domingo, 1 de marzo de 2015

Reflexionemos hacia dónde conduce el fomento CFK de nuestro consumo en supermercados.

La soberanía alimentaria a la venta


GRAIN | 17 diciembre 2014 
Los supermercados en Asia están socavando el control de la población sobre los alimentos y la agricultura
Entre los pequeños y atestados negocios de la calle Bazaar, en Bangalore, India, hay un pequeño quiosco lleno de latas de aceite de todos los tamaños y formas. Parado entre ellos, Nirmal está ocupado atendiendo a los clientes. Desde este pequeño negocio ha vendido todo tipo de aceites comestibles por 25 años – aceite de maní, ghee [una especie de mantequilla clarificada], aceite de girasol, aceite de coco y aceite de palma.
También encabezó a otros 200 comerciantes de la calle Bazaar, en una resistencia que durante más de 20 años ha impedido su desalojo en aras de la construcción de un gran centro comercial.

Supermercadización, el cambio de rostro de los mercados asiáticos
Por toda la región existen mercados de productos frescos y proporcionan a los consumidores verduras de calidad, frutas, carnes y otros alimentos frescos. Estos mercados brindan sustento a millones de personas en múltiples puntos a lo largo de la cadena de distribución, desde los pequeños agricultores que llevan sus cosechas, pasando por los propietarios de puestos, los vendedores callejeros y un amplio rango de otros trabajadores informales que incluyen acarreadores y cargadores. Tan sólo en Indonesia, hay 12 millones 500 mil propietarios de puestos en los 13 mil 450 mercados de productos frescos registrados en el país y esta cifra no incluye a los numerosos trabajadores informales que perciben ingresos en estos mercados.

Los supermercados representan una amenaza directa a la subsistencia de estas personas. En la medida en que los supermercados se expanden, capturan una creciente proporción de los gastos nacionales en alimentos, dejando a los millones de personas que dependen de los mercados de productos frescos y a las pequeñas tiendas minoristas, con menos ingresos totales para repartirse. En Indonesia, un resultado directo es que el número de mercados de productos frescos está disminuyendo a un promedio de 8.1% cada año. La Unión de Comerciantes de Mercados de Indonesia (IKAPPI) señaló que más de 3 mil mercados de productos frescos, cada uno con docenas de quioscos, fueron cerrados entre 2007 y 2011 y el número total de mercados de productos frescos bajó de 13 mil 450 a 9 mil 950.3 Cuando se les consultó, casi la mitad de los comerciantes señaló que la competencia directa con los supermercados fue la razón para cerrar definitivamente sus puestos.4

Esto explica por qué los vendedores callejeros y los comerciantes informales han estado al frente de la resistencia contra la liberalización de la inversión extranjera directa en el sector minorista en Asia. En India, donde casi 40 millones de personas aún se sustentan del sector del comercio informal y los mercados de productos frescos, la resistencia es feroz. En 2006, se creó un comité directivo para coordinar un movimiento por la “democracia minorista” llamado Vyapar Rozgar Bachao Andolan, encabezado por aquellos que habían sido más afectados por la liberalización del comercio al menudeo: asociaciones de comercio, sindicatos, organizaciones de vendedores ambulantes, grupos de agricultores y pequeñas industrias. Este comité coordinador aspira a facilitar las acciones de una base amplia, a nivel local y nacional, e impulsar exigencias políticas que garanticen la protección o la mejora de las personas más afectadas. El 5 de febrero de 2014, miles de vendedores callejeros marcharon hacia el parlamento de la India presionando por la adopción de un proyecto de ley para los vendedores callejeros y la revocación de las políticas nacionales que permiten a las compañías extranjeras invertir en el sector minorista.5
En Indonesia, el sindicato de comerciantes de los mercados de productos frescos inició varias protestas a nivel local. En Bantul, Jogjakarta, por ejemplo, han estado argumentando a favor que cierren las cadenas de tiendas de conveniencia y de los supermercados que se sitúen a menos de 3.5 kilómetros de los mercados de productos frescos.6 Los comerciantes también exigen que los gobiernos locales limiten el horario de atención de las cadenas de tiendas de conveniencia como 7-Eleven e Indomart que, actualmente, permanecen abiertas 24 horas al día.

