miércoles, 8 de julio de 2015

Decimos: "No ha sido, ni es, ni será por un individuo o individua que nos va a llegar el regalo de la libertad, de la verdad, de la justicia. Porque resulta, amigos y enemigos, que la libertad, la verdad y la justicia no son regalos, sino derechos que hay que conquistar y defender. Y son los colectivos los que lo logran. Somos ya los pueblos, mujeres, hombres y otroas del campo y la ciudad quienes tenemos que tener en la mano la libertad, la democracia y la justicia para una sociedad nueva".

EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.

31 de Diciembre del 2014 y 1 de Enero del 2015.
Compañeras y compañeros familiares de los estudiantes de Ayotzinapa asesinados y desaparecidos por el mal gobierno de este sistema capitalista:
Compañeras y compañeros del Congreso Nacional Indígena:
Compañeras, compañeros y compañeroas de la Sexta de México y del mundo:
Compañeras y compañeros Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional:
Compañeras y compañeros comandantes y comandantas, jefas y jefes del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN:
Compañeras y compañeros milicianas y milicianos:
Compañeras y compañeros insurgentes e insurgentas:
Compas:
Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Reciban todas, todos y todoas que están y no están presentes, el saludo de los hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas zapatistas.
Sea bienvenido el paso, la voz, el oído, la mirada, el corazón colectivo de abajo y a la izquierda.
Tenemos como invitados de honor a los familiares de quienes nos hacen falta en Ayotzinapa, en México y en el mundo.
Agradecemos de corazón el honor que nos hacen al estar presentes aquí con nuestros pueblos zapatistas que somos.
Nos honran también sus silencios y palabras.
Nos hermanan su dolor y su rabia.
Nosotros, nosotras las zapatistas, no perdemos de vista ni cerramos nuestros oídos a la pena y el coraje de Ayotzinapa que nos muestran y nos hablan los familiares.
La pena por las muertes y desapariciones.  El coraje por los malos gobiernos que esconden la verdad y niegan la justicia.
Lo que sabemos y recordamos en esta lucha de Ayotzinapa es que sólo como pueblos organizados vamos a encontrar la verdad.
No sólo la verdad desaparecida en Ayotzinapa, también todas las verdades que han sido secuestradas, encarceladas y asesinadas en todos los rincones del planeta Tierra.
Sobre esa verdad ahora ausente podremos construir la justicia.
Porque nosotras, nosotros los zapatistas, pensamos que ya no hay que confiar más en los malos gobiernos que hay en todo el mundo.
Esos malos gobiernos que sólo sirven a los grandes capitalistas.
Esos malos gobiernos que sólo son los empleados del capital.  Los capataces, mayordomos y caporales de la gran hacienda capitalista.
Estos malos gobiernos no van a hacer nunca un bien para los pueblos.
No importa qué tantas palabras digan, esos gobiernos no mandan, porque el mero Mandón es el capitalismo neoliberal.
Por eso no hay que creerles nada a los malos gobiernos.
Todo lo que queramos como pueblos lo tenemos que construir entre nosotros.
Así como los familiares de los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa están construyendo su búsqueda de verdad y justicia.
Así como están construyendo su propia lucha.
Queremos decirles a los padres y madres de los compañeros desaparecidos que no descansen de luchar y no dejen de luchar por la verdad y la justicia para los 43.
Su lucha de los familiares de Ayotzinapa es el ejemplo y el alimento que nos dan a quienes queremos verdad y justicia en todos los suelos del planeta.
Quiere que tomemos el ejemplo de los papás y mamás, de dejar la casa y la familia por trabajar y encontrarse con otras familias que tienen iguales sus dolores, rabias y resistencias.
La esperanza no está en un hombre o una mujer individuales, como nos hacen creer y dicen “voten por mí” o “vengan a esta organización porque nosotros vamos a ganar la lucha”.
Así dicen.
Pero, ¿cuál lucha?  Si lo sabemos que ellos lo que quieren es llegar al Poder y ya después se olvidan de todo y de todos.
Por eso es mejor que tomemos el ejemplo de los familiares de Ayotzinapa de organizarse.
Hay que construir y crecer organización en cada lugar donde vivimos.
Imaginemos cómo puede ser una nueva sociedad.
Para eso tenemos que estudiar cómo estamos en esta sociedad en que vivimos.
Nosotras y nosotros los zapatistas decimos que estamos en una sociedad donde somos explotados, reprimidos, despreciados y despojados por siglos de patrones y líderes, y hasta hoy, finales del 2014 y principios del 2015, así sigue la sociedad.
Desde entonces nos han querido engañar diciéndonos que ellos, los de arriba, son los más chingones y que nosotros, nosotras, no servimos para nada.
Que somos tontos y tontas, así nos dicen.
Que ellos sí saben pensar, imaginar, crear, y que nosotros y nosotras sólo somos los peones en lo que hacen.
“¡Al carajo con eso!”, “¡Ya basta!”, así dijimos nosotros, nosotras las zapatistas, en el año 1994, y entonces  nos tuvimos que gobernarnos autónomamente.
Así lo vemos nosotras, nosotros los zapatistas, que el esfuerzo de trabajo y lucha con rebeldía y resistencia con dignidad de los familiares de los compañeros estudiantes desaparecidos, es que nos están llamando a organizarnos para que no nos pase igual.
O para que sepamos qué hacer antes de que nos pase igual.
O qué hacer para que nunca le pase a nadie esto lo que les pasó por este sistema en que estamos.
Porque lo han explicado muy bien los familiares de Ayotzinapa.  Como buenos maestros los familiares han explicado que el responsable del crimen es el sistema por medio de sus capataces.
Y el sistema lo tiene también sus escuelas para capataces, mayordomos y caporales, y esas escuelas son los partidos políticos que sólo buscan cargos, puestos, puestecitos.
Ahí es donde se preparan los serviles de los malos gobiernos.  Ahí aprenden a robar, a engañar, a imponer, a mandar.
De ahí salen los que hacen las leyes, que son los legisladores.
De ahí salen los que obligan a cumplir esas leyes con la violencia, que son los presidentes grandes, medianos y pequeños, con sus ejércitos y policías.
De ahí salen los que juzgan y condenan a los que no obedecen esas leyes, que son los jueces.
Y pues lo vemos que no importa si esos capataces, mayordomos y caporales son hombres o mujeres, si son blancos, negros, amarillos, rojos, verdes, azules, cafés, cualquier color.
Su trabajo de ellos allá arriba es no dejarnos respirar a los que estamos abajo.
En veces tiene el mismo color de piel el que manda matar que el que es matado.
En veces tienen el mismo color y lengua el asesino y la víctima.
Y no importan ni el calendario ni la geografía.
Lo que nos ha hecho pensar la lucha de los familiares y compañeros de Ayotzinapa es que quienes secuestran, asesinan y mienten son los mismos.
Que no va a buscar la verdad quien predica la mentira.
Que no va a hacer justicia quien impone la injusticia.
Y es que pensamos que esto ya no puede ser que siga siempre así, en todas partes y en todos los niveles.
Y esto es lo que nos enseñan los familiares de Ayotzinapa, que es mejor que nos busquemos y nos encontremos quienes padecemos esta enfermedad que se llama capitalismo.
De su mano de los familiares de Ayotzinapa buscamos a las desaparecidas que hay en todos los mundos que somos.
Porque las desaparecidas y asesinadas todos los días y a todas horas y en todas partes son la verdad y la justicia.
De su mano de los familiares de los 43 entendimos que Ayotzinapa no está en el estado mexicano de Guerrero, sino que está en todo el mundo de abajo.

