano-cosas (además de usar Internet para producción industrial, agrícola, etcétera, también nano-sensores insertados en seres vivos, incluso nuestros cuerpos, para captar y recibir estímulos y administración de drogas y farmacéuticos); ecosistemas abiertos de inteligencia artificial (integrar máquinas con inteligencia artificial al Internet de las cosas, a las redes sociales y a la programación abierta, con potencial de cambiar radicalmente nuestra relación con las máquinas y entre éstas mismas) y varias otras, como nuevos materiales para almacenar energía, nano-materiales bidimensionales, vehículos autónomos y no tripulados (drones de todo tipo con mayor autonomía), optogenética (células vivas manipuladas genéticamente que responden a ondas de luz), producir órganos humanos en chips electrónicos.
En el año 2000, desde el Grupo ETC llamamos a esta convergencia BANG (Bits, Átomos, Neurociencias, Genes), especie de Big Bang tecno-socio-económico, mejor llamado Little Bang porque las tecnologías a nano-escala (aplicadas a seres vivos y materiales) son la plataforma de desarrollo de todas las otras. Avizoramos entonces que este Little Bang, estaba formando un tsunami tecnológico que tendría impactos negativos de grandes dimensiones en medio ambiente, salud, trabajo; en producción de nuevas armas para guerra, vigilancia y control social de todas y todos, entre otras. Todo en un contexto de la mayor concentración corporativa de la era industrial, oligopolios con cada vez menos empresas que controlan inmensos sectores de producción y tecnologías.
Así está sucediendo, pero para cada uno de nosotros separadamente es difícil percibirlo en totalidad y en las dimensiones de sus impactos que se complementan. Los gobiernos, mayormente controlados por intereses corporativos y con el mito de que los avances tecnológicos son beneficiosos de por sí, han dejado que casi todas estas tecnologías prosigan, se usen, vendan, estén diseminándose en el ambiente y en nuestros cuerpos, sin siquiera mínimas evaluaciones de sus posibles impactos negativos y sin regulaciones, mucho menos aplicación del principio precautorio. Un ejemplo claro es la industria nanotecnológica, que con más de 2000 líneas de productos en los mercados, muchos presentes en nuestra vida cotidiana (alimentos, cosméticos, productos de higiene, farmacéuticos), no está regulada en ninguna parte del mundo, pese a que aumentan los estudios científicos que muestran toxicidad en ambiente y salud, especialmente para los trabajadores expuestos en la producción y uso de materiales con nanopartículas.
Pero el Foro de Davos sí elabora anualmente un amplio informe sobre riesgos globales, porque esos riesgos afectan sus capitales e inversiones. En la edición 2015 afirman que El establecimiento de nuevas capacidades fundamentales que está ocurriendo, por ejemplo, con la biología sintética y la inteligencia artificial, está particularmente asociado con riesgos que no se pueden evaluar completamente en laboratorio. Una vez que el genio haya salido de la botella, existe la posibilidad de que se hagan aplicaciones indeseadas o se produzcan efectos que no se podían anticipar al momento de su invención. Algunos de esos riesgos pueden ser existenciales, es decir, poner en peligro el futuro de la vida humana. A confesión de partes, relevo de pruebas. Pero aunque lo reconozcan, no tomarán ninguna medida que coarte sus ganancias.
En este contexto, desde hace algunos años, estamos trabajando junto a otras organizaciones, movimientos sociales y asociaciones de científicos críticos, en la construcción de una red de evaluación social y acción sobre tecnologías (Red TECLA), para buscar por un lado informarnos y comprender el horizonte tecnológico, sus conexiones, impactos e implicaciones desde muchas perspectivas (ambiente, salud, ciencia, género, trabajo, consumo) y fortalecernos para actuar sobre ellas.
Para avanzar en estas ideas y en el cuestionamiento de la tecnociencia al servicio del lucro, con experiencias concretas desde varios países latinoamericanos, se realizará el seminario internacional Ciencia, tecnología y poder: miradas críticas, el 8 de noviembre, de 9.30 a 14 horas, en la Hemeroteca Nacional, Ciudad Universitaria, convocado por la Red TECLA, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y el Grupo ETC (www.etcgroup.org/es). Tenemos que apropiarnos, desde abajo, de la consideración y acción sobre estos temas.
*Silvia Ribeiro, Investigadora del Grupo ETC

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Cuarta_revolucion_industrial_tecnologias_e_impactos

Los invito a conocer mi otro blog Confraternizar.

