lunes, 8 de septiembre de 2014

Veamos cómo la construida e inducida opinión pública se usa para la derechización característica del modelo concentrador y transnacionalizador.


RESUMEN LATINOAMERICANO
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LA CONTRAINFORMACIÓN AL DÍA

Información, opinión y denuncia de Latinoamérica y el Tercer Mundo
7 septiembre  2014
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ARGENTINA
CRISTINA DESPIDIO AL CORONEL GALEANO Y OBLIGO A BERNI A RECTIFICARSE

La libertad del palo

Cristina despidió al coronel Galeano y le hizo asumir la decisión a Berni, quien luego de días defendiendo a su amigo, entregó su cabeza para salvar la propia. Pero Galeano sólo cumplió sus directivas. A un año de las PASO, la violencia institucional unifica a distintas fuerzas, sobre la idea de que esas prácticas aberrantes tienen rédito electoral. La Metropolitana y la Federal compiten por el mismo trofeo en las villas de Lugano. El pionero Massa corre el riesgo de parecer tibio y tolerante.

Por Horacio Verbitsky
La presidente CFK despidió al Coordinador de las fuerzas de seguridad Roberto Angel Galeano y le hizo asumir la decisión al Secretario de Seguridad Sergio Berni, como precio para conservarle el cargo, aunque fue él quien impartió las órdenes ejecutadas por el coronel carapintada. A Berni no le preocupa la exactitud de lo que afirma. El jueves un comunicado del Ministerio de Seguridad pretendió que el jefe del destacamento de Gendarmería de Campo de Mayo, Juan Alberto López Torales, había actuado de acuerdo con la ley y seguido los procedimientos establecidos para liberar la ruta. El mismo día, Berni dijo que el automovilista Christian Romero no fue acusado de atropellar a López Torales, sino por violar las leyes de tránsito. Pero la imputación de la Gendarmería contra Romero en la causa judicial es por acelerar, atropellar y lesionar al gigante saltarín. También pretendió que Galeano era su asesor y que no tenía autoridad sobre la Gendarmería, cuando todos saben que no es así: Berni quiso nombrarlo como Subsecretario de Seguridad pero Nilda Garré, que como ministra de Defensa lo había pasado a retiro por su participación en el alzamiento carapintada, dijo que sería una incongruencia y Cristina rehusó firmar el decreto. Pero Garré dejó Seguridad en junio de 2013, y en septiembre Berni contrató a Galeano como coordinador de las fuerzas de seguridad. No como asesor. Ese es el contrato que ayer Cristina ordenó rescindir. El comunicado, que contradice todo lo que Berni venía diciendo, ni siquiera fue incluido en la página electrónica del Ministerio y la presidencia se encargó de que llegara a los medios, comenzando por la agencia oficial Télam, pese a que atribuye la decisión a Berni. Dice que “Galeano incumplió con las responsabilidades contenidas en los ‘Criterios mínimos sobre actuación de los cuerpos policiales y las fuerzas de seguridad en manifestaciones públicas’, documento elaborado con el aporte de organizaciones sociales que fija el marco de actuación de las fuerzas federales” y que su conducta “contradice los lineamientos ministeriales de prudencia y de profesionalidad en la gestión de la seguridad pública”. A tan alto precio personal, Berni conservó su cargo y el del gendarme que siguió sus directivas. Pero el problema va mucho más allá del ahora despedido comando militar. El comunicado ratificó las “directivas políticas vigentes desde 2003 que preservan la integridad física de las personas en manifestaciones públicas” por lo cual un funcionario del ministerio “debe estar a cargo de los procedimientos que requieren el empleo de la fuerza legítima en el terreno, para asegurar que la intervención sea proporcional y eficaz”. Sin embargo, y por detrás de la polémica que entretiene a los gobiernos porteño y nacional, las respectivas policías practican una violencia institucional exacerbada como forma de control del territorio, ya sea ante protestas sociales o hechos sindicados como delictivos. Esto va asociado a la participación de sectores de las propias fuerzas en los delitos que deben combatir y al castigo concentrado en militantes sociales o vecinos humildes. La manipulación informativa presenta esos hechos como episodios de una batalla épica con lo que en forma genérica se denomina el narcotráfico, de lo cual luego no se encuentra huella en los expedientes judiciales, por inexistencia de delito. Un periodismo sin más fuente que los funcionarios interesados contribuye a crear un clima que a su vez justifica nuevas actuaciones similares. Lo más preocupante es la idea, basada en encuestas de opinión, de que esas prácticas aberrantes cuentan con amplia aceptación social y construyen una candidatura. Hay tanta competencia que el pionero Sergio Massa corre el riesgo de parecer tibio y tolerante.

