viernes, 7 de agosto de 2015

"Compartimos en este documento los motivos de este pronunciamiento y nuestra posición frente a los debates y desafíos que la izquierda debe afrontar de cara al próximo periodo2.

Este 9 de Agosto tendrán lugar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la antesala de las elecciones presidenciales de Octubre. Desde la Organización Política La Caldera llamamos a votar a la Lista Unidad, en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Compartimos en este documento los motivos de este pronunciamiento y nuestra posición frente a los debates y desafíos que la izquierda debe afrontar de cara al próximo periodo. 

Fin de ciclo y oportunidad para la izquierda

Luego de doce años de kirchnerismo frente al poder ejecutivo nacional, nos encontramos ante el cierre de un ciclo polìtico en el país. Sin revertir la estructura dependiente del capitalismo argentino, el gobierno del Frente Para la Victoria logró recomponer la gobernabilidad burguesa luego de la crisis orgánica de 2001.

La fuerza política gobernante ha encontrado en estos años una fuerte oposición por derecha. Esto se explica en parte por las pretensiones de autonomía que el kirchnerismo ha mostrado respecto a algunos bloques burgueses. A su vez, el gobierno hizo propia gran parte de la agenda del reformismo y la centro-izquierda, desarticulando ese espectro político. Las corrientes anticapitalistas, por nuestra parte, hemos consolidado un piso político y organizativo cualitativamente superior al periodo anterior (1976-2000).

La emergencia del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en el plano electoral, se presenta en ese marco como una oportunidad para proyectar ese crecimiento hacia una política de masas que coloque a la clase trabajadora en un rol decisivo y protagónico. Para nosotrxs, la lucha electoral del FIT debe ser valorada en virtud de nuestro objetivo estratégico: que la masas ejerzan el poder por sí mismas, de acuerdo a su propia institucionalidad. Considerada en esa perspectiva podremos determinar con justeza en qué medida esta lucha, y la acción de nuestra tendencia anticapitalista en ese marco, acumula para esta perspectiva clasista.

Scioli y Macri: Las dos caras del capitalismo dependiente

La "década ganada" se nutrió del elevado precio de los bienes primarios exportables y el crecimiento de la explotación laboral mediante un aumento de la productividad superior al del salario real de lxs trabajadorxs. La burguesía agroexportadora, minera, energética, financiera e industrial, se la "llevó en pala". Los más de cien mil millones de dólares que se fueron en pago de la ilégitima deuda externa, y tanto más en fuga de capitales, constrastan con las moderadas cuotas de reinversión productiva, recalificación de la fuerza de trabajo y aumento del empleo (precarizado).
La capacidad del kirchnerismo de intervenir en la distribución de esa inmensa riqueza acompañó el restablecimiento de la gobernabilidad, la legitimidad social de las instituciones del sistema y el crecimiento de su propia fuerza. De esta forma pudo mediar con cierto éxito en el tira y afloje de las conducciones sindicales con la patronal, controlando la autoactividad obrera, al tiempo que desplegó políticas públicas que ofrecieron un piso básico de ingreso para las fracciones estructuralmente más empobrecidas de la clase trabajadora.

Pero la mejora de algunos indicadores sociales fue sólo pasajera. La fuga de capitales y la renuencia de la burguesía industrial a reinvertir sus ganancias; el límite puesto por el bloque burgués agrofinanciero a las retenciones; el apriete de los fondos buitres; y el descenso del precio de los bienes exportables, han demostrado inviable la continuidad del modelo neodesarrollista-extractivista y el mantenimiento de aquellas mejoras parciales en el tiempo.

El PRO, principal polo opositor del Gobierno, se muestra como una salida liberal en el plano económico y conservadora en el plano político a esta nueva crisis. Es esperable que, en un hipotético gobierno, enfatizaría el control privado sobre los sectores estratégicos de la economía y la subordinación estatal al núcleo de poder histórico de nuestro país; pero en los trazos estructurales del actual modelo de acumulación capitalista extractivista no hay grandes diferencias.

Por su parte, todo indica que Scioli continuará con el ajuste (o “sintonía fina”) que el kirchnerismo viene aplicando desde 2011. El perfil transversal, progresista, nacional y popular seguirá siendo apenas una pata de una fuerza social peronista que asume que no se puede más que renegociar los márgenes de la dependencia.

Sin embargo, amén de su progresiva convergencia programática, el dato dominante de la escena política sigue siendo la polarización entre estas dos alternativas burguesas, lo que representa un enorme desafío político para la izquierda.
A pesar de la crisis económica y un deterioro de su capacidad de seguir otorgando concesiones, una parte importante de lxs trabajadorxs votará al Frente Para la Victoria. El tenso tironeo redistributivo en torno a la renta agraria y el impuesto al salario, es el eje del proyecto de conciliación de clases que promueve el gobierno, dando un piso de ganancias a los capitales menos competitivos y sosteniendo por esa vía el empleo, así como el gasto social. Aún con un repudio creciente al impuesto al salario, esta polìtica no deja de tener atracción sobre sectores de trabajadorxs.

