martes, 24 de febrero de 2015

III. Recordemos diciembre de 2013 y cómo el autodenominado gobierno de los derechos humanos viene aupando al genocida Milani hasta que hoy domina el espionaje fundamentalmente sobre nosotros, los de abajo.

Milani, Cristina y la seguridad en 2014
25 de diciembre de 2013

Por Eduardo Anguita

Sin restar apoyo a un proceso de cambio es necesario un debate a cara descubierta sobre una promoción controvertida. El pasado sábado 21, Carta Abierta emitió un comunicado tras la asamblea que hace habitualmente. Un párrafo merece ir a fondo de algunos de los asuntos que estas tres últimas semanas sacuden al país. Un párrafo de ese texto dice: "Expresamos nuestro rechazo a la tentación del uso de las Fuerzas Armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) para intervenir en la política de seguridad interior. Ello está interdicto y debe seguir estándolo, en la legislación nacional construida por amplias mayorías democráticas."

El tema, apenas mencionado por Carta Abierta y debidamente repudiado no es el temor de un grupo de militantes o intelectuales que dan crédito a cualquier rumor sino una advertencia a una instrucción real surgida de las más altas autoridades del gobierno nacional durante el jueves 12 y el viernes 13 pasados. 

Nada menos que en los momentos en que la rebelión de las policías provinciales había explotado y que sólo era conjurada por desmedidas concesiones de los gobernadores a quienes protagonizaron las protestas.
 

Esa instrucción les fue comunicada a oficiales de alta graduación por parte de funcionarios nacionales que les indicaron que se suspendieran vacaciones, que los efectivos de las tres armas debían permanecer a no más de dos horas de distancia de sus unidades y que debían estar preparados para alistamiento con tres consignas: la defensa de objetivos estratégicos (centrales nucleares, represas, rutas nacionales), garantizar la seguridad en las calles y, tercero, estar en condiciones de contener nuevas protestas policiales.
 

Las leyes de Seguridad Interior, Defensa e Inteligencia son explícitas al respecto: las Fuerzas Armadas no pueden involucrarse en acciones de seguridad aunque tienen algunas excepciones, como por ejemplo la intervención en casos donde haya desastres ambientales o sucedan catástrofes naturales. Es decir, si se rompe una represa o vuelca un camión que traslada insumos para un reactor, el Ejecutivo puede ordenar colaboración militar. Para cualquier otra cosa, es preciso que el Congreso Nacional declare el Estado de sitio.
 

No es admisible que desde el gobierno nacional se cite a altos oficiales para transmitir instrucciones orales reñidas con una legislación que costó muchísimo esfuerzo. Un esfuerzo que, precisamente, tuvo un protagonismo decisivo por parte de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Sin embargo, los procesos políticos cambian, modifican criterios, sufren por las propias incapacidades y por los embates de sectores opositores, muchos de los cuales se descubrieron defensores de los Derechos Humanos.

BREVE CRONOLOGÍA. El pliego de César Milani fue enviado en julio pasado por el Ejecutivo para su ascenso a teniente general. Nada tiene que ver un grado del escalafón, que debe pasar por el debate en el Senado, con el derecho exclusivo del Ejecutivo de nombrar a Milani –o a quien fuera– como jefe de Estado Mayor del Ejército. Cuando tomaron estado público los cuestionamientos a Milani, el gobierno podría haber dejado para más adelante el ascenso sin perjuicio de que el general siguiera al frente de la fuerza.
 

Sin embargo, el Frente para la Victoria dio el visto bueno en la Comisión de Acuerdo con los votos suficientes y el pasado miércoles 18 logró contar con 39 votos como para dar la luz verde para el mencionado ascenso. Al comenzar la sesión, Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), un punto de referencia para la clase política a la hora de elaborar pliegos de jueces y militares, brindó una entrevista radial. Fue a la 1110, la radio pública de la Ciudad, y en ella detalló los motivos por los cuales el CELS se opuso al ascenso.
 