En los estantes de los supermercados no hay lugar para los agricultores en pequeña escala
Los comerciantes asiáticos en pequeña escala que están en la primera línea de los sistemas alimentarios locales, aseguran la adquisición y distribución de los alimentos cultivados en millones de pequeñas fincas en toda la región. Lo común es que tales comerciantes obtengan su fruta y sus verduras frescas, carnes, huevos y pescado en los mercados mayoristas donde los campesinos cercanos llevan sus productos diariamente.

Las corporaciones minoristas se basan en sistemas totalmente diferentes para la adquisición y distribución. Cada cadena de supermercado coordina su propia adquisición de productos de un modo centralizado en todos sus locales de todo el mundo. Los alimentos son abastecidos por grandes compañías transnacionales que pueden, de manera estable, suministrar grandes volúmenes de acuerdo a exigentes normas definidas por los propios supermercados. La adquisición y distribución para los supermercados está totalmente integrada, “desde la finca a la mesa” como les gusta presumir.

Hay muy poco espacio para que en estas cadenas de abastecimiento integradas (base de los supermercados) participen los agricultores en pequeña escala. Uno de los problemas principales es que los supermercados exigen adherencia a los estándares de seguridad sanitaria de los alimentos que son imposibles de cumplir para los pequeños agricultores.

