domingo, 11 de mayo de 2014

I. Veamos al Estado represor a partir de la creación CFK del Ministerio de Seguridad ante la toma de tierras del Parque Indoamericano, desde ese 10 de diciembre de 2010 hay ocupación militarizada de las barriadas pobres en contra de atenderlas en sus necesidades urgentes. También, a fines de 2011, con el 54% del electorado promulga la ley antiterrorista. Hoy se consolida la militarización del Estado.

El gobierno nacional y la legitimación de las fuerzas armadas

Boletín informativo nº 696 de CORREPI, 16 de julio de 2013
 “Argentina tiene la vigilancia más agresiva de América latina” afirmó Julián Assange, el creador de Wikileaks, en una entrevista realizada hace pocas semanas, al referirse al sistema de identificación biométrica (SIBIOS), implementado por el gobierno kirchnerista en noviembre de 2011. No nos sorprende, hemos denunciado oportunamente la creación del SIBIOS (Ver Boletín Informativo n° 634, 14/11/2011), así como el Proyecto X y la infiltración en las organizaciones populares.


El gobierno nacional, siguiendo esta política de estado, de vigilancia, espionaje y control social, ha ascendido a Jefe del Ejército al general Cesar Milani, quien también está a cargo del área de Inteligencia Militar, que maneja un presupuesto $332 millones, una cifra que supera el que manejan la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Aeroportuaria.

Se trata de un represor formado en la doctrina de la Seguridad Nacional, especializado en las tareas de inteligencia para la represión interna, con participación en el Operativo Independencia, en 1975.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo puso en funciones durante una ceremonia en el Colegio Militar, de El Palomar, provincia de Buenos Aires. "Las Fuerzas Armadas van a ayudar a lograr a cerrar la brecha entre los pueblos y el ejército, esto se supera a través de la solidaridad y la ayuda juntándose los unos y los otros, no puede ser el uniforme lo que defina la calidad de un ciudadano" sostuvo la presidenta. El general, por su parte, adhirió expresamente al proyecto “nacional y popular”.
Algunos días después, la presidenta reconoció que le corrió un frío por la espalda cuando se enteró que EEUU habían realizado espionaje sobre la Argentina. Además, dijo que le resultaba extraño que no se haya denunciado esto y que sí se denunciara al Proyecto X, al que consideró inexistente contradiciendo a sus propios subordinados, como el comandante Schenone, y la ministra Garré, y a la evidencia que conocemos, volcada en causas judiciales.

Si en lugar de espiar a los militantes y organizaciones populares, para luego armarles causas, utilizara sus servicios de inteligencia para contrarrestar el espionaje yanqui, la presidenta no se hubiera enterado recién con las noticias de lo que sabe todo el mundo.
Fiel al mandato que la burguesía encomendó a los Kirchner, allá por el año de 2003, de volver a legitimar las instituciones, el gobierno insiste en hacer lo propio con las fuerzas armadas. Si hasta el momento no ha podido cerrarse del todo “la brecha entre los pueblos y el ejército” es porque el pueblo recuerda la función que han cumplido hasta el presente: la de verdugo de las luchas populares.
En los hechos, tanto las fuerzas armadas, como el resto del aparato represivo, han seguido formándose en las doctrinas del imperialismo norteamericano. Entre 2003 y 2011, cerca de 5.000 represores y funcionarios participaron en cursos de formación de EEUU. Entre 2003 y 2013, las fuerzas armadas realizaron casi 200 ejercicios conjuntos con otras fuerzas. La mayoría de los ejercicios multilaterales fueron llevados a cabo bajo la dirección de EEUU. El estado argentino ha permitido que el Comando Sur yanqui instale una base militar, para “alivio de desastres” en la provincia del Chaco.

La apelación a la palabra “solidaridad”, en el discurso de Cristina, no es inocente. La participación de las fuerzas armadas en situaciones de desastres (la mayoría de ellos, crímenes sociales del capital) tiene por función legitimarlas ante la población. Es lo que en otras épocas se conocía como “acción cívica”. Por ello el Comando Sur norteamericano tiene una política activa en este sentido, impulsando programas de atención médica militar (Medrete’s, Medcap) o de creación de infraestructura básica, como escuelas y hospitales (Beyond Horizons). En Argentina, esta política se puede ver, por ejemplo, en el envío de las FFAA a varias villas de la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, en el marco del Plan Nacional de Abordaje Integral, o Plan Ahí (ver Boletín informativo n° 667), o en la participación en las inundaciones.
El peronismo se ha caracterizado, históricamente, por intentar desarmar ideológicamente al pueblo ante su verdugo. Desde negarse a armar a los trabajadores, para enfrentar al ejército, durante el golpe del ’55, hasta la realización de acciones cívicas, como el Operativo Dorrego, con la participación conjunta del ejército y de Montoneros, en el ’73. El gobierno kirchnerista no podía ser la excepción. Fuente:http://www.anred.org/spip.php?breve8729

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