Es más que sabida la relación de confianza que unió históricamente a Verbitsky con Nilda Garré. Un vínculo que fue estrecho durante la gestión de Garré en Defensa. No es un secreto que Garré tenía confianza con Milani, entonces a cargo de la Jefatura de Inteligencia del Ejército. Es más, a fines de 2010, era un secreto a voces que Milani era el candidato del gobierno para suceder a Luis Pozzi, quien estaba al frente del Ejército desde 2008.
 

La muerte de Néstor Kirchner y luego los sucesos del Parque Indoamericano plantearon un escenario nuevo: Garré se enteró el mismo 10 de diciembre de 2010 que pasaba de Defensa a Seguridad. Muchísimos rumores circularon sobre el apoyo que podía dar Milani en materia de manejo informativo y que podían resultar un apoyo vital para la gestión de Garré. Nunca se confirmó eso. Si la Inteligencia de Ejército realiza tareas de recolección de información interna está violando las leyes. El hecho de que algunos funcionarios de Defensa hubieran ido a Seguridad en aquel entonces no tenía nada reñido contra la ley. Incluso el hecho de que un hijo de Milani, licenciado en Administración, fuera a trabajar a Seguridad no está reñido con las leyes.

Algo pasó para que Garré fuera mandada por la presidenta como embajadora a la Organización de Estados Americanos (OEA), justo en julio de 2013. La despedida a la hasta entonces ministra de Seguridad se hizo justo cuando tomaba estado público que el parte de deserción del soldado Agapito Ledo había sido firmado por el entonces subteniente Milani. Ledo era militante del PRT ERP, estudiaba Historia en Tucumán y está desaparecido. Todo indica que lo secuestraron en un campamento del Batallón de Ingenieros con asiento en La Rioja que estaba en actividad en Tucumán en julio de 1976. Garré se fue a Washington y no se conoció su punto de vista sobre el ascenso de Milani.

El jueves 19, al día siguiente del ascenso, Hebe de Bonafini dio su habitual discurso de los jueves. Pocos días antes, la presidenta de Madres había entrevistado a Milani. La nota salió en la revista de la Asociación y luego se pasó por Canal 7. Es preciso detenerse en los últimos párrafos de las palabras de Hebe: "… Leyendo todo lo que pasó estos días veía que son los mismos que critican a Milani, a la presidenta…, están diciendo de todo de la Universidad de las Madres, que tenemos deudas, que cómo vamos a tener una universidad. Nosotros estamos pagando la deuda de los Schoklender, la estamos pagando nosotros con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo, con la ayuda de mucha gente y con algunas provincias que han sido muy serias y nos han pagado lo que debían haber pagado antes y no pagaron, para que nosotros podamos cubrir esa deuda tan infernalmente grande. Esos mismos ahora critican la Universidad de las Madres, el Instituto de las Madres, entonces en dónde estamos: unos estamos acá y otros están allá. Eso es igual a la reparación económica. Los que cobraron la reparación son los que no quieren a Milani, son tan dignos... pero vendieron la sangre de los hijos, hay alguna diferencia. Hasta el jueves que viene."
Las palabras de Hebe tenían destinatarios desconocidos para la mayoría de la sociedad. De ellas se deduce claramente que sin ayuda, la asociación no podría hacer frente a los graves problemas económicos que atraviesa. En cuanto a "la ayuda de mucha gente", sin duda que la asociación recibe apoyo económico del gobierno. No está claro qué puede tener de positivo que sea Hebe quien encabece el apoyo a Milani y qué relación hay entre una cosa y la otra. En cuanto a la referencia de "los que cobraron la reparación" es para los ex presos políticos, ex detenidos desaparecidos o personas que estuvieron en el exilio que durante el menemismo se acogieron a una ley de reparación económica. Fue una ley y se cobró de modo transparente. No es aceptable decir que vendieron la sangre de sus hijos.
 
El mismo día de las palabras de Hebe, la presidenta encabezó la ceremonia para entregarle el sable a Milani. Fue a escasos metros de la Plaza, dentro de la Casa Rosada.
 