Se hace y no se dice
Todas estas fuerzas ejercen lo que el ex presidente Carlos Menem llamó en 1997 “la libertad del palo”. Menem at
Según esta novela desafiaron al Estado durante una hora con armas, bombas molotov y piedras en una batalla a matar o morir por el control del espacio público. Sergio Berni conoce el paño e ironizó: “¿Cuántos narcotraficantes hubo detenidos? ¿Dónde está la droga? Entraron dos mil policías y no hay un solo narcotraficante”. Tampoco hubo policías heridos de bala. Los vecinos dicen que quienes dispararon no pasaban de diez personas y los detenidos de tres. Cuando los metropolitanos respondieron, César Fabián García salió de su casilla con los brazos en alto pidiendo que no dispararan sobre su vivienda lindera al predio, porque allí estaban su mujer y sus seis hijos. La policía lo hizo echar al piso, manos en la nuca, le pegó un culatazo de escopeta en la cabeza y le pateó el torso. García es hijo de la mujer de Diosnel Pérez, uno de los militantes sociales que intervino en 2010 para superar la crisis por la ocupación del Parque Indoamericano. Cuatro días después, que pueden significar la pérdida del trabajo, el juez Javier Ríos dejó en libertad a los tres porque no había ningún elemento para atribuirles el intento de homicidio, el disparo de armas de fuego y la resistencia y atentado a la autoridad que intentaron cargarles. También ordenó investigar cómo actuó la Metropolitana. Berni maneja la realidad virtual con la misma intensidad que su colega porteño Guillermo Montenegro: su oficina de prensa difundió un par de videos, atribuidos a los asustados padres de alumnos de una escuela de Lugano. Berni les promete todo tipo de protección y uno de los asistentes le pregunta por qué tienen que creer que así será.

–Porque yo siempre cumplo mi palabra –dice el héroe.

El problema no se reduce a la policía. Hace cuatro años el Ministerio de Desarrollo de la Nación montó en el Parque Indoamericano un vallado humano que permitía entrar y salir a quienes habían sido censados y recibido pulseras identificatorias, lo cual contribuyó a sosegar los ánimos. Ahora, la Secretaría de Habitat e Inclusión de Desarrollo Social de la Ciudad y el programas Buenos Aires Presente (BAP) son asistentes de la policía. Según trabajadores de asistencia directa consultados para esta nota, los sin techo se instalaron en casa de familiares, en hoteles pagados con un subsidio de la Ciudad o en paradores o refugios. Pero un cuarto grupo quedó en dos acampes en la calle, bajo horribles condiciones meteorológicas: un predio amplio, de libre acceso, y otro vallado. En un hábeas corpus, la Procuraduría contra la violencia institucional (Procuvin) y la Agencia Territorial de Acceso a la Justicia (ATAJO) denunciaron los abusos de la Policía Metropolitana contra los 23 jóvenes y adultos y los dos niños recluidos en ese corralito: controla la comida que ingresa, los pañales de los bebés, bloquea la circulación de las personas, practica requisas violentas. Los trabajadores sociales, cuya situación laboral es precaria, rechazan los métodos que les marca el gobierno de la Ciudad: amenazar a las familias con la intervención de un juzgado de menores que les quite los hijos por tenerlos a la intemperie y prometerles adelantos o extensión de subsidios de 12 a 20 cuotas, cuando la ley y el decreto de austeridad firmado por Maurizio Macrì no lo permiten. Según los trabajadores, el trasfondo económico-social de la ocupación es de explotación laboral y especulación inmobiliaria. En el asentamiento funcionaban dos galpones, uno textil y uno en el que las mujeres del acampe pelaban papas para una firma industrial, a cambio de 75 pesos por día, que se aplicaban al pago en cuotas de los lotes asignados por los gestores de estos galpones, vinculados con la política y el mercado de drogas. La gestión de ese “sistema de enganche” implica el disciplinamiento territorial por parte de estos pesados.

