lunes, 21 de marzo de 2016

I. Analicemos porqué el hoy nos desafía a desentramparnos de la unidad con el kirchnerismo y a crear la unión programática de las diversas luchas abajo.


 a. La lógica electoral y las reivindicativas 
nos extrañan de la realidad capitalista.
21 de marzo de 2016
Elena Cedrón
 
Lo cierto es que estamos subsumidos en la ofensiva del poder real. Su dictadura dentro de los feudos provinciales, las economías extractivistas de enclave y las grandes empresas se ejerce hoy contra todo el país, gracias a la 'democracia' del balotaje entre dos derechas que todo el kirchnerismo legitimó así como aceptó ser representado por Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires.
 
¿Coincido con la consigna "Macri, basura, vos sos la dictadura"? ¡¡No!! Es que interpretada desde la falsa polarización (fomentada entre nosotros, los de abajo, desde ambos bandos de los de arriba) posiciona en la defensa de lo votado sin puesta en debate de cómo más de un año de elecciones concluyó en tener que optar entre los dos principales dirigentes que, previo a la llamada -eufemísticamente-  expresión de la voluntad popular, prometieron garantizar la seguridad jurídica de 'acreedores' e 'inversores' al Council of Americas y a la Asociación Empresaria Argentina. Ahora la consigna y su aceptación masiva fijan en: no sólo eludir reconocer la degradación de la democracia representativa y seguir volviendo la espalda a lo conseguido en 2001-2002 sino sobre todo soslayar nuestra naturalización de un poder real 'operando en las sombras', entrecomillado porque los de abajo barruntamos de su tiranía pero no nos atrevemos a enfrentarlo aún hoy que se ha transparentado y se cumplen 40 años de que implantara su plan de genocidio. Por supuesto, nos movilizamos contra el avasallamiento de nuestros derechos pero el actual destape del capitalismo tal cual es o el ataque frontal del poder real exige que nosotros también modifiquemos de raíz a nuestro involucramiento en la lucha de clases que se ha agudizado.  Nos demanda ante todo subvertir nuestra posición restringida a ir contra el gobierno Macri y a la resistencia. Es indispensable propagar el percatarse que de nosotros, los de abajo, depende el cambio radical de nuestro trabajo hacia privilegiar necesidades e intereses populares por sobre el creciente lucro del poder real. Con ese fin requerimos multiplicar espacios para nuestra deliberación y toma de decisiones sobre el destino común tanto en el país como en el mundo. Es comenzar a plantearnos rumbos desde el dudar sobre el modelo K de inclusión, el progreso capitalista, el Estado neodesarrollista, la economía de chantaje a nosotros y la seguridad ciudadana.
 
Ahora bien Macri y toda la gran burguesía, en la actualidad, se creen omnipotentes y sin imperativo de enfrentar a fuerzas revolucionarias. Manejan ese supuesto por comprobación de cómo los gobiernos K restauraron el orden gran capitalista y lo consolidaron después de la rebelión popular contra el neoliberalismo en 2001-2002. Es decir, no concuerdo con el diagnóstico: "Macri restablece los noventa o es la vuelta del neoliberalismo". Pues es desconocer que la reestructuración del país gestionada por el menemismo del Partido Justicialista durante los noventa sirvió al Partido Justicialista bajo el liderazgo del matrimonio Kirchner para establecer la maximización del acaparamiento transnacional y transnacionalizado que está implícito en:

 

La década extractiva
25 de mayo de 2013

INFORME ESPECIAL
Por Darío Aranda
El monocultivo de soja abarcaba 12 millones de hectáreas en 2003 y, en diez años, pasó a ocupar 20 millones de hectáreas. La minería también fue por más: de 40 proyectos se pasó a 600 (creció 1500 por ciento). Sólo dos cifras, y dos actividades, que confirman el avance en la última década del extractivismo (agronegocios, forestales, minería, petróleo), con consecuencias que el relato oficial silencia: masivo uso de agrotóxicos, desmontes, desalojos rurales, leyes de escaso cumplimiento, concentración de tierras en pocas manos, judicialización y represión. Y la bienvenida a las corporaciones. Balance de una década extractiva. Leer

Salgamos de la lectura desinformadora del kirchnerismo insistiendo en el avance capitalista o del poder real (contra las necesidades y aspiraciones populares) durante más de una deKada mediante otros análisis como
:

Neoliberalismo y ofensiva extractivista.