A 6 años, Mariano nos interpela a ver qué país ha originado la gobernabilidad del kirchnerismo.








Generalicemos la toma de conciencia porqué incorporarse a hacer posibles postcapitalismos.

Declaración del Oilwatch por
un Hábitat despetrolizado
26 de octubre de 2016



La Asamblea General de Oilwatch, celebrando sus 20 años de existencia, reunida en Quito en el marco del Foro Social Resistencia al Hábitat III declara:
1.                              Las Conferencias de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos realizados en Vancouver en 1976, Estambul en 1996, y Quito en 2016 son un testimonio claro de la relación entre la industria petrolera y la agenda de la urbanización planetaria: las ciudades crecientes son motor, justificación y destino de los hidrocarburos y sus derivados; se constituyen en fuente de energía; y permiten incrementar los ingresos y el poder de la industria del petróleo, gas y carbón, de la abrumadora industria automotriz, la petroquímica, la minería, así como del capital financiero especulativo. Este modelo urbano es una expresión de la civilización petrolera y está profundamente vinculado con la crisis ambiental mundial.
2.                              La Nueva Agenda Urbana, lema y objetivo del Hábitat 3, abre la puerta a nuevos patrones de producción, distribución y consumo “sostenibles y responsables”, calificativos que ocultan la obsolescencia, la explotación de la naturaleza y del trabajo humano; el sacrificio de los cuerpos y de territorios como consecuencia de la extracción de petróleo, gas y carbón, fuentes de energía y de insumos para la petroquímica.
3.                              Hábitat III promueve e imagina un futuro global esencialmente urbano, desconociendo la importancia de los territorios rurales y el aporte de las comunidades indígenas y campesinas en la sustentación de la vida en el planeta. Justifica el despojo territorial de pueblos ancestrales; el vaciamiento de los territorios para proveer con materia prima a la industria; la urbanización de las selvas, bosques y comunidades campesinas a través de proyectos de “vivienda para los pobres”, “ciudades del milenio” u otros proyectos que se presentan como parte de las agendas sociales, de conservación o de “compensación”.
4.                              Para enfrentar la crisis del hábitat, se propone la economía verde, se impone el discurso de la sostenibilidad y se promueven proyectos como los de compensación de la biodiversidad y absorción de carbono, que son más bien estrategias para perpetuar la primacía del mercado y permite que los responsables de esta crisis puedan evadir sus responsabilidades. Estos proyectos justifican la destrucción, desmovilizan y desplazan las comunidades, y enriquecen a las empresas con nuevos negocios, mientras se mantiene y fortalece el capitalismo petrolero.
5.                              Los agresivos procesos de urbanización, siempre organizados alrededor de millones de automóviles, provocan desalojos, desplazamientos, invasiones tanto en las fronteras de las ciudades como en los territorios de extracción. La agenda de crecimiento urbano con la construcción de carreteras y la supervehiculación de las sociedades, es sobre todo funcional a la expansión de las fronteras extractivas de nuevas y viejas empresas de hidrocarburos, con viejas y nuevas tecnologías.
6.                              Es de especial preocupación para Oilwatch en el marco de la petrolización del hábitat, la ausencia de discusión sobre:
1.                              El uso y fomento de energías extremas para apuntalar la urbanización agresiva
Las nuevas tecnologías de la industria de petróleo, gas y carbón ligadas a la búsqueda, extracción, transformación, y manejo de desechos,  en lugar de proteger la naturaleza,   y respetar los derechos de las comunidades aumentan los riesgos y los impactos.  La extracción de crudos extrapesados, el gas y aceite del fracking, la extracción de gas asociado al carbón, la minería de carbón y petróleo, la explotación de aguas superprofundas, la biotecnología para la industria petrolera y la expansión de la petroquímica tienen los mismos y peores impactos de los ya observados en el planeta.