Gas y balas Leer




Polleras

Por Horacio Verbitsky
Con gorra de alguna de las fuerzas de seguridad y atuendo deportivo que puede confundirse con el uniforme de fajina del militar que le gustaría ser, el médico Sergio Berni, quien también dice ser abogado, se multiplica, a cualquier hora del día o de la noche. No teme a nada ni nadie, y menos que nada al ridículo. No está en discusión su entrega a la tarea, sino su legalidad, su eficacia y su compatibilidad con el proyecto político que integra. Su principal recurso discursivo es la descalificación del antagonista. Si Aldo Rico decía que los soldados no dudan, porque la duda es la jactancia de los intelectuales, Berni sostiene que no filosofa sobre seguridad porque está todos los días en la trinchera. Así explicó su inasistencia al Encuentro Federal por una Seguridad Democrática y Popular en el Salón Azul del Congreso, del que sí participaron los diputados nacionales Andrés Larroque, Horacio Pietragalla, Remo Carlotto y Jorge Rivas; los precandidatos presidenciales Agustín Rossi, Julián Domínguez y Jorge Taiana; el Secretario de Justicia, Julián Alvarez; los titulares de la Anses y de la Sedronar, Diego Bossio y Juan Carlos Molina; el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda; organizaciones sociales y de Derechos Humanos y familiares de víctimas de la violencia institucional. Hace dos semanas, Berni interrumpió con virulencia a la periodista Cynthia García, un femenino que cuestionaba la represión a los trabajadores de Lear: le dijo que la Gendarmería actúa “constitucionalmente” porque “las rutas son para circular”, ignorando la vasta jurisprudencia sobre la jerarquía de derechos en conflicto, que privilegia la libertad de expresión, como queda claro en los proyectos de regulación que a pedido de CFK se están discutiendo en la Cámara de Diputados. La desafió a que lo acompañara a las cuatro y media de la mañana cuando hubiera un corte y probara a desalojarlo de otro modo. Cuando ella replicó que no era su función, Berni la desdeñó: “Esto no es una cuestión de intelectualidad, esto es sentido común”. Esta semana intentó aplicarle el mismo esquema a Marcelo Longobardi, un masculino que desdeña quedar a la izquierda de Berni. El periodista dijo que los alumnos de una escuela de Villa Lugano llevaban dos semanas sin clases porque nadie les garantizaba la seguridad: “Usted dice conocer la villa pero yo sólo lo veo jugando al golf. El que está en el barrio, con los pies en el barro todos los días soy yo”, le contestó. El ex columnista de la Escudería Hadad, hoy en el Grupo Clarín, tiene más claro que Berni quiénes dan las órdenes y quiénes las obedecen, y lo puso en su lugar con un desplante al tono: “Yo voy a jugar al golf todo lo que se me canten las pelotas, ¿estamos claros?”. Pero además de mostrarle quién la tiene más larga expuso un razonamiento impecable: un ciudadano hace lo que quiere con su tiempo libre pero el trabajo del funcionario es “garantizar que haya clases”. Siguiendo el ejemplo de su admirado ex carapintada Rico, Berni arrugó ante Longobardi y luego de la tanda le pidió perdón. Después de dos días defendiendo al coronel Galeano, justificó su despido, decidido por Cristina. Cuando la última semana le preguntaron por mi nota “Muchos Machos Malos”, se escondió debajo de las polleras de Francisco: dijo que no discute con alguien que “también ha dicho cosas del Papa”. Un hombre de acción. Fuente: Página 12

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EL SECRETARIO DE SEGURIDAD Y UN CULEBRÓN INTERMINABLE

48 horas en las idas y vueltas  de “Rambo” Berni

1) Sergio Berni defiende al espía infiltrado y al "gendarme carancho”