Actualidad de la acumulación por despojo, desafíos de Nuestra América
Theomai 26 · segundo semestre de 2012
Por José Seoane
Resumen
Retomando el concepto de “acumulación por desposesión”, el presente artículo analiza las múltiples dimensiones (económica, social, ambiental y política) del proceso que denomina como “ofensiva extractivista” en América Latina, definido como un renovado ciclo de profundo y acelerado avance de la expropiación, mercantilización y depredación de los bienes comunes naturales de la región, en tanto estrategia del capital frente a la crisis global de acumulación que signa actualmente al sistema. El agronegocio, la minería a gran escala, la explotación de hidrocarburos no convencionales, la industria forestal-pastera y la construcción de megaproyectos de infraestructura (carreteras, gasoductos, termoeléctricas, represas, etc.) son actividades paradigmáticas de esta nueva ola de saqueo, dependencia y recolonización característica de las últimas décadas. Si la valorización de las riquezas naturales como commodities en los mercados financieros del mundo, constituye uno de los principales mecanismos de la recomposición neoliberal; las luchas socioambientales que emergen y se multiplican en territorio latinoamericano expresan algunas de las potencias emancipatorias más promisorias del continente. La descripción exhaustiva y la interpretación crítica de estos procesos complejos, multiformes y multiescalares, es el objetivo central del trabajo.
(...) Nuevo extractivismo y fase neoliberal: delimitando teóricamente la novedad
La importancia ganada por los procesos de mercantilización y explotación de los bienes comunes naturales en América Latina en las últimas décadas redundó en el creciente uso de los términos “extractivismo”, “actividades económicas extractivas”, “industrias extractivas” o “modelo extractivo exportador”. (...)
Este nuevo extractivismo contemporáneo se encuentra en íntima relación con la fase neoliberal capitalista actual, y sus características y consecuencias sobre el Tercer Mundo. En este sentido, si bien los efectos de la generalización del uso del término “extractivismo” significaron un paso importante -tanto para la práctica de los movimientos sociales como en el campo de la reflexión social-, en el sentido de facilitar la identificación de la unidad social de un modelo económico que abarca un conjunto diverso de actividades – desde la soja transgénica a la minería a cielo abierto, desde los enclaves turísticos de lujo a las pasteras y las plantaciones industriales de árboles-; el carácter descriptivo de la nominación puede también oscurecer la comprensión de las relaciones que dicho modelo guarda con la totalidad social, su papel en la configuración de los bloques y relaciones de clase, así como el carácter capitalista de la formación social y los desafíos de la transformación que plantea. Y es ante estos riesgos y efectos posibles del uso de esta noción, que cobra una nueva significación el concepto de acumulación por desposesión o despojo que mencionamos ya en el apartado anterior. (...)
Con las políticas de liberalización económica aplicadas por las dictaduras contrainsurgentes del Cono Sur desde la década de los ‘70 en adelante, se impuso en nuestros países un sostenido proceso de desindustrialización relativa y reprimarización de la estructura socioeconómica. Téngase en cuenta, por ejemplo, que entre 1975 y 2000 la participación de la industria en el PBI regional descendió más de un 30%; así como se elevó el peso de las exportaciones latinoamericanas respecto del PBI (del 11,6% en 1975 al 23,7% en 2003) asentadas fundamentalmente en el crecimiento de los llamados commodities (Arceo, 2006). Y será durante ese período que tomarán fuerza en el agro latinoamericano los preceptos de la llamada revolución verde con sus consecuencias de modernización capitalista, nuevo latifundio y expulsión de mano de obra y población rural. En este proceso, los años ‘90 y la agenda del Consenso de Washington sumarán un nuevo paso necesario para asegurar la expansión de la mercantilización y explotación trasnacional de los bienes comunes de la naturaleza. Un conjunto de reformas legales e institucionales, junto a una serie de políticas públicas orientadas a imponer una regulación pro-mercado, y la privatización de empresas y bienes públicos signarán ahora las bases del extractivismo exportador. Recuérdese que es la década, por ejemplo, de las reformas de las legislaciones mineras e hidrocarburíferas en toda la región, así como de la privatización o reformulación de la gestión de las empresas petroleras y mineras estatales que habían sido constituidas en la fase capitalista anterior (Campodónico, 2004; Seoane, 2012). Así, también, será recién en la segunda mitad de los años ´90 cuando se introduzcan los cultivos transgénicos en el Cono Sur, particularmente en Argentina y Brasil de la mano principalmente de la soja, que habrán de experimentar un crecimiento exponencial a partir de ese momento. (...) Leer 

