viernes, 12 de junio de 2015

Saludamos: "el triunfo del HDP es un importante avance para el pueblo kurdo en su búsqueda de libertad y democracia, pero no sólo en territorio turco, sino también en Siria, Irak e Irán".

Turquía
El retroceso de Erdogan y la victoria electoral kurda
10 de junio de 2015
Por Leandro Albani (Marcha)
Los pueblos de Turquía votaron y castigaron al presidente Erdogan. El movimiento kurdo y la izquierda turca lograron 80 diputados en una elección histórica. Las incógnitas del futuro.

Los resultados en las elecciones a diputados que se realizaron el domingo en Turquía mostraron dos hechos concretos que tendrán consecuencias a futuro en una de las principales potencias emergentes y miembro estelar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La primera consecuencia fue el retroceso del partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), liderado por el presidente Recep Teyyip Erdogan. Por más que el mandatario encabezó la campaña electoral, violando las normas que rigen esa contienda en el país, el AKP no logró la mayoría parlamentaria, que buscaba con insistencia para alcanzar una polémica reforma constitucional, pero también para blindar el poder de Erdogan y su organización islámica.
El AKP obtuvo el 40,8% de los votos, con 258 escaños de los 550, perdiendo casi tres millones de votos y la mayoría absoluta en el Parlamento. En un comunicado, Erdogan reconoció que los “resultados actuales no permiten a ningún partido formar solo un gobierno”. El mandatario afirmó que en “este nuevo proceso, es de una importancia crucial para todos los partidos políticos actuar con la sensibilidad necesaria y adoptar una actitud responsable para preservar el clima de estabilidad y de confianza, así como nuestros logros democráticos”.
El llamado a la unidad de Erdogan es un intento por mantener a flote un modelo político y económico marcado por el neoliberalismo, una alianza férrea con Estados Unidos y un proyecto de injerencia regional, como sucede en Siria, donde el gobierno turco acumula denuncias por armar a los mercenarios del Estado Islámico (EI) y buscar a toda costa el derrocamiento del presidente Bashar Al Assad, además de cortar la experiencia política que se desarrolla en el norte sirio, encabezada por la guerrilla kurda vinculada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Tanto el partido Republicano del Pueblo (CHP), que logró 132 escaños, como el partido de Acción Nacionalista (MHP), que alcanzó los 82 diputados, negaron una posible alianza con el AKP. Desde ayer, en Turquía se abrió un período de 45 días en los que se intentará formar un nuevo gobierno, algo que parece improbable luego de la derrota de Erdogan. Aunque también es posible que las fuerzas islamistas alcancen un acuerdo con el actual gobierno para intentar sostener el actual modelo.