Durante los últimos diez años, la industria alimentaria global ha desarrollado cientos de esquemas para regular la “inocuidad” y la calidad de los productos que mueve a través de sus sistemas. En 1999 un grupo formado por 17 cadenas minoristas europeas decidió crear su propio sistema de verificación para proveedores y desarrolló éstos como estándares específicos para la producción de frutas y verduras, cultivos a granel (como el trigo, la cebada, la canola), para granos o semillas, alimento para ganado y flores. Inicialmente denominaron a esta serie de estándares EUREPGAP [Euro-Retailers Produce working group Good Agricultural Practices standards —Estándares de buenas prácticas agrícolas del grupo de trabajo de minoristas europeos dedicados a los productos frescos] antes de cambiar su nombre a GlobalGAP en Bangkok en 20077.
Los estándares de GAP (siglas de Buenas Prácticas Agrícolas en inglés) que promovieron los minoristas fueron después promovidos a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Codex Alimentarius para ser introducidos a las regulaciones nacionales. Los estándares son oficialmente voluntarios, pero los gobiernos y las grandes cadenas alimentarias del comercio al menudeo están haciendo cada vez más obligatorios los estándares de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), no solamente para la venta de productos a cadenas minoristas; también son obligatorios para los agricultores que buscan acceso a los programas de extensión, comercialización y crédito. Documentos oficiales de la FAO y de los gobiernos, indican que el objetivo es hacer que estos estándares sean legalmente vinculantes.8
En 2005, Malasia dio un paso adelante en esta dirección, cuando el organismo de estandarización y acreditación del gobierno nacional publicó “Materias Primas Agrícolas —Regulación de Buenas Prácticas Agrícolas”.9 La regulación establece un código genérico de prácticas basadas en el protocolo EUREPGAP y las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) de FAO. Establece que todos los productos agrícolas están obligados legalmente a cumplir con estas regulaciones.
Los gobiernos asiáticos están haciendo especiales esfuerzos para asegurar que los pequeños agricultores sigan los estándares de Buenas Prácticas Agrícolas. Pero los estándares no están en absoluto adaptados a los sistemas agrícolas de la mayoría de los pequeños agricultores. Es común que los estándares de BPA incluyan requerimientos tales como recintos de almacenamiento con paredes sólidas y pisos de cemento; agua potable para manipular los productos inmediatamente después de ser cosechados (y en algunos casos, incluso para el riego); llevar un estricto registros de todas las actividades, ventas y compras, uso de semilla comercial y otros insumos; y contratar asistencia técnica de parte de agrónomos u otros profesionales. Los estándares de BPA incluso prohíben que haya animales en los campos de cultivos y especifican de manera detallada los requisitos para la higiene personal.
Estos estándares fueron desarrollados en Europa y no tienen relación con los sistemas alimentarios tradicionales de Asia. El director de comercialización de productos frescos de Carrefour de Indonesia señaló a GRAIN que sus proveedores deben cumplir con el libro de normas internas de contratación. Aunque ahora Carrefour es por completo propiedad de una compañía indonesia, Trans Retailindo, los libros de estándares no han cambiado. Es casi imposible que un pequeño agricultor de Indonesia pueda cumplir con estos estándares europeos, sin tener acceso a la maquinaria agrícola y la tecnología avanzada de post-cosecha que se requiere. Los estándares también incluyen normas precisas para la frescura y tamaño de los productos —adecuados a la agricultura industrial—, por ejemplo, el brócoli debe tener colores verde brillantes con 5 cm exactos de tallo.
En toda Asia, es simplemente imposible para la mayoría de los pequeños agricultores o demasiado costoso, el cumplimiento de estas normas. A menudo la “solución” propuesta por los gobiernos y la industria alimentaria es una integración más vertical, especialmente en la producción por contratos, de tal modo que los agricultores en el campo se puedan concentrar en seguir las normas BPA y las compañías a las que abastecen puedan hacerse cargo de todo el manejo, el procesamiento y la comercialización. Esto, por supuesto, tiene un costo para los agricultores, tanto en términos de mayores gastos —ya que las compañías alimentarias cobran por todos los servicios— como en términos de pérdida de control sobre los procesos de comercialización, lo que con frecuencia da como resultado pagos menores por los productos y serios retrasos en esos pagos.
En India, muchas compañías nacionales y multinacionales han empezado a preparar acuerdos de agricultura por contrato para abastecer supermercados. En Bangalore, por ejemplo, los agricultores están siendo inducidos a establecer contratos con compañías abastecedoras de supermercados con la promesa de mercados garantizados, precios estables y más altos más una asistencia técnica. Pero señalan que los términos y condiciones que ellos deben seguir son muy complicados y onerosos. También señalan que a menudo sus cosechas son rechazadas y van a la basura y que es común que los pagos, por parte de los contratistas, lleguen tarde. Tienen momentos difíciles para enfrentar los términos de los contratos (el ritmo y la escala de la producción) además de que los dejan fuera de todas las decisiones de producción, por ejemplo el tipo de cultivos e insumos, así como las decisiones respecto a las ventas, tales como evaluar la calidad de sus cultivos y el precio adecuado10.

“He estado cultivando verduras y vendiéndolas directamente a los consumidores en el mercado cercano. Desconozco cómo vendérselo a Metro”, señala Rudresh, un agricultor de Hoskote, un distrito rural de Bangalore. “Ellos solamente compran los productos de mejor calidad, pero en el mercado local yo vendo todas mis verduras, a precios variables según la calidad.”11
Otro agricultor del mismo distrito, Sriniwas, dice que las compañías de comercio al menudeo están tratando de apoderarse de la superficie de tierra donde ha estado por décadas el mercado de los agricultores. “Tienen planes para construir un gran complejo comercial que, por supuesto, sería ocupado por las grandes compañías”, señala. “¿A dónde iremos y venderemos nuestros productos frescos?”12