Situémonos, entonces, en la falsedad K de haber conducido un proyecto nacional, popular e industrial a través de la nota:
Las trabas que persisten
23 de marzo de 2015
Por Martín Schorr
De una investigación en curso sobre la cúpula empresaria industrial surgen algunas conclusiones interesantes sobre el poder económico consolidado bajo los gobiernos kirchneristas y ciertas problemáticas estructurales acuciantes. En el marco de la aceleración de las tendencias a la concentración económica, un primer hecho a resaltar se asocia con el notable predominio extranjero en la industria argentina. (...)
La acumulación de capital del poder económico transnacional se estructura, en lo sustantivo, en torno de la industria automotriz, la de alimentos y bebidas, la química y la de derivados del petróleo. Ello guarda estrecha relación con el perfil de especialización industrial y de inserción internacional que se ha afianzado en la posconvertibilidad ante la casi total ausencia de políticas activas tendientes a una redefinición de la estructura sectorial.
Además de la presencia difundida de los oligopolios transnacionales en los rubros fabriles más significativos y dinámicos en la posconvertibilidad existen otros factores que, en su articulación, permiten dar cuenta de semejante nivel de extranjerización: a) las diferencias de desempeño entre las empresas foráneas y las nacionales, b) la adquisición de varias compañías o grupos económicos locales por capitales extranjeros y c) la vigencia de ciertos instrumentos normativos diseñados y aplicados en los años de hegemonía neoliberal (como la ley de inversiones extranjeras sancionada en 1976 y ampliada en la década del ’90, y la casi totalidad de los numerosos tratados bilaterales de inversión suscriptos en dicho decenio). El correlato del altísimo grado de extranjerización que exhiben la industria y la economía argentina es la indudable pérdida de “decisión nacional” en lo que hace a la definición de ejes relevantes del devenir económico, político y social del país, y la existencia de distintas presiones (estructurales) sobre la balanza de pagos a partir de la demanda de divisas para remitir utilidades, financiar importaciones, pagar servicios en el exterior (muchas veces a compañías relacionadas), etc.(...) Leer