2.                              La creación de nuevas zonas de sacrificio
Las nuevas fronteras de extracción de petróleo, gas y carbón son parques nacionales, territorios indígenas, arrecifes de coral, mares profundos, glaciares y otras zonas de extrema vulnerabilidad, así como los cuerpos de los trabajadores y las poblaciones cercanas a estos proyectos. Destruir estas zonas no solo implica la pérdida de un patrimonio de la humanidad, sino que desatará fuerzas incontrolables de la naturaleza. Las industrias ligadas a los hidrocarburos, incluyendo las petroleras, las de servicios, la minera, la automotriz y la petroquímica están ejerciendo  presiones criminales sobre el planeta y su gente. Se hace indispensable establecer las redes de responsabilidad  que actúan frente a este ecocidio y etnocidio.
La frontera extractiva se expande incluso en las ciudades, causando accidentes, derrames, contaminación, despojo de tierras, entre otros impactos adversos, con riesgos enormes para la vida en el planeta.
3.                              El análisis sobre las causas del cambio climático y los riesgos de sus efectos sobre las ciudades
La extracción de carbón, petróleo y gas no sólo ha provocado la crisis climática planetaria sino que está provocando desastres extremos, en gran parte, por el carácter experimental de las tecnologías que se usan. Por ejemplo, el fracking está asociado a la generación e incremento de sismos y temblores. La perforación en aguas profundas y la combustión in situ implica graves riesgos para trabajadores y el territorio. Las ciudades cada vez más grandes, son vendidas como espacios de seguridad, bienestar y salvación para las poblaciones que se pretende desplazar, pero son realmente espacios de colapso, en donde se están desatando las peores crisis climáticas.
4.                              El exterminio de poblaciones de extrema vulnerabilidad
Los últimos pueblos indígenas aislados que habitan la selva amazónica y el Gran Chaco sudamericano, las comunidades del bosque de la cuenca del Congo, los pueblos pastores del continente africano, las minorías étnicas de Arakan en el sudeste asiático, los pescadores artesanales y recolectoras entre otros, están siendo acorralados por los planes de desarrollo y  extracción de minerales e hidrocarburos.
En los últimos meses en Bolivia, Ecuador y Perú en territorios en donde se realizan actividades de exploración sísmica y de extracción de crudo se ha reportado la presencia de estos pueblos aislados. Siendo estos una prioridad de protección para las Naciones Unidas, urgen acciones inmediatas y la paralización de los proyectos petroleros que amenazan su existencia.
NUETRA AGENDA POR EL HABITAT ES:
Oilwatch trabaja por una civilización post-petrolera, para desfosilizar la economía y descentralizar y diversificar la energía, despetrolizar el sistema alimentario industrial, desurbanizar las vidas de las sociedades, desautomovilizar el transporte, proteger los territorios/comunidades y recuperar las aguas, cuerpos y las selvas.
Oilwatch demanda a las Naciones Unidas bloquear la influencia de empresas en los escenarios de decisión internacional, controlarlas y sancionarlas por sus delitos, transparentar las relaciones de la industria de hidrocarburos y de automóviles con la agenda de crecimiento urbano.
Oilwatch reconoce que los defensores y defensoras de la naturaleza son los únicos que están actuando en responsabilidad con nuestro Hábitat, y demanda para inmediatamente su criminalización, hostigamiento, estigmatización, desprestigio y judicialización.
Oilwatch celebra las formas cómo la naturaleza se rebela reencauzando los ríos a sus cauces naturales, impidiendo el hallazgo y extracción de los fluidos de la tierra (la sangre de la tierra de acuerdo a los pueblos indígenas) y poniendo frenos a la expansión urbana.
Oilwatch se presta a la construcción de alianzas con las organizaciones urbanas para promover juntos nuevas formas de convivencia, armoniosas con la naturaleza, respetuosas de las sociedades, que construyan solidaridad, democracia y planes de vida en común y por el bien colectivo.