Un paso hacia adelante
Con el 13% de los votos, equivalente a seis millones de personas, y con 80 puestos en el Parlamento, el gran ganador de las elecciones fue el partido Democrático del Pueblo (HDP), ligado al PKK y conformado por el pueblo kurdo en alianza con sectores de izquierda y progresistas.
Con 20 millones de kurdos que habitan el sureste de Turquía, el HDP se presentó por primera vez en los comicios. En las anteriores elecciones sus postulantes se presentaban como independientes debido a que esas candidaturas no tienen la obligación de superar el 10% de los sufragios estipulados por la ley.
En una intensa campaña electoral, el HDP recibió duras críticas del propio Erdogan y sus locales partidarios sufrieron más de 60 atentados en los últimos meses. Con el ingreso de los 80 legisladores a la Asamblea turca, el movimiento kurdo tendrá una posibilidad real de impulsar los acuerdos de paz entre el gobierno y el PKK. En la actualidad, los diálogos se encuentran estancados ante la negativa del Ejecutivo de resolver un conflicto interno que lleva década y le costó la vida a miles de personas. Aunque el PKK se retiró de las montañas del sureste turco y mantiene el alto el fuego, la administración de Erdogan niega de forma permanente un acuerdo de paz.
Conocidos los resultados, el co-presidente del HDP, Selahattin Demirtas, negó que su partido llegue a una alianza con el AKP para conformar un nuevo gobierno. El dirigente expresó que las elecciones fueron “una victoria conjunta de la izquierda” y agradeció a las millones de personas que respaldaron a la organización. Demirtas explicó que pese a que los comicios “no han tenido lugar en un ambiente libre y democrático”, y de las presiones y agresiones del gobierno de Erdogan, “nos hemos unido las personas empobrecidas y oprimidas de este país bajo la bandera del trabajo, la paz, la justicia y la libertad”.
Demirtas aseveró que los comicios finalizaron “con la victoria de las personas que luchan por la libertad, la democracia y la paz, y han sido la derrota de los que favorecen el autoritarismo, la arrogancia y el totalitarismo. Es la victoria de todas las identidades étnicas oprimidas y de las religiones como la aleví, sunnita, cristianos y judíos que conviven en Turquía. Esta victoria es de los trabajadores, desempleados, campesinos, agricultores y de todos y todas los explotados. Es la victoria de todos los que quieren una constitución democrática, pluralista y civil en favor de la paz y la libertad. Ante todo esta victoria pertenece a las mujeres y a todos los que quieren vivir con honor”.
En medio de la euforia del triunfo del HDP que colmó las principales ciudades del Kurdistán turco, el futuro de ese movimiento se definirá en el transcurso de los meses. El HDP no sólo debe presionar para que se alcance un acuerdo de paz, sino legislar con coherencia y profundizando una política que ya aplica en las 100 alcaldías que dirige en el sureste del país. Con errores y aciertos, el HDP tendrá la responsabilidad de contrarrestar los ataques del Estado turco contra el pueblo de Kurdistán, como también demostrar su capacidad de gestión para mejor la situación de su pueblo. Por supuesto, el HDP encontrará trabas en el camino, algo que el gobierno de Erdogan ha impulsado en estos 13 años en el poder. Diputados kurdos arrestados o forzados al exilio son solo un ejemplo de la política represiva del AKP. A su vez, el HDP saltó el umbral territorial y logró erguirse como tercera fuerza en Estambul, traccionando votos de los partidos tradicionales y demostrando la efectividad de su alianza con la izquierda.
La llegada del HDP al Parlamento también es un espaldarazo para la guerrilla kurda que defiende el norte de Siria e intenta desarrollar un gobierno autónomo, basado en la formación de comunas y desligado tanto del Estado Islámico como del gobierno de Al Assad.
La principal incógnita que sobrevuela al HDP es si podrá lidiar con las instituciones turcas, la burocracia estatal y un sistema partidocrático férreo. Y si sus políticas llevarán a una profundización de la “victoria conjunta de la izquierda” o se verán atrapadas en la telaraña del status quo de Turquía. Lo que es claro es que el triunfo del HDP es un importante avance para el pueblo kurdo en su búsqueda de libertad y democracia, pero no sólo en territorio turco, sino también en Siria, Irak e Irán.