La realidad es que aun con el creciente número de programas de contratos agrícolas, los supermercados recurren muy poco a los pequeños agricultores. La mayor parte de su abasto proviene directamente de los establecimientos de grandes corporaciones. La compañía tailandesa Charoen Pokphand es uno de los proveedores principales de carne para los supermercados globales. Sus operaciones están integradas verticalmente, desde haciendas de cría a los mataderos y a las plantas de procesamiento. La compañía incluso opera su propia cadena de supermercados. (CP Fresh Mart) y almacenes de conveniencia (7 Eleven).13
El proveedor de carne más grande de Wal-Mart es Tyson Foods de Estados Unidos, el mayor productor de carne del mundo. Actualmente, Tyson está gastando cientos de millones de dólares en montar sus propias operaciones en China. La compañía, que hace sólo tres años no tenía fincas en China, tiene planes de construir 90 granjas avícolas para 2015. Aunque los anunciados planes de Tyson coinciden con un nuevo arancel en China para las aves importadas desde Estados Unidos, la compañía sostiene que su decisión de construir sus propias granjas —en lugar de comprarle a los productores independientes— es debida, sobre todo, a la búsqueda de una seguridad sanitaria, una protección contra las enfermedades como la gripe aviar.14 El presidente ejecutivo de Wal-Mart para China, Greg Foran, agrega que las granjas de Tyson ayudarán al gigante del menudeo a minimizar el riesgo mediante un abasto inocuo y controlado.15

Sanidad alimentaria en venta
En 2011, GRAIN publicó un informe, “Sanidad alimentaria para quién - El bienestar de las corporaciones contra la salud de la gente", que muestra que los acuerdos de comercio han llegado a ser el mecanismo central para expandir y hacer cumplir los estándares de sanidad alimentaria en todo el mundo. Como los mercados agrícolas fueron liberalizados profundamente, hay un auge del comercio global en los alimentos.
Con mucha frecuencia, las reglas de sanidad alimentaria que surgen de las negociaciones de comercio, se convierten en mecanismos para ejercer presión sobre los mercados que eran abiertos o formas ocultas para limitar el acceso un mercado; hacen poco para proteger la salud pública, y solamente sirven a los imperativos de crecimiento corporativo y los márgenes de ganancia.
No hay evidencia de que los estándares como las BPA realmente mejoren la calidad de los alimentos o reduzcan la posibilidad de brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos.
En efecto, las cadenas de abastecimiento global hacen que los consumidores sean más susceptibles a la contaminación de los alimentos. Una granja pequeña que produce carne en mal estado tendrá un impacto relativamente pequeño. Un sistema global construido en torno a granjas del tamaño de fábricas concentradas geográficamente, tendrán como resultado la acumulación y la ampliación del riesgo, afectando a áreas en particular con poluciones de tipo industrial y globalmente a los consumidores con productos envenenados.
La sanidad o inocuidad alimentaria y los estándares relativos a los alimentos son, de cierta manera, una respuesta a las demandas de los consumidores, pero también son promocionados de manera agresiva por los grandes minoristas corporativos como productos superiores. La certificación “verde” y los programas de eco-etiquetado, por ejemplo, representan una respuesta del mercado a la demanda en pos de prácticas amigables con el ambiente y productos saludables. El eco-etiquetado pretende sacar provecho de los precios que los clientes de “primera” están dispuestos a pagar tanto por el bien privado (la inocuidad de un producto) como el bien público (un ambiente de mejor calidad). Si bien hace mucho que los minoristas publicitan los atributos nutricionales de los “productos de primera”, tales como los beneficios para la salud de los productos orgánicos, sólo ahora comienzan a publicitar los atributos de las prácticas sustentables.
Los alimentos “halal”, los alimentos libres de OGM y producidos sin crueldad hacia los animales son ejemplos de mercados en crecimiento; de alimentos alineados con las normas de sanidad o inocuidad alimentaria (estándares, auditorías, certificaciones, trazabilidad y mecanismos de disputa). Muchas de estas inquietudes más amplias sobre la calidad alimentaria, no necesariamente tienen que ver con los estándares de los productos, sino con los procesos. Y si no se tiene cuidado, pueden ser definidos arbitrariamente para adecuarse a las necesidades de las transnacionales como Cargill o Carrefour, generalmente, más que a las necesidades de las comunidades locales o de la salud pública.
El mercado de alimentos halal es uno de los mercados de alimentos certificados más grandes y de más rápido crecimiento, con un valor de 700 mil millones de dólares en 2014 de acuerdo al Foro Mundial Halal. Tiene un mercado potencial de 2 mil millones de personas en todo el mundo, con mil 400 millones en Asia.
Pero qué exactamente constituye los alimentos halal es un tema altamente controvertido. No hay un estándar global y en un país dado puede haber distintos estándares e incluso ser discrepantes.16
En su libro del 2011, La Frontera Halal: Consumidores Musulmanes en un Mercado Globalizado, Johan Fischer advierte que en el mundo musulmán contemporáneo, una etiqueta de halal no es meramente una expresión religiosa de lo que se permite o no. Es también una conexión entre el mundo musulmán y un nuevo mercado global de producción, comercialización y consumo en crecimiento. El etiquetado halal es la clave para los crecientes mercados de exportación en los países predominantemente musulmanes.
Las principales cadenas de supermercados y comida rápida están dirigidas hacia consumidores halal en sociedad con un amplio rango de organizaciones comerciales y religiosas vinculadas a diferentes escuelas de pensamiento. La cadena de supermercados Tesco, del Reino Unido, fue el primer minorista global en comenzar a vender carne halal en el año 2000. El grupo francés Casino, propietario de la cadena de supermercados Big C, y los supermercados de origen alemán Aldi y Lidl, siguieron el ejemplo. A estas cadenas, sin embargo, las han criticado las organizaciones musulmanas, como la Comunidad de Monitoreo Halal, por ser irrespetuosos con los musulmanes, por su falta de transparencia y por la falta de garantía de que sus productos sean realmente halal.17