Frente a este poder económico territorial que alcanzaron los capitales imperialistas y sus socios locales, el kirchnerismo impulsa la unidad popular contra Macri y por la vuelta de Cristina Kirchner. Refuerza esta obnubiladora lógica electoral convocando a masificar la afiliación al PJ para el logro del objetivo trazado. En suma, propicia desentenderse de cómo los gobiernos K y el PJ fueron cruciales para que la 'democracia' alumbre al actual despotismo fundado no sólo en su enorme concentración/centralización de capital sino también en la sociedad de supercontrol y en la planificada producción de subjetividades conciliadas con el sistema (e incluso ilusionadas) que más de una deKada concretó.
Hace poco leí, en el portal Rebelión, sobre cómo la «representación» aliena o le quita «percepción» de la realidad a la persona. Ejemplificaba con el Quijote de la Mancha y el autor de la nota me indujo a explicar cómo se identifican K aquéllos que no son altos funcionarios, ni burócratas ni corruptos. Claro que, a diferencia del personaje de Cervantes, las elucubraciones de muchos fuera de la realidad (e incluso repudiando la denuncia) de la multiplicación K de "zonas de sacrificio" fueron retroalimentadas por quien ejerció el liderazgo y por los medios oficiales. Hubo otras metodologías de distorsión perceptiva, vivencial e intelectual como el maniqueísmo que el colonialismo inculcaba sobre todo al colono según Frantz Fanon con parecido objetivo que en la Argentina del siglo XXI donde hizo partícipes de fanáticos enfrentamientos abajo y de censura al disenso para garantizan el orden de nuestros opresores. Otro aporte de Fanon a interpretar la manipulación K y los monólogos de intelectuales izquierdistas que sin identificarse K, convergen en apreciaciones de soluciones a problemas fundamentales o al menos no rompen con la lógica del capital: es que, dominados por el saber colonial, no pueden dialogar con los de abajo y están viviendo posicionados desde el egocentrismo. No se trata de una actitud egoísta, para nada la tienen sino de que predomina el marco de referencia de sus elaboraciones personales en sus análisis.  No han deconstruido su estar siendo en el capitalismo -de modo integral- para desprenderse de sus respectivos habitus. 
"Por habitus, Pierre Bourdieu, entiende el conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales los sujetos perciben el mundo y actúan en él. Estos esquemas generativos generalmente se definen como "estructuras estructurantes estructuradas"; son socialmente estructuradas  porque han sido conformadas a lo largo de la historia de cada persona y suponen la incorporación de la estructura social, del campo concreto de relaciones sociales en el que la persona se ha conformado como tal. Pero al mismo tiempo son estructurantes porque son las estructuras a partir de las cuales se producen los pensamientos, percepciones y acciones de la persona. Dicha función estructuradora se sostiene sobre los procesos de diferenciación en cuanto a las condiciones y necesidades de cada clase. Esto hace que la eficacia preponderante  de las prácticas culturales asumidas como propias respecto de las que no, actúe como tamiz (criterio de selección) de la cultura hegemónica (reconocimiento arbitrario, social e histórico de su valor en el campo de lo simbólico) ya que, según Bourdieu, la cultura importa como un asunto que no es ajeno a la economía ni a la política(...)". Leer
Es por esta razón que desde hace años planteo el desafío de construir un frente cultural político que una a las diversas luchas en la deliberación sobre palabras claves (simbólicas al decir de Esteban Echeverría) para nuestra emancipación social-nacional y las vincule estrechamente con la Red Nacional de Medios Alternativos para ir comunicándose con los pueblos de Argentina, nuestra América y del mundo.

Ante todo es fundamental que las distintas izquierdas tomen conciencia sobre que "el extractivismo no es un rasgo aleatorio, sino que es la médula estructural constituyente del capitalismo periférico dependiente. Entonces, cómo pensar transformar una sociedad en términos de justicia, de sustentabilidad, de equidad, profundizando un aspecto medular del capitalismo periférico dependiente".