De su mano entendemos que el enemigo común del campo y de la ciudad es el capitalismo, no sólo en un país sino en todo el mundo.
Pero esta guerra mundial capitalista encuentra en todos los rincones a gente que se rebela y resiste.

Esta gente en rebeldía y resistencia se va organizando según su propio pensamiento, según su lugar, según su historia, según su modo.
Y en sus luchas de rebeldía y resistencia se van conociendo entre sí y hacen sus acuerdos para lograr lo que se quiere.
Se conocen pero no se juzgan entre sí.
No entran en competencia a ver quién es mejor.  No se preguntan quién ha hecho más, quién va adelante, quién es vanguardia, quién manda.
Lo que se preguntan entre sí es si hay algún bien en lo que hace el capitalismo.
Y como la respuesta que encuentran es que NO hay nada de un bien, sino todo lo contrario, nos hace mil formas de males, entonces es lógico que tenemos mil formas de respuesta a ese mal.
O sea que la pregunta pasa a ser ¿cómo se hace para rebelarse contra el mal?  ¿Cómo se resiste para que ese mal del capitalismo no destruya?  ¿Cómo se hace para volver a construir lo destruido de modo que no quede igual sino que sea mejor?  ¿Cómo se levanta al caído?  ¿Cómo se encuentra al desaparecido? ¿Cómo se libera al preso?  ¿Cómo viven los muertos? ¿Cómo se construyen la democracia, la justicia, la libertad?
No hay una respuesta sola.  No hay un manual.  No hay un dogma.  No hay un credo.
Hay muchas respuestas, muchos modos, muchas formas.
Y cada quien va viendo sus resultados y va aprendiendo de su propia lucha y de otras luchas.
Mientras los de arriba se enriquecen con paga, los de abajo se enriquecen con experiencias de lucha.
Y, hermanas y hermanos, les decimos claro lo que nosotras, nosotros los zapatistas, hemos aprendido de mirarnos y escucharnos, y de mirar y escuchar al mundo.