Quito, 20 de octubre de 2016
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2016/10/26/declaracion-del-oilwatch-por-un-habitat-despetrolizado/

Advirtamos: “No importa cuán convincente sea la evidencia científica de daño, no es suficiente para frenar el fracking. El movimiento social debe instalar la ciencia en la arena política para que sea efectiva".

“No se puede hacer fracking sin poner en peligro la salud”

Profesionales de la salud que protagonizaron la prohibición del fracking en Nueva York  recorrerán la región a fines de octubre. La visita será en el marco de las Jornadas Internacionales de Salud, Ambiente e Hidrocarburos No Convencionales que se realizarán en Neuquén.
Por Martín Álvarez
El documento titulado Compendio de hallazgos científicos, médicos y de medios de comunicación que demuestran los riesgos y daños del fracking fue uno de los principales fundamentos de la prohibición de la técnica de extracción de hidrocarburos no convencionales en Nueva York que se formalizó a mediados del año pasado. Dos de las especialistas que trabajaron en ese informe, de más de 230 páginas, visitarán la región y se reunirán con legisladores, agentes de salud, estudiantes y organizaciones sociales.
“No importa cuán convincente sea la evidencia científica de daño, no es suficiente para frenar el fracking. El movimiento social debe instalar la ciencia en la arena política para que sea efectiva”, explicó la bióloga Sandra Steingraber, quien trabajó, junto a la pediatra Kathleen Nolan, en el documento que reúne los resultados de más de 500 investigaciones científicas vinculadas con los impactos del fracking. Ambas visitarán Neuquén.
“Durante años hemos oído relatos. Ahora, la evidencia anecdótica está siendo confirmada por la evidencia científica”, sostuvo Nolan tras presentar la investigación en Estados Unidos. “No hay pruebas de que se pueda practicar fracking sin poner en peligro la salud humana”, indicó la pediatra.
Contaminación de aire y agua, problemas de ingeniería, emisiones radiactivas, riesgos para la salud y seguridad laboral, amenazas a la agricultura, a la calidad del suelo y al sistema climático son algunos de los ejes sobre los que se articulan las conclusiones académicas.
“A pesar de esta creciente cantidad de información el secretismo de la industria y la inactividad del gobierno siguen dificultando la investigación científica, dejando muchos potenciales problemas -especialmente riesgos acumulativos, a largo plazo- sin identificar, ni controlar, y en gran medida sin estudiar”, se indicó en la introducción al estudio que reúne los hallazgos científicos realizados por más de 500 artículos publicados en revistas académicas.
Según el compendio, la falta de información fidedigna “es consecuencia de pactos de confidencialidad, expedientes judiciales sellados, y acuerdos legales que evitan que las familias y sus doctores puedan hablar sobre daños y enfermedades”. Se describió así una realidad que se asemeja bastante a la de la norpatagonia.
“En consecuencia, no existe aún un inventario general de los peligros para la salud humana”, advierten los ocho especialistas que firman el trabajo que será presentado en Argentina en las Jornadas Internacionales de Salud, Ambiente e Hidrocarburos No Convencionales. Esa actividad, organizada por el Enlace por la Justicia Energética y Socioambiental (EJES), pretende promover el abordaje de salud socioambiental que profundiza los vínculos entre salud, ambiente y procesos sociales y productivos. La organización promotora de la actividad sostiene que es necesario dar a conocer y difundir las afecciones generadas por el fracking para contrarrestar el discurso empresario y gubernamental que afirma que existe una segura convivencia entre pozos y poblaciones.
Actividades
Las actividades previstas en la zona comenzarán el 27 de octubre en la Legislatura neuquina donde se realizará una audiencia pública destinada a debatir el papel de las políticas públicas en cuanto a las afecciones que el fracking genera. Ese mismo día darán una conferencia en la Universidad Nacional del Comahue que declaró la actividad como de interés. El 28 están previstas dos conferencias. En el Hospital Castro Rendón disertarán bajo el título “Intervención y práctica sanitaria frente a los impactos en salud pública del fracking” y en la Facultad de Medicina de la UNCO expondrán sobre la “Formación en salud socioambiental y fracking”. El sábado 29 de octubre conversarán junto a la Confederación Mapuce de Neuquén sobre “Prácticas comunitarias e interculturales de salud socioambiental”. Las jornadas contarán con un capítulo en Buenos Aires que se realizará el 25 y 26 de octubre.
http://www.opsur.org.ar/blog/2016/10/24/no-hay-pruebas-de-que-se-pueda-practicar-fracking-sin-poner-en-peligro-la-salud/

Veamos qué significa el progreso del sistema mundo capitalista contra la humanidad entera.