La soberanía alimentaria en juego
Los mega minoristas quieren ofrecer todo el año las mismas frutas y verduras frescas, ya sea que estén en temporada o no. Esto lo pueden hacer abasteciéndose de productos desde diferentes localidades geográficas en todo el mundo. Pero también quieren productos lo más baratos posible. Por esto, buscan centros de producción donde se puedan abastecer al más bajo costo. China, por ejemplo, se está convirtiendo en el mayor centro de producción y distribución de productos avícolas y hortícolas para supermercados en muchos países de Asia.
El creciente número de acuerdos de libre comercio e inversión en Asia facilita los sistemas globales de adquisición para los grupos que comercian al menudeo. Desde que entró en efecto en enero de 2010, el acuerdo de libre comercio ASEAN-China (ACFTA), uno de los más controvertidos acuerdos comerciales en la región, no impone arancel alguno para más de 600 productos agrícolas provenientes de China hacia los países del Sudeste Asiático.
Los supermercados también cosecharán grandes beneficios de la llamada AEC por sus siglas en inglés (o Comunidad Económica de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático-Asean), que entrará en existencia en 2015. La AEC integrará totalmente a los países del Sudeste Asiático de acuerdo a cinco elementos principales: libre flujo de bienes, libre flujo de servicios, libre flujo de inversiones, libre flujo de capital y libre flujo de mano de obra calificada. La cadena mayorista Siam Makro de Tailandia ya ha establecido nuevos outlets en la frontera de Camboya, no sólo para dirigirse a nuevos consumidores, sino también para beneficiarse de los proveedores de los países vecinos que podrían ofrecer precios más bajos que los productores de Tailandia.18 El presidente ejecutivo de Siam Makro, Suchada Ithijarudul, confirma que ellos también están buscando estas oportunidades en Laos.19

Fuente: http://www.grain.org/es/article/entries/5073-la-soberania-alimentaria-a-la-venta

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