No ha sido, ni es, ni será por un individuo o individua que nos va a llegar el regalo de la libertad, de la verdad, de la justicia.
Porque resulta, amigos y enemigos, que la libertad, la verdad y la justicia no son regalos, sino derechos que hay que conquistar y defender.
Y son los colectivos los que lo logran.
Somos ya los pueblos, mujeres, hombres y otroas del campo y la ciudad quienes tenemos que tener en la mano la libertad, la democracia y la justicia para una sociedad nueva.

Eso es lo que nos están planteando los padres y madres de los compañeros desaparecidos.
Con mil formas vamos a tener que luchar para conquistar esa nueva sociedad. Con distintos grados de compromiso vamos a tener que participar por esa sociedad nueva.
Todos debemos acompañar en la lucha a los familiares de Ayotzinapa en su búsqueda de la verdad y la justicia, simple y sencillamente porque eso es el deber de cualquiera que sea de abajo y a la izquierda,
Y decimos acompañar, porque no se trata de dirigirlos, de manipularlos, de manejarlos, de usarlos, de despreciarlos.
Se trata de luchar junto con ellos.
Porque ningún ser humano honesto puede festejar este dolor y esta rabia, esta injusticia.
Hermanas y hermanos familiares de los ausentes de Ayotzinapa:
Las zapatistas, los zapatistas, los apoyamos porque su lucha es justa y es verdadera.  Porque su lucha debe ser de toda la humanidad.
Han sido ustedes y nadie más quienes han puesto la palabra “Ayotzinapa” en el vocabulario mundial.
Ustedes, con su palabra sencilla.  Ustedes sin más caudillo que su corazón adolorido e indignado.
Y eso que han mostrado nos ha dado mucha fuerza y ánimo a la gente sencilla de abajo y a la izquierda.
Porque allá afuera se dicen y se gritan que sólo los cabezas grandes saben cómo, que sólo con líderes y caudillos, que sólo con partidos políticos, que sólo con las elecciones.
Y ahí están en su gritadera que ni se escuchan entre ellos, que ni escuchan la realidad.
Y entonces apareció su dolor de ustedes, su rabia de ustedes.
Y entonces nos enseñaron que era y es también nuestro dolor, que era y es también nuestra rabia.
Por eso fue que les pedimos que tuvieran nuestra representación en estos días del Primer Festival Mundial de las Resistencias y las Rebeldías contra el Capitalismo.
No sólo deseamos que se consiga el noble objetivo de que regresen con vida quienes hoy todavía nos hacen falta.
También seguiremos apoyando con nuestras pequeñas fuerzas.
Como zapatistas estamos seguros de que sus ausentes, que son también nuestros, cuando se hagan de nuevo presentes no se maravillarán tanto porque sus nombres tomaron muchas lenguas y muchas geografías.  Tampoco porque sus rostros recorrieron el mundo.  Ni porque la lucha por su aparición con vida fue y es global.  Ni porque su ausencia haya derrumbado la mentira hecha gobierno y denunciado el terror hecho sistema.
Se maravillarán sí, pero al darse cuenta de la estatura moral de sus familiares, de ustedes, que en ningún momento dejaron caer sus nombres.  Y que, sin rendirse, sin venderse, sin claudicar, siguieron buscándolos hasta encontrarlos.
Entonces, ese día o esa noche, sus ausentes les darán el mismo abrazo que ahora les damos las zapatistas, los zapatistas.
Un abrazo de cariño, de respeto, de admiración.
Y además, les damos 46 abrazos, uno por cada uno de los ausentes. (…)

Fuente: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2015/01/01/palabras-del-ezln-en-el-21-aniversario-del-inicio-de-la-guerra-contra-el-olvido

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