Europa y Canadá dan a luz 

al hermano pequeño del TTIP
 30 de octubre de 2016

La Unión Europea firma el CETA, el mayor tratado económico bilateral de su historia, y alisa el terreno a la firma del polémico TTIP. "La total apertura de los mercados y la reducción de las barreras arancelarias al comercio en los 80 y 90 generó desigualdades. En lugar de atender a estos problemas, el planteamiento de los nuevos tratados acrecienta las brechas de Occidente porque no corrige las negligencias del pasado. Es más, doblan la apuesta", afirma Ekaitz Cancela, autor de "El TTIP y sus efectos colaterales". 

Por José Bautista | La Marea.

Tras ocho años de negociación alejados de los focos y con dos días de retraso, este domingo la Unión Europea y Canadá firman en Bruselas el polémico Acuerdo Económico y Comercial Global, más conocido como CETA (acrónimo de Comprehensive Economic and Trade Agreement), el mayor acuerdo comercial bilateral suscrito hasta ahora por la Unión Europea.
La firma CETA debería haberse celebrado el viernes pasado en Luxemburgo durante el Consejo de ministros de Comercio, pero la negativa de la región belga de Valonia, presidida por el socialista Paul Magnette, puso en riesgo todo el proceso –al ser un Estado federal, Bélgica no podía aceptar el acuerdo sin que todas sus regiones dieran luz verde- y pospuso la firma dos días. En un primer momento los socialistas valones tacharon al CETA de “caballo de Troya” y el propio Magnette recordó que estaba en juego “el mundo en el que queremos vivir” y se negó a aprobar el CETA por los riesgos que entraña para el sector ganadero y agrícola de la región, pero tras dos días de presiones y diálogo, cambió de postura. “El CETA corregido y mejorado ofrece más garantías y por ello lo defenderé”, explicó Magnette. Al mismo tiempo Charles Michel, primer ministro de Bélgica, declaró que “el tratado en sí mismo no ha sido modificado, no se ha tocado ni una coma”.
A pesar de sus 1.600 páginas, el CETA es una versión desconocida y de menor envergadura que el TTIP, no por sus características, muy similares en ambos casos, sino porque Canadá, una de las partes firmantes, tiene una economía doce veces más pequeña que la de Estados Unidos, país con el que la Unión Euopea negocia en secreto la firma del controvertido Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión más conocido como TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership, por sus siglas en inglés). Los defensores del CETA e incluso Televisión Española dan por hecho que el acuerdo incrementará en un 20% el comercio de bienes y servicios entre Europa y Canadá, aunque olvidan recordar que se trata de una estimación. Argumentan también que generará empleo y crecimiento económico.
Al igual que el TTIP, el CETA suprime los aranceles y las diferencias normativas en materia alimentaria y sanitaria –la legislación canadiense es más laxa que la europea-, y establece la creación de tribunales supranacionales al servicio de las multinacionales. Además, abre la vereda para que las multinacionales de ambas regiones entren a competir en los sectores más protegidos y regulados de cualquier nación soberana, entre otros el sector financiero, el energético y el de las telecomunicaciones. A ojos de sus detractores, tanto el CETA como el TTIP llevan implícito lo peor de la globalización, dejando en posición de desventaja a los pequeños negocios y productores, y dando más poder a las multinacionales para rebajar los estándares medioambientales, sociales y de salud pública. Más de 3,2 millones de personas ya han firmado la petición de la plataforma Stop TTIP contra el CETA y su par estadounidense.
