domingo, 19 de julio de 2015

"Exijamos a América Latina y a nuestras universidades, investigar los saberes de nuestros pueblos y ello puede permitir salidas diferentes sino vamos a estar condenados a transgénicos, a formas cada vez más extremas, que debilitan la vida".

Modelos de desarrollo y extractivismo en América Latina:

“La alternativa está nuevamente desde abajo”.

29 de enero de 2015

En octubre del año pasado pasó por Córdoba el profesor ecuatoriano y colaborador de movimientos sociales Napoleón Saltos Galarza, quien trabajó en las cátedras de Teoría Política, Sociología Agraria, Ecología y Desarrollo, en la Universidad Central de Ecuador. Dialogó en la UCC (Universidad Católica de Córdoba), en el marco de la charla “Política y Sociedad sobre Modelos de desarrollo y extractivismo en América Latina”.
“Los gobiernos llamados progresistas han cumplido su ciclo y el peligro es que pueden retornar gobiernos de derecha y represivos por lo tanto la alternativa está nuevamente desde abajo, la alternativa está en los que podemos hacer en una gran alianza los sectores indígenas, los movimientos sociales, las universidades críticas, creo que esto puede abrir una esperanza para detener esta voracidad que tiene el capital de explotar y sobre explotar a la naturaleza que es lo que implica el extractivismo”.

ECOS Córdoba- Hace minutos culminó una conferencia en donde se ha abordado el tema del extractivismo de diversas formas y miradas. ¿Cuál es la mirada que nos puede aportar desde su experiencia?

Napoleón Saltos Galarza- El extractivismo se ha convertido en uno de los problemas centrales para la vida de los pueblos y para la vida de los propios países, porque éste extractivismo que se está operando ahora, implica no sólo una sobre explotación de la naturaleza sino que implica una des acumulación de los países. Además que afecta a la naturaleza, la riqueza resultante no se queda en los países sino que es acumulada, hacia afuera. Y el otro problema que tenemos es que el extractivismo está ligado a nuevas formas de conocimiento y tecnologías cada vez más agresivas, contra la sociedad y contra la naturaleza. Los transgénicos, el restablecimiento de formas tecnológicas como la gran minería a cielo abierto o formas tecnológica del petróleo terminan por destruir, la propia fuente de producción de la humanidad.

EC- También se ha hablado de colonialismo y mucha gente piensa que ésta es una fase de colonialismo en nuestras tierras.
NSG- Si, el colonialismo adopta ahora una nueva forma sobre todo lo que ahora se denomina la renta tecnológica, es decir el conocimiento y aquí hay una superposición. Tradicionalmente América Latina ha cumplido el rol de proveedores de materia prima, de metales, de alimentos, petróleo, etc. Pero ahora, esa renta tradicional se combina con la renta tecnológica, la renta del conocimiento. Ahora, por ejemplo si hablamos de la renta de la soja ya no es la soja natural, ya no es como el banano o antes el café sino que ahora se le añade el conocimiento, entonces ahora tenemos soja transgénica y allí se combina las transnacionales y un colonialismo de las transnacionales alimentarias, que controlan yo diría, todo el proceso productivo controlan desde la semilla, los abonos, el tipo de consumo y todo eso se va convirtiendo en un nuevo imperialismo, que hay que llamarlo así porque explotan a las naciones, donde explotan a los pueblos y los empobrecen.

EC- ¿Y en esto cuánto tiene que ver las universidades o los saberes académicos?
NSG- Hay una batalla muy fuerte y creo que va ir tomando cuerpo, porque cuando hablamos de neo-colonialismo tenemos que hablar de colonialismo de los saberes, de colonialismo de las ciencias sociales. Tradicionalmente las facultades de Ciencias Sociales o también las facultades técnicas lo que han hecho es reproducir lo que los centros de conocimiento producen, ahí hay una especie de jerarquía. Mire lo que sucede a menudo en América Latina con las universidades, se establecen rankings, se establece evaluaciones y acreditaciones. ¿Y cuál es el modelo? El modelo son las universidades de los países centrales. Y en América Latina tenemos nuestras propias formas de conocimiento y de ciencia, y esto requeriría superar esta forma de sometimiento, de la ciencia y el conocimiento y establecer una relación horizontal de igual a igual, un diálogo de saberes. Es verdad, occidente, Europa, Estados Unidos, tienen mucho que aportar a la ciencia, y lo reconocemos y hay que estudiar toda esa ciencia. Pero en América Latina también tenemos nuestros saberes, tenemos nuestra propia forma de conocimiento y tenemos conocimientos mucho más avanzados en algunos aspectos.