Fuente original: http://www.marcha.org.ar
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La victoria kurda pone fin al proyecto presidencial 
e islamista de Tayip Erdogán
11 de junio de 2015
No es ninguna exageración afirmar que la jornada electoral de este domingo tiene un carácter histórico para la República fundada por Mustafá Kemal Ataturk hace 90 años. La impresionante victoria del HDP (Partido Democrático de los Pueblos) no solamente pone fin al proyecto presidencial e islamista de Tayip Erdogán, sino que traspasa las fronteras turcas para convertir al pueblo kurdo en un factor político internacional de primer orden, si se tienen también en cuenta sus victorias frente a los islamistas, en este caso militares, en Siria e Irak.
Erdogán, que gobierna este país desde hace más de una década, necesitaba 276 parlamentarios para modificar la Constitución a su imagen y semejanza, introduciendo cambios políticos acordes con ese proyecto presidencialista. Pero, para ello, necesitaba que el HDP no rebasara el 10 por ciento de los votos a nivel nacional, requisito imprescindible para tener representación parlamentaria.
La realidad es que resultaba verdaderamente difícil superar ese listón ya que la fuerza de la lista kurda se concentra, lógicamente, en las provincias situadas en el extremo suroriental de la Anatolia. Salvando las distancias, es como si Bildu o Esquerra Republicana intentaran tener más del 10 por ciento del electorado en el conjunto de España.
Por esta razón, las candidaturas kurdas en las anteriores elecciones lo eran a título individual y como candidatos independientes, lo que siempre les había asegurado una horquilla de representación entre los 20 y los 30 diputados, llegando hasta ahora, en total, al 6 por ciento de los votos a nivel nacional.
La sorpresa del domingo es que prácticamente han duplicado ese porcentaje no solo superando el 10 por ciento sino llegando al 13, tras una campaña en que los candidatos del HDP no solo ha sufrido ataques a sus sedes sino también detenciones por parte de la Policía e incluso atentados en sus mítines, como el que dejó en Diyarbakir varios muertos y cientos de heridos.
De esta forma, el HDP podrá formar un poderoso grupo de 80 parlamentarios -31 de ellos mujeres- en la Asamblea Nacional, parlamentarios que, de no haber superado el mínimo del 10 por ciento estatal, habrían ido a parar, fundamentalmente, al gubernamental e islamista AKP (Partido del Desarrollo y la Justicia).
Así, Erdogán no solamente ve bloqueado su camino hacia una Presidencia con grandes poderes que se comparaba con un nuevo “sultanato”, sino que se ve obligado a gobernar en minoría, teniendo serias dificultades para formar un gobierno de coalición con las otras dos grandes fuerzas: el socialdemócrata CHP, con 131 escaños, y los nacionalistas turcos del MHP, con 82 diputados.
Pero de estas elecciones se desprenden otras consecuencias de calado no solo para Turquía sino para todo Oriente Medio.
La primera de ellas es que el AKP se ha desplomado en las provincias del Kurdistán, donde siempre ha tenido un gran peso debido a su componente rural y a una población profundamente religiosa y tradicional. En Diyarbakir, por ejemplo, el voto islamista ha bajado del 32 al 15 por ciento; en Van del 40 al 22, en Sirnak, del 20 al 10 y en Agri del 47 al 18 por ciento. Esto ha hecho que en el caso de Diyarbakir –un millón de habitantes- el HDP se llevara 10 de los 11 parlamentarios en juego, y en la también y turísticas Van, 6 de los 8 que se disputaban.
En las provincias, a nivel general, el voto no es menos sorprendente. En el conjunto de los distritos de Diyarbakir, Sirnak y Hakkari, el voto pro-kurdo ha superado nada menos que el 80 por ciento, y en las de Mardin, Batman, Van y Mus, el 70 por ciento.
Esto indica que el Kurdistán turco, compuesto por una veintena de provincias, ha quedado fuertemente consolidado en torno al HDP, partido al que el Gobierno acusa de ser el brazo político de la guerrilla del PKK, quedando los partidos turcos sin margen de maniobra. Debido a ello, resulta del todo imposible que Ankara siga ahora poniendo obstáculos a un proceso de paz con la guerrilla que, indudablemente, debe culminar en el establecimiento de algún grado de autonomía para esta región.
Asimismo resulta difícil desvincular los resultados de la forma en que Erdogán ha gestionado la guerra siria, en la que, de forma descarada, ha respaldado las opciones islamistas frente a las organizaciones kurdas. Las sucesivas victorias militares en Siria e Irak frente al Estado Islámico –Kobani, Sinyar, zona de Mosul, montes Abdulaziz, cuenca del río Khabur y ahora avances hacia el feudo yihadista de Tel Abyad-, sumada con esta victoria política en Turquía, convierten al factor kurdo en una pieza clave a la hora de reordenar políticamente Oriente Medio.
Pero los analistas turcos elevan todavía un peldaño más el significado político de lo ocurrido el domingo. Buena parte de ellos indican que la superación de ese “imposible” 10 por ciento –colocado precisamente en el sistema electoral para impedir la representación de partidos kurdos- muestra el cansancio de importantes segmentos del electorado hacia la tradicional forma de hacer política en Turquía.
Hartos de que no haya una verdadera alternativa de izquierda, hartos de la deriva autoritaria de Erdogán, el apoyo de una parte de la población turca al HDP es lo más parecido en Turquía al fenómeno de Podemos en España. Incluso hay quien asegura que, si, ante la imposibilidad de gobernar, se adelantan las elecciones, por ejemplo, dentro de un año, los resultados podrían ser mejores y tal vez convertir al HDP en la segunda fuerza del país.
Esta es la razón por la que las candidaturas del HDP han contado con el apoyo de quienes lideraron la llamada “revuelta de Taksim”. Y también por este motivo la copresidenta del HDP, Figen Yuksekdag, se dirigió a sus seguidores al celebrar los resultados con una de las consignas que más se oyeron en Taksim: “Esto solo es el principio; la lucha continúa”.


Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199874

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