Por su parte, el bloque cacerolero y agrarista forjado desde 2008 incluye parte de la burguesía que controla sectores competitivos –vía control de la renta de la tierra- conducciones sindicales burocráticas, pasando por amplias capas de la pequeño burguesía históricamente ligadas a esa inserción en el mercado mundial. A este sector se le presenta la conciliación de clases como un derroche a favor de sectores improductivos.

La situación mundial que tiende a un multilateralismo interimperialista, le permite a la fuerza conducida por el kirchnerismo negociar a varias bandas por arriba. El fracaso de algunas negociaciones claves con el capital occidental, como en el caso de los buitres, lleva al gobierno a apoyarse crecientemente en acuerdos financieros con el tándem del imperialismo ruso y chino, criticadas hipócritamente como entreguistas por sectores capitalistas vinculados al imperialismo yanqui. A su vez, la crisis de la integración regional vía Mercosur y/o ALBA recorta la opción del capitalismo autónomo regional que defiende discursivamente el gobierno, reforzando como únicas alternativas de la burguesía la sumisión a uno u otro bloque.

Es evidente que en ambas fuerzas sociales lxs trabajadorxs tiene un rol subordinado, bajo la conducción de diversas fracciones burguesas, sin poder propio, es decir, independiente, sea en los lugares de trabajo y de reproducción de la vida, sea en la conducción general del proyecto político.

El debate electoral en la izquierda y nuestra apuesta por el Frente Único

La emergencia del FIT abre oportunidades para expresar una política independiente ante esta polarización entre las fuerzas burguesas. En ese marco, existe un debate sobre el carácter del frente y su posible apertura.

La ampliación –aunque muy limitada- de las listas del FIT en CABA, integrando algunos pocos sectores del tronco histórico de la Nueva Izquierda, que integran Pueblo en Marcha, presenta un punto de apoyo sobre el cual generar un Polo Anticapitalista de reagrupamiento entre numerosas fuerzas de nuestra tradición, que en caso de hacerse un lugar como otra pata del FIT abriría la posibilidad de una mayor capacidad de interpelación y arraigo popular, una mayor vida interna e incluso de una revitalización del frente. Entendemos que esa ampliación debiera darse hacia todos los sectores clasistas y combativos que acuerden con un programa de independencia de clase, superando el internismo para intentar replicar cada vez más la unidad electoral y de perspectiva política general en el ámbito de la lucha callejera y la resistencia al ajuste que se viene.

Pero esta perspectiva implica también precisar los aportes que nuestro sector político puede hacer al debate programático y el perfil de intervención político-electoral de esa herramienta, dando mayor centralidad a la necesidad de la autoorganización desde las bases para avanzar en la conquista de nuestras reivindicaciones. Para ello las diversas organizaciones de la Nueva Izquierda Anticapitalista debemos ponernos como actores constructivos que afrontemos la política de masas en las condiciones que nos marca este período, politizando las organizaciones de base tanto en la construcción del poder local como en la mirada político general, hoy mediada en parte por la lucha electoral.

Nos convocamos por lo tanto como Nueva Izquierda Anticapitalista a trabajar conscientemente por la perspectiva de la apertura y superación del FIT. Para ello la crítica a sus tendencias más sectarias deberá tener expresión en todos los terrenos de la lucha. Llamamos a votar por eso 
a la Lista Unidad, encabezada por el PO e IS, porque expresa hoy el intento más avanzado, aunque muy limitado, de construir un Frente Único electoral de las organizaciones anticapitalistas en Argentina. Cabe señalar que valoramos algunos aspectos de las listas y campaña electoral desarrollada por el PTS en el marco de la interna del FIT, como la composición mayoritariamente femenina y juvenil de sus listas; la integración de importantes referentes de las luchas sociales y sindicales extra-partidarixs; y la impronta disruptiva de sus candidatxs en la intervención parlamentaria y callejera. Pero comprendemos que estos aspectos positivos de su campaña acumulan políticamente para una visión sectaria respecto al desarrollo del FIT que privilegia las luchas intestinas entre las organizaciones trotskistas que actualmente integran el frente, reforzando el rol del propio partido como pretendido depositario de la revolución, en detrimento de la unidad y la convergencia de distintas tradiciones en el desarrollo de una política de masas de carácter anticapitalista. Esta práctica sectaria y autoproclamatoria no es privativa del PTS dentro el Frente de Izquierda, son prácticas muy arraigadas y presentes también en los partidos que encabezan la Lista Unidad, pero es necesario reconocer en los escenarios concretos cuándo se está profundizando esa orientación y cuando existen movimientos en el sentido contrario, como el que expresa en el marco de estas elecciones el llamado de la Lista Unidad a la ampliación  del FIT según la concepción del Frente Único.

Es nuestro desafío trabajar porque ese Frente Único contenga a las diversas tradiciones políticas de la clase que apuestan por una alternativa política de lxs trabajadorxs y el pueblo pobre, y se extienda más allá de la táctica electoral, a todos los planos de la lucha política y social.

Fuente: http://www.lacalderaop.com.ar/2015/08/nuestra-posicion-ante-las-paso-agosto.html

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