EC- Acá también es donde entra la importancia de las organizaciones sociales, de los pueblos originarios y de sus saberes.
NSG- Mucho de esos saberes están en germen, están en el estado práctico diríamos. Lo que hacen nuestros pueblos, nuestras comunidades indígenas y originarias, en los diferentes campos de la vida y conocimientos. Yo menciono un campo que habría que tomar precisamente en este tema, del colonialismo del conocimiento, el campo médico. ¿Acaso no estamos accediendo a una paradoja con toda la tecnología que tenemos de occidente? Están regresando enfermedades que se creían superadas, o nos enfrentamos a problemas como el ébola, a enfermedades como la parasitosis. ¿Porqué? Porque la tecnología de occidente que es una tecnología alopática, de no vida de penicilina, no da para eso. Y ahí aparecen otros paradigmas de la vida y por lo tanto otros paradigmas médicos. Porque en lugar de una dominación y de todo lo que ha sido este sometimiento y ésta explotación, no es posible pensar y desde las universidades sobre todo aportar a un diálogo de saberes en lo más avanzado. Así como exigimos a la ciencia investigación, también exijamos a América Latina y a nuestras universidades, investigar los saberes de nuestros pueblos y ello puede permitir salidas diferentes sino vamos a estar condenados a transgénicos, a formas cada vez más extremas, que debilitan la vida.

EC- En la charla también se refirió a las políticas que llevan adelante los gobiernos y no solo los de derecha (capitalistas) sino también los llamados progresistas.
NSG- Si mire, esto es algo que debería preocuparnos porque veíamos con mucha esperanza ya, hace quince años, cuando sube el presidente Chávez a Venezuela la propuesta de un cambio para el gobierno, pero después de que ha pasado quince años, parecería que otra vez regresan proyectos únicamente de “modernización” y proyectos otra vez de sometimiento. Y entonces tenemos fenómenos de sobre explotación de la naturaleza. Está América Latina sentada en una oleada de megaminería, una nueva oleada de privatización y de entrega de las reservas de petróleo, en el caso de Argentina. Conocemos el caso de Vaca Muerta, uno de los grandes yacimientos históricos, sin embargo a quién se le entrega, a Chevrón. Es decir incluso, las visiones nacionalista de soberanía empiezan a debilitarse. Algunos sueños, le menciono en mi país el Ecuador, se propuso lo que se conocía internacionalmente, como la iniciativa ITT Yasuní, que implicaba que en una zona en donde había petróleo, que era a su vez una zona en donde había la más alta biodiversidad del mundo, no se explote petróleo. Se llamó la iniciativa Yasuní, para mantener el petróleo bajo tierra. Se buscó un intercambio para que los países centrales financien un 50% de los que el Ecuador no recibía, pero finalmente nuestro gobierno retrocedió, a pesar de su discurso que propagandió mucho esto, y ahora a empezado la explotación. ¿Qué implica la explotación de ITT Yasuní? Destruir la biodiversidad, el petróleo nos puede durar treinta o cuarenta años, pero hemos perdido la posibilidad de la vida para siglos.

EC- ¿Cuál es la situación de las organizaciones sociales? Como parte de la esperanza que vemos para adelante.
NSG- Las principales luchas alternativas se están dando precisamente en el campo de la resistencia al extractivismo y en la defensa del agua y la vida. En Ecuador el movimiento indígena tiene mucha fuerza y está presidido por la CONAIE, la (Confederación de Nacionalidades Indígenas), y no solo es una fuerza de oposición y de crítica, sino de alternativa. Porque después de quinientos años de conquista, de dominio sin embargo en germen, todavía hay posibilidad de alternativas. Hay luchas también en otros terrenos de los trabajadores y creo que hay que mirar con esperanza. En verdad los gobiernos llamados progresistas han cumplido su ciclo, el peligro es que pueden retornar gobiernos otra vez de derecha, represivos. Por lo tanto la alternativa está nuevamente desde abajo. La alternativa está en los que pueden y podemos hacer, en una gran alianza los sectores indígenas, los movimientos indígenas y sociales, las universidades críticas. Creo que esto puede abrir una esperanza para detener esta voracidad que tiene el capital, de explotar y sobre explotar a la naturaleza, que es lo que implica el extractivismo.


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