La política minera de Macri:
extractivismo recargado
23 de febrero de 2016
El anuncio por parte del gobierno de Mauricio Macri de quitar las retenciones a las exportaciones mineras, además de garantizar un incremento sideral de la ya de por sí millonarias ganancias de las empresas trasnacionales dedicadas a este tipo de explotación, obliga a realizar un balance de los doce años de política minero-energética dinamizada por el kirchnerismo, así como del papel que ha jugado el Estado, e incluso el sistema científico nacional, en el sostenimiento y agudización de este modelo. Para analizar en profundidad la nueva medida y las raíces profundas del extractivismo en Argentina y en la región, desde Enredando las Mañanas conversamos el viernes 19 de febrero con Horacio Machado, docente de la Universidad Nacional de Catamarca e investigador del CONICET.
Por RNMA
¿Cuál es tu lectura del decreto Nº 349 que quita retenciones al sector minero? ¿Qué viene a plantear de novedoso esta iniciativa macrista con respecto al kirchnerismo en la materia?
En realidad la quita de las retenciones es correr todavía más el umbral del despojo, porque estamos ante un paquete tributario que fue pergeñado en la época de Martínez de Hoz, después concretado con la ley Nº 2456 y sus correlativas con Menem, y eso no fue tocado en absoluto durante los 12 años del kirchnerismo. El antecedente de esto es que en el año 2007, en un contexto de salto de la cotización internacional de los minerales con ganancias extraordinarias, el gobierno de Kirchner mediante resoluciones administrativas de la Secretaria de Minería, impone retenciones del 5 al 10% a las mineras. Obviamente las mineras apelaron esto, iniciaron un proceso judicial, porque afectaba los 30 años de “estabilidad fiscal” que le garantiza la ley 24196. Lo que vino a hacer Macri es eliminar esas retenciones, y lo que me llama mucho la atención es que esta medida fue anunciada como un “estímulo” de apoyo a las economías regionales. Lo cual en realidad es un disparate, ya que tiene efectos y consecuencias completamente contrarias.
El modelo minero es un modelo de enclave, beneficia exclusivamente a empresas transnacionales, por lo tanto, resulta irrisorio y ofensivo para la inteligencia media que en el decreto se mencione que se quiere favorecer pequeñas y medianas empresas. Estamos hablando de que las exportaciones mineras esta 100% concentrada en grandes oligopolios de empresas transnacionales. Las empresas pequeñas y medianas que trabajan con la minería son minería de cantera, dedicada a la construcción y al mercado interno, y no tienen ningún tipo de exportación. No hay ninguna justificación más que granjearse la simpatía de los capitales. Nada más que eso. Porque ni siquiera modifica significativamente la búsqueda que se pretende de atraer inversiones.
Si tuvieras que hacer un balance o señalar los aspectos principales del modelo minero de 12 años de kirchenirsmo, ¿qué nos dirías?
Una cosa que resulta llamativa de este anuncio es cómo gobernadores de provincias alineadas con el kirchnerismo estuvieron presentes apoyando y celebrando esta quita de retenciones. Habría que preguntarse por qué esto.
En realidad en el año 2004 el presidente Kirchner anuncia el Plan minero argentino. El mismo modelo de saqueo ahí tiene una inflexión y empieza a tener una retórica de que la minería podría aportar al desarrollo nacional, a la industrialización, y bajo esa retórica se pretendió justificar la continuidad de un modelo que venía dentro de los lineamientos del Consenso de Washington. Porque hay que decir que las leyes mineras de los ’90 fueron impuestas por el Banco Mundial a nuestro país y a otros 190 de toda América Latina, Asia y África. Tiene que ver con una re-localización general de las grandes empresas mineras, que tenían fuertes costos sociales, ambientales y tributarios en el norte, y empiezan a buscar nuevas reservas de estos yacimientos en los países del sur.