La fecha no puede pasar inadvertida. Doce años atrás, las fuerzas policiales cargaban contra el pueblo, contra las Madres. Ese mismo día, Fernando de la Rúa llamaba al jefe de Granaderos y a otros jefes militares para decirles que necesitaba de ellos. Le aclararon que sin Estado de sitio no podían hacer nada. Al día siguiente, De la Rúa abandonaba el gobierno. En esas dos jornadas, los operadores del entonces presidente y algunos referentes del peronismo arreglaban algunos detalles del abandono mientras en las calles morían 39 personas por la brutalidad policial.

El mismo Milani es quien dice que Hebe se distanció de Marcela Brizuela de Ledo, la madre de Agapito Ledo, presidente de Madres La Rioja. Es posible que otras Madres, por mantener el apoyo al gobierno, acompañen a Hebe de Bonafini en esta postura. Quien escribe estas líneas no es capaz, por sentimientos, por historia, de confrontar con Hebe. Pero sí, con respeto, de decirle a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo que el gobierno estaba ante una encrucijada política y que la resolvió muy mal.
 

Sobran las explicaciones y este cronista sumó algunos datos en estos seis meses a un debate que debía haberse resuelto de otra manera. Bien postergando el debate y dejando a Milani al frente del Ejército sin dar este paso, o bien promoviendo el pase a retiro del general. Del mismo modo que considera un error esta decisión, quien escribe estas líneas no comparte para nada que estén en juego las políticas de Defensa ni las de Derechos Humanos. Los juicios están en marcha y las normas en seguridad y defensa están claramente separadas.
 

Sin perjuicio de lo anterior, es interesante ver algunos de los temas que Hebe le planteó a Milani en la entrevista y que revelan bastante confusión. Hebe le pregunta sobre la urbanización de las villas y el Ejército. Un tema no menor, el de la falta de vivienda en la Argentina. Ahora bien, formar soldados y oficiales para defender a la patria cuesta muchísimo dinero y requiere una capacitación especializada.
 

Sería insólito que la iniciativa para mejorar la falta del millón de viviendas que tiene la Argentina surgiera de la colaboración de las fuerzas militares. Otro de los tantos temas de la entrevista: Hebe le pregunta a Milani si los militares pueden participar en política. Milani dice que no. Tal como establecen las leyes. Sin embargo, aclara, eso no significa que alguien no pueda apoyar el proyecto nacional. No es preciso ser un polemista afilado para darse cuenta que si se puede apoyar también se puede criticar.
 

DE CARA A 2014. Las organizaciones de Derechos Humanos, el periodismo militante o comprometido con lo mejor de esta década, la intelectualidad, la dirigencia sindical, las organizaciones sociales se merecen un debate a cara descubierta. Con la valentía de defender lo que dejan de positivo estos años y también señalando los dilemas, los cambios y lo que consideran errores. Eso no es restar apoyo a un proceso de cambios. Al contrario, es sumarle voces, es aportar a una identidad colectiva. Hay una gran incertidumbre sobre cómo evolucionarán los conflictos sociales y cuál será la capacidad del gobierno para frenar la inflación. Sí está claro que, desde la asunción de Jorge Capitanich y de Axel Kiciloff hay políticas y hay convocatoria al diálogo.

Sin embargo, es preciso encarar una reforma policial y política. No puede ser que buena parte de los gobernadores o intendentes estén dispuestos a continuar con fuerzas de seguridad financiadas, en parte, con dinero proveniente del gerenciamiento del delito. Menos con el aumento de la presencia del narco. En ese contexto, no parece conveniente un cambio en las Fuerzas Armadas para involucrarlas en el embanderamiento político con el gobierno y mucho menos para meterlas en temas de estricta seguridad interior. Por último, las dos causas judiciales en las que Milani está mencionado –no imputado– deberán avanzar con determinación. No sería tolerable que se cajonearan esos expedientes. En este tema, es el turno de la justicia.

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