4 DE SEPTIEMBRE


ver el video:    http://youtu.be/BxSx5SXHc8w

2) Echaron al militar de civil que estaba en la protesta en la que un gendarme se arrojó sobre un auto
Se trata de Roberto Galeano, el "canoso de barba" que participó en varios operativos de la Gendarmería; dicen que "incumplió con sus responsabilidades"
6 DE SEPTIEMBRE
   
El secretario de Seguridad, Sergio Berni , echó a Roberto Galeano, el militar de civil que estaba en la protesta de trabajadores de Lear en la que un gendarme se arrojó sobre el auto de un manifestante.
Según informó el Ministerio de Seguridad de la Nación en un comunicado, "su comportamiento en un operativo de control de cortes de rutas fue incompatible con los principios de profesionalidad necesarios para la supervisión del desempeño de los efectivos policiales".
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 Crece la tensión interna en la Gendarmería y afecta a Berni

Inquietud en un sector del Gobierno por el papel de la fuerza en el control de los conflictos. CFK lo respalda a pesar de las críticas.

·  Por Mariano Confalonieri | 06/09/2014 
A los 52 años, el secretario de Seguridad y hombre de confianza de Cristina Kirchner a la hora de aplicar la “mano dura” del oficialismo, Sergio Berni, quedó en el centro de la polémica por el video que muestra a un gendarme arrojándose sobre un auto para simular ser atropellado por manifestantes. El episodio, ocurrido el 30 de julio, saltó a la luz esta semana. Ayer, sin desparpajo, Berni defendió al oficial Juan Alberto López Torales y afirmó que actuó conforme a la ley.
Sin embargo, en la Casa Rosada se encendieron las sirenas: ¿el funcionario tiene bajo control a la fuerza? ¿Puede afrontar las internas? Algunos uniformados están agotados de tener que estar en los focos de conflicto cuando deberían estar en las fronteras. El secretario de Seguridad los utiliza tanto para recuperar el “orden público” –un pedido que le hizo Cristina– como para desalojar un asentamiento infiltrado por narcos. Por eso se cree que el video que muestra al gendarme “carancho” fue filtrado por un hombre de la Gendarmería (ver página 8). Entre los integrantes también hay malestar por los salarios. Si bien en junio se dispuso por decreto un aumento de 28%, los gendarmes no estarían del todo conformes.
Otra queja de algunos gendarmes es que Berni los utiliza para hacer su “show” personal: les detalla hasta cómo se tienen que parar y les adelanta a los canales de televisión cuándo aparecerá colgado de un helicóptero para supervisar los operativos. Es por eso que su figura creció en conocimiento y hasta hubo quienes lo entusiasmaron para que fuera candidato a gobernador o a jefe de Gobierno porteño.
En el Gobierno están contentos con lo que mide en las encuestas. Creen que dice y hace lo que le gusta oír y ver a gran parte de la clase media. Tiene el respaldo total de Cristina Kirchner, acceso directo a Olivos, y más poder que la ministra, María Cecilia Rodríguez. Sus asesores dicen que no tendrá ningún problema por este incidente. Lo mismo aseguran sus detractores. Pero tiene internas con el ala progresista del Poder Ejecutivo. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –histórico aliado del kirchnerismo– difundió un comunicado que se titula “Las prácticas policiales violentas son contradictorias con la ampliación de derechos” en el que se cuestiona el accionar de Berni y la Gendarmería. “En los últimos meses hubo regresiones graves en materia del Gobierno de las fuerzas de seguridad a nivel federal”, dice el informe. Su presidente, el periodista Horacio Verbitsky, advirtió en el diarioPágina/12 que el que estuvo a cargo del operativo que terminó con el gendarme “carancho” fue Roberto Galeano, un ex espía simpatizante de los carapintadas pasado a retiro por Nilda Garré y recuperado por Berni.
“Es mi amigo”, reconoció el funcionario ayer en televisión. Berni frenó la ley antipiquetes que promovía el kirchnerismo en el Congreso y eso disgustó a los diputados oficialistas.
El secretario sostiene que no se puede regular algo que está prohibido por el Código Penal. Y su palabra, por ahora, pesó más.
 “Se respetaron los protocolos”
El polémico operativo que se realizó el 30 de julio en la Panamericana cuando un gendarme se arrojó sobre un automóvil y simuló ser atropellado para detener al conductor, fue respaldado en el Ministerio de Seguridad que comanda María Cecilia Rodríguez. También justifican el extraño rol del coronel retirado Roberto Galeano. “Se respetaron los protocolos de actuación que están elaborados para este tipo de casos. El comandante de Gendarmería se tiró sobre el auto por una orden superior. Fue una estrategia para frenar a un auto que iba a ocasionar disturbios”, explicó a PERFIL un funcionario cercano a Rodríguez. Respecto a Galeano aseguró que “es un funcionario de este ministerio que cumplía el rol de negociador y veedor, tal como se establece en un protocolo para el uso del poder del Estado para desarticular las manifestaciones públicas, que fue firmado por todas las provincias”. Más allá de los testimonios, que ilustran la visión oficial, dentro del Ministerio de Seguridad hubo cuestionamientos por el “desastroso” operativo y las repercusiones. De todas maneras, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, no impondrá sanciones y “va a defender la propia tropa, no va a entregar a nadie a la picadora de carne”, aseguró un íntimo del teniente coronel médico.