El Banco Mundial impulsa entonces una transformación de todo el marco legislativo, con el objeto principal de garantizar la rentabilidad de estas empresas. Este es el modelo que no se tocó, no se vio afectado, de hecho el Secretario de Minería del kirchnerismo, Jorge Mayoral, tiene fuertes vínculos con empresas mineras, él mismo es un empresario minero, entonces esto de la “ceocracia” podemos decir que ya tiene antecedentes en el modelo minero del kirchenirsmo. Con respecto a los gobiernos provinciales, hay que decir que este modelo minero profundiza una economía rentística. Los gobiernos provinciales no están interesados en el desarrollo del aparato productivo de los sectores locales, la minería no genera empleo. Estamos ante una economía de enclave, no tiene ningún tipo de encadenamiento con la economía local, al contrario, tiene efectos negativos, porque se trata de una actividad que consume muchísimos recursos hídricos y energéticos, que producen el desplazamiento de otras actividades locales. Nosotros siempre decimos que más que generar empleos producen destrucción de empleos, y esto se puede constatar a lo largo de las investigaciones, no sólo en nuestro país sino a lo largo de toda América Latina. Para que tengan un dato que ejemplifica esto, los casos de Chile y Perú, cuyas exportaciones mineras están alrededor del 70% del total de las exportaciones (un sector mucho más expandido), el empleo minero es menos del 1% del total de la población económicamente activa en estos países.
De manera tal que se trata efectivamente de un modelo de saqueo, y volviendo a lo que decía con respecto a cuál es el interés que tienen los gobiernos provinciales para apoyar este tipo de medidas, es que captan una mínima renta que les permite profundizar un modelo asistencial-clientelar que es el que predomina en estas provincias.
Conversando hace un tiempo con Raúl Zibechi desde la radio nos decía que el extractivismo no respeta a quien lo gestiona. Queríamos preguntarte por algo tan incómodo para la izquierda latinoamericana, y tan angustiante para los pueblos del continente, como es el dilema del extractivismo, que condiciona a países que tienen una larga tradición en ese sentido, como Bolivia, donde el despojo ha sido una constante desde Potosí hasta hoy con el auge del Litio, o Venezuela, donde el rentismo petrolero le ha generado una encerrona al proceso bolivariano. Sabiendo que no es una respuesta sencilla, y que incluso resulta todo un desafío salir del extractivismo en esas economías tan ancladas forzosamente en la extracción de bienes minerales o gasífero energéticos, ¿cuál es tu reflexión respecto de la coyuntura que vivimos a nivel continental?
Creo que la fuerza de los movimientos populares y la izquierda comprometida con procesos emancipatorios tienen que reflexionar fuertemente sobre esto. Los procesos de transformación que se han dado han significado un avance importante, sobre todo si uno los compara con las políticas del Consenso de Washington. Tenemos que pensar qué es lo que se ha transformado.
El extractivismo no es un rasgo aleatorio, sino que es la médula estructural constituyente del capitalismo periférico dependiente. Entonces, cómo pensar transformar una sociedad en términos de justicia, de sustentabilidad, de equidad, profundizando un aspecto medular del capitalismo periférico dependiente. Evidentemente hay acá una encerrona, que tiene que ver con el hecho de que en estos primeros momentos los gobiernos progresistas necesitaron reactivar la economía interna, generar puestos de trabajo, reactivar el consumo. Pero en un punto, nunca estuvo en agenda la transformación de la estructura productiva y la transformación del modelo de inserción periférico dependiente del país. El extractivismo no es solo un problema de nuestras economías, es una función metabólica del capitalismo a escala global. Es decir, se hace extractivismo acá, porque hay consumo sostenible en los modos de vida imperiales de los países dominantes. Mas allá de los flujos financieros y de las utilidades que se remiten desde el sur hacia el norte, nosotros ponemos mucho énfasis en los flujos materiales y los flujos de energía, quienes son en definitiva los que controlan, usufructúan y disponen de los territorios y las energías corporales de nuestras poblaciones.
En ese sentido, ¿qué papel juegan los pueblos organizados, las asambleas ciudadanas que vienen resistiendo todos estos años a este saqueo por parte de los malos gobiernos y las multinacionales?