El acuerdo que rubrican este domingo la Unión Europea y Canadá entrará en vigor de inmediato pero con carácter provisional, puesto que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tendrá que pronunciarse sobre la legalidad de los tribunales de arbitraje, oficialmente conocidos como tribunales de inversiones, que permitirán a las multinacionales denunciar a los Estados sin pasar por el sistema de justicia ordinaria e independiente de cada país. Además, todos los países de la Unión Europea tendrán que ratificarlo, y ya hay países miembro mostrando reticencias, principalmente Rumanía y Bulgaria. No obstante, varios oficiales comunitarios dejaron claro ante los medios que independientemente de lo que decidan los tribunales europeos, el pacto del CETA seguirá siendo el mismo.
Ekaitz Cancela, autor de El TTIP y sus efectos colaterales (Planeta de libros), responde desde Bruselas a La Marea acerca del tratado de libre comercio que firman este domingo la Unión Europea y Canadá:
¿Quién o quienes se van a beneficiar más del CETA?
La falta de estudios de impacto sobre el CETA a nivel nacional pone de relieve el incoherente enfoque para evaluar quién ganará con estos acuerdos, pero es evidente que quienes se beneficiarán serán las grandes empresas, con una base exportadora más amplia, no las PyME (ni siquiera hay un capítulo especifico para ellas en el CETA). Y más cuando los privilegios de estos acuerdos sirven principalmente a los intereses de las primeras.
¿Qué aspectos positivos y negativos destacas de este acuerdo?
El CETA es un pack completo. Si bien es cierto que el comercio y la inversión con un país con intereses similares a los nuestros puede ser positivo, los tribunales de arbitraje que plantea así como las listas negativas que se incluyen, contienen peligros potencialmente devastadores.
¿Influyen de alguna forma los vaivenes en la negociación del CETA en la negociación del TTIP?
Nadie pensaba que el CETA fuera a generar este bloqueo. A pesar de que al final, los 28 firmarán su aplicación provisional en el Consejo, queda de manifiesto la dificultad para llegar a acuerdos que entren en conflicto con las competencias nacionales en el futuro.
¿Cuándo empezarán los europeos a “sentir” los efectos del CETA?
Los efectos colaterales de acuerdos de comercio de estas características no se sienten a corto plazo. Las políticas sociales y ambientales que se ponen en entredicho se refieren a proyectos de sociedad. El TTIP y el CETA condicionan el modelo de sociedad europea del futuro.
¿Crees que el CETA contribuirá a aumentar los desajustes sociales que provoca el liberalismo económico?
La total apertura de los mercados y la reducción de las barreras arancelarias al comercio en los 80 y 90 generó desigualdades. En lugar de atender a estos problemas, el planteamiento de los nuevos tratados acrecienta las brechas de Occidente porque no corrige las negligencias del pasado. Es más, doblan la apuesta.
¿Cómo funcionará en la práctica la Cooperación Reguladora?
El modelo de la cooperación reguladora en el CETA está sujeto a una base voluntaria. Trata de garantizar un diálogo bilateral entre los reguladores, pero esto no significa que no se puedan bajar los estándares en el largo plazo. Los intereses de Canadá y sus empresas en el marco de una directiva europea de control de combustibles fue uno de los motivos por los que se abrió la entrada en Europa a las arenas bituminosas [arenas de alquitrán o de petróleo]. Es un ejemplo de que darle más capacidad de influencia a las grandes empresas en estos procesos conlleva riesgos.
¿Es factible realizar cambios en el acuerdo después de la firma del mismo? ¿Qué respuestas contempla el CETA en caso de que un gobierno europeo se niegue a respetarlo o decida abandonarlo?
Sólo hay una manera de realizar cambios en el texto: abrirlo a la negociación. Lo contrario es lo que se ha hecho con Valonia: una declaración conjunta para calmar los miedos. Este no es el medio para hacerlo porque puede ser interpretada de forma ambigua y de forma menos estricta. No es posible abandonar un tratado como el CETA o el TTIP, ni marcharse de la UE supondrá dejar de sentir sus efectos porque todos los países europeos comparten un mercado único. Además, es un tratado internacional, sus cláusulas deben de ser respetadas.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article13089