El líder de La Cámpora respaldó a Sergio Berni: "Nadie puede discutir su compromiso"

El diputado nacional Andrés "El Cuervo" Larroque elogió la tarea del secretario de Seguridad, que fue cuestionado por algunos sectores del kirchnerismo; duras críticas a la Policía Metropolitana
El líder de la agrupación kirchnerista La Cámpora, Andrés "El Cuervo" Larroque , salió a bancar al polémico secretario de Seguridad, Sergio Berni , quien fue cuestionado por algunos sectores que apoyan al oficialismo por la represión a la protesta social.
"Son temas complejos. Sergio es un funcionario muy comprometido, que puede tener aciertos y errores, o con quien podemos coincidir o no, como puede ocurrir con cualquier otro caso. Pero nadie puede discutir su compromiso", aseguró Larroque, durante una entrevista con el diario Tiempo Argentino.
El diputado nacional del Frente para la Victoria cuestionó, además, a los dirigentes de la izquierda que apoyan los cortes en la Panamericana de los trabajadores despidos de la autopartista Lear.
"¿Es lógico que el centro de estudiantes de Filosofía y Letras corte la Panamericana? Yo lo digo, y fui protagonista, en otro tiempo de la Argentina, con muchos compañeros y vecinos y vecinas que no tenían trabajo ni para comer, de lo que eran los piquetes. Ahora, un contexto era aquel y otro es éste. Recordemos que este gobierno les sacó las armas a las fuerzas en los conflictos en la calle con el protocolo de intervención ante protestas. Además, muchos no alientan la solución de los problemas, sino que buscan -porque los sectores de esta izquierda tienen una lógica mediática que se acerca a la derecha- aparecer en las pantallas porque terminan siendo adictos a los medios", apuntó Larroque.
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JORGE CEBALLOS RECLAMA LA RENUNCIA DE BERNI:

Sergio Berni ha terminado de desbarrancarse en la banquina de la derecha represora. La detención de militantes, menores y niños y alojarlos en Campo de Mayo, justo el día del "Desaparecido",  sus declaraciones xenofóbicas, la designación de personal exonerado del ejército en su cartera de seguridad operando como agentes de civil en los conflictos  y el grotesco de la Gendarmería con su jefe simulando un atropello para justificar la represión son una larga zaga del Rambo Cristinista.

"Debo decir con franqueza que no me asombra nada, lo conozco desde que compartimos la gestión en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, ya por entonces hacía trascender sus alardes de su participación en el golpe de los carapintadas y me consta su autoritarismo ante los empleados del Ministerio, particularmente con las mujeres. Un personaje al que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner debe pedirle la renuncia pero también al que nunca tendría que haber designado", expresó Jorge Ceballos, precandidato a gobernador de Libres del Sur en el Frente Amplio UNEN. (…)

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