Yo creo que el movimiento socio-territorial que ha venido tratando de batallar frente a esto, configura un espacio de lucha política fundamental para nuevos procesos de subjetivación política. Hay nuevos sujetos políticos que se empiezan a constituir y se empiezan a sumar. Y el gran desafío es cómo articular y sumar con sujetos políticos que tuvieron sus procesos de irrupción en otras épocas y otras fases, como el movimiento obrero, el movimiento de desocupados, el movimiento feminista, campesino y de pueblos originarios.
El movimiento socioterritorial que lucha contra el saqueo y la devastación de nuestros bienes naturales, configura un proceso de subjetivación de nuevo tipo, y que viene a dar nuevos contenidos a la idea de revolución. A la idea de un horizonte socialista que no piensa que solamente se puede concebir la justicia en términos de redistribución de la riqueza, sino que tenemos que pensar en una re-significación de la riqueza y preguntarnos qué significa la idea de riqueza más allá del velo del dinero y del velo de la mercancía.(....)
Horacio Machado destaca el papel cómplice de parte mayoritaria de la Universidad y del sistema científico.
Por último, siendo muy cercano a las luchas socio-ambientales en todo este tiempo, pero también parte de la Universidad y de un sistema científico que, por lo general, tiende a ser cómplice de esta política de despojo, saqueo y colonialidad, ¿cuál es tu reflexión sobre el papel que ha cumplido la ciencia, la universidad, la investigación, muchas veces acompañando y siendo cómplice, como en el caso especifico de las universidades, que vienen recibiendo fondos de ese mismo engranaje, sumamente aceitado, que se basa en el saqueo y la contaminación constantes?
Es un tema muy interesante y estratégico. Los presuntos científicos y técnicos académicos, prestan un servicio muy importante a la política de saqueo, que tiene que ver con la legitimación bajo un halo presuntamente científico de estas políticas neocoloniales. Y la verdad es que estas políticas de saqueo y extractivismo, no sólo en el tema minero sino sojero, petrolero, etc., ha partido a la comunidad académica, produciendo re-acomodamientos en términos de intereses.
· De un lado, podemos ver la oficialidad de las instituciones del sistema científico y universitario, que se han plegado mayoritariamente a estas políticas de legitimación del extractivismo. Por eso no es casual tampoco la continuidad de Lino Barañao, siendo ministro de Cristina Kirchner y continuando hoy con Macri.
· Por otro lado, también hay muchos otros científicos, docentes que han venido dando una batalla muy desigual y acompañando a lo que creemos como un aspecto estratégico para los procesos de emancipación: la reivindicación de una ciencia que tiene que estar al servicio de los intereses populares y no al servicio de las grandes transnacionales. No puedo deja de mencionar el caso emblemático de la lucha de Andrés Carrasco, denunciando los efectos letales del glifosato y que con toda su carrera académica ha sido completamente marginalizado por el CONICET. También el extractivismo constituye al ámbito científico y de las universidades en un espacio de disputa, donde nosotros como sujetos activos de esto (me refiero a toda la comunidad académica: estudiantes, docentes e investigadores), tenemos que corrernos de esa pretensión ingenua de neutralidad.
El conocimiento no es políticamente neutro, tiene efectos en términos de prácticas, de legitimación de órdenes sociales, entonces tenemos que asumir cabalmente las consecuencias de nuestras investigaciones y del lugar donde nosotros estamos parados. Esto da mucho para hablar, pero simplemente quería remarcar con fuerza que hay pueblos que están movilizados. La política del extractivismo atraviesa las lógicas de los partidos, las izquierdas y las derechas, y nos lleva a pensar nuevos procesos de subjetivación política y horizontes para imaginar por dónde van los desafíos de la emancipación, de la transformación real de este capitalismo periférico dependiente; las cosas que están pasando hoy en Venezuela son indicativas de la complejidad del escenario y me parece que por ahí hay que buscar este tipo de alternativas.
Fuente:
 http://www.anred.org/spip.php?article11536
Coincido con Mariano Féliz en que:

"El macrismo llegó para imponer la radicalización del proyecto de neodesarrollo. Parte de la herencia del kirchnerismo: una sociedad mercantilizada, transnacionalizada y precarizada. En la ‘década ganada’ el gran capital consiguió consolidar su hegemonía con el acompañamiento del Estado que volvió para conformar las condiciones de la acumulación exitosa. El ‘desendeudamiento’, la inversión en infraestructura económica, la promoción del saqueo en el campo (trangénicos), la ‘montaña’ (megaminería) y las ciudades (barrios cerrados, especulación inmobiliaria, masificación del transporte y consumo individualizado y mercantil), contribuyeron a consolidar un nuevo patrón de acumulación basado en una nueva inserción en la división internacional del trabajo. Para ello, el Estado se convirtió en ‘caja de resonancia’ de la lucha de clases, instrumento para la desarticulación del conflicto y su normalización conflictiva. La naturaleza contradictoria de ambos procesos contribuyó a crear barreras crecientes, marcadamente evidentes en el tercer gobierno kirchnerista. El giro mundial provocado por la crisis en el centro aceleró la transformación de esas barreras en crecientes desequilibrios.
En la nueva era que comienza el gobierno busca primero desactivar esas barreras y construir un nuevo status quo que permita al capital recuperar su capacidad de acumulación. El gran capital hace años comenzó a desplazar en el tiempo sus contradicciones, frenando inversiones en la economía local y acelerando la salida de capitales, buscando acelerar la ‘corrección’. El ajuste heterodoxo del kirchnerismo operó como respuesta insuficiente pues fue combatido por el pueblo trabajador, neutralizando sus principales efectos. La lucha social evitó que la misma se tradujera en un mayor ajuste sobre las condiciones de vida. Sin embargo, la capacidad organizativa del pueblo no alcanzó la fuerza necesaria para poner en práctica una alternativa política.
A través del macrismo, el ajuste y radicalización del proyecto hegemónico pasa a un nivel superior, buscando más eficacia. Para ello todos los medios aparecen como válidos: DNUs, persecución ideológica y represión abierta. La democracia, la ley y la república, aún en su limitada versión burguesa, pueden ser dejadas de lado si así se juzga necesario.
El ataque contra las condiciones de reproducción social de lxs trabajadorxs se acelera por varios frentes. Avanza el ajuste externo con la devaluación, la eliminación de las restricciones al movimiento de capitales, la supresión de las retenciones y la búsqueda de nuevo endeudamiento externo. En paralelo, se acelera el ajuste fiscal. Se eliminan impuestos y subsidios al consumo (retenciones, impuestos ‘internos’, reducción prometida del impuesto al salario, subsidios al consumo de servicios públicos), se ataca el empleo público de manera virulenta e indiscriminada y se condiciona el financiamiento del gasto público por la vía del Banco Central. Se intenta marcar la cancha en la disputa salarial proponiendo el ajuste por productividad y planteando la amenaza del despido frente al reclamo ‘desmedido’. Se busca construir una nueva matriz regulatoria que promueva la inversión del gran capital en áreas estratégicas como energía, comunicaciones, minería, transporte, apoyados por el poder inversor del Estado (ej., plan Belgrano, subsidios vía Ministerio de Ciencia y Tecnología, etc.).
Si el avance es exitoso, el gobierno pretende consolidar en un solo acto una nueva modalidad de producción y apropiación del valor creado por los trabajadores. La radicalización del neodesarrollo pasa por construir un shock inversor del gran capital transnacional con base extractivista, apoyado en la redistribución del ingreso, la intensificación de la productividad y la súper explotación, y el re endeudamiento externo.
Nuevas condiciones de distribución ‘más justas para el capital’ serán el objetivo, sólo posible aplastando la resistencia social. La articulación de las luchas del pueblo será la clave para frenar este proceso. Una articulación que se sustente en la organización de la subjetividad popular en torno a las luchas concretas como punto de partida para la disputa por el desarrollo.


 El enfrentamiento contra el capital (y su poder en el Estado y los partidos del orden) en las calles, los lugares de trabajo, en los barrios y el territorio, será la base del surgimiento de un nuevo ciclo de lucha. Ese nuevo comienzo podrá poner en pie el proyecto del 2001, el proyecto de radical transformación de la sociedad. Un proyecto de cambio social que se proponga destruir los límites del neodesarrollo a través de la superación dialéctica de sus presupuestos, a través de la desarticulación de su modelo productivo, político y social. Nuestra batalla será hoy por enfrentar el ajuste capitalista, el ajuste del neodesarrollo que busca su intensificación. La disputa de hoy será el punto deberá permitir superar el fetichismo del Estado social (y el desarrollo a través suyo) como únicas alternativas posibles. El socialismo latinoamericano, bajo la forma del buen vivir y la democracia con protagonismo popular, deberá volver al frente de batalla". Leer

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